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Capítulo 5. De mal en peor

27 de abril.

Otro día más, y juraba que el dolor que llevaba acabaría matándome. No podía creer lo que había hecho ayer... siempre actuaba antes de pensar, y si seguía así las cosas me irían de mal en peor.

Con solo pensar que Nick y yo ya no éramos amigos, el hecho de seguir viva me mataba, lo peor de todo esto... es que apenas era miércoles, todavía tenía que sufrir dos días más, y el lunes que venía tenía el examen más importante de todos; este examen diría si podía pasar al siguiente año o no.

En lo que menos me había dado cuenta, al fijarme en el reloj vintage que colgaba en la pared de mi cuarto volviendo aquella blanca habitación menos aburrida y sosa, estaba a dos minutos de llegar tarde.

-Abril, ¡Llegas tarde!- "No me diga..."

-Lo sé maestra, lo siento- "Realmente no, pero anda, deje que me siente"- ¿Puedo sentarme ya?

-¿Por qué llegas tarde?, y no pongas la excusa de quedarte dormida como siempre- "Agh que pesada, pues si quiere sinceridad, le daré sinceridad."

-Ya que quiere que sea sincera le diré la verdad, ayer discutí con... un amigo, y saber que ya no lo somos me deprime mucho y hace que me pierda en todo momento, por lo tanto se me pasó por completo la hora y...

-¡Ya, cállate! Te pedí que me dieras explicaciones, no que me contaras tu vida, anda ve, siéntate y estate callada- Que ni siquiera una mujer me entendiera ya era el colmo...

-Lo que usted diga- Rodé los ojos imaginariamente, si esa pofesora me veía faltándole el respeto era capaz de someterme a crueles torturas. Al girarme me puse a pensar con quién sentarme, visualicé mi alrededor y... sólo había sitio libre junto a Nick. A veces la vida era muy cruel conmigo.

Me acerqué a la silla vacía situada a su lado en la sección correspondiente al pasillo y procedí a colocar la mochila en el respaldo de la silla, como todos los días. Pero, había algo distinto. Estar enfadados el uno con el otro, hacía que no puediera evitar su presencia sin que me molestara.

Que clase más aburrida. Espera, que no me entero ¿Hay que hacer ese ejercicio? Pero, ¿Cómo lo hago? No he prestado atención y no entiendo nada, y paso de preguntarle a Nick lo que hay que hacer... me da corte...

Digamos que prestar atención durante las clases no era mi fuerte.

-No entiendes ese ejercicio ¿Verdad?- Me preguntó sin dejar de prestar atención a su libreta

-Sí... sí que lo entiendo...- No era cierto, pero la maestra mencionó que no debía hablar, y si viese a Nick entablando una conversación conmigo podría ponerle un parte de incidencia por mi culpa. Era mejor evitarlo, el expediente de Nick era el más limpio que había visto en toda mi vida y un parte a esas alturas no le vendría nada bien

-Vamos Abril, no engañas a nadie, y menos a mí. Te conozco muy bien, y he notado que no te has enterado de nada. Venga, deja que te lo explique. Volver a hacer de profesor tuyo me sentaría muy bien- ¿Le sentaría muy bien? Posiblemente quería volver a ser amigo mío 

Así que me pregunté por qué no intentarlo. Al fin y al cabo me hacía mucha falta su amistad y eso era una increíble oportunidad para arreglar todo.

-Bueno, si quieres... no tengo problema...

Aún recuerdo lo embobada que me había puesto al escucharle explicar, hasta esos pequeños detalles de él me encantaban, siempre conseguía enamorarme y distraerme... ¡Ahora entiendo por qué me iba tan mal en el instituto!

En una pequeña mirada de reojo había alcanzado a notar que la maestra nos miraba muy fijamente, había visto como Nick hablaba conmigo y como siempre pasa; Lo había malinterpretado.

-Níquel, sal ahora mismo del aula, sabes muy bien que está terminantemente prohibido hablar en clase, además te llevas un parte- ¡Era hora de protegerle!Vamos... présteme atención, ¿no ve mi mano levantada?

-Qué quieres Abril- Dijo con su amargada voz de señora mayor arrugada, cruel, fea, roñosa, y sobretodo:amargada... "¿Una señora amargada, con voz de amargada?... NO, Concéntrate Abril, tienes que escribir la historia..."

-Fui yo- Respondí a su amargado comentario... Olvidé mencionar que esta maestra tenía el apodo de Srta. Amargada...¿Se había notado ya?

-¿Qué?- Preguntó amargadamente...

-Le... obligué a explicarme el ejercicio porque no estuve prestando atención

-Pero si no fue así- Susurró Nick a mi oído, estando aún sentado en la silla, confuso

-¡En ese caso, fuera de la clase Abril! ¡Y te llevas un parte por no prestar atención, otro por obligar a un compañero a perder su tiempo, y otro por interrumpir hablando!- Tampoco era para pasarse de tal manera...

45 minutos. 

45 largos y apestosos minutos fuera de la clase. Aún faltaban 10 minutos para que esta acabara y me estaba muriendo de aburrimiento... Pero creía que habían valido la pena todos esos partes. "Aunque debería aprender a callarme y dejar de hacer actos heroicos".

No tenía mi celular a mano, pues mi mochila estaba dentro de clase, y ahí se encontraba la chatarra a la que solía llamar "móvil".

Como no tenía nada interesante que hacer, decidí levantarme con ayuda de la pared, y ponerme a caminar por sitios en los que seguro que ningún maestro me vería.

De pronto, aunque había un sol tan radiante que derretía la Tierra, comenzó a hacer frío. Nuevamente tenía la chaqueta dentro de clase, así que me abracé a mi misma para intentar entrar en calor.

"Maldición" Había pensado. En eso que estaba insultando en mi mente, escuché una pequeña y suave risita. Que, aunque muy tierna y dulce, podía asegurar era de un niño.

Seguí esa risita hasta una de las pocas puertas que llevaban a las habitaciones en las que los conserjes guardaban sus cosas. Miré el postillo pensando si realmente era seguro entrar.

En lo que volví a levantar la mirada, todo el sitio estaba a oscuras. Excepto una zona, al otro lado de la puerta del conserje. Miré hacia atrás, hacia el pasillo del que venía, y una inmensa oscuridad parecía haberse tragado todo, y no frenaba. Se dirigía a mi.

No me lo volví a pensar una vez más y entré en aquella habitación.

Había una pequeña luz, un pequeño foco que acabó apagándose. Pero para mi fortuna, tenía justo al lado el interruptor de las luces más grandes.

Las encendí, y recuerdo haberme arrepentido tan solo una milésima de segundo después.

Al acabar de encenderse todas las luces, que se extendieron más allá del verdadero límite de esa habitación, me encontraba en un cuarto blanco.

No había más que eso.

Cuatro paredes blancas que, de alguna manera u otra, lograban hacerme sentir como si estuviera loca.

Como si de repente tuviera esquizofrenia, y estuviera encerrada en un psiquiátrico.

No me había equivocado en absoluto, pues al intentar abrir la puerta sin éxito y volver a darme la vuelta, una silueta familiar se encontraba con las piernas recogidas y sus brazos abrazando estas. En ningún momento le vi la cara, pues estaba en una esquina que me hizo recordar a todas aquellas veces que mis padres me habían regañado por hacer algo mal y me colocaban en esa posición durante un par de horas.

Me acerqué a "eso" con mucha precaución. Logré hacer que se diera la vuelta, pero su larga cabellera castaña seguía dificultándome la percepción del rostro completo.

Me decidí de una vez por todas en acabar averiguando quién era y, como tantas veces en ese día, volví a arrepentirme de aquello deseando haberme quedado fuera para que la oscuridad me tragara.

"Eso" no era nada más ni nada menos que yo misma. Pero estaba pálida, la sangre parecía no llegar del todo a mi cuerpo, no circulaba correctamente. Tenía las uñas... Bueno, más bien no las tenía, en su lugar había carne. Una carne tan roja que incluso logró hacerme querer vomitar. El pelo, desgreñado y quemado, me llegaba hasta las caderas e incluso tenía ojeras.

Esa "yo", después de mirarme y provocarme terribles escalofríos, empezó a ponerse de pie, sin dificultad alguna a pesar de su mal estado.

Una vez así, pude notar más cosas, como que mi cuerpo parecía estar solamente hecho de huesos, y que esa "yo" tenía un traje que creía haber visto en otro lado.

Intenté analizarlo; camisa blanca, inerte, abierta por detrás, con mangas ajustadas a los lados de la persona pero en forma de X....

El terror sucumbió mis sentidos, estaba frente a una "yo" demente, esa prenda era denominada Camisa de Fuerza y las utilizaban para mantener a raya a todos los enfermos mentales.

De pronto, esa cosa que parecía ser yo, comenzó a reírse mientras miraba hacia abajo. Su risa era macabra, me daba miedo escucharla reír, solo quería que parase.

Dio una fuerte inhalación, y echó su cabeza hacia atrás para luego volver a mirarme, sonreír e inclinar su cabeza hacia un lado.

Extendió sus labios de una forma sádica, y perturbante, logró que esta llegara literalmente de oreja a oreja.

Entonces, empezó a correr hacia mi, me di le vuelta, logré abrir la puerta y salí huyendo. Corría y corría, pero nunca miraba hacia atrás. Con solo pensar que podría tenerla pisándome los talones hacía que deseara morir antes de que esa cosa me atrapase y me diera una muerte lenta y dolorosa. 

Sentía mi respiración agitarse cada vez más, tanto que la vista se me nublaba. Veía tan poco que en cuanto menos me di cuenta estaba atrapada entre la espada y la pared, casi literalmente a excepción de que en este caso no era una espada, sino una loca y maquiavélica versión mía.

Apoyé mi espalda abre la pared y lo único a lo que me digné fue ver como se acercaba sin quitar esa estúpida sonrisa de su cara e intentar protegerme poniendo mis manos frente a mi cara como si de algo sirviera. Justo cuando veía que la muerte estaba por atraparme, abrí mis ojos y no había nada.

Todo estaba como desde un principio, y parecía que no me había movido en ningún momento de mi sitio inicial.

La campana había tocado, y pude darme cuenta de que no habían pasado más que 10 minutos y habían parecido horas interminables.

Decidí distraerme de aquello, aunque de seguro sería algo que no podría olvidar, e intentar buscar a Nick para hablar con él.

Un poco mareada, me logré levantar del suelo y alcanzarlo.

Disimulé mi cansancio, tomé su hombro, le di la vuelta y con el semblante serio dispuesta a hablar solo pude ver como me interrumpía:

-¿Por qué?- En ese momento, lo único en lo que pensaba era que me saludaría con un sencillo "Hola".

-¿Eh?

-Que por qué has hecho eso- Insistió

-¿El qué? Lo siento... pero no te entiendo- O bien no le entendía, o bien aún estaba aturdida por lo que acababa de pasar

-Lo de dar la cara por mí, ¡Yo sé cuidarme solo!- La forma en la que lo había dicho le había hecho parecer un niño de 6 años.

-¿¡Pero qué te pasa!? ¡Acabo de evitar que te pongan un parte, y tú vienes a quejarte de que di la cara por ti!- Estaba aturdida definitivamente, lo había gritado tan fuerte que los que pasaban por mi lado me miraban extrañados.

-No porque te haya ayudado con el ejercicio quería decir que ya éramos lo suficientemente amigos como para que te armaras de valor, te hicieras la valiente, la protectora y dieras la cara por mí. Solo hacía mí trabajo como buen compañero de clase que soy.- Me irritaba que hiciera cosas como estas cuando se enfadaba.

-¿Y lo de volver a hacer de maestro? ¿Qué me dices de eso?- Intentaba tranquilizar el ambiente, pero no lo había logrado

-¿¡Ya te has olvidado de que estoy estudiando para profesor!?- Ahora era a él a quien miraban extrañados

-Yo... no sé qué decir...-Glups Había olvidado ese importante detalle, pero tenía una buena escusa... Estaba aturdida...

-Así es mejor- Dijo sin más.

-Espera...Sí sé que decir...- "He aquí llega nuevamente el comentario que no puede quedarse encerrado en mi garganta- ¿¡Ni siquiera me vas a agradecer lo que he hecho por ti!? ¡Me han puesto tres partes de incidencia, y a ti lo único que te preocupa es tu estúpido ego!

-No.

-Odio cuando te pones de esa manera... me... me fastidia verte así... me pones de los nervios.

-Si realmente te gusto, te deberían gustar mis defectos también.- Ese tema no se tocaba de esa manera, o no, era un tema muy delicado y él era lo suficientemente consciente de ello

-Entonces eso significa que no me gustas... a partir de ahora, olvídate de mí.- Respondí molesta por lo que había hecho.

-Pues así será.

Tras decir eso, simplemente se marchó dejándome aún más aturdida de lo que ya estaba.

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N/a

20136 palabras, por ahora este es el capítulo más largo que he escrito.

Por cierto, no sé si ya lo habíais notado, pero he decidido inscribir esta historia a los Wattys2018. Intenté hacerlo el año pasado, pero había llegado fuera de plazo, así que, esperemos que por lo menos entre en la clasificación :D

~Kiki se despide ♥

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