Capítulo 6: Normalidad
Por la mañana, Sakura debía levantarse desde las 8, puesto que la hora en que Tsunade la había citado en el hospital era a las 10.
La pelirosa comenzó con su rutina de siempre, quitarse la cara de sueño mientras se bañaba, arreglarse para un día que probablemente iba a ser agotador, desayunar y por fin salir de casa.
Camino al hospital, los nervios inundaban más y más a Sakura, pero sabía quién era y sabía que hoy sería el día de algo que la probaría como una de las mejores médicos de su generación.
Al entrar en el hospital pudo divisar que apenas había gente, algo más o menos normal desde que visitaba el lugar más seguido, así que no le tomó importancia.
Llego hasta la oficina de Tsunade, en donde reunió el valor suficiente para tocar la puerta.
-Pasa, Sakura- se podía escuchar la voz de la legendaria sannin al otro lado.
Sakura se sorprendió al escuchar el llamado de su maestra, puesto que no había dado indicios de que era ella quien tocaba la puerta, algo que la puso aún más nerviosa, pero reunió el valor y entró.
-Tsunade-sama, vine para lo que me había citado hoy- dijo Sakura con un tono de nerviosismo en su voz.
-Cierto, me había olvidado de eso, pero ya estás aquí, así que sigueme- dijo Tsunade en un tono muy serio, mientras se levantaba dirigiéndose a la puerta.
Sakura se encontraba confundida, puesto que la sannin mencionó que se olvidó de ello. Pero los nervios no paraban en la pelirosa, sabía que por el tono en que Tsunade le había dicho eso, debía ser algo serio.
Sin más la siguió por todo un pasillo, que a los ojos de Sakura se hizo muy largo, pero llegaron a la sala de descanso, en donde la sannin tenía algo preparado.
-¡Sorpresa!- se escuchó a una cantidad un poco grande de personas cuando ambas ingresaron.
Eran amigos y conocidos bastante cercanos de Sakura, a la cual felicitaban por ya formar parte, oficialmente, de la división médica de Konoha.
La pelirosa solo pudo mantener una enorme mirada a todos en la sala.
-¿Eh? ¿Una fiesta sorpresa? ¿Pero por qué?- preguntaba Sakura confundida y aún recuperándose de los nervios que la habían seguido durante toda la mañana.
-Porque oficialmente formas parte de la división médica de Konoha, en donde vas a instruir, capacitar y analizar a los candidatos que aspiren a ser futuros médicos- dijo Tsunade con una sonrisa en su rostro.
-¿Capacitar?, pero n-no sé si esté lista para algo así- decía Sakura con nerviosismo.
-Te desarrollaste muy bien durante la guerra y salvaste muchas vidas, Tsunade-sama y yo analizamos tus capacidades y llegamos al mismo hecho. Además de que, como primer puesto, te servirá para desenvolverte todavía más dentro del cuerpo médico- decía Shizune mientras sostenía el cartel de "felicidades" junto a Ino.
Sakura se quedó pensativa por unos segundos, pero sabía que era una oportunidad muy buena que no debía dejar pasar.
-Muy bien, entonces no defraudaré a ninguna de las dos, pueden contar con ello- decía Sakura con un tono decidido. -Y muchas gracias por la sorpresa, en serio, se los agradezco mucho- concluyó la pelirosa con una sonrisa amplia en su rostro, aunque se le notaba un poco distraída.
Ino se dió cuenta de ello, puesto que podía simular frente a cualquiera, pero no frente a ella, ya que era su mejor amiga, así que supo leer sus pensamientos al instante.
-Frentona, puedes quedarte tranquila, él también nos ayudo con todo ésto- dijo Ino riéndose de Sakura.
-¿Eh? ¿De qué hablas?- preguntó Sakura al instante, un poco nerviosa y sorprendida por lo que había dicho Ino.
-Naruto nos estuvo ayudando a preparar la sorpresa, pero le dijimos que debía guardar el secreto hasta que llegara el día, aunque él sabía que no estaría presente aquí por lo de su brazo, así que hace unos cuantos días me entrego algo y me pidió que te lo diera cuando llegase el día- dijo Ino mientras se acercaba a la pelirosa con un papel en su mano.
Era una carta que el rubio había escrito para ella hace unos cuantos días.
¿Cómo debería comenzar ésta carta?, nunca se me ha dado escribir de una manera cortés, perdóname por eso, Sakura-chan. Pero yendo al tema importante, la abuela Tsunade me pidió que no te dijera nada hasta que se diera el día, yo no podré estar ahí para apoyarte por lo de mi brazo, pero me da mucha alegría mirar cuanto has progresado y cuan lejos has llegado. Todos te apoyamos, te lo mereces más que nadie. ¡Sigue así, Sakura-chan!
Naruto
La sonrisa en la pelirosa se hizo visible al instante después de leer la carta, era un lindo gesto por parte del rubio, algo que todos en la sala notaron, pero decidieron guardarse sus opiniones.
...
La fiesta sorpresa había durado muy poco, solamente tres horas, algo que le sirvió bastante a la pelirosa, puesto que había recordado el hecho de que le prometió a Naruto que iría a verlo en cuanto tuviera tiempo.
Saliendo del hospital acompañada con Ino, ambas habían tomado el mismo rumbo, solo que Ino se dirigía a la florería de su familia, pero no pudo evitar preguntar a donde se dirigía Sakura.
-¿Entonces a dónde te diriges, frentona?- preguntaba Ino con una sonrisa en su rostro.
-Preguntas demasiado, Ino puerca, pero iré a ver a Naruto, su última revisión era a la misma hora que la fiesta sorpresa que hicieron, se lo prometí anoche- respondió Sakura.
-Vaya, ¿quién pensaría que pasarías mucho tiempo con Naruto?- dijo Ino con un tono de picardía en su voz.
-No pienses mal, Ino puerca... pero él se ha convertido en una persona muy especial para mí, en todo lo que pueda hacer por él, lo haré- respondió Sakura mirando hacía el frente.
Ino sonrió levemente, puesto que tenía ya mucho tiempo que no se expresaba así de alguien, así que la rubia desvío su camino y tomó otra ruta hacía la florería.
-¡Bueno, nos vemos frentesota, saluda a Naruto de mi parte!- decía Ino mientras se alejaba riéndose. Algo que provocó el enfado en la pelirosa, puesto que todas las personas a su alrededor escucharon como la había llamado.
...
Habían pasado unos minutos hasta que llegó al lugar donde Naruto recibía sus revisiones.
Esperó sentada en una banca que había fuera, mirando a las personas pasar, mientras la suave brisa la acompañaba en sus pensamientos.
Parecía que la pelirosa había entrado en algún especie de trance, quizás se había dejado llevar por la tranquilidad de aquel lugar.
-¿En qué estás pensando Sakura-chan?- preguntó una voz que la pelirosa reconoció al momento, algo sorprendida claro y un poco asustada también.
-¡Naruto!, eh, en nada, solamente me dejé llevar un poco por lo tranquilo que está el día- decía la pelirosa, componiéndose del asombro. -¿Cómo está tu brazo?- preguntó.
-Bueno, está bien, por fin pude encontrarlo, me tomó meses- dijo el rubio, riéndose de su chiste malo.
Sakura pensaba que el chiste había sido malo la primera vez, pero ahora parecía darle más gracia, aunque fue por la manera en como Naruto se reía.
-¿En serio lo tendrás vendado todo el tiempo?- preguntaba Sakura.
-Casi todo el tiempo, solo tengo que cambiar los vendajes cada cierto número de días y ya está. Pero es solo por estética, no me gusta como se ve la parte artificial en el brazo- dijo Naruto.
-Entiendo. Puedo ayudarte con los vendajes, me tomaría menos de 2 minutos cambiarlos- dijo la pelirosa mientras miraba los vendajes del brazo.
-Bueno, lo haré por muchos años, incluso creo hasta el día de mi muerte, si vas a seguir aceptando cambiar mis vendajes hasta ese día, claro que me gustaría tu ayuda, en serio- dijo el rubio, sonriente mientras la miraba.
Sakura se había sonrojado y sorprendido por esas palabras, quizás lo malinterpreto. Al parecer el rubio no lo notó, lo cual le dió la oportunidad de cambiar el tema.
-Gracias por la fiesta sorpresa que hicieron para mí, la verdad es que no me lo esperaba para nada- dijo Sakura.
-No hay de que, Sakura-chan, a todos nos alegra ver cuanto has progresado y como te superas día tras día- dijo Naruto, provocando una sonrisa en la pelirosa.
-Y gracias por la carta también...- dijo Sakura.
Naruto al escuchar la mención de su carta, se sonrojó bastante, algo que la pelirosa notó y le causo ternura.
-Eh, sí, bueno, era para subir tus ánimos, Sakura-chan, me has ayudado mucho estas últimas semanas y creo que eso es lo menos que podía hacer por ti ya que no iba a poder asistir a la sorpresa- decía el rubio, nervioso pero tratando de ocultarlo, lo cual no funcionaba.
Sin esperarlo, la pelirosa lo abrazó, el rubio se sonrojó aún más, pero no le importó, esa sensación fue una de las pocas ocasiones en las que se sintió realmente cómodo ante una situación así.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro