Amo vivir aquí...

Amo pasar por el crudo invierno, el hermoso otoño con sus colores rojizos, el caluroso verano con sus playas, ríos y lagos y sobre todo amo ver en cada primavera cómo los cerezos florecen por primera vez.

Amo vivir en la ciudad más grande de Estados Unidos, amo vivir en Goldensilver. Esta es la ciudad más importante del país, ya que tiene gran influencia en los medios de comunicación, en la política, educación, en el arte y la cultura. Amo que sea la capital de la moda porque yo amo la moda.

Me encanta la vida ajetreada de esta ciudad. Lo que para muchos sería un castigo, para mí es música para mis oídos. Amo el bullicio de las calles, ver a la gente caminar por sus amplias aceras, y lo que más me gusta es el delicioso cheesecake que venden en mi cafetería favorita: "Don Anecio".

Y te preguntarás: ¿Por qué esta ciudad se llama Goldensilver?

Pues nada más y nada menos que porque está rodeada de minas de oro y plata. Son tan ricas que podríamos subsistir al menos once generaciones y se calcula que sean más.

De todas las ciudades del país, esta es la única donde se puede estudiar la carrera que amo, la carrera que siempre he querido desde niña. Nunca ha existido otra, solo esta.

Cardiología...

Me gradué de la universidad "Rosette" con honores. Fui la mejor del año y por ello me premiaron con un título de oro. Mi logro fue todo un orgullo para mí y para mi familia. Aún recuerdo aquel día como si fuese hoy, aún recuerdo las risas, los abrazos y las fotos que nos tomamos mamá, mi hermano y yo. Siempre fuimos nosotros, siempre fuimos los tres.

¿Y papá?

Pues, papá es la razón por la que estudié medicina y es la razón por la que comencé la especialidad de cardiología, porque él es el mejor cardiólogo del país y posiblemente del mundo. Él nunca ha estado más de tres meses al año con nosotros, su apretada agenda se lo impide. Siempre viaja de estado en estado y a veces de país en país, atendiendo a presidentes, reyes, políticos importantes y toda persona influyente que existe sobre la faz de la tierra.

Crecí sin él, sin sus abrazos, sin sus besos y caricias... Pero mamá estaba ahí para mi hermano y para mí, ella fue quien llenó ese vacío. Papá siempre estaba detrás de una pantalla de celular y mamá siempre estaba junto a nosotros.

Fue por eso que elegí ser cardióloga, porque a pesar de su ausencia, papá siempre ha sido mi ídolo. Es la persona que más he admirado en la vida. Su sacrificio, dedicación y todos sus logros siempre han sido algo tan fascinante para mí. Por eso me esfuerzo para ser una cardióloga tan buena como él, para así poder trabajar juntos, poder convivir y nunca más volver a separarnos...

Pero todo eso cambió...

Mi vida dio un giro de 360 grados que me hizo replantearme toda mi existencia. Todo cambió ese día del cual no quiero acordarme... El día en que una parte de mí murió, el día en que mi hermano Jonathan y yo tuvimos aquel trágico accidente de auto.

Es extraño y enfermizo cómo la familia se reúne cuando un ser querido muere...

Eso fue lo que nos sucedió a nosotros, los Rollins...

Mi padre, el gran cardiólogo Edward Rollins volvió a casa. Compró un hospital en el centro de la ciudad y nunca más salió de Goldensilver, nunca más me dejó sola...

Pero ya nada era igual... Las risas, la música, la televisión encendida hasta altas horas de la noche, los desayunos en familia, el café de la tarde... Todo eso se esfumó de un día a otro.

Mi hermano, mi compañero, mi cómplice, mi mellizo había muerto. Ya nada podía llenar ese vacío.

Mamá cayó en una depresión tan grande que nunca volvió a ser la misma, fue por eso que dejé a un lado la cardiología, y decidí especializarme en algo totalmente nuevo para mí: psiquiatría.

Y así poder sacarla de ese hueco en el que había caído. Para poder entenderla mejor y saber cómo ayudarla. Para poder recetarle el mejor plan de medicación con la esperanza de que esos hermosos ojos azules volvieran a iluminarse...

Pero una mañana de domingo, mientras caía la primera lluvia del año, mamá se suicidó. Y desde ese día, mi vida cambió...