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Capítulo 31: Dilema

Ambos se habían levantado bastante temprano, Shizune le había dado un permiso de unos cuantos días para poder arreglar los últimos detalles que faltaban, había sido un gran gesto por parte de ella.

El rubio por su parte debía enviar una última invitación, esperaba que el aguila llegase a tiempo... y esperaba que pudiera asistir. Sería bastante bueno tenerlo ahí, aunque entendía si no asistía.

...

El día había transcurrido en sí con normalidad, salvo por las para nada raras ocasiones en que muchos de sus conocidos los habían interrogado un poco (individualmente eso sí) con preguntas acerca de los gustos de ambos.

Había sido un dilema en sí, al menos para ellos, no querían presentarse a un evento como ese sin ninguna clase de regalo.

Afortunadamente el sexto los había reunido a todos ellos para dar sus ideas con respecto a ello.

Se podía observar al Hokage un poco alterado, lo cual era bastante anormal y demasiado raro, eso teniendo en cuenta de como era la actitud de Kakashi en general.

-Bien, ya que todos están aquí, adelante, escucho sus ideas- dijo.

Todos se miraron unos a otros. Parecía que, bueno, ninguno tenía una idea en sí de qué podrían regalar.

¿Quien hubiera pensado que un regalo de bodas sería difícil?

Aunque, pensándolo bien, y aunque no lo admitieran en voz alta, ese enorme dilema era solamente por el hecho de poder tener la gloría al decir que el regalo de él/ella había sido el mejor de todos.

-Lo mencioné cuando acompáñanos a Gaara-kun hace días- decía Lee. -¿Qué tal unas pesas?- preguntó.

-Lee, ¿en serio sigues pensando en que unas pesas serían un buen regalo?- preguntó con un poco de incredulidad Ten Ten.

-¿Qué tiene de malo?- preguntó.

-Creo que el simple hecho de regalar pesas sería un regalo bastante extraño, Lee- mencionó Neji.

-Pero regalar unas pesas no tiene nada de malo, ¡estoy seguro de que en todo momento querrán entrenar!- decía. -¡Sakura-san y Naruto-kun están sintiendo en este momento las llamás de su juventud con más intensidad que nunca!- dijo con bastante euforia.

Todos lo miraron con mucha vergüenza, siempre tan exagerado.

-¿Pesas es lo mejor que se les puede ocurrir?- preguntó el sexto.

-Yo estaba pensando en una pintura hecha por mí- dijo Sai.

Todos lo miraron. Hasta el momento ese podría ser el único buen regalo que pudiesen recibir.

-¿Qué tal un set completo de todas las armas?- mencionó Ten Ten.

-Yo no creo que eso vaya a ser un buen regalo, Ten Ten-san- mencionó Hinata.

-¿Qué tal un enorme banquete solo para ellos y para mí?- mencionó Chōji.

Todos lo miraron en silencio. En sí no era una mala idea... salvo por el hecho de que podían observar en el rostro del jóven Akimichi que, sin duda, él sería quien se comería todo el banquete.

-Yo estaba pensando en un adorno de girasoles- dijo Neji.

Ten Ten rió un poco ante eso.

-Algo que a ellos les pueda gustar, Neji, no a ti- dijo.

El jóven Hyuga cruzo sus brazos y volteó su rostro mientras cerraba sus ojos. Al menos había sido una buena idea.

-A mí todavía no se me ocurre nada en particular- mintió Shikamaru.

-¿A ti no se te ocurre nada?- se burló un poco Kiba.

Ino y Chōji le sonrieron al jóven Nara.

Sí, se habían dado cuenta de la pequeña mentira que había dicho.

-¿Cómo se le podría ocurrir algo después de su pequeña cena?- decía Ino.

A Shikamaru lo invadió un sonrojo notable... sí, era por Temari.

El jóven Nara solamente suspiró un poco, era mejor ignorar eso... por el momento.

-En fin... supongo que Kiba puede proponer algo mejor- respondió.

El del clan Inuzuka iba a responder, o al menos eso trató, tampoco tenía nada en mente. Era bastante triste.

Hubo un pequeño silencio. Pero todos notaron algo, y era que había alguien quien era muy cercana a Sakura y quien todavía no había dicho su idea.

-¿Qué hay de tí, Ino?- preguntó el sexto.

La jóven Yamanaka solamente pudo poner un enorme rostro de vergüenza. Aún no tenía nada pensado y eso era demasiado gracioso teniendo en cuenta de que Sakura era como su hermana.

-Yo, eh... de hecho ya tengo mi regalo perfecto- dijo con orgullo.

Era mentira.

El sexto la miró con un poco de gracia.

-¿Quieres compartirlo con nosotros?, te aseguro que nadie se robara tu idea- dijo Kakashi.

La jóven Yamanaka se quedó sin habla, había sido descubierta de una manera muy sencilla... demasiado sencilla.

-Yo, eh, yo... ¡To-todo es culpa de Shikamaru!- exclamó la rubia.

-¡¿Y yo qué tengo que ver?!- preguntó.

Nadie sabía qué estaba pasando, solo podían observar a Ino jalando una oreja del jóven Nara.

Ino dió media vuelta y se retiró de la habitación. El plan de escape había sido efectivo. Primero había que confundirlos y después huir, nunca fallaba.

Después de que la miraron cerrar la puerta, el sexto preguntó.

-¿Qué hay de tí, Hinata?-

-Aún no lo sé, Kakashi-sensei... no esperaba que un regalo de bodas fuera tan difícil de buscar- dijo.

Todos suspiraron ante esas palabras, era verdad, se estaban mortificando por algo como eso... pero valía la pena el dar un buen regalo, al final iba a ser de amigos para amigos.

-Todo este asunto del regalo es demasiado problemático- mencionó Shikamaru.

Todos miraron al jóven Nara masajear un poco su oreja, parecía que ardía de lo roja que estaba, Ino a veces podía tener una fuerza muy exagerada y eso claramente lo demostraba con su oreja y con los ojos llorosos de Shikamaru.

Todos estaban a punto de retirarse, pero surgió una duda en Kiba.

-Kakashi-sensei, todos hemos dicho lo que tenemos en mente- decía. -Todos menos usted- mencionó.

Tan cerca, estuvo tan cerca de librarse de esa pregunta, ¿por qué Kiba tenía que mencionarlo?, ahora debía buscar más que nunca el regalo de bodas perfecto... no hubo ninguna sola idea buena que robar.

-Oh, miren que hora es, debo reunirme con Shizune, debemos preparar todo para recibir a los invitados en unos días- dijo.

Todos sudaron un poco cuando lo miraron desaparecer en una explosión de humo. Habían acertado en lo que supusieron al inicio, solo los había llamado para poder copiar alguna idea.

Bastante tramposo y muy sucio, pero ingenioso también. Y eso que ya no tenía el sharingan con él.

...

El rubio había estado caminando por la villa sin rumbo alguno, era tan aburrido el no hacer nada, podría estar ayudando a la pelirosa, pero no se lo permitió.

La última vez que había enviado una carta a Sasuke fue al menos hace un mes. No era una invitación formal como tal, solo se lo había comentado mediante ello. Pero ahora si lo había hecho, una invitación formal, esperaba que al menos la recibiera.

Sasuke... hacía ya un par de años que no lo veían, sabían algunas cosas por algunos rumores que se extendían rápidamente, pero nadamás eso. Aunque le alegraba mucho que estuviera recorriendo el mundo tratando de hacer el bien.

El rubio sabía que el inmenso peso que Sasuke traía sobre sí era difícil de remover, aún faltaban algunos años más para que al menos pudiese regresar, la culpa que el rubio sintió en Sasuke cuando lo miró marcharse se lo impedía y mucho.

Aún recordaba cuando la mayoría de los kages, aún más el Raikage, se habían opuesto a ello.

Recordaba cada una de las expresiones en sus rostros, aunque el que más le sorprendió fue Gaara. No dijo ninguna sola palabra hasta el final: "Sasuke Uchiha ha cometido errores. Todos hemos cometido errores. Yo personalmente pude mirar como la oscuridad lo corrompió... y yo, personalmente, también fuí corrompido por la oscuridad. Pero ahora trata de enmendar todos esos errores que cometió y yo estoy de acuerdo en darle una segunda oportunidad"

En ese momento la sala se había quedado en silencio, tanto el viejo Tsuchikage como la Mizukage estuvieron de acuerdo con Gaara después de discutirlo unos minutos más, el Raikage aceptó por mayoría de votos, pero nunca fue demasiado confíado con esa decisión. El rubio en verdad esperaba que Sasuke hiciera valer la oportunidad que le habían dado. En verdad que si lo esperaba.

-¡Naruto!-

El rubio miró hacía su lado derecho y pudo observar a Iruka saludandolo.

-Iruka-sensei, ¿qué hace por aquí?- preguntó.

-Solamente caminaba para despejar un poco la mente- decía. -¿Pero tú qué haces aquí?, ¿no deberías estar ayudando a Sakura?- preguntó.

El rubio sonrió apenado ante eso.

-Yo también quisiera ayudar, Iruka-sensei, pero Sakura-chan me lo prohibió- decía. -Dijo que probablemente llenaría todo de naranja y ramen- mencionó.

Iruka río ante eso. Sí, Sakura lo conocía muy bien y, bueno, probablemente si haría eso.

-¿Entonces solo te encargaste de enviar las invitaciones?- preguntó.

El rubio asintió.

-Mis clones fueron de mucha ayuda, sobre todo al momento de enviarlas a lugares lejanos- dijo.

Iruka lo miró por un momento. Vaya que había crecido. Parecía como si fuera ayer cuando lo miró por primera vez haciendo el multiclones de sombra. Algo que lo hizo reír un poco.

-¿Eh?, ¿por qué se está riendo Iruka-sensei?- preguntó un poco confundido.

-Solamente recordaba viejos tiempos, Naruto- decía. -Has crecido mucho, en verdad te has hecho todo un hombre de bien. Me siento bastante orgulloso de ti- mencionó.

Iruka siempre había mirado a Naruto como un hermano menor. Naruto siempre lo había considerado como una figura a seguir y sin duda un gran mentor.

-Está en lo cierto, Iruka-sensei. Parece como si fuera ayer cuando lo salvé de Mizuki- comentó.

Iruka sudo un poco ante eso. No era necesario que mencionara esa parte, al final seguía siendo Naruto.

-Caminemos, Naruto. Hace semanas que no nos vemos, deberíamos ponernos al día- dijo.

El rubio aceptó, ya había terminado con las invitaciones y no había nada que hacer, salvo recibir noticias de Sakura.

...

Ino se había reunido con Sakura después de su salida triunfal de la torre del Hokage.

Ella había estado ayudando a la pelirosa en detalles como en la comida, en hacer la lista de invitados (que esa fue la peor, no recordaba en sí cuantas personas iban a ser) y, además, con lo que lucirían tanto el novio como la novia.

Habían buscado opciones, varias opciones, pero al final se habían decidido por lo tradicional. La pelirosa vestiría un kimono elegante de un leve tono rosado con algunos adornos formales en el, tenía que ir a juego con la temporada de cerezos.

Mientras que el rubio usaría un kimono formal junto con su obi y su haori. Todo en colores negros y grisaseos.

Sí, Sakura se veía hermosa con su kimono, pero no podía decir lo mismo con Naruto. Aún no lo había visto de esa manera.

-¿En serio crees que Naruto hubiese llenado todo de naranja y ramen?, yo creo que exageras mucho- mencionó Ino.

La pelirosa río un poco.

-Tal vez, pero es mejor prevenir que lamentar...- decía. -Aunque, siendo sincera, pienso que si hubiese llenado todo de esa forma-dijo.

Ino río y la miró. ¿Quién diría que ella sería la primera?

-Creeme, frentona, mientras te ayudo sigo pensando en que aún me sorprende que tú vayas a ser la primera y con Naruto- mencionó.

Sakura sonrió ante eso.

-A mí me sigue pareciendo increíble lo dulce y cariñoso que es Naruto... es como si fuera otra persona- decía. -Es decir, antes cada cumplido que me decía siempre incluía algo que dañaba el momento, pero actualmente ya no es así- concluyó.

Ino miró la sonrisa que discretamente aparecía en el rostro de su amiga. Vaya que era felíz, y vaya camino que habían recorrido esos dos. Más por parte de Naruto, Sakura solo necesitaba ese pequeño empujón que la hiciera darse cuenta de alguien como él.

Al final de todo se pudo dar, y la rubia solamente podía alegrarse de ambos. Se lo merecían mucho.

-Te das cuenta que van a comenzar a vivir juntos, ¿verdad?- mencionó la jóven Yamanaka.

La pelirosa se confundió un poco con eso, ¿qué tenía de malo?

-¿Y eso qué tiene que ver?- preguntó.

La jóven Yamanaka alzo ambas cejas y comenzó a golpear levemente con el codo a su amiga

-Que también deberán dormir juntos, ya sabes a lo que me refiero- dijo Ino.

-Yo, eh, yo... bueno-

La pelirosa trataba de formular alguna palabra. No podía, evidentemente, algo que hizo reír bastante a la rubia.

-No hace falta que respondas, frentona- decía. -¿Ya han buscado en donde van a vivir?- preguntó.

La pelirosa dejó lo que estaba haciendo y suspiró.

-Habíamos estado mirando eso, al principio fue difícil encontrar algo lo suficientemente amplio- decía. -Pero conseguimos algo casi al centro de la aldea. Para ambos está bien- dijo.

-Al menos ambos podrán pagarlo, eso es bueno- comentaba Ino. -Pero deberán cambiarse en cuanto decidan tener hijos, eh- mencionó.

Y ahí estaban de nuevos las cejas.

-¡Deja de comentar cosas como esas, Ino puerca!- exclamó la pelirosa.

Sakura volteó para terminar de marcar unas cosas en su lista de pendientes que había hecho. Ino solamente pudo mirar una pequeña sonrisa que se escapaba de su amiga.

Ino tenía razón.

...

Después de haber salido de la torre del Hokage, todos se habían reunido en un pequeño parque para poder idear los regalos para la jóven pareja.

No había ideas, era frustrante en verdad.

-Chicos, yo creo que a Naruto-kun y Sakura-san no les gustaría vernos así solo por unos regalos- habló Hinata.

-En eso tiene razón Hinata, estoy seguro de que cualquier regalo que podamos llevar, lo van a apreciar bastante- decía Shikamaru.

-Sí, eso lo dice porque seguramente quiere ser el mejor regalo, huh, no es tan listo después de todo- "pensó" Kiba.

-Sabes que lo dijiste en voz alta, ¿cierto, Kiba?- mencionó Shino.

El rostro del jóven Inuzuka se quedó congelado completamente. Fue demasiado vergonzoso.

-Como sea- interrumpió Neji. -Estoy seguro de que deberíamos entregar los regalos que teníamos planeado llevar- dijo.

Ten Ten suspiró y colocó su cabeza en el hombro del jóven Hyuga.

-Neji tiene razón, deberíamos llevar lo que nosotros creamos que podría gustarles- decía. -Como dijo Shikamaru, estoy seguro de que apreciarán nuestros regalos, cualquiera que sea- dijo.

-¿Incluídas unas pesas?- mencionó Lee.

Ten Ten y Neji suspiraron.

-Sí, Lee, incluso unas pesas- dijeron al unisono.

Era mejor decir que sí.

-¿Y un banquete?- habló el jóven Akimichi.

-Siempre y cuando no sea solo para tí y compartas con ellos y los invitados, todo estará bien, Chōji- dijo Shikamaru.

Hubo un pequeño silencio después de eso. Quizás la duda sobre el regalo perfecto se había solucionado, o bueno, al menos se había dado la idea de llevar lo que creyeran mejor.

-¿Qué hay de tí, Hinata?, ¿ya tienes un regalo en mente?- preguntó Ten Ten.

La jóven Hyuga pensó, pero aún no había algo que pudiese regalar.

Aunque no lo mencionara, quería que fuera algo especial para ambos, tanto para Naruto como para Sakura. Y eso era difícil de encontrar.

Quizás...

-Creo que les regalaré un álbum donde puedan guardar fotos- dijo finalmente.

Todos la miraron después de pronunciar eso, era sencillo pero bastante significativo. Un pequeño regalo donde podrían almacenar recuerdos plasmados en una fotografía.

Sin duda sería un buen regalo.

-Yo creo que ese sería un buen regalo, Hinata- mencionó Shikamaru.

Todos asintieron en aprobación de lo que mencionó el jóven Nara, lo que causo la sonrisa de Hinata. Quizás el mejor regalo se encontraba entre ella y Sai. Habría que esperar.

-Hola chicos-

Todos miraron al jóven.

-Konohamaru-kun, hola- saludó Lee.

-¿Puedo grabarlos?, ese será mi regalo para la boda- mencionó Konohamaru.

-¿Un video?- preguntó Neji.

-Quiero grabar a las personas más cercanas a ellos dos, ya saben, un video donde saluden y deseen lo mejor- dijo.

Todos se miraron. Era un gran idea.

...

-¿Estás seguro de que esto es lo que quieres, Naruto?- preguntó Iruka.

Ambos habían estado caminando por un largo rato, recordando anécdotas, días de la academia, buenos momentos. Pero Iruka no podía ocultar su preocupación por el rubio, este iba a ser un gran paso en su vida.

El rubio solamente miraba hacía el frente con una sonrisa al escuchar esa pregunta.

-Definitivamente es lo que quiero, Iruka-sensei- decía. -Creo que después de mucho tiempo, la vida por fin me sonríe... y estoy bastante seguro de tomar las oportunidades que me está dando- dijo.

El tono de voz era firme y seguro, vaya que si esperaba el día con mucha emoción.

Iruka lo miró y no pudo evitar sonreír.

-Vaya que si has crecido- decía. -Me alegró que las cosas se dieran entre ustedes dos... eres un gran hombre y Sakura es una gran mujer- dijo.

El rubio sonrió.

-La mejor de todas- mencionó.

-Pero de ahora en adelante deberás tomar decisiones con mayor madurez, Naruto- decía. -Un matrimonio no es un juego... pero, al igual que siempre, estoy seguro de que podrán superar cualquier cosa. Además de que confío en que Sakura podrá mantenerte a raya- concluyó con una ligera risa.

El rubio también se rió un poco, sí, sabía que la pelirosa tenía un temperamento especial, pero ambos se complementaban bien.

La actitud calmada de Sakura podía mantener a raya al impaciente rubio.

-Ojalá mis padres estuvieran aquí para poder verme- mencionó.

Iruka miró hacía el frente.

-¿Qué te hace pensar que no te estarán mirando cuando llegue el día?- preguntó.

-Lo sé... sé que en algún lado me estarán observando- decía. -Pero como desearía tenerlos aquí, conmigo... que Sakura-chan conociera a mi madre- dijo.

Iruka no dijo palabra alguna. El tema de los padres siempre fue complicado, entendía al rubio, sus padres habían muerto el día en que el kyubi atacó mientras estaba bajo un genjutsu.

Pero no se podía hacer nada... era mejor pensar en que, al menos, en algún lugar bastante lejano te cuidaban.

-¿Qué te gustaría recibir como regalo el día de tu boda, Naruto?- preguntó.

Era mejor cambiar un tema como el anterior. Las heridas del pasado debían quedarse como eso, claro que en muchas ocasiones era mejor olvidar... pero en muchas otras, bueno, solo era mejor no tocar esa herida por un buen tiempo.

-No lo sé, Iruka-sensei- decía. -Yo, bueno, supongo que cualquier regalo que desee llevar estaría más que bien- dijo.

-Pensaré bastante en un regalo entonces-

...

-Y... todo está listo para recibir a los invitados en unos días- mencionó Shizune.

Kakashi suspiró.

-Aún no logró entender cómo el tercero y Tsunade-sama podían con todo esto- dijo.

Shizune recordó las ocasiones en que la legendaria sannin se quedaba dormida mientras babeaba encima de papeles. O las ocasiones en que la encontraba bebiendo sake. Extrañaba a Tsunade, pero definitivamente no extrañaba eso.

-Tsunade-sama tenía sus métodos, y estoy segura de que el tercero también tenía los suyos- dijo.

-Creo que sigo siendo un niño en comparación a ellos- decía. -Incluso necesito de asistentes para darme abasto... y no estamos en tiempos de guerra- concluyó.

Shizune río un poco ante eso. Era normal que alguien nuevo en el puesto le costara tanto, toda su vida había sido shinobi, costaba pasar de esa vida a solo papeleo.

-¿Qué llevarás como regalo para la boda de Naruto y Sakura, Shizune?- preguntó el sexto.

Shizune pensó en esa pregunta, hasta el momento había pensado en un libro de anatomía que Sakura había mencionado, quizás eso sería demasiado aburrido, pero a Sakura le encantaba aprender.

-Un libro de anatomía- decía. -Oí a Sakura hablar de ello hace unas semanas, así que pensé en llevarlo. Creo que sería un buen regalo- dijo.

Kakashi pensó en ello. Quizás estaba exagerando todo ese asunto del regalo, conocía bien a sus ex-alumnos, podía ser que cualquier regalo que llevase les gustaría.

-¿Usted, sexto?- preguntó Shizune.

-No me trates con formalidad, Shizune, es más que suficiente con las reuniones de los kages- dijo.

Shizune solamente río levemente al escuchar eso.

Kakashi suspiró un poco. Aún no tenía algo claro en su mente. Un regalo de bodas...

-Shizune, ¿es realmente necesario que todos los regalos que lleguen sean revisados?- preguntó.

Ella trató de recordar y, bueno, decía que podían ser revisados pero que en sí no era necesario, era más bien como un protocolo muy antigüo.

-No especificaba nada de eso, ¿por qué?- preguntó un poco confundida.

Kakashi suspiró después de escuchar eso. Había encontrado el regalo perfecto.

-Me alegra mucho no habérselo comentado a los muchachos, solo los habría hecho enojar- decía. -Ese será mi regalo- mencionó.

Shizune parecía un poco perdida ante eso.

-¿Qué quieres decir?- preguntó.

Kakashi se levantó de su asiento y miró hacía su ventana. Así para después mirar a Shizune por encima de su hombro.

-Digamos que por esta ocasión se dejará pasar la pequeña revisión de regalos- dijo mientras le guiñaba un ojo.

Shizune pensó en ello. Estaba segura de que todos querrían asistir a la boda, pero aún había que preocuparse por guardias.

-¿Y qué pasará con los guardias?- preguntó.

El sexto volteó a mirarla y sonrió.

-Eso déjamelo a mí-

...

Casi al anochecer...

El rubio y la pelirosa se habían encontrado después de un día bastante largo. Había sido divertido checar algunos últimos detalles, ahora solo había que esperar a que el día por fin llegara.

Ambos habían decidido caminar un poco para despejar la mente. Siempre era bueno.

-¿Día cansado?- preguntó el rubio.

-Como no tienes idea- respondió.

La pelirosa tomó del brazo al rubio y siguieron caminando.

-Eso no pasaría si me dejarás ayudar un poco, Sakura-chan- dijo.

-Sabes que nunca accedería a esa petición- decía. -Pero tampoco te hagas ilusiones, es solo por esta ocasión- dijo.

El rubio suspiró.

Tuvo que conformarse con solo enviar las invitaciones.

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