La idea de Giselle
(Por: Marissa)
—¡Y entonces me besó! —grita Darla como si quisiera que todo el bus se entere. Pensándolo bien, tal vez eso es lo que intenta—. Dijo que me veía demasiado tierna en estas cosas de abuela y demasiado sexy en el vestido de la fiesta y que no podía soportarlo. Fue como magia.
—Si no consigo una foto no voy a creerlo —insisto.
Darla saca su celular para ver si ya ha terminado de cargar el facebook del chico con el que se ha besuqueado el fin de semana y, con una exclamación de victoria, me lo pasa. Oh. Por. Dios.
—Es guapo —logro decir.
—Es maravilloso y totalmente fuera de mi liga —confirma Darla—. ¿Tú crees que Regina finja ser religiosa para tener a los chicos así?
—Tú lo has dicho —le recuerdo—. A él le gustó tu contraste de niña buena a chica mala. Regina es buena todo el tiempo.
Darla lo considera un segundo pero decide que no importa y vuelve a guardar el celular.
—Este es el mejor proyecto que hemos tenido nunca en clase —exclama cuando por fin llegamos a la escuela—. Incluso cuando he tenido que leerme la condenada Biblia.
—Sagrada Biblia —corrijo yo, como siempre.
—Y el catecismo y todos esos libros raros con oraciones. Todavía sigo poniéndome al día.
—Al menos ya te sabes la bendición de la comida.
—Mis padres no se lo pueden creer —dice Darla con una risita—. Ayer me tomaron la temperatura después de que lo hice en la cena.
No puedo evitar reírme con ella, pero entiendo la situación. Incluso yo me sorprendo de verla sin maquillaje, es como si todo este tiempo hubiera considerado el delineador una parte de sus ojos.
Nos despedimos en la entrada, cada una de vuelta en su papel y yo trato de verme segura en los tacones de Lindsay. Voy a mi casillero pintado de rosa en el interior y Adrian aparece en el segundo en el que lo abro.
—Buenos días —saluda alegremente—. ¿Cómo se encuentra hoy Su Majestad?
Me pregunto si Lindsay también tendrá una sonrisa especial para Bruno, porque definitivamente he desarrollado una para el chico que interpreta Adrian.
—Los tacones me están matando —digo con voz lastimera—. ¿Me llevarías hasta mi primera clase?
Él hace una reverencia y finge inclinarse para cargarme, lo que consigue que ambos estallemos en carcajadas. Le paso la mitad de mis cuadernos, porque ya no alcanzan en el bolso de trescientos dólares que temo dañar.
Incluso así, Adrian/Bruno logra equilibrarlos en un brazo y toma mi mano para que caminemos juntos. No sé si Lindsay lo hizo para fastidiarme por "combinar terriblemente" mi ropa el tercer día del proyecto, pero reclamó que Adrian y yo nunca paseáramos tomados de la mano. Con un suspiro resignado, empezamos a hacerlo. El único novio que he tenido (un chico que conocí en un campamento de matemáticas al que mamá me apuntó el verano que nació Max) nunca había podido sostener mi mano por mucho tiempo. Se sentía incómodo y totalmente innecesario, así que solo caminábamos muy juntos. De hecho, siempre he pensado que es un poco tonto.
He estado analizando por qué tomar la mano de Adrian se siente tan fácil y he llegado a la conclusión de que medir 1.58 m hace que mis manos estén mucho más bajas que la mayoría de chicos. Con los tacones, el asunto queda solucionado.
—Nos toca lenguaje, ¿verdad?
Lindsay y Bruno han coordinado sus horarios de tal manera que solo hay una clase que no tienen juntos: educación física.
—Exactamente, "cariño" —uso mi voz en falsete porque me divierte la forma en la que lo hace sonreír.
Seguimos caminando y la gente nos abre paso. Es asombroso. Darla y yo siempre hemos tenido que surcar nuestro propio camino, como el resto del mundo. Usar tacones que cuestan más que mi computadora tiene efectos mágicos.
La gente me mira esperando por ver qué hago, murmuran sobre la ropa que llevo y se disculpan al menos diez veces si tropiezan conmigo accidentalmente. Me pregunto si así se siente realmente ser Lindsay. Con su cuerpo perfecto y su novio de verdad, imagino que debe ser mejor.
***
—Aquí está tu tarta de limón —Adrian coloca el bocadillo frente a mí y sonríe.
Giselle oculta una risita que sigo sin comprender. Lo hace cada vez que esta escena se repite. Seguramente le recuerda lo ridículos que son sus amigos. Nunca pensé que Lindsay comiera una de estas cosas como postre diariamente (sobre todo porque mi nueva dieta incluye una cantidad grosera de ensaladas), pero al parecer Bruno le comentó a Adrian que si dejaba pasar otro día sin darme uno, hablaría con el profesor.
—Dijo que Lindsay ya habría roto con él si se le hubiera olvidado traerle su postre diario —nos contó Adrian—. ¿Tú qué crees Giselle?
Pero a ella le acababa de entrar un ataque de risa del que tomó varios minutos sacarla. Cuando lo conseguimos, empezó a hablar con Regina de cómo habían peleado con una horrible mujer el día anterior por una blusa de Guess.
Las dos se han vuelto inseparables, riendo en silencio sobre bromas que solo ellas entienden. Si me hubieran trasladado después de la primera semana del proyecto, jamás hubiera creído que no son amigas de toda la vida.
Y si yo me siento diferente, el cambio en Regina es espectacular. Parece salida de una comedia romántica sobre make-overs, cortesía del armario y la billetera de Giselle. Su nuevo estilo literalmente consigue detener a los chicos en mitad de un pasillo. Siempre pensé que Regina era alta, flacucha y sin gracia. Al verla caminar junto a Giselle, con el cabello en una trenza francesa, un maquillaje perfecto y un enterizo negro ajustado por un cinturón dorado en la cintura, casi podrías dudar si son gemelas.
También lleva vestidos largos y elegantes que caen con fluidez. Cuando son más escotados de lo que ella considera bueno, siempre tiene pañoletas largas y sofisticadas que ha aprendido a anudar de unas veinte maneras diferentes.
Incluso Regina está considerando que podría empezar a vestirse así...nah, es broma, aunque seguro lo haría si cada prenda no costara el sueldo completo de sus padres.
A veces me pregunto por qué error gente tan obviamente rica como Giselle viene a estudiar en colegios como el nuestro en lugar de un internado super exclusivo. Hoy ambas llevan vestidos de French Connection a juego y están picando comida del plato de la otra.
—¡Gracias, Adri...Bruno! —Me corrijo a tiempo—. Ojalá pudiera tener uno de estos por siempre.
Él se encoge de hombros y empieza con la pregunta de siempre.
—¿Qué ha pasado hoy?
El segundo día, Marcos tuvo la idea de que lleváramos un diario grupal, con las cosas que comentábamos en el almuerzo. De ese modo, cuando fuera tiempo de escribir el ensayo, no tendríamos que esforzarnos mucho por recordar. Afortunadamente, fue él quien se ofreció a ejercer de secretario y escribirlo.
—Creo que la gente ya ha empezado a adaptarse —comento—. Se siente diferente...pero es bueno.
—¡Siento eso también! —Exclama Christopher—. Nunca pensé ver a Eduardo participando en clase.
Todos lanzamos una carcajada al recordar a uno de los chicos más vagos del salón alzando la mano para resolver un ejercicio en clase de Física y a la profesora incapaz de hablar por un minuto entero después de que lo hiciera bien. Fue surreal.
—Pero hay gente a la que no le importa, ¿cierto? —Interviene Marcos—. Cynthia y Harry se siguen besando entre clases como si no pasara nada.
—Berenice está loca por eso —nos cuenta Regina, que es su mejor amiga—. Ella jamás besaría a un chico de esa forma...¡y mucho menos a alguien que se supone que es Vicente!
—A gente como Leandro tampoco le importa —sigue Adrian—. Pero el profesor le ha asegurado a Lucas que no debe preocuparse porque no cuenta para su nota.
—¿Quién es Lucas? —Pregunta Giselle— ¿El chico pálido de cabello negro?
Es una descripción que podría encajar con la mitad de los chicos del salón pero hay tanta inocencia en ella, que Adrian asiente.
—Es uno de mis mejores amigos, está en la banda.
—Oh, el chico que siempre tiene las converse rojas —comprende ella.
—No, ese es Rodrigo, el baterista. Lucas es el bajista.
Giselle parpadea como si Adrian hubiera dejado de hablar español.
—¿El qué?
—El bajista...eh...el que toca el bajo.
—Es como una guitarra —intenta explicar Christopher.
Después de cinco intentos más, Adrian tiene que sacar su celular disimuladamente y mostrarle una foto de su banda.
—No lo había notado antes, ¡qué divertido!
Christopher y Adrian estallan en carcajadas y estoy a punto de reñirlos por ser malos con Giselle cuando nos explican:
—Lucas siempre se queja de que nadie le da importancia a los bajistas.
