Capítulo 11

Anthony tenía planeado aprovechar el tiempo de ausencia del Capitán para poder recabar información del agente de Hydra que rondaba la zona, sin embargo, como era de esperar, no pudo encontrar mucho. La tecnología de ese tiempo era muy limitada.

La única manera de conseguir dicha información era salir al exterior e ir con Steve a las misiones que comenzó a emprender como el icono de América. Pero estaba en cinta y ahora lo que menos haría sería exponer a su cachorro.

Instinto de Omega se le podría llamar.

—En poco tiempo no podrá seguirle el ritmo al coronel Phillips. —Comentó Carter.

—Estoy consciente de ello. —Tony suspiro. Realmente no planeaba pasar todo su embarazo haciendo ejercicio. Tampoco es que pudiera—. Solo... Necesito pensar como solucionar esto.

—¿Acaso no es mejor ir a casa? —Peggy lo miro.

—No puedo hacer eso. —Tony le sonrio—. Tengo cosas que atender dentro del ejército. No me iré, a menos de que la guerra termine.

Margaret asintió no convencida del todo.

Guardaron silencio mientras escuchaban a los soldados correr. Peggy suspiro.

—¿Steve es el padre? —Preguntó sin mirarlo. Sus ojos seguían puestos en los hombres que jadeaban por aire.

Anthony se mordió el labio sintiéndose culpable.

—Si. —El castaño se cruzó de brazos—. Lo lamento.

—¿Por qué tendrías que lamentarlo? —Peggy sonrió con tristeza—. Steve te ama y es feliz contigo.

Tonny puso sus manos en su vientre.

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Esa misma noche, todo plan que tuviera el genio en la cabeza se fue por la borda.

Phillips lo miraba colérico.

—¿Cuándo planeaba decirlo? —El coronel preguntó bruscamente— ¿Cuándo su mocoso estuviera corriendo entre los reclutas?

—Coronel... —Peggy trató de interferir.

—Señorita Carter, ¿usted sabía de esto? —Volvió a cuestionar el hombre.

—Ella no sabía nada. —Tony alzó la barbilla desafiante—. No planeo irme del ejército. No puedo irme.

—Bueno, eso lo hubiera pensando antes de quedar en cinta. —Phillips no daba su brazo a torcer—. Quedará fuera del ejército. Esto no se convertirá en una guardería.

Tony miró molesto a la enfermera que venía detrás del coronel. Se notaba indiferente aún cuando ella lo había delatado.

—Pero, coronel...

—¿Qué es lo que está pasando? —Steve entró con el uniforme sucio y una pequeña herida en el rostro. Había llegado de su misión— ¿Coronel Phillips?

—¿Por qué no le pregunta al señor Potts? —El viejo Alpha miró de nuevo al Omega—. Quiero ver sus cosas fuera de la tienda.

—Tony no se ira a ningun lado. —Rogers de interpuso entre ambos.

—¿Qué? —El coronel lo miró desconcertado—. El ejército no puede tener a un Omega en cinta.

Ante sus palabras, Tony bajo la mirada. Sintió como el cuerpo de Steve se paralizaba y como los demás en la habitación lo miraban con asombro.

—¿Tony? —Steve se volteo hacia el castaño— ¿De qué está hablando?, ¿estás...?

Anthony no se atrevío a mirarlo; Rogers estaba mudo, completamente pálido y sin poder pronunciar palabra alguna.

—Capitán, le pido que no intervenga en este asunto. —Ordenó el coronel, pero Steve parecía ignorarlo— ¡Capitán Rogers, salga de aquí!

—No voy a irme a ninguna parte. —El Alpha miro desafiante al colérico hombre—. No sin mi Omega y mi cachorro.

En medio de toda la discusión, Tony sintió su mundo desvanecerse.

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Cuando abrió los ojos, lo primero que encontró fue los ojos preocupados de Steve.

—¿Cómo estás? —Preguntó el rubio sin apartar su mirada de él.

Tony apenas y le sonrió. Aún se sentía débil y algo mareado. Instintivamente abrazo su vientre. Steve siguió el gesto.

Los ojos azules del soldado se llenaron de lágrimas.

—¿De verdad? —El Alpha se tallo los ojos impidiendo su llanto— ¿de verdad estas esperando a nuestro... ?

El Omega guardo silencio por largos segundos. No había sido la manera para enterarse. Tony hubiera querido decírselo en privado, en su debido tiempo.

—Iba a decírtelo. —Aclaró el castaño—. No contaba con que el coronel se enterara tan rápido.

Steve sollozo, escondió su rostro entre sus manos y lloro por un largo rato. Anthony sintió como el pánico crecía en su cuerpo.

¿Rogers no quería al bebé?, ¿el Alpha aún no estaba listo para ese paso?

—Te amo, Tony. —La voz de Steve lo trajo de regreso al mundo real. El rubio tenía una gran sonrisa en el rostro—. Gracias, de verdad, no sabes lo agradecido que estoy. —El capitán tomo sus manos y las beso—. Te amo.

Tony comenzó a llorar sin darse cuenta. Tantas emociones juntas lo habían sobrepasado. Miedo, alegría, alivio; todo su cuerpo era una maraña de sentimientos.

—Voy a protegerlos. —Prometió el soldado acariciando su vientre—. Voy a dar mi vida si es necesario. —Rogers junto ambas frentes y aspiro el aroma de su pareja—. Voy a terminar esta guerra por ustedes.

Tony lo beso. Su cachorro tenía al mejor de los padres.

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[Año 2016]

Pepper suspiro ante un intento fallido más.

Se estaba volviendo loca de la desesperación.

—Señorita Potts. —Una mujer pelirroja le tendio una taza de cafe—. Es mejor que descanse.

Virginia le sonrió agradecida. Natalia había sido un gran apoyo. A inicios del año, era duro estar sola.

—¿Debería darme por vencida? —Pepper la miró buscando su sincera opinión—. Tal vez debería aceptar que él no regresará.

La Alpha a su lado apretó su hombro en signo de apoyo.

—Lo lamento, señorita Potts.

Virginia asintió con una triste sonrisa para después subir a su habitación.

Banner salio del laboratorio en cuanto vio como Pepper se perdía en el ascensor. No es que no le agradará la mujer, pero últimamente la Alpha descargaba sus frustraciones en el tipo equivocado; él.

—¿Te dijo algo? —Preguntó el Beta.

—Tal vez desista finalmente. —Natasha miró al doctor Banner—. Deberías descansar.

—Supongo. —El Beta le sonrió tímido—. Buenas noches, Nat.

Al darse la vuelta, sintió como su muñeca era apresada por una delicada mano.

—¿Quién dijo que te irías solo? —La pelirroja le sonrió provocativamente.

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[Año 1944]

—No voy a romperme. —Tony miró con una sonrisa al soldado— ¿Recuerdas quien te acompañaba en tus entrenamientos?

Steve suspiro al verlo cargar una caja, que sí bien no era pesada, para Rogers era peligrosa en su condición.

—Tony... —El rubio se rasco la nuca—, sé que no planeas salir del ejército... —Rogers se había encargado de dejarle bien en claro al coronel Phillips que Tony no descartaría, además de llevar en paz su embarazo sin tareas que implicarán algún daño para su cachorro; todo bajo la condición de seguir él al frente como el Capitán América. Sin embargo, Steve no estaba del todo contento con la decisión de su Omega—, ¿pero no sería mejor para el cachorro y para ti estar en un lugar más tranquilo?

—¿Y estar lejos de ti? —Anthony se mostró ofendido— ¿acaso no quieres que este contigo?

—No, por supuesto que no, Tony, por el amor de Dios, sin ti no vivo. —Rogers se acercó a su pareja y beso su frente para después abrazarlo con fuerza—. Me siento intranquilo. El bebé no está precisamente en el mejor lugar.

—Lo sé. —Tony miró al Alpha—. Pero no voy a dejar que nada le pase. Lo protegeré de todo.

—Y yo los protegeré de todo. —Aseguró el rubio.

Anthony acarició el rostro del soldado. Sabía que su preocupación era válida y que el quedarse en el ejército en su estado era una completa locura, pero irse no era una opción.

No podría hacer mucho como en un inicio, además de que Steve ya no era el pequeño y adorable chico de Brooklyn, era un super soldado capaz de derrotar a cualquier enemigo y manejar perfectamente la situación.

Era más un sentido de sobreproteccion con Steve. No quería quedarse fuera y ser apartado de lo que en un inicio fue su misión.

No quería dejar al Alpha y vivir su embarazo él solo.

—El bebé estara bien. —Tony se abrazo al cuerpo del rubio—. Tiene a los mejores padres.

Rogers se aferro al Omega.

—Te amo, Tony.

—... Yo también te amo. —Contestó inesperadamente el castaño. Steve se separó para verlo soprendido. Tony repitió lo dicho sintiendo como un peso en sus hombros se desvanecía—. Te amo, Steve.

Su Alpha le mostró una hermosa sonrisa antes de besarlo.