Wonwoo

Mingyu cierra los ojos justo cuando le digo que no lo haga y es así como terminamos cayendo. Siento el tiempo pasar lentamente y alcanzo a lanzar mi cámara a la arena sin cuidado alguno, considerando menos severo un golpe que una empapada.

Luego, el impacto aparece y mi cabeza retiembla con un dolor agudo antes de saber que el agua está rodeando mi cuerpo. Siento a Mingyu ponerse de pie luego de unos segundos, y la sombra que se hace frente a mi me indica que se ha asomado y me tapa el sol.

"¡Ah!, ¿estás bien?", escucho aún sin ser capaz de abrir los ojos. "¡Wonwoo, lo siento mucho!"

Y antes de que lo pueda evitar pienso que me quedaré aquí por un rato.

...

Cuando abro los ojos, a mi alrededor hay paredes celestes tan tenues que podría confundir con nubes blancas y suaves.

Trato de girar la cabeza, pero un estruendo, junto a un dolor agudo, me detiene de hacer cualquier movimiento.

"¡Espera!", es Mingyu. "Han dicho que será mejor que descanses un rato. No ha sido nada grave pero si te llevaste una concusión leve", me dice.

"¿Concusión?", cuestiono. Es ahí donde recuerdo haber caído junto a mi amigo gracias a su falta de motricidad y mi escasez de reflejos.

"Una conmoción", explica alguien más, como si yo fuera desconocedor de aquel término, y esta vez no evito girarme para encarar a la persona.

La habitación hiede a antisépticos y el silencio es tan evidente que incluso escucho mi propia respiración acelerada retumbar contra mis oídos.

"¿Seungkwan?". El chico castaño sonríe y se acerca un par de pasos más a la camilla. Lleva una pijama quirúrgica con dinosaurios y me pregunto por qué lo encuentro todos los días sin siquiera buscarlo.

"Tu amigo gigante aquí", dice señalándolo, "estaba muy preocupado creyendo que morirías", explica.

"¡De verdad lo siento mucho!, ¡no era mi intención!". Mingyu se queda en una de las esquinas sin saber qué más decir, cómo un niño que ha hecho una travesura y que ahora está siendo castigado en consecuencia.

Le sonrío a Mingyu para tranquilizarlo y seguidamente mi vista recae sobre el chico que ha hablado antes.

"¿Por qué estás aquí?", pregunto aunque me haga ya una idea.

"Se llaman prácticas", contesta y se ríe cuando pongo los ojos en blanco. "Estudio enfermería".

Asiento levemente ante su respuesta y me quedo observado el reloj de la pared moviendo sus manecillas. Tic-tac. Parece incluso sonar cada vez más fuerte, intervalos más largos, repiqueteando contra mis tímpanos. "¿Dónde está mi cámara?", cuestiono de pronto. "¿Y mis lentes?"

Mingyu alza mi cámara fotográfica en lo alto y suspiro aliviado de verla en una pieza. En cambio, para la pregunta de mis lentes no hay repuesta inmediata.

Alcanzo a ver al castaño de soslayo. Su pecho sube y baja con parsimonia y no tarda en notar mi mirada sobre él.

"A mi no me veas", reprocha Seungkwan, "llegaste aquí sin ellos".

Entonces observo a Mingyu que se balancea en sus pies con nerviosismo.

"Se han roto. Antes de que despertaras se los lleve a Minghao, dijo que los repararía para la mañana", asegura.

Relamo mis labios y es ahí cuando noto la sed que tengo. Miro a ambos en súplica y Mingyu desaparece por la puerta buscando un vaso con agua antes de que Seungkwan lo haga.

"Han dicho que sólo te quedarás esta noche", dice él. "Considérame tu enfermero personal", coquetea. Me guiña un ojo  para terminar tapándose la cara con sus palmas, avergonzando. Después se disculpa con una risilla que se pierde dentro de mi pecho.

Cuando ha desaparecido siento mis orejas calentarse.