—El caso es que todos los bajistas se quejan de lo mismo —continúa Adrian. Giselle se une a las risas y unos segundos después los demás también.
Cuando podemos detenernos, ella hace gestos para que la miremos.
—He decidido que voy a lanzar una fiesta —anuncia animadamente—. La llamaré "La fiesta proyecto", porque todos vamos a ir como parte del proyecto. Y como son mis amigos, me ayudarán a organizarla.
Tardamos al menos diez segundos en reaccionar. La primera en recuperarse es Lydia.
—¿Es una broma? —Suelta en su usual tono engreído. A estas alturas ya todos tenemos claro que Chloe Jensen no actúa como Lydia la interpreta, así que nos dedicamos a ignorarla mientras Giselle le corrige amablemente su actitud. Sin embargo, sospecho que incluso con la paciencia de santa que tiene, ya no falta mucho para que explote.
—Pues claro que no, ¡va a ser la fiesta del año!
—¿Crees que la gente acepte ir como parte del proyecto? Los chicos que usualmente están invitados a tus fiestas ahora interpretan a los que prefieren quedarse en casa estudiando.
Giselle parpadea con confusión.
—¿A qué te refieres con "los chicos que usualmente están invitados"? Todo el mundo está invitado a mis fiestas, ¡incluso los profesores!
Hay varios segundos de un incómodo silencio hasta que Christopher dice:
—Tienes razón, te ayudaremos. ¿Cuándo piensas hacerla?
La perspectiva de organizar distrae a Giselle pero estoy segura de que todos estamos recordando si alguna vez nos invitaron. Karla y Lindsay siempre hacen circular listas de invitados por la escuela y solo las reciben los que están en ella o los que han sido excluidos a propósito. Nosotros, los invisibles, nos enteramos al encontrar alguna tirada por allí por gente que sabe que siempre está invitada. No recuerdo una sola lista para fiestas de Giselle o Chloe. A mi pesar, tengo que admitir que solo asumí que le decían personalmente a la gente que querían invitar.
—La próxima semana debería estar bien. Ha sido una idea mía —se vuelve hacia Regina con una sonrisa deslumbrante—, así que vas a ser la anfitriona.
—¿Quién? ¿Yo?
—¡Pues claro que sí! Lo haremos en mi casa y será la mejor fiesta del año. Podemos empezar a planearla ahora mismo. Comida, ropa, trago, música...
Está tan emocionada que me da pena romper su burbuja. Regina lo intenta tímidamente.
—Yo...te ayudaré...pero no creo que mis padres me den permiso para ir. Nunca he salido para una fiesta así...
—Pero no puedes faltar —reclama Giselle—. ¡Eres la anfitriona!
—Sí, pero...
—Hoy en la tarde hablaré con tus padres, ellos van a entenderlo.
Regina pasea la mirada entre nosotros para asegurarse de que pensamos lo mismo, mientras Giselle saca un cuaderno y empieza a hacer un check-list de la fiesta.
Nunca he conocido a nadie tan feliz y adorable como ella, y definitivamente jamás pensé encontrarla en una chica popular. Me pregunto cómo diablos ha sobrevivido a este horrible y cruel mundo pero conforme avanzamos, una teoría se abre paso: es inevitable caer bajo su hechizo de felicidad eterna. Ella, de alguna forma, me hace sentir en una película de Disney, donde todos son buenos y amables. Hacemos sugerencias hasta que sentimos que la emoción de la fiesta se desliza en nuestras venas.
Regina es la única que todavía parece temerosa, pero creo que ella también se está preguntando si alguien es capaz de negarle algo a Giselle.
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Hola a todos!!
Como les comentaba en el facebook (/ValeGarbo) hace poco, estoy hasta el cuello de trabajo porque en dos semanas es....MI BODA...con los estudios. También conocido como EXAMEN DE LICENCIATURA. Sí, esa cosa que confirmará después de cinco largos años de amor con mi carrera, que estaremos juntos por siempre y bla bla bla (y que tendré un documento para demostrarlo). Así que por eso he andado (y tal vez andaré) un poco desaparecida. Igual los amaré mucho si rezan por mí (?)
No se preocupen, saben que nunca tardo más de tres semanas en publicar algo y si no, avisaré en facebook.
Se viene una novedad para los que han leído La ciudad de la luz: La precuela!!
Es la historia de uno de los personajes secundarios que aparecieron en la primera parte (los reto a adivinar cuál!!)
Mientras tanto, pueden encontrarme en twitter: @soyunamarmota (sí, es mi twitter personal, ando dejando el anonimato de a poquitos).
¡Besos y calma!
Vale
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