Capítulo 7: Habilidades
Después de haberse retirado del centro en donde pusieron el brazo artificial a Naruto, él y Sakura decidieron caminar durante un rato por la aldea, sin ningún rumbo, solo para platicar de lo que había pasado, de sus planes.
–Entonces, Sakura-chan, ¿estás emocionada por tu nuevo puesto en el hospital?– preguntó el rubio.
–Bueno, no es que no esté emocionada. Solamente creí que sería algo... mayor– decía la pelirosa con un tono leve en su voz.
–¿Mayor? ¿a qué te refieres?– preguntó el Uzumaki.
–Veras, durante la guerra sucedieron muchas cosas, tuve que curar a mucha gente, tuve que hacer intervenciones de emergencia a pesar de ser todavía una estudiante en ese medio. Creo que todo eso forjó mis habilidades y me superé a mí misma, ¿me explico?– dijo la pelirosa.
–Creo que voy entendiendo... entonces quieres decir que, en lugar de capacitar a próximos médicos, ¿te gustaría ir de lleno en lo que la guerra te forjó?– preguntaba Naruto, pensante.
–Exacto. Me gustaría poder salvar más vidas, sanar a más pacientes. Hacer todo lo que conllevó mi entrenamiento previo a la guerra– contestó la pelirosa.
–Pero ¿no crees que la abuela Tsunade te puso en ese lugar por algo?, es decir, estoy bastante seguro que la abuela sabe muy bien de tus capacidades como ninja médico– contestó el rubio, algo que dejó pensante a la pelirosa.
–Quizás tengas razón. De igual forma haré mi mejor esfuerzo en mi nuevo trabajo– dijo Sakura con un tono alegre en su voz.
–Así se dice, Sakura-chan, verás que cuando menos te lo esperes, serás ascendida– decía el rubio con una sonrisa.
...
Habían pasado unos minutos desde que llevaban caminando, cuando de pronto el estómago del rubio rugió un poco.
–¿Comiste en la fiesta, Sakura-chan?– preguntó el rubio.
–La verdad es que no. Antes de salir de casa desayuné, y no tenía muchas ganas de comer algo después de los nervios que sentí de camino al hospital– contestó la pelirosa.
–Bueno, entonces podemos ir a comer a algún lado, yo invito– dijo Naruto, mirándola.
–Dejame adivinar, ¿ramen?– preguntó Sakura en un tono sarcástico.
–No, no, claro que no... sí– dijo el Uzumaki, mientras rascaba su nuca.
–Nunca cambias– respondió Sakura, riendo un poco.
Como era de esperarse, llegaron a Ichiraku, que le estaba yendo bien en ventas después que la mayoría de la gente en la aldea se enteraron que el rubio come ahí, puesto que ahora es conocido como el héroe en casi todos los lugares a los que va.
Ambos se sentaron a comer y charlaban como si no lo hubiesen hecho en demasiadas ocasiones en el pasado, el viejo Teuchi miraba al rubio, que siempre estaba concentrado en cada una de las palabras que salían por la boca de la pelirosa, algo que lo hizo sonreír levemente y siguió en lo suyo.
–¿Cómo crees que serán las misiones después de todo ésto?– preguntó Sakura.
–La verdad es que no lo sé, es decir, hay una alianza ya de por medio, así que con ninjas de otras aldeas no creo que vaya a haber problemas– contestó el rubio, mirando fijamente al tazón de comida.
–Escuché una vez al sexto diciendo que estás emocionado por comenzar nuevamente las misiones– mencionó Sakura.
–Jamás me acostumbraré a llamarlo así– decía Naruto, riendo. –Pero es cierto, estoy emocionado, además de que no he entrenado en varias semanas– dijo el rubio.
A Sakura después de escuchar eso último, se le vino una idea a la mente.
–¿Qué te parece si entrenamos juntos hoy?– preguntó Sakura.
–¿Eh? ¿estás segura, Sakura-chan?– contestó el rubio, sorprendido por la propuesta de la pelirosa.
–Claro que estoy segura, tú necesitas entrenar, acostumbrarte al nuevo brazo, y yo también necesito entrenar mi taijutsu– dijo Sakura mientras se levantaba de su asiento.
Naruto la miraba con mucha sorpresa, puesto que nunca habían entrenado juntos, solo cuando enfrentaron a Kakashi y en su formación como genins.
–Está bien, acepto. Pero con una condición– mencionó el rubio mientras se levantaba también de su asiento.
–Claro, dímela– respondió la pelirosa, mirándolo expectante.
–No te contengas, aunque tengas que usar tu fuerza monstruosa– dijo Naruto, algo que provoco el enfado de Sakura por decirle que tenía una fuerza monstruosa.
–Está bien... y con esa misma fuerza monstruosa te derrotaré– dijo la pelirosa con una sonrisa desafiante.
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