Llevamos algo de media hora en el auto; bueno MI auto que se lo regalé a Saga por motivos que aún no prefiero contar.

Ni crean que tengo dinero para darme el lujo de adquirir está chatarra costosa.

Él conducía, Kanon en el asiento de copiloto tarareaba Rude, canción que sonaba en la radio; mientras que yo empañaba la ventana para luego hacer dibujitos en ella, me animé a dibujar miembros porque estaba aburrido, ni modo voy a dejar unas bonitas flores o mensajes de cariño.

—Recuerda usar el teléfono que te regalé, no es la gran cosa pero sirve para que me llames si sucede algo —mencionó sin despegar la vista del frente.

—No sé que parte de, tengo diecinueve y soy autónomo no entiendes — pegué mi rostro al vidrio para sentir la frialdad de este mientras hablaba.

No soy un niño, el hecho de que ambos tengan veintiuno no da crédito a que me traten como un mocoso. Menos Kanon, a él dénle amor.

—Why you gotta be so rude...? — cantó mi gemelo favorito presionando las mejillas de Saga.

¡Eso! Dale algo de emoción a mi vida dragoncitos.

—¡Deja de hacer eso o chocaremos idiota!

El auto empezó a desviarse de la dirección correcta, estábamos en sentido contrario. Oh no, ¡Juro que ahora puedo ver la luz!

—Eres un amargado —escupió volviéndose a sentar.

—Confirmo.

Me uní haciendo el famoso "amor y paz" con mi mano derecha. Declaro hoy, el día internacional de joderle la vida a ese amargado.

Él solo tomó el volante con fuerza soltando un largo suspiro, larguísimo diría yo.

También te quiero, Saga.

—Bien...—oh, va a hablar— hoy es tu primer día por ello quiero que–

—¡Detén esta cosa, llegamos! —¿Ya dije que Kanon es lo más?

Bajé la ventana con ese aparatito que tiene, y conforme el vidrio desaparecía observé con más claridad el tamaño del campus. Sí valió la pena hacer horas extra, me amo.

Pero estoy casi seguro que me voy a perder.

Los tres bajamos del auto, cada uno tomando sus cosas. Si esto es tan solo el parqueo y parece súper elegante, no me imagino las aulas o ¡Los baños!

—Hoy hay un partido en...—Kanon miró el reloj que tenía en el brazo— media hora, me voy despidiendo.

Despedirse para él era dar un par de palmaditas en la espalda a cada uno de nosotros. Cierto, olvidé mencionar que Kanon es uno de los titulares del equipo de baloncesto.

Ahí se va el grandísimo hijo de su padre con los cordones sueltos, y se cae de cara.

— Milo, por favor escucha esto antes — Don Elegante capturó mi atención— te pido que exista un poco de confianza con respecto a las amistades que hagas en este lugar.

—Explícate —me crucé de brazos y acomodé mi pie un poco al costado para estar más cómodo.

No le entendía a lo que se refería. ¿Me parece o estaba un poco nervioso?

Creo que se percató de ello y trató de esconderse es inseguridad con una risa. Te conozco Saga, algo pasa.

—Por nada por nada, solo...—giró sobre sus talones antes de completar su frase — avísame si algo te extraña.

Sí sí, lo haré. Respondí para mis adentros porque él ya se había marchado. Aquí parece que no hay nada de malo, ¿cierto?

❝No Milo, no...❞

Omnisciente.

Comenzó a rezar en todos los idiomas que conocía, para que Milo no se metiera en ningún lío. Al menos hoy no, suficiente tenía con Kanon.

—Estoy dispuesto a pactar con un demonio si es necesario —se mordió el labio inferior al imaginarse que lo primero que haría Milo, es tragarse su merienda y quedarse sin almuerzo para lo que resta del día.

Le preocupaba esa y varias cosas más; una de ellas es la impertinencia del peliazul, y que por ello se gane su primera amonestación en la sala del director. Otra es con respecto a sus calificaciones y desempeño ¿Qué pasaría si no se esforzaba y lo terminaban expulsando por eso? ¿O si se metía en el mundo de las drogas? ¿O si secuestraba a una chica del campus para luego...?

¡No! Peor aún, si se encontraba con ella.

Su mente hubiese seguido divagando las miles posibilidades de tener a su bro de no sangre, involucrado en circunstancias que lo harían pasar un mal rato y a él un ataque cardíaco. Una voz que conocía perfectamente susurró en su hombro.

—Mon Cheri* ¿preocupado? —unos delicados dedos se posaron sobre su cabellera azul violácea.

Esa voz femenina captó por completo su atención, logrando que volteara y se encontrara con tan lindos ojitos rojos haciéndole compañía a una blanca sonrisa de oreja a oreja. Adornaban sus mejillas unas pecas casi invisibles que solo podían ser vistas si estabas lo suficientemente cerca para percibir el aroma de la pasta de dientes que usó, fresa. Y para finalizar la descripción de perfección y dolor  dada por Saga a tal lindura francesa que tenía a escasos centímetros de él; de un rojo carmín caían gráciles pero presumidos cabellos chocando con su hombro y llegando hasta su cintura.

Sí, era ella.

—Creo que hoy tienen una presentación ¿Verdad? —sonrió olvidando lo que pensaba antes — estás de ánimos.

—¡Sí! Me salté el desayuno de hoy para llegar a tiempo, hmp tengo hambre—pestañeó repetidas veces, abrazándose el estómago.

Saga comenzaba a sentir un horrible nudo en la garganta.

—Camie no deberías hacer eso, puedes enfermar — acarició con sutileza el hombro desnudo y casi escuálido de la chica.

Una sonrisita apareció en sus labios seguida de una beso fugaz en la frente del más alto, logró dárselo parándose de puntitas.

Linda, perfecta, todos te llaman así. Mientras que para mí eres como esas obras de arte preciosas de lejos, pero que cerca te llegan a transmitir ese dolor, ese mensaje oculto.

Dolor y perfección.

—Veré si puedo conseguir algo para comer antes del medio día, ¡No te preocupes! — tan energética, tan infantil.

Él no es así. Y le dolía mucho verlo interpretar tal papel que no era suyo, no escribía su vida, sino la de alguien más.

—Camil, deja de hacer esto por favor —suplicó en un susurro que solo ambos podían escuchar— Te haces un daño, tú no– —

—¡Cielos! ¡Voy tarde! Te veo luego Saga, cuídate —se despidió del ignorado chico, moviendo a la velocidad que podían sus piernas se empezaba a alejar de allí.

¿Por qué? ¿Por qué aceptas vivir bajo esa máscara? ¿Por qué no puedes liberarte? 

La última vez que intentó hablarle sobre el tema, todo terminó mal.

—No te entiendo —se llevó ambas manos al rostro antes de caer en cuenta de que también tenía cosasa otras por hacer.

No perdió más el tiempo, y como todos a su alrededor emprendió su camino.

Milo.

¿Recuerdan que dije que me perdería? Chicos, no me lo van a creer pero fue así.

Creo que sigo caminando es círculos, aparte no entiendo ni un poquito el mapa de las instalaciones. Si algún alma piadosa se me acerca y me lleva de la manito hasta el aula, me caso.

Debí de escuchar al sobre-protector de Saga acerca de dónde quedaba cada maldito lugar.

—¡Maldito seas Milo! — me dije saltando en el mismo lugar, como si pisara una maldita cucaracha.

—Oye deja de hacer eso, das pena ajena — ¿De verdad? No lo sabía.

Noten mi sarcasmo.

Ahora tenía a frente a mí a un tipo cosplayado de Ryota Kise harto de la vida. Al menos que sirva de algo y me diga en dónde estoy parado por favor.

—Ahora mismo todos están en el auditorio, el juego comenzará pronto ¿Vienes de una maldita vez, Kanon?

¿Qué? La cara de Jerry es la que tengo ahora.

Para colmo me tiró una botella de agua en la cara. ¡Primero una pantuflazo! ¡Ahora una botella! ¿Qué procede?

—¿Desde cuándo tengo cara de necesitado sexual?  — pateé la botella botándola lejos.

Su cara de "Fuck off bitch" se deformó a una de terror, luego miedo; incluso se puso totalmente pálido. Lo más gracioso es que se arrodilló a mis pies al puto de querer quebrar en llanto.

—¡Lo siento mucho señor Defteros! no le diré a nadie que hoy se hizo pasar por Kanon ¡Pero por favor no traiga a esa cosa que ladra y lame! —

Repito, ¿Qué?

¡Ah! Un día Defteros se hizo pasar por Kanon según me contó él mismo. Dioses, este chico está traumado.

Pero, ¿Qué tiene que ver Levi en esto? Por si hay dudas, es un pequinés que vive en la calle, pero lo mimamos de vez en cuando

—¡Jajaja! No me digas que le temes a...— no podía terminar, estaba que me retorcía de la maldita risa. Hasta me duele el diafragma y por un momento me convertí en un pariente perdido de Peppa Pig.

—Tú, no eres el señor Defteros — por fin dices algo coherente— Saga...

—¡Ya por favor, deja de confundirme! — si sigue con esta payasada voy a morir— mi nombre... Yo soy...

Traté de estar en modo serio, pero de nuevo comencé a carcajearme.

—¡Milo!

¡Lo dijo! Ah no esperen, era Kanon mi salvador.

—¿Milo? — te hace grande, por favor ayuda que me estoy muriendo.

—Milo —se acercaba desde el pasillo contrario a nosotros— él es Aioria; Aioria él es Milo — presentación diez de diez mi estimado.

—Un gustazo, gato...— ¿Qué otro apodo le podría poner a un persona que le teme a los perros pero que tiene cara de jódanse todos? ¡Al pequeñito Levi, por todos los cielos!

—Ya basta por favor...—bajó su cabeza haciendo pequeños círculos con la punta de sus pies— no le cuentes a nadie...

—Menos a mí, ya lo sabía —Kanon te pasas.

Vi que el Ryota Kise pirata rodó ambos ojos. 

—Y... ¿Es el nuevo? —me señaló con su cabeza.

—Exacto, voy por la carrera de Gastronomía ¿Cool cierto? — ¿Qué les puedo decir? Me encanta la cocina, es un arte. Y es una carrera corta, así que todo bien.

—Sí... —no me mires con altanería que me deprimo — Kanon comenzamos en cinco, te estaba buscando.

Me ignoró olímpicamente, que feo gato.

—Lo sé, estaba buscando al resto, el equipo de animación hará algo antes de empezar.

Oh eso quiere decir, chicas lindas con faldita súper alta, acrobacias con dobles intenciones y depravados por donde veas.

Tengo curiosidad, voy.

—¿Puedo ir?

—Tienes que ir — me corrigió Kanon recargándose sobre mi hombro— será el momento perfecto para que socialices.

—Lo dice solo porque el aguatero faltó — ¡Eso fue cruel!

Caminamos a paso acelerado, burlándonos de algún estudiante que pasaba por allí pero claro discretamente obvio. Debo decir que el piso, las paredes cada detalle del lugar me costaría todos mis órganos, supongo que aquí todos pertenecen a familias acomodadas para poder pagarles estos y más lujos.

Y yo, trabajando 24/7.

Había un tumulto de gente en lo que sería la entrada al auditorio, chicos y chicas gritaban a todo pulmón cuando pasamos. A mí no lamentablemente, era por Kanon y Aioria.

—Viene con nosotros —anunció el último que mencioné cuando llegamos con el resto del equipo, nada bueno para resaltar entre ellos por ahora — como faltó Mu, él se encargara de su trabajo.

—Como sea, siéntate ahí —me ordenó un tipo con solo una ceja ¡Esto es único!

Sí a todo y me senté en una de las bancas que había en el lugar. Ni se presentaron, incluso el gato ese fue mucho más amable que los otros siete. Ah, que se jodan.

Mi dragoncito marino se sentó a mi lado, que lindo.

—Oye, ese de ahí —¿El uniceja? — es Rada — gracias Kanon, le buscaré un apodo bonito y para nada ofensivo para él.

—Pues es grosero —torcí mis labios convirtiendo mi sonrisa de hace un rato en una mueca.

—Sí pero...¡Pero da igual! —un ligero golpe fue lo que sentí en mi cabeza luego de decir ello —el que tiene cara de drogado es Death Mask, el que—

—¿Death Mask? —lo señalé —¡Pero qué mierda con ese nombre!

—No sé, no sé —le restó importancia moviendo su mano— esa Barbie es Shaka, el mastodonte que ves en la esquina es Alde, probablemente el más cuerdo, Julian, Sorrento, Dohko...—me señalaba a cada uno, no le ponía importancia porque realmente me empezaba a aburrir y mucho.

Ahora sí, me extraña que todos sean callados, a diferencia de algunos claro. Me dio un escalofríos por todo el cuerpo y temblé un poco. ¿Alguien me abraza?

—¡Buenas días estudiantes de Marley! — ¡Miércoles mis oídos! uno de los parlantes estaba a mi lado y ya se imaginan, parece que esto por fin empezó — ¡Comienza la etapa final de este campeonato de basquetbol! antes de poder dar apertura a este grandioso juego...—

Bla, bla bla. Aburre ese hombre.

No sé si todos están emocionados por el juego, o por esas chicas acababan de entrar porque ahora están gritando más fuerte. ¡Ay mis oídos!

—¡Denle una cálida bienvenida, a las hermosas chicas del equipo de animación! —Kanon estaba babeando, aparte que tenía cara de "Te desnudo con la mirada bebé". ¿Qué tienen de bueno e-

—¡Muchas gracias a todos! ¡Esperamos que ganen chicos! 

¿En qué momento me había parado y estaba aplaudiendo como una foca? Milo Doskas, estás loco. Milo Doskas, estás mal de la cabeza. Milo Doskas, esa chica te atrae ¡No! no es amor. Pero Milo Doskas, te recuerda mucho a...

—Shoko...  —tragué saliva dejando de aplaudir, y ahora examinando a la distancia cada parte de su cuerpo, atractivo a mi parecer.

Tu voz al decir eso me causó que mariposas revolotearan en mi estómago; única y diferente, extraña.

Tus piernas eran largas y blancas; me tientan por completo a tocarlas para comprobar si realmente son tan suaves y delicadas como me las imagino. No estoy prestando atención al resto, y mucho menos a las acrobacias de las demás. Mi mirada está sobre ti, y aprovecho tus descuidos en algún movimiento para empezar a imaginar cosas, cosas que te haría.

Perdonen si sueno depravado, cosas de un adolescente con las hormonas alteradas...

❝¿Tu nombre? Me darías uno que creería por mucho tiempo.❞

Volteaste, me sonreíste y eso bastó para empezar a escribir una historia de amor juvenil en mi cabeza.

❝No contigo, sino con la pelirroja que aún vivía en mi mente❝❞

Creo que eres quien
terminará de sellar por completo el doloroso pasado que me atormenta. Me harás feliz de nuevo.

❝Pero no serías tú exactamente.❞

Finalizó tu rutina cuando dos chicas te elevaron sujetándote de tus pies y tú con los brazos arriba agitando tus pompones aguamarina.

Tres minutos fueron los suficientes para leerte por completo; de seguro eras de esas chicas que fácilmente me entregará su tesoro preciado.

❝Perdón por pensar así.❞

Sin embargo hay cosas que no me cuadran bien; aspectos de ti que al verte me parecían confusos.

Te acercas poco a poco hasta llegar a nosotros junto a tus compañeras.

No sé qué decirte en estos momentos.

❝Mas ahora sí, y lo siento mucho por ser tan estúpido.❞

—¡Suerte! Apoyaremos desde aquí.

Mi mente salió del embrujo en el que me encontraba.

¿Pero qué mierda fue todo eso?

—Gracias linda, apreciamos eso — Kanon intentaba coquetear con ahora, la dueña de mis suspiros.

Aléjate puto.

—Hey Aioria — él no parece estar feliz con tu presencia y creo que por eso le hablaste— ¡Gana!

Miró a todos fríamente, más a ti. Mientras que todos estaban contentos con tus palabras bonitas y llenas de emoción.

Y yo amigos, estaba de sobra.

—¡Oh oh! ¿Eres nuevo cierto?

¡Ah, tienes una lindos y finos labios! ¡No te me acerques tanto que me da ansiedad por querer probarlos!

—¡Así es! ¡Milo Doskas! Para servirte, preciosa.

Besé tu mano, tienes unos dedos muy largos y delgados. El resto comenzó a murmurar cosas, ¿Buenas, malas? No importa porque me siento en el paraíso.

—Déjense de cursilerías, tenemos que jugar — uniceja llamó.

Ella y yo nos quedamos mirándonos a los ojos, nuestro primer contacto visual intenso. ¡Bromeo, bromeo!

❝Lo que me dirías a continuación, sería una de tus perfectas mentiras.❞

—¡Gracias lindo! Yo soy Camil Pleurs, si necesitas algo no dudes en consultar conmigo. Oh debo ir con las demás —reíste en voz baja antes de salir corriendo y deshacerte de nuestro mini abrazo— ¡Te veo luego, Milo!

❝Solo que riendo, en otra ocasión vi que te marchaste con lágrimas.❞

Luego recuerdo las palabras de Saga, y digo...

Que se joda ese paranoico.

|❤️|

Mon Cheri: Cariño en francés según Google Traductor.

Holaaaaa¡!
Quería agradecer a cada unx de ustedes por sus lindos comentarios y por el apoyo que le están dando a la historia, en verdad muchas gracias 💕✨.

Nos leemos juju¡!

✓Mar.