Capítulo 21: Día Libre
Había sido una mañana un poco movida para el rubio. Despertó con una pequeña sensación, pero no era disgusto, tampoco era un presentimiento sobre algo malo. Era difícil el describirlo, pero tenía la sensación de que algo bueno podría pasar... o al menos eso era lo que esperaba.
Después de haber desayunado un poco de ramen instantáneo que tenía en sus reservas, se dirigió a ver al sexto, esperaba que al menos tuviera una misión o algo que hacer.
No había ido a ver a Sakura al hospital estos días por lo ocupados que estaban ambos, el rubio sabía que hoy era su día de descanso, así que quizás no era buena idea interrumpirla mientras trataba de descansar.
Se desilusionó bastante cuando le informaron que no había alguna misión disponible para él, no era algo extraño. Desde que la guerra terminó, los únicos problemas que surgían en las personas que requerían servicios de la aldea eran, en su mayoría, de vigilancia o de protección en caso de algún ataque. Estos últimos eran repelidos de manera sencilla, en su mayoría los ejecutaban bandidos ajenos al mundo ninja o mercenarios que apenas sabían sostener correctamente un arma.
Ningún shinobi extrañaba la guerra en si. El olor a barro, sangre y suciedad era algo que jamás querrían que pasara de nuevo, pero al final eran ninjas, siempre habían ganas de una misión interesante.
Los tiempos de paz solían ser extraños. Los civiles sin duda lo disfrutaban, los ninjas como tal... no demasiado. Claro que muchos querían manterlo así para que sus hijos o futuros hijos no tuvieran que enfrentar algo como lo que había pasado hace meses, pero muchos otros lo habían perdido todo y el ser un ninja era lo único que les quedaba, y con la paz sobre el mundo en la actualidad... digamos que comenzaba a ser común ver a algún pobre tipo o tipa mirando su bandana mientras se hundía lentamente en el alcohol en algún bar de la aldea. Esa era, sin duda, una de las caras de las cuales no se hablaba acerca del ser un shinobi.
Camino a su apartamento, el rubio decidió recorrer un poco la aldea hasta que llegó a un pequeño parque y se sentó debajo de un árbol mientras observaba las nubes a través de las hojas.
-Ya veo porque Shikamaru decía que hubiese preferido ser una nube- pensó.
La tranquilidad del lugar le dió pase a unos pensamientos acerca del futuro.
En sí, era muy prometedor, el héroe de la guerra, odiado por todos antes, pero ahora lo saludaban y le regalaban cosas, era gracioso en realidad, pero no se podía quejar, había buscado ese respeto por años y ahora lo había conseguido... pero un pensamiento lo invadió, ¿actualmente valía la pena seguir persiguiendo el sueño de ser Hokage?
-¿Kurama?- preguntó el rubio mientras cerraba sus ojos.
-¿Qué pasa?- respondió el noveno biju después de un rato mientras veía al rubio frente a él.
-¿Crees que valga la pena seguir persiguiendo mi sueño de ser Hokage?- preguntó.
-¿A qué viene esa pregunta?- preguntaba Kurama un poco sorprendido.
-Bueno, he pensado mucho y... no sé, al principio quería ser Hokage por el hecho de que la gente me respetara por eso, ahora la gente me respeta, siento que el hecho de ser Hokage, bueno...- trataba de explicar Naruto.
-Mocoso. El ser Hokage no solo se trata de ganarse el respeto de la gente- explicaba Kurama.
-¿A qué te refieres?- preguntó.
-A lo largo de la historia, el Hokage no solo representa la máxima figura en la aldea. Está claro que todos te respetan por ello, pero lo que hay detrás de eso es mucho más complejo que solo dar la cara y aparecer para una batalla en la cual tienes que proteger a cada una de las personas que habitan esta aldea- decía Kurama.
-No entiendo tu punto- dijo Naruto.
El enorme zorro se quedó mirando al rubio con un rostro de incredulidad mientras suspiraba.
-Mocoso, ni siquiera soy humano y lo entiendo mejor que tú- decía Kurama. -Me refiero al hecho de que, como Hokage, puedes mejorar la vida de las personas, incluso para aquellas que lo han perdido todo... así como tú- dijo.
El rubio pensó en eso, bastante además.
-¿Recuerdas las palabras que le dijiste a ese chico Hyuga cuando te enfrentaste a él durante los exámenes chunin?- preguntó Kurama.
-¿Te refieres a Neji?- preguntó el rubio, mientras que el biju asintió. -Bueno, le dije que cuando me convirtiera en Hokage, cambiaría el destino de los Hyuga. ¿Pero qué hay con eso?- preguntó.
-Lo que hay con eso es que, como Hokage, tienes la influencia suficiente para persuadir a los líderes de clan. No es un misterio que la rama secundaria de esa familia de ciegos está destinada a servir de escudo para su rama principal- decía Kurama. -El actual líder de ese clan está entrando en sus últimos años como su cabeza principal, eso quiere decir que habrá un cambio en el líder, quizás sea Neji o quizás sea la chica que apaleó cuando eran más jóvenes- dijo.
-¿Te refieres a Hinata?- preguntó, Kurama asintió de nuevo. -Pero sigo sin entender a qué quieres llegar con todo eso- dijo.
-No puedes ser más idiota... como Hokage, puedes cambiar la vida de las personas para bien, la influencia del Hokage puede ayudar a que se retiren métodos antigüos como el sello que llevan todos en la rama secundaria de esa familia- decía Kurama. -Tú como Hokage, como héroe de Konoha, puedes ayudar a los próximos líderes de clanes de la aldea a que mejoren para bien... a que mejoren en no marcar a alguien desde su nacimiento- dijo.
Después de escuchar eso, Naruto pensó en la batalla que había tenido con Neji años atrás. En su momento nunca entendió la actitud del jóven Hyuga, pero después entendió que era una máscara para no desplomarse y dejarse consumir por la tristeza... le recordaba a él en sus años más oscuros.
Neji había perdido a su padre y también había perdido su derecho a elegir su propio destino al solo ser utilizado para servir y proteger a la parte importante de su clan. Aunque Neji había madurado bastante y ya no sentía ese rencor hacía la rama principal, lo cual le alegraba.
-¿Crees que pueda llegar a ser Hokage?- preguntó el rubio.
-Has demostrado lo suficiente para serlo, pero aún estás muy verde para tomar un puesto así. Quizás en unos años más- dijo Kurama.
El rubio sonrió ante los consejos de su compañero.
-¡Entonces está decidido!- dijo con determinación. -Cuando me convierta en Hokage, protegeré con mi vida a la aldea, ayudaré para bien a los clanes y...- pausó un poco.
-¿Y?- preguntó Kurama.
-También ayudaré a que ningún niño o niña sufra lo que Neji, yo o Sasuke pasamos. Esos días de soledad, el sobrevivir constantemente siendo solo un niño, el no tener nada ni tampoco a nadie... me aseguraré que nadie pueda pasar por eso, me esforzaré por ello- decía Naruto mientras sus ojos brillaban en determinación.
Kurama solo cerró los ojos y sonrió levemente ante eso. Tenía que admitir que, aún siendo un idiota, siempre cumplía con su palabra... porque ese es su camino ninja.
...
Por la tarde, la pelirosa se encontraba arreglando varias cosas en su habitación, desde kunais y shurikens, hasta pergaminos que Tsunade le había dado tiempo atrás para estudiar y practicar mientras no estuviera con ella.
Después miró a su mesita de noche y pudo ver la foto del equipo 7. Le parecía tan lejana aquella época en donde todo era oscuridad.
Desde que Sasuke partió nuevamente, todo se sentía igual como hace unos años. Naruto y ella se habían acostumbrado a estar sin Sasuke y ahora parecía que no importaba el hecho de que él se fue de nuevo. Le alegraba que al menos ya no por venganza.
Le dolía mucho recordar esa parte de su vida. Dando un repaso en su pasado, nunca comprendió en verdad por qué se había aferrado a esa obsesión de amar a Sasuke ciegamente. ¿Él le había dado motivos para hacerlo?, no, realmente no.
Al menos en la actualidad podía reflexionar y saber que esa obsesión la pudo haber llevado a una vida de mucha espera y soledad, que con el pasar de los años, quizás él le habría correspondido por fin y entonces hubiese tenido una excusa para perdonar completamente esos intentos de asesinato y los desprecios que sufrió en su momento por parte de él. Sin duda, prefería abstenerse de eso.
Ahora podía darse cuenta también que tenía amigos, padres, metas que alcanzar... y en verdad esperaba que el amor de esa persona que la supo valorar desde el primer día que la vió y que siempre estuvo ahí para ella, siguiera intacto.
La Sakura que apenas había salido de la academia y la que estuvo obsesionada con Sasuke eran, sin duda, partes de su pasado que estaba comenzando a sepultar en lo más profundo de sus recuerdos, aunque siempre podía aprender de esos errores y mejorar. No todo era tan malo después de todo.
Al observar la foto, su mirada se centró en el rubio. Era triste para ella el pensar que durante esos años solía llamar "molestia" a Naruto... en la actualidad, una especie de tranquilidad la rodeaba siempre que estaba con él y no se podía sentir más que felíz por ello.
Puso nuevamente la foto del equipo 7 en su mesita de noche y, sin más, se puso en marcha para terminar de arreglar su habitación.
Después de un rato, sonrió satisfecha al mirar lo limpio que había quedado todo, ahora solo faltaba meterse a bañar y usar su ropa típica para las misiones, no es que la llamaran tan a menudo, pero nunca venía mal prevenir.
...
Yendo de camino hacía la casa del rubio, no sabía con qué pretexto llegar para pasar un día juntos. Siempre había sido él quien se ofrecía en acompañarla o pasar por ella después de su trabajo. Sentía unos nervios que no eran comunes y solo podía pensar si así era como Naruto se sentía cuando se ofrecía a acompañarla.
Sorpresivamente, y aún hundida en sus pensamientos, se encontraba frente a la puerta del apartamento del rubio. ¿Debía tocar?, ¿qué pretexto usaría?, decidió dejar de pensar en ello y tocó.
-¡Ya voy!- se escucho del otro lado de la puerta.
Pasaron un par de minutos hasta que el rubio se digno a abrir.
-¿Eh?, ¿Sakura-chan?- preguntó el rubio.
-Si, Naruto, soy yo, Sakura- dijo la pelirosa mientras alzaba una ceja.
-Perdona, es que es una sorpresa verte aquí- dijo Naruto.
-¿A qué te refieres con que es una sorpresa?- preguntó la pelirosa en tono fingido de enojo para tratar de calmar sus nervios.
-Bu-bueno, es tu día de descanso y yo, eh, supongo que en un día de descanso deberías estar descansando, ¿no es así?- dijo el rubio.
-¿Estás tratando de decirme que quieres que me vaya?- preguntó la pelirosa, le gustaba ponerlo nervioso.
-N-no, Sakura-chan, no me refería a eso...- suspiró el rubio. -Solo quiero saber lo que te trae por aquí- dijo.
La pelirosa suspiro.
-Vine porque no nos hemos visto en unos días, así que pensé en pasar a verte- explicó la pelirosa.
Hubo un silencio un tanto incómodo entre ambos... hasta que el estómago de ambos rugió un poco.
-¿Quieres ir a comer algo, Sakura-chan?- preguntó el rubio.
-Claro- respondió la pelirosa con una sonrisa.
Ambos habían salido directamente hacía Ichiraku. La pelirosa no comía ramen todos los días, y cuando se encontraba con él o pasaba por ella, comía eso. Ahora era una de esas ocasiones, y bueno, digamos que no se quejaba, ya que le gustaba comer con él mientras hablaban de cualquier cosa.
Ayame y Teuchi los habían recibido con una sonrisa bastante amplia, además de que no le cobraron la comida a ninguno de los dos cuando terminaron de comer, a pesar de que ambos se ofrecieron a pagar en repetidas ocasiones.
-¿Quién crees que sea el primero de ellos en decirle al otro lo que en verdad siente?- preguntó Ayame a su padre.
-Conociendo a Naruto... yo creo que Sakura será la primera en hacerlo- respondió Teuchi.
-¿Quieres apostar?, yo opino que será Naruto el primero en decirlo- retó Ayame.
Teuchi lo pensó.
-Acepto. Si gano, tú te quedas encargada del negocio por una semana- respondió Teuchi.
-¿Y si yo gano?- preguntó.
-Obtendras una semana de vacaciones- dijo el viejo Teuchi.
-Suena justo. Es una apuesta, viejo. Prepárate para perder- decía Ayame mientras alzaba el puño con determinación.
...
-Entonces, ¿cómo te fue en estos días Sakura-chan?- preguntó el rubio.
-Bastante cansado, a tal grado que apenas hoy pude limpiar mi habitación. Solo terminaba en el trabajo y llegaba a casa para solo dormir- decía Sakura mientras suspiraba.
-No creí que la enseñanza fuera tan agotadora- dijo Naruto.
-En sí no es tan agotadora, porque tú lo enseñas y sabes de lo qué estás hablando- decía la pelirosa. -Lo cansado está en que lo tienes que explicar una y otra vez todo el tiempo, también en que debes preparar la clase con anticipación y ayudar a cada uno de los que están aprendiendo y eso lo vuelve cansado- dijo
-Entiendo... espero que te den algún ascenso pronto, en serio te lo mereces- dijo el rubio tratando de animar a la pelirosa.
-Yo también espero eso- decía. -Pero basta de mí. ¿Cómo te ha ido a ti en estos días?- preguntó Sakura.
-Bueno, ya aprobé mi tercer exámen y solo me faltan 4 para poder subir de rango... y creo que es lo único interesante que me ha pasado desde la reunión- dijo Naruto mientras se sonrojaba levemente.
La pelirosa lo miró y no pudo evitar sonrojarse también, recordó como se había sentido cuando se había quedado recargada en la puerta mientras su corazón trataba de calmarse después de despedirse de él casi en la puerta de su casa.
Después de algunos minutos en los cuales ninguno habló porque ambos se sentían muy nerviosos, aunque no sabían por qué, no era como si no hubiesen hablado infinidad de veces antes. Rompiendo este silencio, el rubio habló.
-Sakura-chan, ¿puedo preguntar algo?- mencionó Naruto.
-Claro, lo que sea- dijo Sakura.
-Tú, eh... ¿por qué te dejó de interesar Sasuke?- preguntó.
Sabía que la pregunta podía romper el momento, pero era algo que lo había intrigado desde el día que la pelirosa lo mencionó.
Sakura por su parte solo pensó en ello. Tenía sus razones.
-Sasuke... él cambio mucho, Naruto. Sé que todo lo que nos hizo fue porque estaba consumido por la venganza y el odio, pero eso no quita el hecho de los varios intentos de asesinato que sufrí o los desprecios que pasé varias veces- decía la pelirosa. -Él ahora ha cambiado para bien, pero esas son partes del pasado que me hicieron perder el interés en él, aunque eso no quiere decir que no me alegra el tenerlo de vuelta, al final de todo es mi amigo y un valioso compañero- concluyó Sakura mientras miraba hacía el frente.
El rubio entendió que no debía preguntar más del tema. La mirada fija en el camino que tenía la pelirosa se lo daba a entender claramente.
...
Habían pasado un par de horas desde que habían estado caminando por la aldea, después del tema de Sasuke, al rubio le surgió la idea de ir más al centro de la villa para poder divertirse y platicar de otras cosas.
Era raro que Sakura lo haya ido a buscar en su día de descanso, claro que antes se veían porque ella se ofreció a ayudarlo en sus estudios, pero ahora se sentía diferente... o mejor dicho, sentía que ella había estado diferente desde que fue a verla dos días después de su regreso de aquella misión con el equipo 9.
Se habían divertido en distintos puestos donde podían jugar para conseguir recompensas, uno de ellos era el atinar en todos los blancos con kunais de juguete... estuvieron ahí por más de 20 minutos en los cuales uno superaba la marca del otro y ninguno se sentía conforme con eso. Claro que al final llegaron a un acuerdo y lo declararon en empate.
Había un puesto en donde tenían que pasar por una trivia sobre la historia de Konoha... claro que aquí la pelirosa supero al rubio por bastante, por más que intentó defender su honor y aunque en sus exámenes le estaba yendo bien, Naruto no pudo ponerse a la altura de Sakura en ese sentido.
La pelirosa se había ganado un pequeño zorro parecido a Kurama, solo que sin las 9 colas. No supo por qué, pero sintió la necesidad de regalarselo al rubio. Naruto lo aceptó con un sonrojo muy visible en él.
El puesto que más le había gustado al rubio visitar fue uno en donde tenían que dibujar cualquier cosa. Naruto no podía decir que era un pintor excelente como Sai, pero lo intentaba, solo que en verdad no era lo suyo.
Había hecho un intento de dibujar el rostro de la pelirosa y, bueno, digamos que la Sakura del dibujo parecía venir de un mundo en donde la guerra nunca terminó, incluso la persona que vigilaba el puesto pudo ver su dibujo y casi cae horrorizado por verlo... claro que al rubio no le importó, se había esforzado en ello y le parecía muy bueno.
La pelirosa dibujo el rostro de Naruto en una forma regordeta, claro que no era la mayor obra de arte, pero al menos no parecía sacado de una pesadilla.
-¿Eh?- dijo Sakura con incredulidad cuando miró su retrato.
-¿Qué tal?, ¿verdad que salió bien?- preguntaba el rubio con bastante ánimo.
-Si, salió bien... ¡pero bien mal!- pensó.
-Claro Naruto, salió bastante bien- dijo la pelirosa mientras trataba de forzar una sonrisa, debía admitir que al menos se esforzó.
Ahora la pelirosa le enseñó el retrato que había hecho de él.
-¿Eh?, Sakura-chan, este es un dibujo muy feo de mí- decía el rubio mientras cerraba sus ojos y hacía una leve mueca.
-¿Cómo se atreve después del dibujo que hizo de mí?- pensó irritada la pelirosa, pero antes de que pudiera protestar...
-Aún así Sakura-chan, me gustó. ¿Me lo puedo quedar?- preguntó Naruto.
Sakura suspiró, Naruto tenía el don de hacer irritar, pero podía solucionarlo en un segundo.
-Claro, puedes quedartelo. Pero a cambio de eso, yo me quedaré con el que hiciste tú- decía la pelirosa, a lo cual el rubio aceptó.
...
La luz del sol se estaba comenzando a ir. Ambos se encontraban caminando de vuelta por el camino más corto hacía la casa de la pelirosa. Aunque antes habían decidido que pasarían a cenar algo, hubo una pequeña discusión entre anko o ramen, al final lograron decidir en ir a cenar anko ya que hace unas horas habían comido ramen.
La duda de la mañana aún seguía latente en la pelirosa. Así que no planeo en perder más tiempo.
-Naruto, ¿puedo hacerte una pregunta?- preguntó la pelirosa.
-Claro Sakura-chan, ¿qué pasa?- preguntó.
-Tú... cuando tu padre apareció frente a nosotros, ya sabías que venía, pero lo que nunca supe fue sobre cómo conocías su chakra- preguntó Sakura.
Había pasado un tiempo desde la guerra y jamás pensó que alguien fuera a preguntarle eso. Obviamente Sai, el capitán Yamato y Kakashi sabían por qué reconoció el chakra de Minato, pero nunca lo contó a alguien más.
-Hace un tiempo atrás, cuando estaba combatiendo contra Pain, perdí el control total sobre mi furia como lo que pasó hace tiempo en el puente Tenchi- decía Naruto. -Entonces Kurama, que en ese entonces todavía no nos queríamos mucho- decía el Uzumaki mientras se ganaba una mirada con mucha atención de Sakura y un gruñido de Kurama, lo cual hizo reír al rubio.
-Volviendo al tema. En ese momento mi sello se había debilitado completamente... entonces él, mi padre, apareció para poder ayudarme a restaurarlo por completo y así lograr que yo pudiera volver a tomar el control sobre mí- decía Naruto. -Así fue como lo conocí y como supe distinguir su chakra cuando apareció junto a los otros Hokages- concluyó el rubio.
Sakura se quedó sorprendida ante eso. Todos sabían por parte de Katsuyu que él había logrado controlarse, pero jamás se imagino que el mismo cuarto Hokage haya sido el que ayudo a Naruto. Aunque había algo que no cuadraba para la pelirosa.
-Pero... ¿cómo es que se apareció para ayudarte?- preguntó Sakura.
-Bueno, eso fue porque cuando nací, en el momento que pudo sellar a Kurama dentro de mí, también selló una porción de su propio chakra y el de mi madre para que me ayudaran en ciertas situaciones- concluyó Naruto mientras recordaba a Minato y Kushina.
-Entiendo- decía la pelirosa mientras procesaba todo lo que el rubio le dijo.
Aunque algo hizo click en su cerebro.
-¡Naruto!- gritó de repente.
El rubio claramente brinco del susto que le dió.
-¿Q-qué pasa Sakura-chan?, me diste un susto muy grande- dijo el rubio mientras recuperaba el aliento.
-Perdona por eso- decía Sakura mientras reía nerviosamente. -Dijiste que tu padre pudo sellar su chakra y el de tu madre en ti... ¿eso quiere decir que ya la has conocido o todavía no?- preguntó la pelirosa mientras lo miraba con bastante entusiasmo.
Naruto la miró y comenzó a recordar cuando Kushina lo ayudó a controlar el chakra de Kurama. Ese había sido uno de los días más felices de toda su vida, el poder ver a su madre y abrazarla.
-Yo... de hecho, Sakura-chan, también conocí a mi madre, Kushina- dijo el rubio mientras sentía un poco de lágrimas en sus ojos que pudo contener con un poco de dificultad.
Sakura miró esos ojos azules que, en raras ocasiones podía ver con lágrimas. Pero esta vez no era tristeza la razón de esas pocas lágrimas, era más bien nostalgia y felicidad al recordar algo tan importante para él.
-Ella, Kushina-san... ¿cómo era?- preguntó la pelirosa con más calma.
Naruto suspiró y respondió.
-Era una mujer muy hermosa, Sakura-chan. Con un largo y sedoso cabello rojo, y con unos ojos color violeta- decía Naruto mirando hacía el frente con una sonrisa. -Pude platicar con ella y... fue uno de los mejores días que la vida me ha dado- dijo.
Sakura no paraba de pensar en cómo se vería la madre de Naruto si estuviera viva. Una mujer con un largo cabello rojo y ojos de un color violeta. Sin duda, tuvo que haber sido una mujer bastante hermosa.
-Prometo contarte más cuando cenemos algo, Sakura-chan- dijo el rubio antes de que la pelirosa pudiera preguntar otra cosa.
Sakura no tuvo más remedio que aceptar la condición, estaba intrigada por saber de sus padres.
...
-Bien, Naruto, continúa- dijo la pelirosa con un rostro que trataba de ocultar el claro interés en lo que el rubio iba a contarle.
-Todavía no traen la comida- pensaba el rubio.
Naruto procedió a contarle cuando la conoció. Le platicó cuando pensó que ella era la forma verdadera de Kurama, algo a lo que ambos rieron después de que habló sobre la reacción que tuvo Kushina. Le contó también la parte que a ella le había tocado vivir el día que Kurama fue controlado. En ese momento la pelirosa se sintió un poco triste por Naruto, ya que sus padres murieron frente a él mientras todavía era un bebé, aunque claramente él no podía recordarlo.
-Yo... lo siento, Naruto- dijo la pelirosa.
-No te preocupes Sakura-chan- dijo el rubio para tratar de pasar rápido esa parte de la historia.
Continúo contándole la historia de como ella y su papá se habían conocido. Algo que conmovió mucho a la pelirosa.
-Esa fue una historia muy hermosa, Naruto... tu madre fue una mujer muy afortunada de encontrar a alguien como tu padre- decía Sakura todavía conmovida por la historia de Minato y Kushina.
El rubio solamente sonrió ante eso.
Claro que no le contó la parte en donde su madre le hablaba sobre todos los consejos que debía seguir, puesto que no iba a ser capaz de hablarle sobre lo que su madre le había pedido en ese entonces. El que buscase a una mujer como ella.
...
Después de la cena, ambos se encontraban caminando de regreso hacía la casa de la pelirosa. Era una noche un poco fría, entonces el rubio pudo notar que Sakura frotaba un poco sus brazos por el frío.
Naruto se quitó su chaqueta y se la puso a la pelirosa para que cubriera sus hombros. Sakura se sonrojó por ese acto, algo que Naruto notó y lo hizo sonreír, solo causando que Sakura desviara su mirada.
Ella por su parte, aún mirando hacía otro lado y aún con un pequeño rubor en sus mejillas, sonrió. Tomó a Naruto del brazo y ambos se acercaron, así compartiendo un poco de calor corporal. No se quejaban, tampoco trataron de alejarse, la calidez de ambos era algo que necesitaban sin darse cuenta.
...
Al llegar a casa de la pelirosa, ninguno sabía como despedirse. No querían que el día terminara.
-Entonces... Sakura-chan, ¿nos vemos después?- decía Naruto, no sabía que hablar o como decirle que quería volver a verla mañana.
-Yo, eh, supongo- decía la pelirosa, tratando de ocultar sus nervios. -Si quieres, tú... puedes pasar por mí mañana, ya sabes, después del trabajo- dijo por fin.
El rubio había estado notando las señales que Ayame le había comentado aquel día en Ichiraku, era difícil pensar en que existiera esa posibilidad.
-Cla-claro, Sakura-chan, ahí estaré- dijo el rubio.
Ambos estaban despidiéndose cuando un poco de viento sopló, haciendo que el cabello de la pelirosa se retirara un poco de su frente, sin saber por qué, el rubio hizo un comentario acerca de eso.
-Nunca entendí por qué no te gusta tu frente, Sakura-chan- dijo Naruto tranquilamente mientras miraba su frente.
Sakura frunció el ceño levemente.
-¿Qué?- preguntó Sakura con un tono de molestia. Esa no era la forma en como quería que su día acabara.
-E-es que yo creo que es bastante amplia y encantadora, y me dan ganas de...- dijo el rubio hasta que paró de hablar sabiendo lo que había hecho.
El enojo de Sakura se esfumo de golpe después de escuchar eso, eran esas palabras... esas mismas palabras que había escuchado hace algunos años.
Naruto se dió cuenta de lo que acababa de hacer, afortunadamente no terminó de decir lo último que había dicho aquel día cuando se transformó en Sasuke.
Inconscientemente, Naruto había revelado uno de sus secretos mejor guardados.
-Y-yo te veo mañana, Sakura-chan- dijo el rubio para después darse media vuelta y salir rápidamente de ahí.
La pelirosa se quedó ahí parada por unos cuantos minutos hasta que entró en razón y decidió ingresar a casa.
Ese día... había sido él. Había sido Naruto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro