Seungkwan

"Te traje una flor".

Wonwoo alza la vista y levanta una ceja al verme cargando un lirio blanco.

"¿Una flor?", cuestiona.

"Una flor para otra flor", aseguro risueño.

Da vuelta a la página del libro que ha estado leyendo y lo deja abierto en la arena, como si su memoria no fuera buena y en cualquier momento pudiera llegar a olvidar la página, antes de flexionar sus rodillas para que tome asiento frente a él.

Toma el tallo que le he ofrecido y lo pasa por detrás de mi oreja. Desvió la mirada de inmediato e inflo mis mejillas por la vergüenza.

"Eres adorable", dice.

...

"Si no hubieras estudiado fotografía, ¿qué te hubiera gustado estudiar?", le pregunto a Wonwoo cuando la primera estrella se asoma sobre el mar y el gélido aire de la noche se cuela entre nosotros.

"Literatura", contesta sin vacilar. "Habría estudiado literatura".

"¿Por qué?"

"¿Qué hubieras estudiado tú?", cuestiona entonces sin contestarme.

"No lo sé. Siempre me ha gustado cantar", admito. "Aunque también me gustan los niños, quizá hubiera sido maestro de haber podido".

Wonwoo sonríe, tan precioso que podría hundirme en su sonrisa para todo mi vida y aún así nunca ahogarme.

"Aún tienes tiempo de sobra. Puedes estudiar más de una cosa", asegura.

Me dejo caer sobre la arena, siento como raspa mi espalda y soy consciente de que me quemaré con el sol, aún así no me quiero mover ni un centímetro.

"Tú también lo eres", digo. "Eres casi tan joven como yo".

Wonwoo también se recuesta a mi lado, pasa su brazo detrás de mi cabeza y siento mi piel hervir ante su toque.

Parpadeo lento, perdiéndome en su acaramelada voz. Sintiendo como mi pecho vibra en apuro ante su cercanía. Wonwoo murmura algo, muy quedito.

No escucho nada, el sosiego me envuelve. Y no hago intento por entender lo que pasa antes de cerrar mis ojos.