CAPÍTULO DOS✔️
"Querido Matt:
Mi cielo, constelación y universo. ¿Recuerdas cómo es que cada uno de aquellos apodos tenía su significado? Pareciera que es ahora que el conocimiento se hizo más lúcido y vivaz, como si mi propia mente conspirara para no dejarme olvidar, lo cual era bueno pues no es algo que quisiera.
Ha pasado una semana desde tu partida, dicen que ser consciente del tiempo puede llegar a resultar contraproducente, pero cómo no hacerlo cuando es cada día que debo repetirme las razones para no caer más en aquel bache que pronto pareciera convertirse en un cráter, de donde parecía imposible llegar a salir.
Hoy, más que escribirte por gusto y para no perder la costumbre de hablarte, es que me ha llegado una carta de mi abuela Claire, ¿la recuerdas? Esa señora alegre y extrovertida de la boda, con más energía que la mayoría de las personas. Me ha invitado a pasar unos cuantos días en Tennessee, seguramente recordarías todas las veces que me escuchaste hablar de aquel lugar, de los hermosos atardeceres que presencié desde aquel pórtico en la granja y el aroma del aire limpio aunado al silencio de la naturaleza. Es por eso que no creo ser capaz de volver, tanto silencio a estas alturas solo me harían enloquecer; al menos aquí, viendo las paredes y nuestro espacio seguro, puedo sentir que aún me acompañas, que no estoy sola, que me sigues cuidando, siendo mi sol personal en una ciudad que parecía siempre nublada. Ojalá pudieras darme tu opinión de esto, te extraño querido.
Con amor, Emma."
Doblé la carta con lentitud, viendo cómo mis palabras volvían a ser guardadas sobre el escritorio, poco a poco acumulándose en un sobre cerrado que nadie abriría, para un destinatario que no podría leerlas. Contuve un sollozo, creía en ese momento que al fin había llegado al punto de quedarme seca de lágrimas, pero la realidad era que me sentía físicamente débil, como si un eterno resfriado se hubiera asentado haciéndome imposible el esfuerzo de seguir sollozando.
Me recosté en la cama sintiendo mis ojos pesados e hinchados, me acomodé en un ovillo estirando la mano hacia aquel espacio que era suyo, donde cada mañana al despertar podía encontrarlo, justo a mi lado.
Más que triste, había días en que me sentía molesta, con la vida y las circunstancias por ponernos en esta situación, donde nuestro amor había sido solo una brisa de aire puro antes de ser arrebatado con brusquedad en la cúspide del mismo; en ese momento volvía a sentir aquel enojo, la impotencia de saber que aún teníamos mucho que hacer, tantos planes inconclusos y tantas cosas por decir. Me quedaba aferrarme a los hechos, repitiéndome que hasta el último momento se fue sabiendo que lo quería, que fui feliz a su lado, que podía estar en paz, ocultando lo deshecha que sabía me encontraría tras su partida.
Fue entonces que las sabias palabras de mi abuela llegaron a mi memoria, diciendo que no perdiera las oportunidades de expresarme, decir todo lo que sentía por alguien en el momento, pues nunca sabrías cuándo sería la última vez y la felicidad que podías causar en el otro al hacerlo consciente de tus propios sentimientos. El hecho de haberlo cumplido me trajo la paz suficiente para descansar un rato, cerrar mis ojos y dormir esperando llegar a un lugar feliz fuera de la pesadilla que era la realidad.
***
20 de enero de 2016
Tras dos semanas, las responsabilidades comenzaban a alcanzarme, los recibos iban acumulándose y el finiquito de mi despido iba disminuyendo considerablemente, el gran letrero pegado en la puerta principal por falta de pago fue lo que me hizo levantarme de la cama aquel día, darme una ducha e intentar comer algo para conseguir un nuevo empleo; no diría que eso era un comienzo, pero sí un paso muy grande. Extrañaba a mis alumnos, aquellas risas y detalles que le daban luz a mis mañanas, sin embargo, viéndolo ahora, agradecía por ese tiempo en que pude despreocuparme de los demás y enfocarme en mis sentimientos que poco a poco iban marchitándome.
Me miré al espejo de una manera irreconocible, como una luz extinta, un farol que se había quedado sin energía. Mi cabello rubio era todo menos brillante, con las puntas abiertas que rozaban mi cintura; por otro lado, la hinchazón en mis ojos era tanta que estos parecían el doble de su tamaño habitual, por poco abarcando la mayor parte de mi pequeño y redondo rostro. Ahí, de pie en el baño, observé su cepillo de dientes junto al mío regresándome a la realidad en que mi aspecto era el menor de los problemas.
El toque en la puerta principal me hizo suspirar antes de dirigirme hacia ella. No había día en que algún vecino por órdenes de mi familia no fuera a visitar, como si tuvieran que asegurarse que esta mujer adulta no fuera a cometer una equivocación... sabía que estaba en un punto muy bajo, pero no lo suficiente para causarles ese dolor a los que quería y seguían ahí.
—Hola miel. —El apodo gracias a mis ojos solo lo usaban unos pocos en aquella ciudad, no fue muy difícil saber quién era antes de mirar. Detrás de la puerta con una media sonrisa y su cabello oscuro y rizado alborotado estaba Candace, mi amiga de la universidad, quien sin esperar respuesta dio un paso en mi dirección envolviéndome en un pequeño abrazo y dejando un beso sobre mi cabeza que al ser ella tan alta le era sencillo.
—¿Quieres tomar algo? —inquirí algo ronca al no haber hablado lo suficiente por días. Negó con su cabeza repetidas veces.
—No miel, gracias. Te he conseguido una entrevista en un colegio muy cerca de aquí y he venido a acompañarte.
Dejé de servir mi agua al escucharle. Si bien, sabía que lo estaba haciendo por querer ayudarme, no quería ser más esa persona en la que me había transformado semanas atrás, como si todos necesitaran cuidar de mí, una niña pequeña que incluso tendrían que asegurarse hubiera ingerido alimento. Me hacía sentir inútil y mucho más desganada al pensar que quizá toda mi vida dependí de esa manera de todos sin darme cuenta.
Como la persona distraída que era, el reloj de la pared llamó mi atención, marcaba las cuatro de la tarde y como acto de reflejo miré hacia la puerta, imaginando la escena cotidiana donde en pocos minutos vería a Matt entrando, con su corbata desaliñada y quitándose el saco, aventándolo al sofá para que no estorbase mientras a pasos agigantados llegaría a mí con un abrazo y cargándome a volandas.
—Miel... —Un susurro lastimero me hizo tomar aire, deseando que me dejara de ver de esa manera, donde todo lo que podía gritar era un «pobre viuda.»
—Iré —comenté asintiendo pasando a lo que llamaba habitación para intentar parecer decente, sin embargo, antes de desaparecer tuve que expresarme con ella por lo que me detuve llamando su atención—. Agradezco la ayuda Candy, pero en un futuro, déjame ser quien se salve.
***
«¿Le has visto el cabello? Y esa cara, ¿ es que no tiene un espejo?»
«Con razón busca trabajo, como está no me sorprendería que los niños de su anterior escuela salieran corriendo solo de verla.»
Cerré la puerta de mi casa respirando agitadamente, como si el exterior se encargara de herirme e intoxicarme, mientras que solo ahí tuviera algo de aire fresco. Pero las palabras seguían repitiéndose en mi cabeza, aquellas frases dichas por el pasillo de aquel colegio tras la entrevista, pensando que no las escucharía, o tal vez ese era el objetivo.
Llegué a mi espejo mirándome a consciencia, lo había intentado, llevaba una coleta alta y algunos retoques de maquillaje en mis ojos pensando que sería suficiente; pero tal parecía que mi alma marchita podía proyectarse con mayor fuerza que cualquier máscara que pudiera utilizar.
Comencé a desmaquillarme aún con el eco de aquellas risas burlonas, no podía dar crédito de lo tan fácil que era para alguien juzgar sin conocer, fueran mujeres, hombres, creían que divertirse a costa de otros no afectaba. ¿Y si tuviera alguna enfermedad, les haría sentir culpables? ¿Y si conocieran mi calvario, serían empáticas? Pero, ¿por qué tendríamos que explicar o justificar algo solo para pedir por principios básicos de humanidad?
Solté mi cabello regresando a la cama, ¿es que acaso Matt tenía que irse para darme cuenta que no todo era color de rosa?
*
¿Les está gustando la nueva versión? No olviden dejarme comentarios con sus opiniones y una estrellita si les gustó. Gracias por leer.
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