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Capítulo 33: Reencuentro

Casi dos días después...

Kakashi se encontraba en su escritorio leyendo unos cuantos informes de algunos ninjas que habían terminado sus misiones.

Al menos por el momento tenía algo que hacer, la mayor parte de la mañana se la pasó firmando algunos papeles y dando un poco de sustento económico a servicios de la aldea, el hospital y sus distintos departamentos, las ramas de inteligencia, etc.

Hablando del hospital, había un proyecto que se estaba llevando a cabo por parte de Sakura, consistía en una clínica para niños con trastorno psicotomático dentro del hospital.

Había tenido reuniones con directivos del hospital hace ya casi un mes mientras la pelirosa daba su idea y su visión a futuro con ello, claro que la primera parte del proyecto ya estaba hecha, solo faltaba que los altos mandos y el hospital lo permitieran del todo. En sí parecía muy prometedor, el hecho de salvar, de cierta forma, a niños con ese tipo de trastornos podía ser muy eficaz y, a su vez, bastante humano.

El sexto se levantó de su asiento y miró hacía la aldea.

Aún podía recordar los ojos cristalinos de su ex-alumna al momento de estar explicando en qué consistia su proyecto.

Después de que todos se retiraron de la sala de conferencias, tanto él como Shizune se quedaron para hablar con ella. El sexto supo de inmediato el por qué de esa clínica, o al menos lo podía sentir.

...

La pelirosa se encontraba arreglando unos cuantos papeles, siempre trabajando, incluso Naruto e Ino se lo decían casi todo el tiempo: "Deberías dejar de presionarte tanto".

Estos días la pelirosa no podía sentirse más felíz. pronto sería su boda y su proyecto iba viento en popa.

¿El motivo?, bueno, la guerra había sido feroz, hubo demasiadas bajas, claro que contando con el hecho de que solamente bastó Madara Uchiha para que parcialmente terminara él solo con la mayoría de la cuarta división, la cual era comandada por Gaara.

La pelirosa aún podía recordar el como había tratado con demasiados pacientes en el campo de batalla, muchos no estaban listos para morir, otros se habían mentalizado completamente desde el primer día en que juraron lealtad a sus villas. Era realmente triste el saber que mucha de esa gente que trató en el campo de batalla, algunos cuantos acudieron a ella por tratamiento médico después de que la guerra terminó.

Al pensar en ello, habían sido unos pocos los cuales habían ido y que ella realmente reconocía, muchos otros visitaron Konoha solo para agradecerle el haberles salvado su vida, pero, al menos la parte más triste de ello fueron algunos familiares que la visitaron. Muchos con enormes sonrisas en sus rostros pero con ojos que delataban totalmente la tristeza de sus perdidas.

Pero un pensamiento siempre rondó en su cabeza y era sobre esos niños cuyos padres habían luchado y muchos habían muerto por defender un futuro mejor para sus hijos.

Siempre se preguntaba sobre ello, aún más cuando podía ver a Kurenai jugando con su hija, ella por su parte había perdido a Asuma tiempo atrás cuando estaban tras las pistas de Hidan y Kakuzu. Asuma murió dejando tanto a su hija, Mirai, como a Kurenai. Un padre y un esposo se había ido.

Desde ahí se originó el pensamiento de aquellos niños que, si bien no formaron parte del conflicto, muchos habían observado sus hogares ser destruídos, otros quizás perdieron a sus familiares.

Con su nuevo puesto en el hospital, la pelirosa podía observar los datos de pacientes que entraban y se atendían ahí, muchos de los niños que ingresaban traían consigo muchos problemas físicos por causas desconocidas.

Entonces una frase que había escuchado hace tiempo vino a su mente: "Los niños son el tesoro de la aldea" , el tercer Hokage, Hiruzen Sarutobi tenía razón en ese aspecto. Incluso podía recordar a muchos shinobis veteranos conscientisados sobre esas palabras.

Se lo había comentado a su maestra antes de que partiera, pero desde ese entonces la situación referente a los niños no parecía mejorar. Quizás ya iba siendo hora de hacer algo al respecto, Shizune por su parte estaba de acuerdo en el proyecto, Sakura se tendría que encargar de ello y, por consecuente, ella sería la jefa de ese nuevo departamento. Tenía liderazgo, había cursado en la enseñanza y, sobre todo, tenía tacto para tratar con personas.

Otro hecho que la había impulsado a crear ese nuevo departamento había sido Naruto y Sasuke. Ambos habían perdido a sus padres, el primero no lo recordaba, pero había sido repudiado toda su vida mientras todavía era solo un niño, mientras que el otro había visto, en forma de genjutsu, el como sus padres eran asesinados por la propia mano de su hermano mayor.

