¿MINOTAURO?
―¡Igualadas, les ordeno que ejecuten rápido su tarea! ¡Tengo tanta hambre!, si quieren les puedo dejar un poco de mis sobras para que no se queden con las ganas. ―La voz déspota de la reina se hizo eco en los rostros de cada uno de los presentes, incluso los oficiales se sintieron ofendidos.
―Yo también voy a ayudar. No voy a esperar a que mis inferiores me alimenten ―Gimoteó el Alfil.
―Alfil, eso sería totalmente maravilloso, con tu talento estoy segura que encontraremos al Golem de la libertad. ―Con un gesto de absoluto respeto y voz llena de admiración, Lauren exaltó la iniciativa de su oficial.
La adulación de Lauren fue muy bien recibida por el Alfil, incluso despertó los celos en el Rey y la Reina quienes solo bufaron algo incómodos, pero no pronunciaron ni una sola palabra al respecto.
Lauren reprimió la satisfacción que sentía al ver sus reacciones, su golpe psicológico tuvo éxito. ―Sin duda ¡son más imbéciles! ―masculló para sí misma.
Camila se acercó a un Golem que parecía un león de 190cm de altura, tenía un aspecto muy amenazante. Camila resolvió el enigma el cual trataba sobre teorías físicas. En ese momento cuando la figura se hizo polvo, encontró gran rifle de asalto con 30 balas trazadoras de alto calibre. Inmediatamente dedujo que los Golems de bestias feroces y mitológicas posiblemente albergaban armas; mientras que los Golems menores, los que tenían formas de liebres, venados y animales inofensivos, posiblemente tendrían comida entre otros consumibles, por otro lado, Lauren hacía polvo a un Golem de forma de venado, el cual dejó a plena vista una bandeja mucho más grande que el anterior, éste contenía costillas a la barbacoa acompañado de unas cuantas frutas de fragante olor.
En ese preciso momento, el Alfil había escrito una respuesta en el papel platinado y lo estaba introduciendo en la boca de un Minotauro de aspecto aterrador, el cual sostenía un arco largo y carcaj con incontables flechas.
―¡NO LO HAGAS! ¡Nooooooooooooooooooo! ―Camila gritó desesperada por el descuido terrible que significaba permitirle errar en la respuesta.
Fue demasiado tarde, el trozo de papel platinado entró en la boca del Golem, todos miraron al alfil expectantes de entusiasmo, solo Camila y Lauren lo miraron con pánico, ellas sabían que si el Alfil lograba hacer polvo al Golem, sería casi lo mismo que abofetear a Dios; segundos después, el minotauro no se hizo polvo, éste empezó a torcer su cuello y a moverse. Cuando se levantó, alcanzaba casi los 4 metros de altura.
―¡Mira!, ¡mira!, un toro con dorso humano, ¡pero que asquito me da!, sigue teniendo cara de toro. ¡Toro que viste de seda toro se queda! ―exclamó la reina con desdén.
―¿Acaso no pueden ver el peligro latente? ¿Qué tan imbéciles o temerarios pueden ser ahora?―Pensó Camila.
El Alfil, al estar más cerca sintió instintivamente lo aterrador de la semejante figura que tenía frente a sus ojos y corrió como liebre asustada sin un rumbo fijo; de inmediato el Rey saltó sobre un Golem de forma de tortuga y se dirigió majestuosamente hacia el minotauro.
―Te ordeno que me sirvas como súbdito, cuando salga de aquí, te recompensaré por tus servicios, ¡quiero que seas mi guardián! ―alardeó triunfante.
El Golem, con gran agilidad, tensó la cuerda de su arco y le disparó una flecha directo a su corazón. Lauren que se encontraba cerca del Rey, voló como un rayo para salvarlo. La flecha la atravesó por el omóplato derecho y salió más de la mitad de la misma por su pecho. Ambos cayeron pesadamente al piso de jade. El minotauro cargó otra de sus flechas, esta vez su objetivo era la reina, la cual se había quedado petrificada por el pánico; mientras aquello ocurría, Camila apuntaba con el rifle hacia el minotauro, necesitaba la orden para poder disparar.
―¡ORDÉNAME DISPARAR! ¡ORDÉNAME DISPARAR! ¡ORDÉNAME DISPARAR! ―gritaba a todo pulmón.
Nadie dijo nada. La fecha atravesó el cráneo de la Reina como mantequilla. Su cuerpo dio unos espasmos antes de quedarse tendido por completo. Después de este disparo el Minotauro corrió hacia una posición de altura, subiéndose en el Golem de un enorme oso de 300cm de altura que permanecía en cuatro patas. Ahora el minotauro tenía la ventaja de la altura, la cual representa, no solo la mejor posición para la arquería, sino también, para todas las guerras.
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