Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Morena Ardiente

(Por: Christopher)


—Hola señor Ponce, ¿está Adrian?

—No, sigue en la escuela. El chico que interpreta en ese...proyecto tiene un taller después de clases.

Un pequeño flash de Marissa contándonos sobre Lindsay y el taller de teatro aparece en mi cabeza pero el señor Ponce ni siquiera me deja preguntar si puedo esperarlo. Me da la espalda y sube las escaleras directo al segundo piso, de vuelta a su estudio.

Paso tanto tiempo aquí que los vecinos deben creer que tiene dos hijos.

Me pongo los audífonos en caso de que coloque música lacrimógena (¿ven? luego Marissa dice que no uso palabras complicadas). El tiempo ha pasado, pero dudo que en esta casa suene una canción alegre hasta el siguiente milenio.

Han pasado cinco años y todavía me parece una situación irreal. Antes, jamás hubiera podido decir que un lugar se veía triste, pero desde entonces, cada centímetro de esta casa se ve exactamente así.

Mientras me encamino al cuarto de Adrian, sigo la conversación en whatsapp que he dejado pendiente con la asistente de mi papá sobre las bebidas para la gran fiesta de Giselle.

***

Sé que no soy el único en esta mesa preguntándose sobre cómo diablos la gente es invitada a las fiestas de Giselle. Nunca he recibido una invitación a nada. Adrian a veces es requerido con la banda para tocar un rato, pero luego todos vuelven a casa porque es imposible soportar un montón de niños ricos borrachos y arrogantes.

Giselle nos sigue mirando, todavía dolida por las palabras de Lydia. Cuando veo asomar una pequeña sonrisa de satisfacción en la odiosa Myrtle, decido que no la dejaré ganar:

—Tienes razón, te ayudaremos. ¿Cuándo piensas hacerla?

Gracias a los dioses, eso la convierte en una animada planificadora. Regina es nombrada anfitriona, Marissa y Adrian los encargados de supervisar decoración de la fiesta y objetos perdidos. Marcos dirigirá el evento en facebook y responderá las preguntas de la gente. Lydia va a cargo de la música. Y yo...

—Sergio siempre nos arma las bebidas. Tuvo un verano loco en Las Vegas y aprendió a ser barman. Solo decide algunas opciones y le diré al servicio que compre todo.

—¿Y arruinarme la diversión? —reclamo—. No te preocupes, puedo encargarme de costear esto por ti.

Sé que he hecho algo bueno porque Giselle resplandece. Honestamente, hacerla feliz se siente como si Dios te diera su aprobación. Al instante, me pregunto si eso me ganará puntos con Darla.

***

Después de un largo rato de googlear cómo hacer jelly shots y bebidas llenas de colores, me he tirado un rato a escuchar música.

Afortunadamente, la asistente de mamá, no hizo preguntas sobre por qué necesitaba un contacto para comprar gigantescas cantidades de licor. Seguramente tuvo algo que ver con que le escribí el correo a mamá.

"Estoy copiando a Sandra para que me ayude por si estás muy ocupada. Te quiero, Chris"

Ese final había sido un golpe maestro. Cuando mamá tuviera tiempo para leer un correo mío, probablemente ya sería mayor de edad.

Después de una hora, solo falta decidir si vale la pena incluir una buena cosecha de vinos en la carta para una fiesta de adolescentes que ni siquiera pueden pronunciar Cabernet Sauvignon.

La incómoda sensación de que alguien me está mirando hace que abra los ojos y descubra a Adrian con una sonrisa boba dando vueltas en la silla de su escritorio.

—La próxima vez que quieras darme un paro cardiaco, por favor avísame para poder hacer mi testamento con tiempo —reclamo.

Él me rueda los ojos y me lanza su cuaderno.

—¿Qué busco? —Pregunto atrapándolo en el aire.

—Nueva canción —murmura él sacando a Sissy de su funda. Empieza a tocar rápidamente, como si quisiera calmarla por haberla dejado todo el día en casa. Se supone que Vicente debería cargar con ella pero Adrian no dejaría a Sissy en manos de alguien más ni aunque peligrara su vida.

La canción va cobrando vida mientras Adrian corrige acordes y modula la voz. Después de la octava vez, se encierra en ese lugar triste de donde nadie lo puede sacar. Cuando llega a la décimo segunda vez, cada maldita vocal me duele, así que no tengo ni idea de cómo consigue mantenerse cantando sin que se le quiebre la voz.

El silencio cae sobre nosotros hasta que ambos logramos recuperar el aliento.

—Es temprano —comento para reiniciar la conversación.

—Me salté teatro —toma la hoja donde he ido anotando mis ideas—. ¿Y esto?

—Las novedades para la fiesta. Vamos a ser un éxito.

—¿Premier Lieu Baiser? —intenta pronunciar Adrian—. ¿Qué diablos?

—Es un trago afrodisiaco —le lanzo un guiño coqueto.

—Oh yeah baby.

—Adrian, oh, Adrian, ¿tocarías esa canción para mí otra vez? —digo en mi mejor imitación de fan enamorada.

—Te toco lo que quieras, nena.

Ambos estallamos en carcajadas y él vuelve a revisar la hoja.

—¿Morena ardiente? —se burla ante mi siguiente trago—. ¿Crees que Darla irá a esa fiesta?

La sola idea de verla allí, de vuelta en sus minifaldas y escotes, me quita el aliento. Pero la emoción se me va pronto, porque Regina lo dejó bastante claro en el almuerzo: ella no va a fiestas.

Adrian me lanza un golpe para traerme de vuelta a la realidad.

—Creo que la vi en la capilla cuando regresaba —comenta divertido—. Tal vez sigue allí...

Eso me recuerda algo. Suelto una maldición tan alto que Adrian mira en dirección al cuarto de su padre, preocupado.

—¡El fin de semana de Chris y Brad es el día después de la fiesta! —le cuento cuando nos aseguramos de que no vendrá.

Adrian guarda a Sissy de vuelta en su funda mientras piensa una solución.

"El fin de semana de Chris y Brad" es como papá y yo nombramos a nuestras visitas al hospital como clowns. Cuando era pequeño, papá me llevaba casi todos los fines de semana en los que Risanación, la compañía de clowns hospitalarios, los visitaba. Éramos tan buenos, que terminé siendo el doctor clown más joven de la compañía, con solo catorce años.

Conforme mamá iba presionándolo para convertir la clínica en una franquicia, las ocasiones se redujeron a una vez al mes, y luego una vez trimestralmente. Ahora estamos en dos días al año, pero incluso así vale la pena la espera. Me va bien solo o con los otros doctores, pero no se puede comparar: papá y yo somos legendarios juntos.

—¿Y si tomas una buena taza de café antes de ir? —sugiere Adrian sin sonar convencido ni un poco.

No respondo, porque ambos sabemos que no puedo hacer eso. Necesitas estar al 100% para lograr arrancarle una sonrisa a un niño cuya vida pende de un hilo. Ir con resaca sería algo muy irresponsable.

—Tal vez tu papá pueda otro día —sigue intentando Adrian sin éxito. Para encontrar un día en el que papá esté libre se necesita una milagrosa alineación de los astros.

—¿Y si le pedimos a Giselle que cambie de día la fiesta?

Esa parece una solución mucho más razonable. El miedo se va tan rápidamente como apareció.

—Irás, ¿verdad? —pregunto más calmado.

—Jamás me lo perdería —me asegura—. Veré si logro componer algo.

Le doy unas palmaditas en la espalda.

—Lo harás genial, ellos te adoran.

Y no hay un solo gramo de mentira en eso. Los niños también se vuelven locos por Adrian y Sissy.

—¿Quiénes más van a ir?

—Los chicos de la compañía, nosotros, un par de voluntarios de la capilla...

Me detengo tan abruptamente que Adrian me mira extrañado.

—¡Voluntarios de la capilla del colegio! —exclamo saltando fuera de su cama—. ¡Darla podría ir!

—Pero ella no es realmente una de los voluntarios —razona Adrian—. Si alguien va, será la verdadera Regina.

Sin embargo, tengo un maldito buen presentimiento.

—El padre Freddy lo sabrá —digo antes de salir corriendo escaleras abajo mientras Adrian me grita que sea normal.

Ruego que su padre no esté mirando por la ventana porque conduzco como loco de vuelta a la escuela.

Afortunadamente, llego justo cinco minutos antes de que suene la campana de fin de talleres y a tiempo para encontrar al padre Freddy dirigiendo la oración con la que termina sus reuniones.

No tardo ni un segundo en localizar a Darla al final del grupo, pero finjo que no me doy cuenta y

me acerco a preguntar si hay alguna novedad sobre el fin de semana. No soy un tipo muy religioso, pero él y yo tenemos algo en común: los niños del hospital Teresa de Calcuta.

El padre es un hombre joven, que no debe pasar de los treinta y cinco años. ¡Ni siquiera tiene canas!

—Siempre estoy libre para el hospital —responde con su eterna sonrisa beatífica. No sé cómo lo consigue—. Avísame a qué hora estarás allí y te alcanzaremos. Tenemos dos chicas más que pueden ayudar, pero no estoy seguro sobre la tercera...está aquí por ese proyecto de la clase de Félix.

Miro hacia donde me indica y mi estómago da un salto mortal. ¡Darla me está mirando!

—Ella vendrá —le aseguro—. La conozco, voy a convencerla.

Antes de que se me vaya la seguridad, camino en su dirección.

—Hasta luego, padre Freddy.

—Saludos a tu padre, Chris.

Darla no se mueve mientras me acerco a ella pero me rueda los ojos cuando la saludo.

—¿En serio? ¿Me sigues hasta aquí? ¿Puedes ser un poco menos evidente?

—No sabía que estarías aquí —respondo fingiendo desinterés.

—¿Y quieres que me crea que de repente encontraste la salvación en Jesús?

Toma su mochila de forma airada y da pasos rápidos fuera de la capilla. Antes de salir, giro sobre mis talones para hacer la genuflexión. No soy el mejor de los creyentes, pero respeto lo que creen otras personas. Ajena a todo, Darla sigue avanzando.

—Hey —la llamo. Ella no deja de caminar, así que tengo que jalarla levemente por el hombro—. Tienes que arrodillarte, no puedes darle la espalda al altar de esa manera.

Darla me mira como si estuviera loco pero finalmente lo hace. Luego, redobla sus esfuerzos por salir de allí.

—Te llevo —ofrezco cuando la alcanzo. Ella me ignora, así que camino de espaldas para seguir mirándola—. ¿No quieres un aventón?

—No de un acosador como tú —reclama Darla.

Alzo las manos frente a mí en señal de inocencia.

—No soy un asesino, lo prometo.

—Claro, pinkie promise, eso realmente va a hacer que me lo crea.

—Oye, vengo a la iglesia, nunca he matado a nadie.

—Los chicos de iglesia —gruñe ella—. Gran cosa. O están locos o necesitan desesperadamente una nota favorable. ¿No pueden conseguir crédito extra con intervenciones en clase y ya?

—No juzgues a las personas sin conocerlas —le recuerdo yo—. Es de lo que este proyecto se trata.

Ella se detiene y yo hago lo mismo.

—Los estoy conociendo —me espeta—. Leer la "Sagrada" Biblia, las oraciones todo el tiempo, intentando descifrar pasajes de las escrituras y compartir momentos de tu vida relacionados con las enseñanzas...¡están locos!

Me quedo sin palabras ante la furia en su voz.

—Y creo que conozco a Sergio lo suficiente para saber que no pisa ese lugar—continúa—. Apuesto a que ni siquiera sabe quién es la Virgen María, así que no vendría a ofrecerse voluntario para ir a un hospital un maldito fin de semana.

No ha sido el mejor día y a pesar de lo caliente que se ve en su suéter de unicornios, Darla está siendo muy grosera. No quiero ponerla de peor humor, así que empiezo a alejarme pero tengo que aclarar una última cosa.

—No estoy siendo Sergio, Darla. Soy Christopher y en serio hago esto por mi cuenta, puedes preguntarle a cualquiera de los "locos de la capilla".

Y entonces camino furiosamente hacia mi auto sin volver la vista. Definitivamente voy a eliminar el "Morena Ardiente" de la lista de tragos.

�:��0�x

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola a todos!

Por fin di mi examen de licenciatura (no pregunten, fue horrible), así que volví a escribir. Prometo que de ahora en adelante tardaré menos. De hecho, el siguiente capítulo está casi listo!! Les dejo este adelanto de Chloe:

Voy a tener que intentar lo del lavabo y culpar a mi trainer personal si cede bajo mi peso.

Estoy a punto de subirme, cuando mi cuerpo se paraliza instintivamente. Hay alguien dentro del baño. O sea, aparte de el sapo y yo.

En fin. Muchas gracias por seguir aquí y ser los mejores lectores del mundo.

¡Besos y calma!

Vale

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro