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Universo paralelo

(Por: Christopher)


—¿Sabes? Existe este planeta genial en la vía láctea que te está llamando desesperadamente de vuelta.

—Ajá.

—Fantasilandia está a punto de ser atacada por dementores, tienes que volver a la seguridad de la Tierra.

—Sí, la seguridad es importante. Mi padre se preocuparía mucho si algo saliera mal en la fiesta.

¿Qué? Está bien, dije la palabra "seguridad" pero eso no era lo que...

—Adrian —intento— ayer me levanté y descubrí que soy un vampiro que come antifaces y vomita conejitos.

—Es verdad, los antifaces fueron una gran idea.

Esto podría ser realmente divertido...

Mientras pienso ideas, dejo de hablarle por dos minutos enteros y entonces me doy cuenta de la sutil diferencia en el silencio. Adrian está tarareando. Me toma al menos otro minuto darme cuenta de las buenas noticias: ¡No conozco esa canción!

Eso solo puede significar una cosa: Adrian está componiendo de nuevo.

—¡Adrian!

—¿Qué?

—No me estabas escuchando.

—Claro que sí, estabas diciendo algo sobre la seguridad en la fiesta y los antifaces...

La tentación de burlarme es fuerte pero decido dejarlo pasar.

—Estabas tarareando una canción —lo acuso—. ¿Ya la escribiste?

Y entonces...Adrian se sonroja. ¡Se sonroja!

—No importa, es solo otra canción.

—Ajá. Y por eso ahora soy capaz de freír un huevo en tu cara.

—Giselle te mataría.

Lo pienso por un segundo.

—Nah. Había un huevo en el envase de la crema hidratante, seguro que puedo convencerla de que solo quería darte otro tratamiento de belleza.

Adrian se pasa una mano por el cabello, arruinando un poco el estilo de "despeinado casual" que Giselle insistió en darle. O un aportando un poco más de realismo.

—Solo es una canción —repite—. Ya la escucharás cuando la termine.

—¿Por qué tanto misterio?

—¿Por qué tanto interés?

—Porque estás componiendo una canción antes de una fiesta.

Y tú y yo sabemos lo que eso significa.

No lo digo, pero puedo ver en su cara que Adrian entiende.

—No todas mis canciones son sobre ella —dice dándome la espalda.

—Está bien, ¿entonces sobre quién es esta canción?

Y ahí vamos de nuevo con el sonrojo. Un momento...

—¿Es sobre una chica? ¿Estás saliendo con alguien que no conozco?

—¿Qué?

—Porque si esta canción resulta ser sobre Marissa, voy a ser asesinado por Giselle, por arruinar tu peinado al pegarte y por Darla, que me amenazó ayer si le tocabas un pelo a su mejor amiga. Ser asesinado dos veces seguro que duele.

—Entonces no... —se detiene en medio de su frase y reformula—: ¿Darla te amenazó?

—Eso acabo de decir. Si te metes con Marissa...

—¿Darla sabe que existes?

Sí, yo también te quiero, mejor amigo.

—Ok, eso fue malo —se corrige Adrian—. Quiero decir...¿cómo llegaron a la parte de la amenaza?

—Ella me preguntó algo sobre su cita.

—¿Y...?

—¿Y qué? ¿Ahora me vas a hacer repetir cada palabra que dijo y la cara que puso mientras lo decía? ¿Y luego vamos a tener una discusión sobre si creo que le gustas del 1 al 10?

Oh mierda.

Su cara lo dice todo.

—¿En serio?

—¡No! —Grita él mientras no deja de mover las manos como si estuviera tocando a Sissy. Solo hace eso cuando intenta calmarse.

Nos quedamos en silencio un segundo hasta que Giselle asoma su cabeza por la puerta.

—¿Todo bien chicos? Si hay algún problema todavía quedan dos horas para que empiece a llegar la gente. Técnicamente quince minutos para empezar pero nadie llega a la hora de la invitación...

Regina está justo detrás de ella y nos mira con sospecha.

—Se ven...culpables.

Su mirada me recuerda un poco a Darla.

—¿Qué han hecho?

—Nada —decimos al unísono.

—Ustedes arruinan mi fiesta y los mataré —declara Giselle—. Bueno, yo no, pero mi padre podría.

Y luego se va.

—¿Matar no va en contra de uno de los mandamientos? —Le pregunto en broma a Regina.

—Mentir también —dice ella seriamente antes de irse tras Giselle.

Me vuelvo hacia Adrian.

—Perfecto. Ahora tengo tres mujeres amenazándome de muerte. Sencillamente genial. Me pregunto si me alcanzará el tiempo para sumar otra antes de que acabe la fiesta.

—Si tienes suerte...

—No me cambies de tema...¿te gusta Rarissa?

—No la llames así.

—Oh por Dios, la estás defendiendo. ¿Qué pasó? Es la loca de las notas. ¿Te lavó el cerebro o algo así? O sea, es lo suficientemente inteligente para inventar una máquina que...

—Christopher...estás siendo ridículo.

—¡Dios mío! ¡Te gusta!

—¿Quién te gusta? —La voz de Lydia corta el silencio que le sigue a mi acusación y podría jurar que Adrian se pone pálido.

Giselle le ha puesto algo en el cabello, esas cosas que son como mechones más claros, y lleva un vestido negro muy sexy.

Mierda. ¿Acabo de decir que Lydia Haro se ve sexy?

—Oh, son ustedes —ella se sube a una de las mesas—. ¿Ya admitiste que te gusta Marissa?

Adrian abre y cierra la boca como un pez fuera del agua.

