1))🍒Familia🍒
Actualidad, 2018.
—¡Ahg, maldita sea Saga! ¡Tienes diez segundos para abrir la puta puerta antes que yo la derribe! —joder...¿Ya empieza?.
Sus gritos suenan peor que los de Kardia cuando quiere salir al parque, ¡Quiero dormir!
—Mira sé que tienes tus necesidades como hombre y lo comprendo, ¡Te entiendo perfectamente, pero esas cosas las puedes solucionar más temprano! —¡Kanon deja de tocar esa puerta, por un demonio..!
Bufé incorporándome de donde me encontraba, la cabeza me dolía a muerte lo mismo de todas las mañanas, al menos desde que empecé a vivir con la familia Samaras. Bien, ¿Cómo les explico nuestra hermosa rutina mañanera?
Seis de la mañana, Defteros levantándose a preparar el desayuno y la comida del medio día para que los engendros que viven con él —incluyéndome— no estén apurándolo más tarde. Seis y media de la mañana, Aspros camino a la cocina para saquear lo que su hermano preparó e irse a su trabajo, pero luego anda de mal humor y se desquita con cualquiera que vea. Menos conmigo, a mí me ama.
No mentira, es joda.
Siete de la mañana, Caín y Abel realizando sus tareas a último minuto. ¿Cómo lo sabía? esos chicos no son disimulados a la hora de ir al cuarto de Saga y tomar prestados algunos materiales para terminar sus cosas. Definan irresponsabilidad.
Siete con quince minutos, Saga iba al baño para asearse, suponía. Y luego de media hora aparecía Kanon, exigiendo su derecho de usarlo también. De ahí viene mi hermoso debut en as mañanas. ¿Y cómo estaba despierto desde esa hora?. Simple, la familia Samaras no tiene en su vocabulario la palabra silencio, pero me he acostumbrado.
Sonreí.
—¡Diablos, cállate Kanon! ¡Cá-lla-te! —pude ver desde donde estaba que Abel apareció con uno de sus zapatos con la intención de pegarle en la cabeza a Kanon — Anda a la calle si tienes tanta necesidad, ¡pero cierra la boca! —
Y dio un grito para nada masculino cuando el cuero cayó sobre su cabeza.
—¡Eres un ingrato por atreverte a golpearme con esa cosa! —¡uy uy! se la devolvió pero con una de sus pantuflas de dragoncitos azules, esto está bueno.
Una batalla interesante está por comenzar, ¡Pero se está haciendo tarde, maldición!, salté de la cama lanzándome a la entrada de la habitación buscando algo bueno qué ponerme. No encuentro nada en este cuarto, agh.
—Buenos dí– —
En la cara, acertaste pero fallaste a la vez maldito. Mis buenos días fueron un zape en mi rostro, uno quiere ser educado y vienen con estas babosadas.
—Ay, perdón bella durmiente —ese maldito se hacía el arrepentido con su mano en el pecho y su cara de perro acongojado con la cola entre las patas. Pero lo quiero.
—Hmp —con algo de molestia recojo el calzado, y voy a entregárselo— ¿Ya salió? — tallé mis ojos bostezando y recostándome en la pared que aún faltaba terminar de pintar.
—Uff, no pidas milagros —respondió déspota— seguro sale el próximo año —
—Oh demonios...—exageré mostrando sorpresa antes de soltarme a reír sosteniendo mi estómago.— ¿Y Kardia? ¿Todavía está durmiendo? —
—Mini Milo sigue en el cuarto de Saga, ese bicho se adueñó de todo su cuarto ¡Ja!— incliné hacia la izquierda mi cabeza, ahí estaba Kardia sentado en la cama y leyendo uno de los libros que Saga tenía.
Lo vi levantar la vista, y me enseñó el dedo corazón. Yo como buen hermano ejemplar hice lo mismo ganándome una carcajada de su parte. Cosas de hermanos, no lo entenderían.
—¿Vas a ducharte o qué sé yo? —el idiota que estaba al lado mío llamó mi atención nuevamente. Pues sí, quería bañarme pero creo que mejor no, tiene cara de querer matarme si le digo que sí.
—Solo quiero lavarme la cara, ¿puedo usar el lavadero de la cocina? —
—Si el viejo verde lo permite —encogió sus hombros ante la pregunta.
—¡Lo permito! ¡Y no me llames así! —Defteros apareció furioso con una sartén en la mano, más que intimidar me causó gracia verlo.
Y simultáneamente, Saga salía del baño listo para irse, vestido demasiado formal, fino.
—¡Hasta que por fin!, estaba a punto de patear este pedazo de madera ¡Permiso! —Kanon lo hizo a un lado al entrar con altanería.
También vi a Caín salir de su cuarto. Casual, en comparación a su hermano que iba vestido con unos jeans supuestamente limpios y una playera negra que le pertenecía al loco que quería entrar al baño.
Esperar a que dragoncitos azules salga, es como esperar a Saga, por lo que pensé que era la mejor opción ir a la cocina para lavarme la cara.
A paso lento llegué frente al lavado y junté mis manos llevándome un poco de agua a la cara, quitándome por completo el sueño.
—¿Está fría verdad? —Defteros habló detrás mío, volteé y me ofreció una toalla pequeña.
—Sí, un poco —parpadeé un par de veces antes de aceptar lo que me ofrecía— Preferiría estar en otra universidad...
—¡Anda! Te desconozco, déjate de arrepentimientos eso no va contigo. Te irá bien y punto.
—Ahg, lo sé pero toda esa gente es diferente. Saga y Kanon tienen un dos años estudiando allí, muy pronto terminarán.
Oh, y aparte tienen influencias.
—No podré encajar, tienen flow y yo no —suspiré antes de poner mis manos en el fregadero, recargando mi peso.
—Kanon es un inmaduro de miércoles, creo que por eso se entiende con ese tipo de personas —bromeó sacándome una sonrisa.
Con sus hijos, sobrinos e incluso su hermano, Defteros era la persona más insoportable del mundo. Sin embargo conmigo y Kardia era alguien completamente diferente. Lo conocí cuando tenía diez años, no fue de las mejores presentaciones que tuvimos.
Ese día me encontraba limpiando las ventanas de una pequeña tienda mientras que Kardia merendaba, hasta que vi a cierto niño tomar una de los juguetes que vendían en dicho lugar.
Estaba robando.
¡Obvio debía de alertar a alguien! pero negué al verlo e identificarme. Ah ¿Mencioné que soy pobre ante los ojos de la sociedad?, ese niño solo quería ese juguete, no tenía dinero para comprarlo y probablemente tenga problemas en casa, como yo.
Nervioso observé si a los lados estaba alguien percatándose de mi siguiente movimiento, al confirmar que no era así, fui yo quien tomó ese dragón —al principio creí que era un dinosaurio, perdón— y entregárselo al niño.
Tenía dos opciones, esperar a que la dueña saliera y esperar un severo castigo; o correr a toda llevándome a Kardia, como lo hizo ese niño. Umm, creo que estaba claro lo que haría.
—¡Kardia deja de comer y sígueme!
Mi enano arrojó su plato de comida al suelo a la vez que comenzaba a seguirme.
Escuchábamos a esos viejos hacer un escándalo desde su tiendas mientras corríamos.
¡Y logramos estar a la par del mini ladrón!
—¡¿Tú?! ¡Me va a encontrar más rápido si me sigues, aléjate! — me gruñó tal cual perrito rabioso.
Pero si es a mí a quien seguro lincharían, idiota.
—¡Bobo, estamos en el mismo saco! — si te atrapan a mí tú caes y viceversa, duh.
Casi muriendo y luego de no sé cuántas calorías haber quemado, llegamos a una construcción abandonada acomodada para que sea una casa.
Tomábamos aire y luego lo expulsamos repetidas veces apoyando nuestras manos en las rodillas. Ese era nuestro caso, Kardia estaba llorando incesantemente.
¡Perdón por dejarte sin comer hoy, y muy probablemente muchos días más! Estaba seguro que luego de esto la vieja no va a querer verme la cara.
— ¡M–milo!... Tengo hambre... — ¿Dónde está mi premio a "peor hermano mayor del mundo"?
Démenlo.
—¡No podré pisar de nuevo esa tienda por tu culpa! — sí como sea, yo no estaba robando.
Ah no esperen, fui yo quien robó ese juguete y se lo di a él. Tienes razón desconocido, tienes razón.
—Pues estamos igual, además yo trabajaba allí —solté un poco más calmado a diferencia de ese loco, buscando entre mis bolsillos algo que pudiera ofrecerle a Kardia de comer.
Milagrosamente encontré unas cuantas monedas, lo suficiente como para unos panes.
—Kardia.
—¡T–tengo hambre...!
—Kardia.
—¿¡Por qué me sacaste de allí así!?
—Kardia escuch–
—Mamá...¡mamá de seguro también tiene hambre!
—¡Contigo no se puede! —bramé con fuerza y creo que lo asusté, ups — Ten, aquí tienes para que puedas comprar algo — jalé su manito con fuerza para poder dárselo.
Estaba ignorando por completo al otro niño peliazul que tenía al frente, por lo que no noté cuando se me abalanzó e intentó quitarme lo único que tenía para comer. ¡Maldito animal, se está volviendo salvaje!
—¡Loco eso es mío!
—¡Pero yo lo quiero!
Me arañó, mordió y jaló mis cabellos al resistirme a entregarle lo que tenía en manos. La cereza del pastel fue escuchar a Kardia nuevamente hacer su espectáculo.
Maldita sea, lo que menos quería era llamar la atención de quienes pasarán por allí.
—¿Qué...—un niño ¡Idéntico! al que tenía encima, salió de esa supuesta casa— sucede aquí?— preocupado, muy preocupado.
El traidor de Kardia corrió destrozado hasta esconderse en el pecho del chiquillo fotocopia.
Oh pero ahora, eran...¿Tres, cuatro fotocopias? ¿Tan duro me dio ese niño que estoy empezando a alucinar? Porque vi salir del mismo lugar a dos adultos, repito ¡Idénticos! pero con dos niños al parecer de la edad de mi hermano llorón.
—¡Joder, loco de miércoles deja a esa criatura en paz antes que te quedes a dormir afuera! — que miedo que miedo que miedo.
Mátenme por favor.
Vi como a la velocidad de la luz —exagerando claro— el peso que tenía sobre mí desapareció, permitiéndome observar a mi opresor con las cejas fruncidas y una mueca de desagrado. Supuse que es su padre para que lo regañe de esa forma, no lo sabía aquel día.
Aún aturdido incluso creí que delirando vi que ese hombre me tendió la mano, cuando digo eso no me refiero solo a que me ayudó a levantarme y ¡Bla bla bla disculpas y todo! esa es una historia que luego contaré...
A lo que quiero llegar, Defteros el hombre que pudo hacer que mi vida deje de ser tan mierda desde ese día, aseguro que me ofreció un lugar en donde poder desahogarme, amigos y la calidez de tener por fin una familia.
—Oye, apura a esas tortugas que por su culpa llegaré tarde de nuevo —movió su cabeza en dirección a nuestras habitaciones— Además le tenía que decir algo que el estúpido de Aspros se le olvidó —
—Uhh ¿Qué será? ¿Mandarán a Kanon a un hospital psiquiátrico?— no lo odio, pero me encanta hacer mofarme de las locuras de Kanon, mi casi asesino de niño.
—¡Jaja! Ojalá pudiera pero no, era acerca de las tonterías de Caín —terminó de empaquetar unos sándwiches.
—Buenos días — ¡Vaya vaya! pero si es un bicho intelectual que acaba de abandonar su madriguera.
—Enano ¿Dormiste bien? — le revolví sus despeinados cabellos cuando pasó por mi lado.
—Ni tanto, Saga estuvo hablando solo toda la noche o eso creo...
Tuvo el atrevimiento de señalarlo con una sonrisa ladina, a veces estos dos me dan miedo o es que se están ocultando algo turbio. No no, lo decía broma.
—Que feo de tu parte —ladeó su cabeza mientras reía al tomarlo como broma.
Entre risas y bromas continuamos con lo de todas las mañanas, al rato vino Kanon y luego blanco y negro. ¡Ah perdón, Cain y Abel quise decir!
Bueno, creo que en una parte de mi aburrido relato mencioné que esta es una casa algo pequeña y fea, la verdad es que es cierto. Pero convivir con estos seis locos y Kardia debería de ser digno de un reality show.
Digo, aquí se aburre el que quiere.
Por cierto, también trabajo al igual que el par de gemelos disparatados y los hombres de la casa. Yo lo hago para poder pagar esta universidad, quería estar estar en la misma universidad que Saga y Kanon ganaron gracias a una beca...
No soy alguien con calificaciones perfectas o algo así por el estilo, por ello tengo que pagar una exorbitante cantidad de dinero para estudiar allí. Ahg, mi vida sin querer sí parece una novela. Y pues Caín y Abel aún están en la secundaria, cada uno con sus talentos.
Hablemos de Kardia, dije mientras me sentaba a desayunar y a conversar de trivialidades con el resto.
Ese enano cortó la afinidad que teníamos como hermanos desde el día en que comenzamos a vivir aquí, el típico "Milo quiero esto, quiero lo otro" se volvió un "Saga ¿me prestarías ese libro por favor?, Saga ¿me recomiendas este?.
Ajá me reemplazó por el loco de Saga, no me duele por ello porque ahora yo me llevo excelente con Kanon y lo podría considerar mi hermano en lugar que él. Siento que me oculta muchas cosas, incluso hay días en los que siquiera me dirige la palabra, su mundo y sus palabras solo son dirigidas a Saga; eso me duele.
Es como si la confianza que él me tenía de pequeño se hubiese esfumado, junto con mamá. En parte tengo la culpa pero...
—¡Se hace tarde! Si no llegamos a tiempo, de seguro no nos dejan ingresar apúrate — me tiraron una manzana la cual recepté en mi mano derecha, los vi en la puerta ya listos al igual que yo.
—Voy Kanon, voy...— reí tomando mi mochila.
Y sonreí como idiota, porque sentía que este día no sería tan malo.
|❤️|
Aquí yo reportándome jansqskq, perdón por recién actualizar, tengo bastantes inseguridades con este fic. Más adelante explicaré explicaré con detalle el pasado de Milo y la razón por la cual Kardia está en modo chupa media con Saga xD.
Eso es todo, ¡gracias por votar ✨!.
✓Mar
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