( cambios )
Disclaimer: Ay mijos si HP me perteneciera... Es todo obra de JK Rowling. Yo solo mato el tiempo.
Summary: "¿Crees que porque te aburres y se te da la gana puedes atacar a la gente así porque sí?"
Harry se lo pensó varios segundos. "La verdad, sí.".
Advertencias: Slash (relación hombre x hombre). Sorpresita hasta el final.
¿Qué, acaso una humilde escritora de fanfics no puede dejar abandonados sus longfics y publicar un oneshot chiquito? Yo si puedo porque quiero y porque puedo.
Espero que les guste.<3
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CAMBIOS
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Harry soltó un suspiro malhumorado.
—Barty, me aburro.
Barty Crouch Jr., del otro lado de la cómodamente arreglada habitación con gruesos barrotes mágicos que prohibían la salida, soltó un enorme bufido.
—No soy tu payasito de circo Potter. Estás preso, cautivo, por el Señor Oscuro. No estás de vacaciones saltándote los exámenes —siseó de completo malhumor. Harry gruñó mientras se arrojaba nuevamente a la cama, harto de estar arrastrando los pies de un lado a otro de la habitación contando las pequeñas manchas de humedad en el papel tapiz porque ya había acabado de contar cada una de las malditas hojas estampadas en él.
—Si estuviera estudiando para los exámenes al menos estaría haciendo algo —se quejó. Trató de creer que lo que había escuchado de Barty no era, definitivamente, una risa. Porque de ser una risa tendría que matarlo, y de verdad le gustaba mucho la alfombra nueva que el Lord le había dado. Era suavecita cuando despertaba de mañana y tenía que pasar hasta el baño mientras arrugaba los dedos desnudos de los pies contra la tela mullida.
—Puedes estudiar aquí, allí están tus libros —señaló Barty con apatía. Harry resopló.
—Ya los leí.
—Léelos otra vez.
—Barty, quiero evitar aburrirme, no sufrir muerte por tedio —rezongó Harry, y esta vez sí oyó una pequeña risita, una que también había oído antes pero ahora fue lo suficientemente irritante para que le arrojara una caja musical que se hallaba sobre su mesa de noche, que erróneamente se estrelló contra la pared junto a la cabeza de Barty quien, claramente, se volteó indignado.
—¿Qué coño te crees Potter? —gruñó, su voz áspera sobre el sonido agonizante de la caja musical con un ritmo más que tétrico—. ¿Crees que porque te aburres y se te da la gana puedes atacar a la gente así porque sí?
Harry se lo pensó varios segundos.
—La verdad, sí.
Barty cerró los ojos y contó lentamente hasta diez mientras Harry rodaba por la cama retorciéndose mientras el crujido del colchón rechinaba. Barty no alcanzó hasta diez antes de gritar.
—¡Eres malditamente insufrible Potter!
—Gracias —Harry se incorporó, recargando la cabeza sobre su mano, mirándolo con apatía y fingida concentración—. Y tú eres un dolor de huevos.
—Ya te voy a dar dolor de huevos maldito hijo de... —comenzó Barty, siendo abruptamente interrumpido con un almohadón directo en su cara.
—¡Barty, modales! ¿Así te enseñaron a hablar tus padres? ¿Con esa boquita dices papá? —provocó Harry, golpeando el rostro de Barty Jr con otra almohada. No faltó ni siquiera un tercer golpe antes de que Barty ya se lanzara sobre él, muy predispuesto a abrirle la garganta en dos o golpearlo hasta dejarlo morado.
—¡Eres un maldito niño malcriado Potter!
—¡Gracias, es que un Señor Oscuro mató a mis padres, no podría estar bien criado! —se excusó Harry, saliendo de la cama lo mejor que pudo sin golpearse y sin dejar que Barty lo asesinara. Barty atrapó una de las almohadas con las que había sido golpeado y se la lanzó, haciéndolo desequilibrarse y caer de rostro entre las sábanas desordenadas, antes de que Barty lo volteara en la cama para quedar sobre él, recargado en sus rodillas y con una sádica sonrisa.
—Vas a sufrir, Potter.
—Inténtalo, Barty.
Barty alzó la almohada entre sus dedos con expresión maliciosa. Los ojos claros destellaron con la locura mientras bajaba lentamente la almohada, dejándole el tiempo exacto para arrepentirse. Harry hizo un puchero a mitad de camino.
—Barty, de verdad. De verdad te lo juro, me aburres. Trata de ser más divertido. Si vas a matarme o tratar de hacerlo, por favor, hazlo y que parezca de verdad. Me pongo fastidioso sin mi dosis de adrenalina diaria.
Barty atinó a darle un puñetazo que se hundió al colchón cuando Harry se fugó, rápido y escurridizo, hasta el otro lado de la habitación sonriendo como un niño pequeño.
—¿Qué quieres, Potter? ¿Que te mate? ¿Que te torture? ¿Que coño quieres?
Harry compuso una expresión meditabunda.
—En primer lugar —mostró un dedo— quiero al Lord. En segundo lugar —mostró dos dedos, moviéndolos juguetonamente— tú las traes.
Barty apenas reaccionó cuando Harry ya le lanzó los pedazos rotos de la caja musical. Se lanzó sobre él, tratando de atraparlo, pero Harry saltó sobre la cama y luego hasta la otra punta mientras Barty tropezaba repetidamente con la alfombra favorita de Harry, se aferraba arruinado el papel de las paredes y componía expresiones de dolor con cada cosa que Harry le arrojaba.
—¡Vamos Barty, no puede ser tan difícil atrapar a un adolescente! —burló, escabulléndose otra vez. Barty gruñó de frustración sacando su varita e inmovilizándolo como debería haber hecho desde un inicio. Harry gimoteó.
—¡Barty, no!
—Barty sí —siseó él, moviendo su varita y dejándolo sobre la cama, luego conjurando un complicado juego de nudos atándole los brazos y los tobillos—. Quédate quieto o sufre las consecuencias Potter.
Harry le observó con ojos llorosos. Barty retrocedió.
—No. No, no, tú no vas a llorar Potter —advirtió, retrocediendo otro paso atrás y otro hasta que los barrotes mágicos quemaron en su espalda—. Potter, no se te ocurra...
—¿Y qué quieres que haga? —sollozó Harry, la nariz enrojecida mientras las lágrimas caían por su rostro—. El Lord nunca viene, tú siempre eres horrible conmigo, Draco ni siquiera trata de escucharme, no tengo nada más que hacer, ¡y una vez que consigo que juguemos sólo... sólo eres así de horrible y malvado conmigo! ¡Te odio!
Barty talló su frente en círculos mientras Harry lloraba, volteando el rostro hasta un lado, las lágrimas cayendo por todo su rostro. Con un suspiro de resignación movió su varita y soltó las ataduras, Harry limpiándose el rostro con la playera tan pronto tuvo las manos libres, aovillándose en la cama y abrazándose las rodillas. Barty oró a Merlín por un poquito de paciencia, porque si le daba fuerza sería para soportar las cruciatus que le haría el Señor Oscuro por matar al mocoso Potter.
—Potter...
—¡No me hables! —chilló Harry en medio de sus sollozos. Barty gruñó y le lanzó una de las almohadas que habían quedado en el suelo, entre el caos de alfombras, edredones, piezas rotas y cuerdas conjuradas.
—Potter... —Barty se armó de paciencia mientras los enormes ojos verdes se posaban en él— tú las traes.
Harry chilló y saltó de la cama. Siete movimientos después había atrapado a Barty, y Barty lo había atrapado luego de veintidós movimientos más, Harry riendo como un pequeño a pesar de sus diecisiete años, lanzándose contra el colchón deshecho con la respiración acelerada mientras Barty sonreía.
Cuidar al chico Potter no era tan malo.
—¿A qué quieres jugar ahora? —preguntó Barty. Harry le miró interesado.
—¿Sabes crear música con magia? Odio escuchar el molesto goteo de las tuberías de arriba todo el tiempo.
Barty sonrió. Vale, música. Algo sencillo que podría cumplir.
Retomó su varita y conjuró una serie de melodías. Harry parecía bastante relajado y feliz mientras observaba los colores y de dónde provenían esas melodías, pero como obviamente era Harry Potter y de seguro no podía estarse quieto ni dos minutos, saltó de la cama con los sonidos más movidos agitándose en lo que parecían movimientos epilépticos.
—Potter... ¿Qué haces? —preguntó Barty, curioso. Harry sonrió.
—¡Bailo! —chasqueó la lengua— Pero no me gusta esta música, ¿tienes otra?
Barty movió su varita y cambió los ritmos. Los sonidos se hicieron lentos, densos y pausados, y Harry cambió por completo sus movimientos. Barty lo observó de arriba abajo mientras se bajaba de la cama y bailaba con movimientos que seguían el ritmo y los giros de la música, sonriendo ante lo que el maldito muchacho parecía.
—¿Qué miras? —preguntó Harry, curioso. Barty sonrió totalmente burlón.
—Potter, bailas como stripper.
Harry sonrió con una mueca tan falsa que Barty decidió que huir sería más fácil que calmarlo.
—Te mataré y me haré botas nuevas con tu piel —amenazó. Barty sonrió, provocador.
—Trata de que sean botas de tacón, así tienes algo cubierto para cuando vayas a desnudarte y bailar por ahí.
El grito de indignación de Harry fue seguido a volver a lanzarse sobre él, con las manos en pos de ahorcarlo y Barty fácilmente esta vez dejándolo caer contra el colchón, posicionándose sobre él para mantenerlo inmóvil. Harry, por su cansancio y agitación, no pudo hacer mucho más.
—Mira, mocoso... —siseó Barty, cuando los ojos de Harry se desviaron a las rejas mágicas desapareciendo y a la figura envuelta en túnicas negras adentránose.
—¡TOM! —chilló, tratando de patear a Barty para zafarse y correr a sus brazos. Pero Tom Riddle no miraba a Harry, claramente no, sino a Barty con una expresión homicida.
—Milord, puedo explicarlo... —comenzó Barty, tratando de levantarse lentamente sin sufrir una de las patadas de Harry.
—No quiero explicaciones. Barty, ¿lo has hecho moverse? Debe reposar —señaló a Harry, rojo y sudado, con los ojos llorosos mientras le miraba y no podía liberarse para saltar a sus brazos.
—No fue con intención milord...
—No me importa —Lord Voldemort se quitó las capuchas del rostro revelando las facciones hermosas, la sonrisa de labios gruesos y dientes blancos cuando observó a Harry libre y saltando a sus brazos—. Barty, fuera de aquí —dedicó otra mala mirada a Barty que, refunfuñando, salió inclinándose un poco al pasar junto al lord.
—Barty —llamó Harry antes de que saliera al oscuro pasillo— gracias por jugar conmigo.
Barty le dedicó una suave sonrisa antes de marcharse. Harry observó a Tom, acunó su rostro bajo sus dedos y acarició su piel suave mientras se perdía en cada ángulo de sus facciones queriendo alimentarse de ellas.
—Te extrañé hoy —susurró. Voldemort se inclinó para besar apenas la punta de su nariz.
—Ha sido un día difícil —resopló, asegurándose de cargarlo bien con un solo brazo antes de apartarle los cabellos húmedos en sudor de la frente y acomodarle las gafas torcidas—. Me hubiera gustado estar contigo.
Harry sonrió ampliamente y se lanzó a reclamar sus labios. Voldemort sonrió, dejando que Harry mordiera juguetonamente su boca antes encargarse de dominar el beso, Harry de pronto siendo una blanda gelatina temblorosa bajo sus labios.
—Te extrañé también —susurró Voldemort, dejando otro pequeño beso en su labio inferior antes de incorporarse y acomodar más a Harry—. ¿Comiste bien? ¿Te alimentaron correctamente?
—¡Sip! —Harry se acomodó más contra el pecho de Tom mientras él lo llevaba a la cama, moviendo sus manos y consiguiendo que ésta se tendiera sola antes de arroparlo en las mantas—. Hoy me hice un sándwich de todo lo que me trajeron pero no me cayó bien, a bebé no le gustó. También me hice huevos revueltos y eso pareció gustarle, pero no mucho la mezcla con el queso... Así que le pedí a Barty pizza y papas fritas.
Tom soltó una risa burlona mientras besaba su frente y pasaba los dedos en una sutil caricia sobre su vientre aún plano. Harry sonrió mirándolo, derritiéndose bajo su mirada y sintiendo que lo único que anhelaba en esa vida era fundirse con él.
—¿Algo más que a bebé no le guste? —preguntó Voldemort, acomodándose a su lado y rápidamente sintiendo cómo Harry se aferraba a él sin querer soltarlo.
—Sip —siguió Harry—. Nada dulce. No jugo a menos que sea de limón y lima, no pastel, no helado, no chocolate ni bombones. Pero si quieres traerme frituras con queso cheddar, no creo que bebé se queje.
Voldemort no evitó soltar una carcajada mientras acariciaba los cabellos de Harry lentamente. No recordaba en qué momento el fastidioso Potter pasó a ser el precioso Harry, pero si había algo que recordaba a la perfección era que debía cuidar de Harry, ponerlo a salvo de todos aquellos que querrían herirlo, y por supuesto poner a salvo a su futura hermosa familia.
—Si duermes un poco ahora —persuadió— te traeré frituras con queso cheddar. Hasta frituras de bolsa muggle, si lo quieres.
Harry asintió repetidamente mientras se acomodaba para dormir oyendo los constantes latidos de su corazón.
—Te amo Tom —susurró, cerrando los ojos y dejando su respiración relajarse—. Gracias por cuidarme y cuidar de bebé.
Voldemort sonrió, la calidez de su pecho extendiéndose en un bienestar a todo su cuerpo mientras Harry se adormecía a su lado, su bebé crecía sano y fuerte en él, y lo único que avistaba en el futuro era que sus esfuerzos darían frutos.
Haría del mundo un lugar mejor para su amado Harry, un lugar mejor para él, un lugar mejor para su bebé. Lo único que realmente esperaba con algo de miedo era poder enfrentar sería decirle a Harry que realmente no le traería frituras de bolsa muggle.
Dominar el mundo era pan comido si se lo comparaba con su Harry embarazado y sufriendo constantes cambios hormonales.
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Si llegaron hasta aquí, ¡gracias por leer!<3
Espero que les haya gustado, de verdad me mata de ternura un Harry todo hormonado -?- y Barty sufriendo es la cereza del pastel.
Muchos abrazos y besos a todos, y espero que tengan buenas noches/días/tardes depende cuando lo lean<3
Besos bais:3
xxx G.
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