Athanasia de Alger Obelia ese es mi nombre, un nombre con significado para la eterninad, pero aparte de ese nombre no tenia nada mas, simplemente era una princesa abandonada por su padre, una princesa ignorada por todos a excepcion de mi querida Lily. Si me lo preguntan les dire que de verdad lo intente, di lo mejor de mi misma para poder ser reconocida, lei muchos libros, estudie a fondo la etiqueta y mejore mi baile para cuando llegara el dia de mi debut poder obtener la atencion de mi padre, pero nada de eso ocurrio al contrario, quien se llevo la atencion fue una hermosa joven, una joven llamada Zenith quien obtuvo lo que siempre quise, el amor de mi padre, el amor del pueblo y el reconocimiento como princesa heredera, ella facilmente pudo obtener todo eso y mas, y mientras ella era feliz yo cada vez me hundia en la oscuridad. Desde el debut por un momento pense en dejar todo mis estudios, pero no podia ya era una rutina mia sentarme en el patio a tomar el te mientras leia algun libro, algunas veces leia sobre los anteriores emperadores de obelia otras veces leia sobre las leyes y politica otras veces simplemente disfrutaba de algun libro de fantasia, mis dias eran una completa rutina que crei que nunca se romperia hasta ese dia.

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Mi nombre es Claude De Alger Obelia y soy el emperador de Obelia, un imperio que en el pasado estuvo a punto de caer en la ruina hoy en dia era prospero.
Siempre senti que algo me faltaba, sentia que habia una promesa que no fui capaz de cumplir y cuando intentaba recordar esa promesa unos ojos como rubis me miraban fijamente con una gran tristeza en ellos. Segun Felix eso que me falta es esa bastarda que se atreve a llamar mi hija, pero no creo que sea eso ya que al verla no siento nada, pude descubrir que era lo que me faltaba cuando fue el debut de esa bastarda alli se me presento a mi adoracion mi querida Zenith, esa hermosa niña era mi alegria, de inmediato le entregué el palacio Esmeralda y le di todos los lujos que pude darle a cambio ella me entregaba una sonrisa inigualable y cuando me llamaba papa era como oir la mas hermosa de las melodias, pero algo ocurria cuando no estaba con ella, unos dolores inimaginables llegaban de vez en cuando, asi que para evitar esos dolores pasaba la mayor parte del tiempo con Zenith.
Pero habian ocasiones en donde mis pies me llevaban a otro lugar, no entendia porque siempre me dirigia al palacio Ruby, pero cuando me daba cuenta lo que estaba haciendo me iba de inmediato, hoy era igual, como otras veces mis pies me trajeron a donde vive esa bastarda, estaba apunto de irme pero la vi sentada frente a una pequeña mesa, nunca me di el tiempo de verla fijamente, pero no se porque me quede observandola, llevaba un sencillo vestido celeste con diseño de flores y su cabello lo tenia amarrado en una coleta alta, se veia concentrada leyendo pero de vez en cuando dejaba el libro de lado para poder beber te o comer alguna galleta, esa bastarda no tenia nada de interesante, pero por algun motivo me costaba irme.