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malestares

Santuario de Athena.

9:00 AM.

Después de las guerras santas.

Después de las guerras pasadas y que la dueña del inframundo ahora, la reina Pérsefone llegara aún acuerdo con su hermana, lograron regresar a la vida, así como también los espectros, las marinas e incluso el mismo Hades, al prometer no meterse en más conflictos si se regresaban las vidas de los caídos en batalla, o bueno, esa era la historia que le habían contado.

Milo: diablos... que calor - susurró mientras subia al templo de Acuario.

Aun se preguntaba que era lo que su cubito intentaria hacer esta vez para ganar su perdón, no estaba molesto por lo que ocurrió en Asgard, sin embargo, Afrodita y Mü le dijeron que debía hacerlo sufrir un par de semanas para que suplicara su "perdón" asegurando de que no era justo de que después de todo lo que le hizo pasar lo fuera a perdonar tan fácil.

Milo: y tengo que seguir este ridículo juego o me mataran - susurró para después entrar al templo - ¡¿Camus? Ya estoy aquí ¿para que querías que viniera?! - preguntó mientras veía hacia todos lados.

El templo de Acuario estaba tan fresco y el tan acalorado, que sin pensarlo se retiró la camisa del torso y usándola de abanico comenzó a caminar para buscar a su futuro ex si las cosas continuaban así.

Milo: Camus de acuario sal de donde quiera que estés, no estoy de humor para tus juegos - amenazó, para momentos después sentir como por la espalda, lo rodearon por la cintura, al sentir lo helado de la armadura y con lo acalorado que él estaba, prácticamente se derritió en los brazos de su compañero.

Camus: vez que si me necesitas ¿por qué aun sigues molestó conmigo? - preguntó mientras Milo reaccionó.

Milo: eres un aprovechado, suéltame - le ordenó mientras le daba un golpe en la cabeza y se alejaba, se volvió a colocar su camisa y después de cruzo de brazos - ¿Que quieres? - preguntó.

Camus: vamos Milo ya an pasado más de dos meses, ¿que quieres de mi para perdonarme? - preguntó mientras hacía un puchero.

Milo: aaa... - se quedo callado, ¿que debía responder? Era obvio que no quería nada más que se disculpara, pero ya lo había hecho.

Sin siquiera haberse dado cuenta Camus se acerco hasta él, acorralandolo entre un pilar y él, lo vio a los ojos y después se acercó a su oído y preguntó.

Camus: hay mucho calor ¿no crees? - preguntó mientras Milo asintió, un poco confundido por lo evidente del asunto - ¿sabes que día es hoy? - preguntó.

Milo: según me acuerdo jueves ¿no? - preguntó para después cubrir su boca al sentir como Camus suavemente recorrió parte de su cuello con su lengua, para después preguntar.

Camus: ¿recuerdas que hacíamos los jueves antes de que Athena regresara al santuario? - preguntó mientras Milo reaccionó, para después comenzar a moverse como gusanito en sal.

Milo: no, no, no, no... aleja tus sucias intenciones de mi - aseguró mientras el otro río por lo bajo, para después cargarlo y llevárselo hasta su habitación "encontra de su voluntad"

En el Inframundo.

Las tres moiras, las diosas del destino se encontraban bastante aburridas y con la gran necesidad de ir a buscar algo para comer.

Cloto: desde que las guerras santas acabaron no tenemos nada bueno que hacer por acá, más que sellar el destino de los humanos - decía mientras daba vueltas al rededor de su rueca.

Láquesis: ¿y que más podemos hacer? Nacimos para esto - dijo mientras jugaba con su globo del mundo.

Átropos: chicas tengo hambre - aviso mientras cerraba una y otra vez sus tijeras.

Cloto: ¿y que propones que comamos? Estamos en el hades, no hay nada que comer aqui - aseguró.

Átropos: ¿y si vamos a buscar algo a la tierra? - preguntó.

Láquesis: no podemos dejar él destino sin vigilar - dijo.

Cloto: llamemos a la señorita Pérsefone le dejamos esto aquí un rato y vamos, no creo que vaya a ver problema si desaparecemos por unos minutos - aseguró mientras las demás lo pensaron, para después asentir.

Las diosas del destino desaparecieron en búsqueda de la diosa del inframundo, dejando solo la rueda del destino, sin notar que una presencia comenzaba alzarse, sonriendo de una forma bastante burlona, se divertiria con el santuario un rato.

Unas horas después.

8:00 PM.

Templo de Acuario.

Molestó salia de aquella habitación, maldiciendose por dejarse llevar por aquellos deseos carnales que ese caballero lograba provocar en él.

Milo: así que por eso me hiciste subir imbécil - dijo "Molestó"

Camus: así que el bello durmiente por fin despertó - dijo desde la cocina sonriendo de manera triunfante, Milo por su parte Molestó se dio la vuelta e intento irse, pero antes de que pudiera seguir, Camus congelo sus pies en el suelo del templo. Apago la estufa y comenzó a acercarse a su novio.

Milo: ya conseguiste lo que querías de mi idiota déjame ir - le ordenó.

Camus: vamos cariño, ya no quiero seguir así contigo - le dijo mientras se acerco y lo abrazó por la espalda - ¿por que estas de tan mal humor últimamente cariño? Te enojas conmigo pero esto es exagerado - aseguró.

Milo: ¿te parece exagerado señor dramático? - preguntó molestó mientras Camus lo abrazó más, Milo se puso a llorar segundos después de eso, dejando confundido al caballero de acuario.

Camus: ¿Que paso cariño? - preguntó mientras trataba de consolarlo, un soldado entró al templo por lo cual Camus se separó rápidamente y descongelo los pies de Milo, haciendo que el menor cayera al suelo de rodillas y se pusiera a llorar con más ganas.

Soldado: ¿Que le ocurre señor? - preguntó.

Milo: me siento sólito - respondió mientras seguía llorando.

El Soldado de buen corazón intento ayudar a Milo a levantarse, pero la mirada pesada y fría que le dedico el santo de acuario al verlo acercarse a él lo hizo desistir de lo que quería hacer, pero después decidió ignorar la pelea de la pareja presente y avisar.

Soldados: bueno, caballeros e venido a darles un mensaje de la diosa, es necesario que todos se presenten en su templo ahora - aseguró mientras ambos caballeros lo vieron a los ojos.

Continuará....

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