—Sí, todos nos damos cuenta de cómo la miras cada vez que dices algo, esperando que ella se ría.

—Yo no hago eso.

Pero la forma en la que se sonroja le quita toda la seriedad a la frase.

—Te sonrojas, ¿no es adorable? —Me pregunta.

—No es nada personal, Adrian, pero no quiero describirte como adorable.

—Oh, vamos, no seas aguafiestas. A él le gusta una chica que conoció solo por este proyecto, ¡es adorable!

Si ella sigue haciendo sonar a mi mejor amigo como un osito de peluche...

—Lydia, ya cállate. No me gusta Marissa, ¿ok? Creo que es una gran chica que...

—Te gusta. Mírate, estás sonriendo mientras hablas de ella.

Y, de nuevo, tiene razón.

—¿Cómo diablos pasó esto? —Exijo—. Un minuto es la loca de las notas y al siguiente....

Está bien, tal vez estoy exagerando. Recuerdo cuando la encontramos en casa de Bruno y ellos empezaron a hablar en sincronización casi al instante.

—Le gusta. Y dejen de mirarme con cara de susto. Es la secundaria, no el amor de tu vida, tómalo con calma y disfruta que eres su novio en el proyecto, eso te debería facilitar muchas cosas.

—Amigo, estás recibiendo consejos sobre citas de Lydia Haro —le doy una palmada de apoyo en el brazo—. No sé en qué universo paralelo hemos caído.

—Están siendo idiotas los dos —sentencia Lydia—. Realmente no...

Es entonces cuando Marissa entra a la bodega y cualquier cosa que acabo de decir sobre ella siendo insoportable me golpea de vuelta.

—Te ves hermosa —Adrian es el primero en reaccionar.

Sí, vale, ella también puede ser sexy. Giselle sabe hacer magia con la apariencia de las personas. Fin del asunto. ¿Podemos volver a la parte en la que a mi mejor amigo le gusta una obsesionada con entrar al cuadro de honor y yo no me di cuenta?

Marissa camina nerviosamente en unos tacones altísimos y se sube a la mesa junto a Lydia.

—Giselle está mirando hacia aquí como si quisiera prenderles fuego. ¿Qué le dijeron?

—Nada —respondemos de nuevo.

¿Ven? Adrian y yo también podemos estar sincronizados. Genial, ahora sueno como si estuviera compitiendo con Rarissa.

—Están chiflados —dice Lydia—. No les hagas caso. ¿Quieres un trago para empezar la noche?

—Yo...supongo...

—¿Alguna vez has tomado? —Bromea Lydia.

—Sí, claro que sí...es solo que nunca con tacones tan altos.

—Si te caes, tu flamante novio puedo cargarte a todos lados, ¿cierto Adrian?

—Eh...

—¿Ves? Es lo lindo de tener un novio —Adrian empieza a sonrojarse y Lydia tiene la decencia de parecer nerviosa—. Excepto cuando se convierte en un ex novio que se consigue una nueva novia psicótica que te odia y a veces te tira su almuerzo encima. ¿Sabes? Una vez Darla y tú me ayudaron a quitarlo de mi ropa.

Eso sirve para distraer a Marissa y calmar a Adrian. De hecho, sirve para bajarle unos cuantos grados a la temperatura de la habitación.

—Yo...lo siento —Marissa mira a Adrian como si le pidiera que la rescatase.

Lydia se encoge de hombros.

—Te estoy agradeciendo por eso, no pidiéndote que te disculpes por algo que no hiciste.

Mientras Lydia sigue hablando sobre cómo la salsa de tomate no es buena para el cabello, preparo mi primer coctel de la noche y se lo paso.

—Este trago se llama Morena ardiente —digo con mi mejor sonrisa de barman—. ¿Sabes que Chloe tiene muchos admiradores con los que puedes bailar en esta fiesta? Te puedo señalar algunos.

Todos estallamos en carcajadas y por un momento parecemos un grupo de amigos normales, bromeando antes de una fiesta, hasta que Giselle aparece en la puerta.

—Acaban de llegar unas treinta personas allá afuera. ¿Qué le pasa a la gente? ¡Nunca aparecen tan temprano!

Todos corremos a nuestros puestos de anfitriones y empiezo a destapar varias cervezas para empezar la noche.

Dos horas después tengo que admitir que es la peor fiesta en la que he estado jamás. Es decir, para el resto del mundo probablemente sea la mejor fiesta del año, pero después de doscientos dieciocho cocteles (y contando), mis brazos apenas pueden alzarse.

Cuando Lydia se acerca por otro trago, tengo que pedir ayuda a gritos.

—No te preocupes, yo me encargo.

Ella destapa una cerveza y la desliza por la barra con una habilidad increíble. Casi estoy tentando de preguntarle si alguna vez ha trabajado como camarera en un bar hasta que me recuerdo que ni siquiera hemos terminado el colegio.

La cerveza me está afectando.

—¿Has visto a Adrian?

—¿Cuál de los dos?

—Al de verdad. Él me ha visto preparar los tragos, podría ayudar con...

—No creo que venga, está encerrado en una habitación con Lindsay...bueno, con Marissa. Mejor no los molestes.

¡¡¿¿QUÉ??!!

Realmente la cerveza me está afectando.

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Hola a todos!!!

Lamento la demora!!

Resulta que cuando tus días libres son miércoles y jueves, no puedes publicar en ninguno de ellos porque esos son los días que escribes!

De todos modos, aquí van los que les debo, estoy tratando de adelantarme con los siguientes :)

No tengo mucho más que decir, espero que los hayan disfrutado!

Besos y calma!

Vale


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