Claro que la fase de preparación se estimaba en seis meses, pero todo eso se logró gracias también a la ayuda de Ino, quien se había ofrecido voluntariamente para ayudarla. Les había sorprendido en sí el impacto que generó, ya que la clínica estaba siendo un total éxito con menos de un mes de su inauguración.

Y al paso que iba, probablemente el personal del departamento tendría que incrementar y, también, ella tendría que dejar su puesto con Shizune para poder ir de lleno con la clínica.

El rubio por su parte estaba al tanto del proyecto, incluso se había ofrecido para tratar con unos cuantos niños, muchos de ellos se llenaron de ilusión cuando miraron al héroe de la guerra.

Aún le parecía adorable la imágen de Naruto interactuando con los niños, no tenía problema alguno en jugar con ellos o enseñarle unas cuantas cosas (claro que ella le impuso el límite), parecía que el ser padre podía dársele bien.

Su rostro se sonrojó cuando pudo recordar lo que hizo después de que salió del hospital justo después de que terminó su charla con Kakashi y Shizune.

La pelirosa fue corriendo a la casa del rubio, no podía esperar para verlo.

-¡Sakura-chan!- dijo el rubio con bastante emoción. -¡Dime, dime!, ¿cómo te fue con la clínica? ¿lo aprobaron?- preguntó.

La pelirosa, sin pensarlo ni siquiera un segundo, se abalanzó sobre los labios del rubio. Claro que a él no le importaba, aunque nunca se lo había dicho, le gustaba mucho estar así.

-¡Estoy tan felíz por todo esto!- dijo finalmente, después de despegar sus labios. -¡Vayamos por un poco de ramen!- mencionó

Al estar siendo jalado hacía Ichiraku, el rubio no podía dejar de observar el cabello rosado ser sacudido por la suave brisa. Tampoco podía dejar de observar esa sonrisa que llevaba la pelirosa en su rostro. Era como si estuviese memorizando una y otra vez cada detalle de ella.

-Sakura-chan- dijo.

La pelirosa se detuvo y lo miró.

-¿Qué sucede?- preguntó.

El rubio se quedó en silencio por unos cuantos segundos. Sí, era lo que creía, y justo como había dicho hace un tiempo: "podría vivir mirando esos ojos verdes"

-Solamente quería ver tus ojos-

La pelirosa se sonrojó al instante después de eso. Aunque también recordó el como había llegado al apartamento del rubio.

-¡¿Eh!?- dijo finalmente. -T-tú, ¿a qué vi-viene eso?- preguntó.

El rubio, al menos sin decir palabra alguna, la acercó a él.

-Sakura-chan, es fácil- decía. -Yo creo que tus ojos son muy hermosos- dijo.

Un rubor apareció en el rostro de ambos.

-Bueno, tampoco es como que pueda negar el hecho de que no me gusta estar así- pensó la pelirosa.

Y así, como si el mundo a su alrededor no existiera, se sumergieron en un beso.

Disfrutaban de estar así.

Disfrutaban de ambos.

Volviendo en sí, Sakura solamente sonrió al recordarlo. Era realmente encantador el ser apoyada de esa manera por el rubio, cuando Ino no podía presentarse, él acudía en su reemplazo.

-Ha pasado un poco de tiempo, Sakura-

La pelirosa reconoció al instante esa voz y giró.

-¡Tsunade-sama!- dijo.

Sakura corrió hacia su maestra y la recibió con un abrazo, hacía ya un poco de tiempo que ambas no se veían.

-Veo que sigues trabajando igual de duro, me alegro mucho- comentó Tsunade.

-Bueno, han pasado unas cuantas cosas, Tsunade-sama- decía. -He tenido que esforzarme para llegar hasta aquí y por fin está dando resultados- dijo.

La legendaria sannin observó a su alumna. La última vez que la vió, bueno, había visto un cambio en ella, pero ahora podía decirlo con toda seguridad. Se había hecho una mujer totalmente fuerte y segura de sí misma, con metas claras y con paso firme.

Tsunade la abrazó nuevamente.

-Que orgullosa estoy de ti, Sakura, en serio- decía. -Caminemos un rato, deberíamos ponernos al corriente con lo que ha pasado- mencionó.

La pelirosa dejó el trabajo por el momento, en sí ya le hacía un poco de falta y hoy no había mucho que hacer, así que aceptó la propuesta de su maestra.

...

A la pelirosa le seguía pareciendo increíble el como la gente de la villa le tenía demasiado respeto a su maestra. Muchos la saludaban como "Quinta", otros como "Tsunade-sama", pero había algunas personas que solamente hacían una reverencia, era bastante llamativo y claro que esperaba el día en que ella pudiese dejar su nombre en los recuerdos de la gente que habita Konoha.

-Entonces, Sakura- decía. -¿Cómo van las cosas con tu clínica?, escuche rumores de que todo iba más que bien- dijo.

-Va todo con un buen ritmo, Tsunade-sama- decía. -Hace casi un mes que la inauguramos y va muy bien- dijo.

A la pelirosa se le podía observar una sonrisa resaltante. Algo que Tsunade notó.

-Debo suponer que es un poco más de trabajo- decía. -¿Cómo lo estás llevando en ese aspecto?- preguntó.

Sakura suspiró y la miró, la verdad era que sí, había estado un poco sumergida en ello, a pesar de no estar del todo trabajando en su proyecto y estar más con Shizune.

-Ha sido bastante demandante y un gran desafío- decía. -Pero puedo con ello- concluyó.

-Me alegra escuchar eso. Tienes coraje y determinación, un proyecto así no podía estar en mejores manos que las tuyas- decía. -Supe por parte de Shizune que Ino y Naruto te ayudaron un poco- mencionó.

La pelirosa asintió.

-Ino fue de gran ayuda con todo esto, la verdad es que me estaba superando y ella se ofreció voluntariamente para ayudarme- decía. -Naruto me apoya cuando ella no puede acudir y, bueno, parece que a él tampoco se le da nada mal- concluyó.

La legendaria sannin se sorprendió un poco por ello.

-Me alegra que Ino haya podido ayudarte, tengo entendido que también está trabajando con inteligencia- mencionó, a lo que Sakura asintió. -En cuanto a Naruto... bueno, me sorprende que te haya ayudado, el tacto con personas adultas no se le da tan bien, no esperaba que con niños fuera diferente- concluyó.

-Al principio se le complicaba un poco, además de que algunas ocasiones lo podía ver nervioso por ello- decía. -Pero se acostumbró, o bueno, lo sabe manejar- dijo.

Tsunade sonrió ante eso. Naruto en verdad que tenía un tacto regular con las personas, pero recordaba lo bien que algunos niños hablaban de él, Konohamaru, el nieto del tercero era uno de ellos, incluso lo llamaba "hermano", al parecer si era diferente con los niños. Eso era bueno.

-Me alegro que todo este yendo bien por aquí- decía. -¿Pero cómo lo estás llevando con la boda?, ¿no estás nerviosa?- preguntó.

Sakura suspiró y miró a su maestra.

-Siendo sincera, he preferido no pensar en los nervios- decía. -Estoy emocionada, eso es completamente cierto, pero también me dan muchos nervios- dijo.

La legendaria sannin colocó una de sus manos en el hombro de su alumna y le sonrió.

-Debes estar tranquila, Sakura, va a ser un paso muy grande en tu vida, un matrimonio no es algo con lo que se pueda jugar- decía. -Pero debes saber también que, si aún no te sientes lista, deberías hablarlo con Naruto, estoy segura de que él lo entendería- dijo.

La pelirosa proceso esas palabras en su mente y todo estaba claro, así que sonrió de vuelta a su maestra.

-Estoy más que preparada Tsunade-sama- decía. -Los nervios que siento no son de duda o sobre si estoy tomando la decisión correcta, sé que estoy tomando la decisión correcta... los describiría más como de emoción- concluyó.

La quinta Hokage observó cada gesto y la mirada de la pelirosa y, efectivamente, no había ningún signo de duda. Eso le parecía suficiente.

-Bien, me alegra que pienses así, y me alegro por tí- dijo.

Ambas continuaron caminando y charlando, era bueno tener a Tsunade ahí, su mentora en su momento fue de bastante ayuda. La legendaria sannin tenía un gran carácter, además de sus habilidades en combate y en ninjutsu médico, había aprendido a ser más como ella. Sin duda había sido una gran maestra.

-Tsunade-sama, ¿piensa quedarse mucho tiempo?, ¿tiene dónde quedarse?- preguntó.

Tsunade la miró con un poco de vergüenza.

-Bueno, no había planeado quedarme mucho tiempo- decía. -Solo pensaba quedarme aquí hasta que pasara su boda, quizás unos días más, no había planeado establecerme del todo- dijo.

-Pero supongo que está rentando algún lugar- dijo.

-Por ahora sí, no es gran cosa, pero cumple su propósito- mencionó.

La pelirosa pensó por un momento.

-Puede quedarse unos días en el lugar que conseguimos Naruto y yo, Tsunade-sama- decía. -No lo estamos ocupando por el momento- dijo.

La quinta lo pensó unos cuantos segundos. La verdad es que sonaba bien y, bueno, iba a ser mejor que el lugar en donde se estaba quedando.

-¿Lo dices en serio, Sakura?, sabes que no quiero ser una molestia, además de que es donde vivirán- dijo.

-No será molestia alguna, Tsunade-sama, además de que estoy segura en que Naruto le ofrecería lo mismo- dijo.

Tsunade suspiró y sonrió, era una buena idea.

-Está bien, gracias, Sakura- dijo.

...

-Perdoné un poco el desorden, Tsunade-sama, aún nos faltan algunas cosas que arreglar- comentó Sakura.

La legendaria sannin miró el lugar, era bastante espacioso y perfecto para dos personas. Aún había algunas cajas que arreglar y alguna pared que pintar, pero se veía bastante bien.

-Consiguieron un buen lugar, perfecto para ambos- decía. -¿Pero no crees que te queda un poco alejado del hospital?- preguntó.

-Pensamos primero en encontrar un lugar cerca del hospital- decía. -Pero no había suficiente espacio, y algunos otros costaban un poco más, así que decidimos buscar en otro lugar y, bueno, conseguimos este- concluyó.

Después de la pequeña charla, ambas tomaron un poco de té que había en la cocina. Con el rubio habían decidido comenzar a llevar comida para, al menos, preparar alguna vez, aunque ya había quedado claro que ambos aprenderían... también habían tenido que donar una nevera extra que tenían.

Había sido una triste despedida.

-Volveré al trabajo, Tsunade-sama, es poco y seguro que lo terminaré temprano, siéntase como en su casa- dijo.

La quinta Hokage estaba por lavar ambas tazas en las que habían servido el té cuando la puerta se abrió nuevamente.

-Por cierto, tenga esta llave, es la que uso de repuesto. Hay otra fuera por si a Naruto o a mí se nos olvidan nuestras copias- decía. -Bueno, ahora sí iré al trabajo, hasta luego, Tsunade-sama- concluyó.

El sitio necesitaba una pequeña limpieza. Ayudaría a limpiar, era lo menos que podía hacer después de la hospitalidad que su alumna le estaba brindando, aún así si Sakura no le pidió que limpiara.

...

Tras haber limpiado un poco el lugar en donde se estaba quedando, decidió salir a caminar un poco. Había pasado bastante desde que no veía la villa en su totalidad, quizás algunas cosas hayan pasado o remodelado.

En sí no parecía que hubiese cambiado mucho, bueno, salvo algunos locales de comida nuevos que habían abierto cerca de donde sería el nuevo apartamento de la pelirosa y el rubio.

Decidió pasar por la academia también, vaya que si había cambiado, aunque ahora se podía decir con seguridad de que los niños podían crecer sin preocupaciones, o al menos no por el momento... pero logró visualizar una cabellera corta y rubia, al parecer estaba enseñándole a un pequeño grupo de estudiantes unos cuantos movimientos.

Él como maestro... ¿quien lo diría?

-Veo que te desempeñas bien como maestro, Naruto-

Después de que el pequeño grupo de niños hayan decidido irse, el rubio escuchó esa voz detrás de él, le era bastante conocida.

-¿Abuela Tsunade?- decía. -¡Abuela Tsunade, que sorpresa!- dijo.

El rubio la abrazó, no era mucho de darlos, pero ya tenía un poco de tiempo que no la veía y si algo le había demostrado la vida, era que siempre demostrara afecto a los suyos. Nunca se sabía la última vez que uno los podría ver.

-¿Por qué sorpresa, cabeza hueca?, era obvio que iba a venir- dijo, sonriéndole.

-Siendo sincero, lo dude por un momento- decía el rubio. -Pero me alegro que si hayas decidido venir, Sakura-chan seguramente se alegrara mucho de tenerte aquí- dijo.

-De hecho ya hablé con ella, fuí al hospital a visitarla y también a Shizune- comentaba.

-Entiendo, debe estar muy felíz de tenerte aquí- decía. -¿Sabes que me presionó mucho para que no se me olvidara darte tu invitación?- comentó.

La quinta río un poco ante ese comentario.

-Seguro que esa fue la razón del porque me la diste en persona ¿no?, para que no se te olvidara- dijo.

Naruto mostró un rostro con un poco de vergüenza... sí, había sido en parte por eso también.

-Vamos abuela, sabes que no se me olvidan las cosas importantes- se escudaba el rubio.

-Seguro, conociendo lo inteligente que eres, es probable- dijo.

El Uzumaki mostró una cara un poco triste.

-¿Eso es una burla?- preguntó

La quinta Hokage solamente pudo reír ante eso.

-Nunca cambias- decía.

Tsunade observó al rubio, la verdad era que, bueno, vaya que si había cambiado.

-Aunque retiro eso- decía. -Ojalá pudieras verte, me superas en estatura... aún recuerdo lo enano que eras- comentó.

-Parece que eso fue hace bastante tiempo, abuela- respondió el rubio.

...

Ambos habían estado caminando un poco por la villa. Ahora era Tsunade la que se sorprendía por el trato que las personas le daban al rubio. Podía recordar que, al menos cuando aceptó el puesto de Hokage, que muchas personas le guardaban rencor a Naruto por lo que había pasado años atrás con el kyubi. Incluso había podido escuchar que en varias ocasiones había sido repudiado e incluso insultado.

Le alegraba mucho el como las personas lo veían ahora, incluso cuando logró despertar de su coma después de haber salvado a la mayoría de la villa cuando Pain la atacó, se había enterado por Shizune que el rubio fue quien derrotó al líder de Akatsuki y que incluso lo alzaron en el aire como motivo de festejo.

No podía estar más orgullosa de él, si que nunca se rendía, incluso cuando todos lo odiaban por algo que nunca hizo y que tampoco tenía la culpa.

-Abuela Tsunade, ¿te quedarás mucho tiempo?- preguntó.

-Había decidido quedarme unos días hasta la boda, incluso algunos más, pero aún no lo sé- respondió.

-Ya veo... supongo que tienes un lugar en donde quedarte- mencionó.

-Bueno, eso... sí- decía. -Sakura me ofreció quedarme en su nuevo apartamento, al menos por los días que estaré aquí- comentó.

El rubio se sorprendió un poco por eso.

-Entiendo- decía. -Bueno, entonces si necesitas algo, no dudes en pedírmelo o a Sakura-chan- mencionó.

La quinta lo miró con una ceja levantada.

-Aún puedo hacer las cosas por mí misma, pero aún así, gracias, Naruto, lo tendré en cuenta- respondió.

Ambos habían estado unos cuantos minutos en silencio.

-¿Cómo te sientes respecto a la boda, Naruto?- preguntó.

-Yo, bueno, nervioso- contestó.

-¿Nervioso?, ¿Tú?- preguntó.

-Claro, nervioso. Me voy a casar, eso no sucede tan seguido, además, será con Sakura-chan... no quiero arruinarlo- mencionó.

Tsunade solo pudo reír un poco ante ese comentario. Sin duda se complementaban bien, aunque le alegraba que no hubiera dudas en ambos, podía pensar en un buen futuro para ellos.

-No te presiones tanto, estoy segura de que Sakura se siente igual o más nerviosa que tú- decía. -Disfrutalo, solo que también ten en cuenta de que ahora deberás tomar mejores decisiones y jamás, pero jamás, dejes de lado la opinión de Sakura, un matrimonio es de dos, además de que es alguien muy sabia para tomar decisiones o dar consejos- dijo.

El rubio asintió. Era verdad, la pelirosa siempre podía dar un buen consejo o apoyar en los momentos más requeridos. Ya no era solo él, ahora eran dos.

-Entendido, tendré ese consejo siempre conmigo, abuela Tsunade- decía. -Tú... ¿qué piensas que diría el sabio pervertido en un momento como este?- preguntó.

Tsunade río un poco, ni siquiera querría imaginarse lo que ese pervertido hubiese comentado.

-Creeme que diría cualquier cosa, menos algo sobre un matrimonio en sí- decía. -Pero... también estoy segura de que estaría muy orgulloso por mirar en quien te has convertido, Naruto- dijo, sonriéndole.

El rubio sonrió también.

Hubiese sido maravilloso tenerlo en un momento así.

-Oh, y aún te faltan pintar algunas paredes, no seas vago, puedes usar tus clones para hacerlo más rápido- dijo.

El rubio la miró avergonzado.

-Ya lo sé, iba a hacerlo mañana, o pasado- decía. -Pero si lo iba a hacer, en serio- dijo.

Tsunade solo rió un poco.

En verdad se alegraba por ambos.





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