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3))🍒 Dolor 🍒

—¡Ganamos! — uff, si vieran el escándalo que se armó cuando Aioria gritó esa frase, querrían escapar de allí. 

Agarraron el bidón de agua que estaba a mi costado y comenzaron a regar el líquido por todas partes, y para mi mala suerte no me pude salvar a tiempo; por lo que mi camiseta favorita quedó empapada. Odio aquí.

—Bicho, si fuera tú me preocuparía en ir rápido a clase —Kanon me regaló una sonrisa llena de frescura mientras me lanzaba mi mochila. Oh, ya me está botando.

Bueno todos se están retirando, supongo que a sus respectivas aulas; a excepción de los animales salvajes que hace un rato me atacaron. Y como mencionó Kanon, el único cuerdo o aparentemente normal aquí era ese gigantón y esa chica rubia.

—¡Shaka, acompáñalo a su facultad antes de que se pierda, no seas malo!

¿Qué? ¿No era una chica? ¡Ah sí perdón, perdón!

Vi como se acercaba a mí con sus ojos cerrados, que tétrico ni me dijo un "Hola". Este tipo tiene una cara peor que la de Aioria cuando me conoció.

—¡¿Llegué tarde?! — empujando a la multitud que aún estaba en la puerta, ingresó otro chico que podía hacerle la competencia al rubio de mi costado en dudar de su hombría. 

La diferencia, es que a él se le ve tierno.

—No borreguito en celo, además buscaron a tu reemplazo — contestó Rada con ironía.

Uy, ¡Para qué dijo eso!

Shaka se alejó de mi lado para ir a patearle en donde más le duele; con eso no le bastó porque luego que él cayera, le empezó a dar pequeños golpecitos en la espalda. Pero el otro no se dejó, y con una de sus manos tiró de sus cabellos haciendo que el contrario suelte un quejido. Nadie intentaba separarlos, es más; se pusieron a grabar o empezaban a realizar apuestas sobre quién ganaba. Él único preocupado o que al menos tenía la intención de querer intervenir era ese chico que llegó último.

Su pelea duró mucho, tanto así que Kanon le dijo a Aioria que me ayudase a buscar mi facultad; no hizo caso a la primera pero me dio tiempo de terminar de ver ese riña entre esos dos rubios. Al final Mu —escuché que así se llamaba— se acercó a darle un besito en la frente al rubio, separando los cabellos que estorbaban.

¡Ah! eso era, parece que ambos se traen algo, se ven tiernos juntos.

—Apúrate, que no tengo todo el día —sentí que me palmearon el hombro, después de todo Aioria accedió en acompañarme, lucía tranquilo y eso me sacó un suspiro porque no tendría que soportar su cara larga.

Nos retiramos sin despedirnos y avanzábamos por los enormes, infinitos y limpios pasillos en un profundo silencio. Lo único que se lograba escuchar eran mis pasos arrastrados y que jugaba con la bragueta de mi mochila.

Sonreí antes de soltar una risa por todo lo acontecido hace un rato, parecía un loco ante los ojos de cualquier persona. Al que tenía a mi derecha alzó una ceja inquiriendo mi conducta, me observaba con una postura de soberbia al contrario mío que estaba a punto de atorarme por reírme.

—Me está tentando agarrarte a golpes como lo hizo Shaka, pero me contengo porque eres el hermanito de Kanon.

¿Y él cree que me voy a dejar? Vamos a agarrarnos ambos a golpes si quiere;. Haciendo airecito con mis manos y tratando de calmarme, lo miré de frente.

—No, no soy su hermanito —me relamí los labios — es algo difícil de explicar, pero cuéntame ¿Ellos...?

Con mi cabeza hice un ademán apuntando al lejano auditorio, dándole a entender a quienes me refería. 

— Ah... ¿Aioria y Mu? —preguntó retomando la caminata — sí, están saliendo desde hace un tiempo, pero digamos que... —se puso nervioso, muy nervioso.

—¿Qué?

— Su relación no es bien vista, creo que sabes a lo que me refiero —colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón como si buscara algo —  es una pena porque su amor es sincero y se apoyan el uno al otro.

—Debería importarles una mierda lo que piensen, que se amen en público y punto, eso es lo único que importa en el amor.

Solté firme y sin titubeos, porque es la verdad pura.

—Lo dices como si fuera tan fácil —¿Y no lo es? parece que él tiene un dilema similar — eres muy impertinente con este tema...

—Para mí lo es, acostúmbrate porque así soy yo y no pienso cambiar.

Y por primera vez él se unió a reír conmigo; decidimos no hablar mas sobre ello y continuar buscando mi querido destino.

Omnisciente.

—¿Y es lindo? —comentaba una de las féminas que la acompañaban.

—¡Oh pero si tú lo viste Saori! Lindo es una palabra que le queda muy pequeña —se le unió Helena.

— Dinos qué piensas, Camil — dijo la de cabellos lilas llevándose a la boca un bocado de cheescake.

La susodicha no borraba de su rostro la cándida sonrisa que llevaba desde que terminaron su rutina. No es que sintiera un clase de atracción hacia el nuevo, se comportaba de manera asertiva y entusiasta con todos por igual.

Chère amie, no lo niego ¡Es bello! —contestó llevándose ambas manos al pecho y dando un suspirito— pero, mi corazón ya tiene dueño...

—¿Te refieres al gemelo Samaras, a Saga? — se aferró al brazo de la pelirroja.

—¡Oh no no! Él es solo un buen amigo... —rió con una delicadeza innata cubriéndose sus labios — ustedes lo conocen, no directamente ¡Pero a quien quiero es un hombre de lo más amable y atento!

Una "O" se formó en el rostro de sus compañeras al escuchar dichas palabras, dando pequeños aplausos a la vez de comenzar a curiosear de otras cosas. Parece todo perfecto en la vida de una adolescente normal; tenía amigas, dinero, un posible prometido que le asegura las estrellas y el cielo. ¿Qué más podría pedir?

— ¿Nos acompañarás a la playa esta noche? — volvió a preguntar una de ellas, recogiendo sus tuppers y metiéndolos en su bolso.

Je suis desolé, tío Krest me avisó que hoy tendría una pequeña revisión con mi doctor — contestó bajando la mirada y con sus labios formaron un puchero.

Excusas.

Cada una se despidió con un beso en la mejilla y en un abrazo grupal prometieron verse al día siguiente. Sus dos acompañantes se fueron en dirección contraria a la pelirroja, a ella le esperaba una limusina negra al otro lado del campus. En su trayecto se detenía a observar con detenimiento las ventanas de los salones, en ellas lograba distinguir su bello rostro que hace rato unos momentos lucía jovial y alegre, ahora se pintaba de desagrado, repulsión...

Asco y vergüenza.

¿Llorar? ¿De qué le serviría hacerlo si nadie podría escuchar su llanto? Y si lo hacen lo sepultarían en vida, en lo más profundo de donde se encuentra. Las únicas luces en su vida no siempre estaban dispuestas para darle un poco de alegría verídica a sus días; llevar puesta esa máscara le pesaba demasiado y no podría aguantar por mucho tiempo el peso. En esos momentos, prefería quedarse entre las paredes de aquel edificio en lugar de ir a casa. Así podría encerrarse en una de las aulas, quitarse de encima esa fachada de plástico, llorar mientras lee un libro y consolarse a sí mimo.

Porque él sufría, él quería acabar con su vida.

No quería verse, odiaba verse reflejado cuando sentía la soledad asomarse, porque cuando se siente solo, ella viene, ella lo acecha cuando no hay nadie quién lo defienda.

Y escuchó risas detrás suyo, sintió cuando le rozaron unos dedos fríos en el hombro hasta llegar a su cuello, contra ese susurraron.

¿Tú? ¿Igual a mí? Jamás.... 

Volteó, no había nadie. Pero cuando volvió su vista al frente ahí estaba.

Idénticos, si no fuese porque la fémina producto de su reflejo no tuviera el rostro desfigurado y con pequeñísimos cristales incrustados. Una sonrisa tétrica era lo que terminó por hacer gritar a su opuesto.

Golpeó con fuerza la ventana provocando que esta se rompiera y los restos cayeran dentro del aula por suerte no donde se encontraba. No debía arrodillarse, pues provocó que su pierna pague el precio de dicha acción al sentir de un cristal que se coló en el pasillo, hincara en su piel ligeramente gracias a que se dio cuenta.

Llorar no, no se lo iba a permitir.

Camil lloraba solo cuando no obtenía permisos para fiestas.

Pero Camus, solo se permitía llorar de impotencia.

Milo.

—¿Crees que me acepten en el equipo? No me gusta el basquetbol, pero me serviría para ponerlo como excusa y escaparme de clases algún día.

¡Por favor! No me recriminen por eso, sé que tengo responsabilidades en casa como en mi trabajo de medio tiempo. Pero valdría la pena quedar como reserva, además Aioria mencionó que si pertenezco al equipo tendría créditos extras al final del ciclo. Bingo.

— Que sincero...— me codeó ligeramente —los viernes tenemos entrenamiento y a veces juega las reservas, podrías intentar si es que falta alguien.

— Jugaba de pequeño en el equipo de mi escuela, así que se preparen esos hijos de perra. 

Salíamos del campus, eran algo de las cuatro de la tarde y no veía a Saga ni a Kanon por ninguna parte. Soy capaz de romper la puerta del auto, entrar y manejar a lo salvaje si en cinco minutos no me dan señales de vida.

"Riquiirdi isir il tilifini qui ti di"

Lo usé ¡Pero el idiota no me devolvía ni una de las diez putas llamadas! Pronto Aioria se va a cansar de acompañarme sentado en una de las banquitas del patio, parecía mi niñera porque me recriminaba por cada palabrota que sale de mi boca. ¡Déjenme ser! Así me criaron.

El día había pasado rápido, no quiero comentar acerca de las clases porque me parecen aburridas ¿Cuándo pasaremos a la acción y preparar los más exquisitos platillos? Pura teoría no hace más que aburrirme. También conocí a una chica que considero es la única que comparte mi punto de vista, Shaina, ojalá no desista de esta carrera y no me deje solito.

En los tiempos de descanso, Kanon obligó a Aioria a que me dé un supuesto tour por las instalaciones y que se quede conmigo en caso mi retardo ocasione que espante a los estudiantes o que de nuevo me pierda. Por lo que literalmente, pasé todo el día con el michi, pensé que sería aburrido pero tenemos demasiadas cosas en común. 

Pasaba media hora y comenzaba a creer que me abandonaron a mi suerte; Aioria me sugirió que entráramos a buscarlos para luego desgraciarnos con ellos por dejarme abandonado. Estiré mis brazos y piernas hacia adelante sintiendo mi cuerpo más relajado.

—Rápido porque luego en casa van a recriminar mi tardanza... —golpeaba ligeramente la punta de sus pies contra el piso, parecía un tic.

Cuando por fin había bajado mis brazos y me había dignado a levantarme, escuchamos la bocina de un deportivo negro que se estacionó en la vía contraria de donde nos encontrábamos. El conductor de ese vehículo bajó la ventanilla dejándolo ver con unos lentes negros y una sonrisa de lado, de esas que parecen dan miedo pero igual son llamativas.

¡Si vieran la cara de Aioria! Parecía que había un fantasma joder. Se alejó corriendo de mi lado diciendo un lejano "Mañana te veo" de espaldas. Y yo me quedé con cara de baboso esperando, ayuda.

Supongo que comenzaré mi búsqueda solo, mi compañero de armas ha caído y está camino a una carroza que lo llevará directo a su muerte lenta y dolorosa; muy dramático todo.

Como que está oscureciendo ¿No? No sé dónde quedan los interruptores de los pasillos así que solo guío mi camino con la tenue luz que se refleja en los pasillos, no pues que miedo. Solo hay unos cuantos estudiantes que se quedaron para algún trabajo o ¡No lo sé!

Decidí llamar a Saga una última vez, tenía esa pequeña esperanza de que me contestara y me sacara de aquí de una vez por todas. Busqué su nombre agendado en mi celular —no pregunten qué apodo le puse—  con mi dedito mágico toqué el icon del teléfono. Conforme aún caminaba, el celular vibraba en mi oreja y eso me está desesperando.

Hasta que pude verte, cojeando y caminando apoyada de una de las paredes debido a que tu rodilla derecha estaba sangrando... ¡Ah, estaba sangrando! Y tú también estabas llamando a alguien, pude deducirlo porque tenías el celular en la mano diestra. Corrí, y dejé caer mi móvil mientras lo hacía.

Me viste con preocupación y extrañeza cuando me arrodillé ante ti, y temblaste cuando intenté tocarte...

Yo no entendía el porqué de tu reacción, aún no.

—¡Camil ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien? — mis manos torpemente no sabían lo que debía hacer, así que las tenía junto a mi pecho jugando con mis dedos.

Negaste sacudiendo tu hermoso cabello carmín soltando una risita inocente mientras mordías una de tus uñas. Pero no me dabas una respuesta, y tampoco querías verme.

No lo pensé dos veces y abrí mi puta mochila que molestaba, sacando un vendaje y un frasquito con agua oxigenada. En estos momentos, te amo Saga.

Cher! No tienes que hacer esto... ¡Me encuentro bien! —dejaste tu celular de lado, y tomaste una de mis manos entre las tuyas.

Me envolvieron tus fríos dedos; y como aún tenías la cabeza abajo sentí que tus palabras rozaban con nuestras manos. Hice caso omiso a tu súplica y me atreví a tocar tu rodilla para tratar de desinfectar la herida. Tenía un pequeño pañuelo en el cual vertí un poco del agua oxigenada antes de pasarla por esa zona.

Ante el tacto un quejido saló de tus labios a la vez que te estremecías, pero accediste a estirar tu pierna para que pueda tener mayor comodidad. No hubieron palabras en ese pequeño lapso de tiempo, el único sonido que a veces se hacía presente eran algunos de tus quejidos o el de tu celular intentando contactarse con alguien.

Hubiese sido depravado de mi parte intentar aprovecharme de tu situación para cometer alguna locura, yo no soy así. Tú estabas herida y necesitaba ayudarte.

Fue mi la peor, pero a la vez la mejor decisión que tomé ese día.

Empecé a vendar tu rodilla con suma delicadeza, y a veces mis dedos a veces pasaban por tu piel sin querer. En lugar de sentirte avergonzada por ello, reías para tratar de calmar el ambiente.

Siempre intentas ocultar tu dolor.

—Me siento mucho mejor, eres muy amable por ayudarme... ¡Te debo una! Estoy a tu servicio si me necesitas —te ayudé a ponerte de pie — ¡Oh y mira! Te quedo muy lindo el lazo que le hiciste al final —lo señalaste.

Siempre sabes qué decir.

—¡Ah basta basta, me sonrojas! —dije tomando tu celular y el mío para luego ponerme de pie ¡Ah me duele la espalda por estar tanto tiempo en cuclillas!

—Me deben estar esperando, muchas gracias um... ¿Milo? ¡Sí, Milo! —aplastaste mis mejillas y por primera vez, observé con detenimiento tus frágiles ojos. 

No estaban llenos de vida; aparentaban algo que no eran, sumidos en un bucle que se hacía infinito si te le quedabas viendo por mucho tiempo. Y fue ahí que me perdí, cuando pude descubrir que en tus ojos guardabas un profundo dolor.

Uno muy similar al mío, uno que parecía que no tenía remedio.

¿Hola...? ¿Estás ahí? —contestaron en la otra línea de tu teléfono, era Saga.

Pero le cortaste rápidamente; osea, este maldito no me quiere contestar a mí pero a ti sí. ¿Qué? ¡No hay lógica! 

—Milo ¿Puedo pedirte un favor? Uno bien pequeñito.

—Sí, dime ¿Qué sucede? —parpadeé un par de veces antes de responder.

—Por favor no le comentes de esto a nadie, me avergüenza un poco solo eso ¡Por favor! — muchos por favor en una sola oración ¿No creen?

¿Qué le avergonzaba? ¿Haber sido ayudada por mí o los posibles rumores que se generen cuando le cuente esto a alguien? Quizá tenga novio, una chica tan linda como ella debería de tener uno y muchos pretendientes detrás de ella. Sí, creo que mejor será guardar este secreto.

Una chica...¡Odio, odio decirte así!

Le revolví los cabellos con suavidad — ¡Ja ja ja! No te hagas problema por eso, de mi boca no saldrá ni una palabra, tenlo por seguro linda.

—Muchas gracias Milo ¡Eres muy bueno! Espero verte mañana, cuídate mucho ¡Te quiero! — estoy soñando, porque acaba de besar mi mejilla y fue lo más hermoso que me acaba de pasar el día de hoy.

Mátenme ¿Sí?

|❤️|

Chère amie: Querida amiga en fracés según Google Traductor.

Je suis desolé: Lo siento mucho en francés según Google Traductor.

Cher!: Cariño en francés según Google Traductor.

Holas holasss ¿Cómo están? uwu. Espero  que bien, y he aquí el tercer cap de esto jsjdjsds, voy avisando que los siguientes capítulos quizá sean más cortos debido a que los he revisado y he ido quitando algunas cosas aH. Eso es todo, bais.

✓Mar

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