Capítulo 30: Un par de años
Por la noche, en algún lugar de Konoha...
Dos años habían pasado, dos largos años... o más bien, el tiempo se había pasado demasiado rápido en esos dos años. Parecía bastante increíble todo lo que podía suceder en un lapso de tiempo como ese, y vayas que cosas podían suceder.
La relación de ambos había ido fenomenal, salvo algún mal entendido que siempre terminaba siendo resuelto por una cena, siendo de anko o ramen, el que aceptara primero que se equivoco.
Una de las tantas novedades era que la pelirosa por fin se pudo mudar hacía un lugar bastante económico y accesible, sus padres en un principio estuvieron en desacuerdo con ello, aunque no importó mucho lo que dijeran al final.
En verdad que ambos se habían tratado de la misma manera que siempre, parecía que su relación de amistad que existía antes solamente se reforzó más desde el momento en que la pelirosa tomo la iniciativa desde el primer momento.
El ascenso de Sakura en el hospital había sido festejado por los más cercanos a ella, había sido una noche bastante agradable... hasta que Lee accidentalmente ingirió un poco de alcohol y todo se fue muy al carajo, pero fue bastante divertido mirar a Neji y Ten Ten tratar de calmarlo, aunque al final todos tuvieron que poner un poco de su parte para reparar los daños.
Hablando de aquellos dos, había pasado poco más de un año para que comenzaran a salir apropiadamente, en un principio no dejaban de ser bombardeados por Gai acerca de sus llamás de la juventud, pero lo supieron sobrellevar, actualmente se les veía muy felices, aunque a Neji le costaba todavía adaptarse a ello, pero lo intentaba.
-Espero que Naruto le haya enviado la invitación a Tsunade-sama- pensó.
Y es que para la pelirosa, Tsunade había sido como una segunda madre, además de su maestra, quienes habían compartido muchas cosas y con quien también luchó codo a codo en la cuarta gran guerra ninja.
Ese iba a ser un evento importante en su vida y en verdad esperaba que su maestra estuviera ahí... aunque también esperaba que Naruto no se haya olvidado de enviar correctamente las invitaciones.
Hablando de él, a pesar de que la vida como pareja no los había cambiado, el rubio siempre se esforzaba para hacerla sonreír o hacerse notar incluso con aquellos pequeños detalles que siempre le agradaban a cualquiera. Ella no era la excepción.
Aún recuerda aquella ocasión en la que después de dos meses de haber iniciado su relación, a pesar de que ella le había dicho que no era necesario que él cambiase solo para tratar de impresionarla, la verdad es que el rubio había hecho una cena especial para ellos dos y, aunque no fue algo enorme, el estar ahí y que él se haya esmerado tanto en hacerlo fue suficiente para hacerlo demasiado especial.
Aunque el rubio tuvo que pedir demasiados consejos a las mujeres que él ya conocía para poder hacerlo bien.
Al recordar aquel momento de su cena, casi como si fuera automáticamente, su mano se dirigió hacía un dije que tenía colgando de su cuello. Un dije que tenía una pequeña flor de cerezo como adorno.
El recuerdo del dije era uno de los más preciados que tenía.
Un año antes...
La pelirosa se encontraba arreglando unos cuantos papeles, los cuales Shizune le había pedido que arreglase.
Era un día especial, al menos para ella, marcaba el primer año de relación que tenía con el rubio, esperaba que a él no se le haya olvidado.
Muchas personas dicen que el enojarse por algo así es como una niñería, aunque claro, las personas que suelen decir eso solo lo hacían para ocultar su cero compromiso con alguien "especial" para ellos.
Aunque le desanimaba un poco tener que esperar, el daimyo había pedido exclusivamente a Naruto Uzumaki y Neji Hyuga para escoltarlo. Se suponía que debía llegar hoy junto con Neji, pero muchas veces las misiones solían complicarse o muchas veces solía surgir un contratiempo ajeno a algún ataque o cosas por el estilo.
-¿Pensando en alguien?-
La pelirosa salió rápidamente de sus pensamientos después de escuchar eso.
-Eh, Shizune-senpai, perdone mi distracción- dijo con un rostro que notaba clara vergüenza.
-Vamos, Sakura, no te disculpes, a todos nos pasa alguna vez el distraernos en el trabajo- decía. -Pero yo creo que tu distracción tiene nombre, ¿no es así?- preguntó.
Las mejillas de la pelirosa fueron cubiertas por un ligero rubor que la delataban completamente.
-Eh, sí, ya sabe, Naruto- decía. -Verá, hoy es un día especial- dijo.
Shizune la miró y recordó a lo que se refería.
-Entiendo... así que un año ya, que rápido pasa el tiempo- dijo con un suspiro.
-Ni que lo diga, Shizune-senpai. Tal pareciera que fue justo ayer cuando lo bes...- decía.
Shizune se preocupó mucho cuando miró el rostro completamente rojo de la pelirosa, parecía a punto de explotar. Aunque recordó cuando llegó la noticia a ella y a Tsunade de que los habían visto besandose en medio de la calle.
-Oh...- decía, ganándose una mirada de vergüenza absoluta por parte de la pelirosa. -Tienes razón, pareciera que fue ayer cuando lo besaste- dijo.
Shizune comenzó a golpear un poco con su codo a Sakura, eso no ayudaba al rostro completamente rojo de la pelirosa. Los días podían pasar, pero esa imágen de ella y Naruto besándose la hacía sonrojarse siempre que llegaba a su mente.
Había sido uno de los momentos más intensos de su vida y uno de los que más le guardaba cariño.
-Pero bueno, se supone que en días muy especiales se suelen hacer regalos especiales- decía Shizune. -¿Qué le darás?- preguntó.
La pelirosa mostró una pequeña bolsa que traía con ella.
-Le he dicho muchas veces que debería probar otro color aparte del anaranjado- decía. -Así que le compré una nueva chaqueta, solo que esta es negra y pedí que la mejoraran para que pudiera acceder fácilmente a su equipamiento... además, lo imagine un poco con ella y creo que se verá muy bien- dijo.
Shizune la observo un poco, vaya que si había cambiado mucho.
Tanto la pelirosa como el rubio habían desarrollado mucho su aspecto físico, por parte de ella, bueno, sus rasgos faciales eran más definidos, había desarrollado más cuerpo y se había puesto aún más hermosa.
Por parte del rubio, bueno, se había vuelto más atractivo, al igual que la pelirosa, sus rasgos faciales se definieron y además de que se había convertido en el más alto de todos sus compañeros.
-Estoy segura de que a Naruto le encantará- dijo, sonriéndole.
...
La noche había caído, quizás el retraso de la misión se había dado en verdad, aunque por un momento pensó en que algo pudo haberle pasado, bueno, eso era bastante tonto teniendo en cuenta de que era Naruto, pero no podía evitar pensar en ello.
Decidió quedarse un poco más en el hospital para terminar su trabajo pendiente, en verdad había sido un día largo, aún le sorprendía como en su momento, Shizune podía darse abasto ayudando en el hospital y ayudando a su maestra cuando aún era la quinta Hokage.
Sus pensamientos se detuvieron cuando al cruzar la puerta de salida pudo mirar una cabellera rubia, corta y bastante sucia.
-Hola, Sakura-chan- dijo, con esa sonrisa característica.
-Hola, Naruto- respondió con una sonrisa.
La pelirosa se acercó a él y le propinó un leve golpe en su brazo, algo que extraño un poco al rubio.
-Me tenías muy preocupada- mencionó. -Ojalá pudieras verte, incluso tienes un poco de suciedad en el rostro- dijo.
Sakura comenzó a limpiar una de sus mejillas para quitar la suciedad, pero aquel rubor en sus mejillas no tardó en aparecer cuando miró al rubio sonriéndole.
-¿Por-por qué sonríes?- decía limpiando su mejilla izquierda.
-Sakura-chan, creo que eso es muy obvio- decía. -Porque me gusta mucho estar cerca de ti- concluyó.
La pelirosa se apartó de él con un sonrojo bastante enorme, le encantaba mucho cuando era así, aún le parecía bastante increíble que el rubio se pudiera comportar de esa forma, aunque debía admitir que no le disgustaba en lo absoluto.
La pelirosa se acercó de nuevo y acarició su mejilla derecha nuevamente.
-A mí también me gusta mucho estar cerca de ti- dijo.
Ambos se comenzaron a acercar poco a poco... pero el ruido de ambos estómagos los detuvo. Algo que los hizo reír un poco, a pesar de estar frente a frente.
-¿Quieres ir a comer algo, Sakura-chan?- preguntó.
La pelirosa pensó.
-De hecho, hoy se me antoja un tazón de ramen, ¿qué dices?- preguntó con una sonrisa.
La verdad es que el rubio no había comido nada desde que comenzó su viaje de vuelta a la villa, así que no pudo negarse ante eso (y no es como que normalmente negaría un tazón de ramen).
...
Durante el tercer tazón de ramen que había pedido, el rubio notó una pequeña bolsa junto a la pelirosa y preguntó.
–¿Qué traes ahí, Sakura-chan?–
La pelirosa, quien apenas había terminado su primer tazón de comida, respondió.
–Es... un regalo– dijo.
Naruto alzó una ceja.
–¿Regalo?– mencionó. –¿Es cumpleaños de alguien?– preguntó.
El rubio casi se atraganta cuando miro el rostro enojado de la pelirosa, quizás jugarle una pequeña broma sobre eso fue una mala idea.
–E-es una broma, Sakura-chan, n-no te enojes– decía. –No se lo comentes a Kakashi-sensei, pero el daimyo tiene una buena colección de joyas, a Neji y a mí nos dió como recompensa adicional elegir una– dijo.
El rubio sacó un pequeño estuche de sus bolsillos, al abrirlo se podía ver un pequeño dije en forma de una flor de cerezo.
–Había bastantes joyas, pero esta me llamó mucho la atención– decía. –Y como hoy se cumple un año, pensé que sería un buen regalo– dijo.
La pelirosa miró la sonrisa del rubio y solo pudo tomar el estuche.
–Yo tengo esto para tí– dijo.
Sakura tomó la bolsa y de ella sacó la chaqueta negra. El rubio quedó confundido por un momento, pero después entendió.
Claramente se la probaría después de llegar a casa, no sería apropiado quitarse su actual chaqueta mientras estaban comiendo en un restaurante de ramen.
Al día siguiente lo pudo ver con su nueva chaqueta y vaya que el negro le sentaba bien.
Volviendo a ella misma, la pelirosa solo podía pensar en lo que venía en tan solo algunos días, un compromiso que cambiaría por completo su vida y la del rubio... y no podía estar más felíz por ello.
...
El rubio se encontraba acostado en su cama mientras miraba hacía el techo, se sentía nervioso, demasiado nervioso, pero emocionado al mismo tiempo. En unos días su vida cambiaría por completo, muy por completo.
Podían decirle que eso era un sueño y vaya que se lo creería. Tantas cosas habían pasado desde el final de la guerra, le alegraba que al menos para bien, incluída su vida. El unirse a Sakura, la mujer que siempre había amado lo llenaba de mucha emoción.
Hace tan solo unos meses se lo había pedido, aunque no fue de una manera clásica, se podía decir. Él pensó que fue más como algo que solamente sucedió, pero eso no le detenía de alegrarse por ello.
Hace unos meses...
Ambos se encontraban caminando por el centro de la villa. Había sido un día cansado, al menos para la pelirosa, pero no se quejaba, amaba lo que hacía. Pero al mirar hacía un lado, pudo notar que las vendas del rubio estaban un poco sucias.
–Naruto– dijo.
El rubio la miró.
–¿Qué pasa, Sakura-chan?– preguntó.
La pelirosa observó sus vendas y podía decir con solo mirarlas que, bueno, parecía que no se habían cambiado en un par de días, aunque no podía decirlo con seguridad.
–Tienes que cambiar tus vendas, muchas veces podrían apestarse, eso sería desagradable– decía. –Me sorprende que aún no lo hayan hecho... ¿no te las has cambiado, cierto?– dijo.
El rubio miró la ceja levantada de la pelirosa. Claramente sospechaba que, en efecto, no se las había quitado.
Aunque su risa nerviosa lo delató completamente.
La pelirosa suspiró ante eso.
–Te he dicho que me pidas ayuda si en alguna ocasión no puedes– dijo.
–Soy capaz de hacerlo por mí mismo, Sakura-chan– decía. –Solo, bueno, me olvido de ello a veces– dijo.
–No tienes remedio, en serio, ¿cómo se te puede olvidar algo así?– preguntó con incredulidad.
–Además, Sakura-chan, te dije que las vendas las cambiaría incluso hasta el día de mi muerte– decía. –Tendríamos que vivir juntos hasta ese día para que me ayudaras– concluyó.
El rubio soltó una risa ligera después de eso, claro que sonaba bastante bien vivir con ella, pero no quería apresurar las cosas en ese sentido... o al menos si ella no quería, ya que nunca la obligaría o presionaría para hacer algo.
La pelirosa por su lado solo pudo tener el mismo sonrojo de hace un par años. ¿Esta vez lo dijo en serio?, en aquella ocasión quizás lo malinterpreto.
–Bu-bueno... para mí no sería problema alguno– dijo.
Naruto la miró de reojo...
–¡Casemonos entonces!– mencionó
La pelirosa se detuvo y lo miró, su rubor en las mejillas estaba presente y se podía ver bastante nerviosa.
–Tú... ¿estás seguro?– preguntó.
El rubio captó lo que hizo y su rostro comenzó a tornarse de un rojo bastante intenso. No pensaba que fuera en serio, pero ya estaba en la situación y... bueno, sería una mentira el decir que no le gustaría.
–Yo, eh, Sakura-chan... solo si tú quieres– dijo finalmente.
La pelirosa lo abrazó y posó su rostro en el pecho del rubio. Ambos se sentían demasiado bien de esa forma.
–Me gustaría–
El rubio la abrazó también, no podía decir con exactitud qué acababa de suceder, pero le alegraba mucho.
...
Volviendo de sus pensamientos, solo pudo sonreír. Ese momento era uno de los más felices que podía recordar.
Aunque una de las cosas que más le asustaron de su relación con la pelirosa fueron las múltiples amenazas que recibió por parte de algunos conocidos cuando comenzaron su relación.
Primero había sido Shizune y Tsunade.
Un par de días después pasó cerca de la florería Yamanaka e Ino le habló desde su tienda... solo para amenazarlo con algo que él recordaba como: "Yo te ayude un poco a resolver su problema, pero te lo advierto, Naruto Uzumaki, la lastimas de cualquier modo y seré yo la primera en encontrarte".
Basta decir con que solamente salió de ahí casi corriendo mientras Ino se despidió de él con una sonrisa y con un: "Me alegro por tu relación con Sakura", demasiado tétrico.
Aunque lo más tétrico que le ocurrió fue un par de meses después de que comenzaron a salir.
Ayame le había estado preguntando sobre el cómo iba su relación, afortunadamente todo iba más que bien... pero, incluso hasta el día de hoy solo puede recordar claramente la amenaza de Ayame como: "Naruto, siempre he creído que eres un buen chico, hasta la actualidad pienso así, pero si alguna vez llegas a lastimar a Sakura de cualquier manera... no habrá más ramen de Ichiraku para tí"
Sin duda eso fue lo más terrorífico que le dijeron nunca, pero se volvió aún más terrorífico cuando miró la cara de Ayame, iba en serio... muy en serio.
Pensó en salir corriendo, pero aún no terminaba su tazón, así que la huída se canceló.
Hablando anteriormente de Ino, le sorprendía bastante lo bien que se estaban dando las cosas entre ella y Sai, más que nada con él, siempre parecía que le costaba entender las emociones o situaciones ajenas, pero cuando se trataba de Ino, bueno, siempre se le podía notar como una persona diferente. Al final se alegraba por él y por ella también... claro, si se daba algo entre ambos.
El rubio recordó entonces cuando estuvo a punto de cometer el mayor error de su vida y ese fue el casi no haberle dado la primera invitación a Ino.
Unas cuantas semanas atrás...
Se podía observar al rubio caminando con un sobre en la mano, uno bastante formal, solo para verlo entrar a la florería Yamanaka.
–Buenas tardes– saludó.
Ino volteó y saludó de vuelta.
–¡Naruto!, que sorpresa, ¿vienes a comprar?– decía. –Esa fue una pregunta muy tonta, ¿vienes por unas flores para Sakura?– preguntó.
El rubio se acercó y le extendió el sobre.
–Tú eres la primera en recibirla, como acordamos– decía. –Muchas gracias, Ino, en verdad, fuiste de bastante ayuda– dijo.
La jóven Yamanaka tomó el sobre y, bueno, casi explota de la emoción, solo que no debía mostrarlo... lo guardaría para "el día" de su amiga.
–Siempre estaré aquí para ayudarlos, a ambos– decía. –Sé que serán felices y sé que la harás felíz... ambos se lo merecen– concluyó.
Naruto salió con una sonrisa en el rostro... aunque después recordó que tenía muchas, MUCHAS invitaciones que dar todavía.
Volviendo en sí, al rubio le alegraba, la última invitación que entregó fue a Tsunade, fue difícil encontrarla, había estado en un viaje constante y era difícil dar con ella, pero al final la encontró y se la entregó personalmente.
Aunque aún faltaban unos mínimos preparativos, no era nada de que preocuparse, la pelirosa estaba a cargo de ello junto con Ino... además de que la pelirosa solo le dejó como trabajo el entregar las invitaciones, porque según Sakura: "Quizás llenaría todo de anaranjado y ramen".
Probablemente tenía razón.
¿A quién engañaba?
Tenía razón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro