Capítulo 1: Cuida de él
La cuarta gran guerra ninja estaba en curso, donde era un todo o nada para defender el futuro.
El poder del juubi era monstruoso, incomparable, incluso con Naruto y Bee juntos, incluso para la alianza entera y sus mejores hombres. Con un solo ataque del décimo biju, eliminó a demasiados camaradas, a muchos otros los dejó mal heridos, incluso eliminó el cuartel de inteligencia.
A Naruto casi logra darle con el ataque que había lanzado, pero Hinata pudo defenderlo, no fue hasta que Obito obligó al juubi a lanzar un ataque centrado que los pondría en serios problemas.
Afortunadamente Neji pudo llegar a tiempo, posicionándose detrás de Hinata y logrando hacer una rotación en el momento justo para desviar las estacas del juubi, salvando así la vida de Hinata y Naruto.
Obito por su parte, solamente observaba a Naruto, recordando aquellas palabras que el rubio le había dicho. -Jamás dejaré que mis camaradas mueran- había dicho el Uzumaki confiado de él mismo.
Obito comenzó a decir unas palabras a un Naruto devastado y cansado por el uso constante de chakra, le dijo que mirase a su alrededor, y que le repitiera sus palabras, que le repitiera que no dejaría que sus compañeros murieran.
Obito comenzaba a quebrar poco a poco a Naruto con esas palabras, recordándole que al final, lo único que lo acompañaría si seguía resistiéndose sería algo que Naruto conocía muy bien. La soledad.
Pero la voz del jóven Hyuga que los había salvado resonó con mucha seguridad.
–¿Te vas a derrumbar por alguien como él?– preguntó Neji. –Comienzo a creer que el tú de los exámenes chunin tenía más agallas– dijo mientras no perdía de vista al enemigo.
Esas palabras dejaron sorprendido a Naruto, pero de pronto escuchó unos regaños por parte de Kurama, que ya había reunido suficiente chakra para seguir con la pelea.
–¡Claro que no estás solo, te olvidas de mí!-–dijo con una sonrisa leve. –Y de todos ellos...– decía Kurama mientras Naruto alzaba la mirada, observando a todos sus compañeros que estaban ahí, sin importar el riesgo, luchando codo a codo.
–Sé que los tengo a todos ustedes, pero no quisiera que...– decía Naruto mientras pensaba en todas las bajas que había dejado el último ataque del décimo biju.
–¡Deja de quejarte!, ¡si sigues así, devoraré tu cuerpo y tomaré el control yo!– decía Kurama con un tono molesto en su voz. –¡Recuerda a todos aquellos que te han ayudado, que han puesto sus vidas en riesgo para ayudarte, levántate por todos esos que pusieron su fé en ti!– dijo el noveno biju.
Naruto contempló la situación, miraba a su alrededor, miraba a cada persona que estaba ahí para defender lo que alguna vez sus padres defendieron, el futuro.
–Tienes razón. Todos aquellos que han hecho posible lo que soy, en lo que me he convertido... no puede ser en vano– pensaba Naruto para él mismo, mientras recordaba a todos esos grandes ninjas que lo habían ayudado a forjar su camino.
–¡Levántate como siempre lo has hecho, Naruto!– dijo Kurama, mientras le entregaba el poder que había reunido.
Con esas últimas palabras, el rubio volvió a levantarse, seguro de sí mismo, sabía que no se podía derrumbar en un momento así.
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Después de dos devastadores ataques por parte del juubi, Naruto había conseguido proteger a toda la alianza con el manto de Kurama, pero a costa de eso, se quedo sin energías, y un brazo le sangraba. Hinata y ninjas de distintas villas lo cubrieron para poder protegerlo, mientras Sakura lo curaba de sus heridas.
La moral bajo cuando el juubi se preparaba para hacer un ataque final, que ninguno de los ninjas presentes resistiría sin el manto de Kurama.
Sakura observó la situación.
–¿De qué nos sirve dudar ahora que llegamos hasta aquí?– resonó fuerte la voz de la médico pelirosa. –¡Naruto hace lo que puede! ¡Sus palabras lo dejaron muy en claro!– dijo Sakura con una voz firme.
–Sí... está llegando a su límite por unos simples ninjas como nosotros– respondió un ninja de Konoha.
–¡No se trata de eso! ¡Naruto está diciendo que nos considera a todos sus amigos!– dijo Sakura, mientras todos los ninjas se sorprendían por esas palabras, mirándose entre sí.
–¡Conseguiré que Naruto se recuperé! ¡Ustedes hagan todo lo que puedan mientras yo hago que recobré sus fuerzas!– decía Sakura. –Y si de igual forma vamos a morir... ¡mejor morir luchando que sin hacer nada!– dijo la pelirosa decidida, subiendo la moral a todos sus compañeros en el campo de batalla.
Con el ataque del juubi en puerta, por petición de Shikamaru, Ino consiguió comunicarse con todos los ninjas en el campo de batalla, coordinandose para hacer miles de muros de elemento tierra, pero el ataque era tan poderoso que logró superar todas las barreras.
Aunque, como si de magia se tratase, el ataque desapareció de la nada.
–¿Llego tarde?– preguntaba Minato apareciendo frente a Naruto y desviando el ataque del juubi hacía el mar con el hiraishin.
–No... llegas justo a tiempo, papá– dijo Naruto con una mirada y un tono de alivio en su voz.
–¿Qué? ¿Quién?– preguntaba Sakura, mientras miraba aún ondeando la túnica del cuarto.
–Soy Namikaze Minato. Por favor, prepárense para la explosión– decía Minato, mientras el ataque del juubi explotaba en el mar, causando así una enorme explosión.
La pelirosa se quedó sorprendida por ver que era un resucitado del edo tensei.
–No te preocupes, estoy de su lado. Gracias por ayudarlo a recuperarse. Tú... ¿acaso eres la novia de Naruto?– decía Minato devolviéndole una sonrisa a Sakura.
–Hmm... sí, bueno, algo así– dijo Naruto mientras sonreía mirando a su padre.
–¡Tú cállate! ¡Ahorra fuerzas en lugar de hablar!– le exclamaba Sakura después de haberlo golpeado en la cabeza.
–En lugar de curarme me sigo haciendo daño...– decía Naruto quejándose. –¡Aumentaré la velocidad de curación!– le dijo Sakura en un tono de regaño.
–Esa chica me recuerda un poco a Kushina– se decía Minato a sí mismo, sosteniendo una pequeña risa mientras recordaba cuando Kushina se enojaba.
–Cuida bien de mi hijo– dijo Minato mientras le sonreía a Sakura. La pelirosa devolvió la sonrisa, con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
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Habían pasado muchas cosas, como también el regreso de Sasuke, que esta vez parecía estar del lado de la alianza, pero solo temporalmente, porque ahora había cambiado de idea y quería reformar la imágen del Hokage, algo que a todos les sorprendió (y fue un buen chiste la verdad).
Se observaron batallas con elegancia, así como la de Kakashi contra Obito, donde Kakashi se alzo como el ganador.
Se observaron batallas de niveles impresionantes, así como el segundo y el cuarto hokage, Naruto y Sasuke contra Obito jinchuriki, y la de Madara contra Hashirama, en donde el Uchiha de alzo como el vencedor.
Madara demostró estar a otro nivel, incluso por encima de Naruto y Sasuke, donde se pudo observar que incluso estaba por encima de los bijus, ganándoles con una sola técnica, capturandolos y dejando a Naruto sin su biju, lo que era una muerte segura. Y donde Sasuke fue apuñalado con su propia espada, a manos de Madara.
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En el camino para introducir la otra mitad de Kurama que se encontraba en Minato, así para salvar a Naruto, Sakura se encontraba con él, ganando tiempo para que el rubio no muriera.
–¡Aguanta! ¡eres fuerte, Naruto, no te rindas!– decía Sakura con desesperación en sus palabras. –Vas a salvarte... ¡estoy segura de que te vas a salvar!– dijo Sakura tratando de salvarlo, aunque se estuviese quedando sin chakra, y también sin opciones.
–Si no hago algo... ¡Naruto va a morir!– dijo mientras la angustia de perder a una persona importante se apoderaba de ella.
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