
Rumbo
Capítulo 7
Tony miraba al vacío. El doctor Erskine estaba muerto, Steve estaba siendo revisado y el agente de Hydra estaba suelto.
Sabía que matar a Steve a estas alturas era un tarea complicada. El Alpha ahora era el perfecto super soldado; de un solo puñetazo lo mandaria tres metros lejos, sin embargo, eso ya no era lo que le preocupaba al castaño.
Su mundo se había puesto de cabeza por Steve; no sabía si eso afectaría la línea temporal o si tendría repercusiones en un futuro próximo.
Lo único que podía pensar era en la impotencia de no poder cambiar el rumbo de los hechos. La muerte del doctor Erskine era necesaria. Tony pensó por varios segundos en un escenario donde el agente de Hydra no hubiera estado infiltrado en la habitación. ¿Él hubiera salvado al doctor?, ¿hubiera sido capaz de cambiar un hecho tan importante para el futuro que en realidad era su presente?
Anthony cerró los ojos afectado.
—¿Tony? —El Omega enfocó su mirada en el rubio—¿Cómo te encuentras?
Stark detallo la figura del soldado. Era muy distinto al pequeño Alpha que lo miraba con ojos soñadores; ahora era un gran Alpha con ojos soñadores y enamorados.
Anthony se sintió confundido. ¿Continuaría con todo esto?
—Estoy bien. —El Omega le sonrió triste—. Conmocionado, pero bien.
El rubio camino hasta él y lo apresó en sus brazos. Steve aspiro su aroma.
—Ahora realmente me siento capaz de ser un Alpha digno para ti. —Lo escucho susurrar.
Tony quiso llorar... Si tan solo lo hubiera conocido en otro tiempo.
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Steve no estaba pasando por su mejor momento. Sabía que él coronel Phillips dudaba de sus capacidades, sabía que la mayoría de los soldado lo tomaban como un simple experimento fallido y que su única manera de ayudar está vez era vendiendo bonos y brinadole alegría a niños con sus shows.
Podía entender todo eso..., pero no que Tony se comportará tan distante con él.
Había pasado días desde la última vez que estuvieron juntos; Steve creia que había dejado en claro sus intenciones con Tony. ¿Entonces que había hecho mal?
Las bailarinas le coqueteaba sin disimulo ocacionando que Steve se sintiera incómodo. Le halagada, pero no era lo que él quería.
—Disculpe... —Una Beta muy bonita le abanico las pestañas coquetamente— ¿A visto al señor Potts?
La mujer asintió soñadora mientras apuntaba a los camerinos.
Steve agradeció.
—¿Terminaste el show? —Dijo Anthony cuando lo vio entrar. El castaño agarro su libreta dispuesto a irse—. Descansa, tengo cosas que hacer, así que me iré.
El Alpha lo agarro del brazo cuando el Omega pasó a su lado.
—No. Tenemos que hablar. —Steve lo miró molesto—. Ahora. —Ordenó.
Vio cómo Tony tenso sus músculos.
—Tengo cosas importantes que hacer.
—Lo nuestro es importante. —Steve apretó su agarre sin llegar a lastimar al genio—. Tony, por favor.
El castaño regresó sus pasos y se sentó en una de las sillas despreocupadamente.
Rogers no supo por donde empezar. Quería decir tantas cosas pero nada le salia de los labios.
—... ¿Por qué la indiferencia? —Preguntó finalmente el Alpha.
Tony no lo miró a los ojos. Vio cómo sus manos apretaban la libreta.
—Terminemos con esto, Rogers. —Sentenció el Omega—. Vamos a admitirlo, esto no iba a funcionar. —Steve escuchaba sin emitir palabra—. He visto como te ve la agente Carter. Ella es una mejor opción, si te dieras la oportunidad de conocerla, estoy seguro de que te olvidarias de todo esto y conseguirás lo que buscas.
—¿Has terminado? —La ruda pregunta del soldado exaltó al castaño.
—¿Qué?
—¿Hice algo mal? —Rogers se acercó al Omega e impuso su presencia— ¿Dije algo que te llevara a pensar todo eso?, ¿acaso es real todo lo que me dices?
—Steve...
—Si es verdad... —El Alpha tomó la barbilla del Omega y lo hizo conectar sus ojos con los suyos—, entonces repitelo mientras me miras.
Tony quedó mudo. No tuvo la valentía de decir todo eso sin expresar cuanto le dolía hacerlo.
Se había enamorado de Steve Rogers hasta los huesos. Era imposible sacarlo de sus pensamientos y corazón. Pero tenía que hacerlo; Rogers tenía un camino que tomar y él no estaba en él.
—No me dejes, Tony. —Steve junto sus frentes y cerró los ojos—. No me dejes ahora que te necesito tanto.
Entonces Tony no tuvo corazón para hacerlo. Tony no fue lo suficiente fuerte como para dejar al soldado cuando más lo necesitaba.
Anthony beso al soldado y este le correspondio necesitado.
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Los viajes pequeños siguieron. Las bailarinas y Steve se movían dándole esperanzas a la ciudad de que pronto la guerra terminaría y todo ese infierno acabaría.
Tony estaba cada vez más cerca de acabar con los planos y formatear la armadura para que esta funcionará el tiempo necesario.
Todo estaba saliendo de maravilla; por eso ninguno de los dos lo vio venir.
—¡Ah! —Anthony se sostuvo del catre mientras sentía el pene de Steve entrar y salir de su agujero.
Con una mano se sostuvo de los tubos y con la otra su camisa. Aún en los pequeños encuentros que habían tenido, Steve no había logrado que Tony se quitara la camisa.
—Tony... —Steve, sudado y sonrojado, siguió pentrando al Omega— ¡Ah! ¡Tony!
Anthony no pensó en las consecuencias de todo eso. No pensó en lo extraño que era la excesiva lubricacion y el calor interno que sentía. Tampoco se dio cuenta del aroma tan necesitado que desprendía.
Tony había entrado en celo junto con Steve.
—¡Más! —El Omega sintio sus glúteos chocar con la pelvis del rubio— ¡Steve! ¡Ahí!
El Alpha cambió el ángulo de sus penetraciones dando justo en la próstata. El genio grito al sentir como Rogers estimulaba su punto.
Sin poderlo evitar, el pene de Stark vibro para después eyacular en las delgadas cobijas.
—Tony... —El Alpha recostó su pecho en la espalda del castaño. Gruñó al sentir la tela de por medio pero no intentó quitarla. No haría nada en contra de la voluntad de su Omega—. Te quiero, te quiero tanto que duele... —Steve succiono y lamio su cuello, justo en la glándula Omega donde tendría que ir su mordida—, Tony, por favor...
—No... —El castaño volteo el rostro y beso al Alpha—, aún no.
Ante la negativa, Steve se enderezó, tomó fuertemente las caderas del castaño y penetro con rudeza buscando terminar dentro del Omega.
Tony de nueva cuenta estaba duro y sentía próximo su segundo orgasmo.
—¡Ah! ¡Mierda! —Tony ni siquiera podía tocarse sin dejar que la camisa bajara por su cuerpo debido a los rudos movimientos.
Steve de nuevo rozó su próstata una y otra vez. Su Alpha se encargo de satisfacer a su compañero. Se introdujo varias veces mientras sus manos abrían los glúteos ya rojos del Omega y veía de manera morbosa como Tony retenía su polla.
—¡Es... Es grande! —Anthony jadeo cuando el pene de Steve creció dentro de él— ¡Ah, Steve!
El Alpha gruño al anudar dentro de Tony.
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