Capítulo 29: vuelta a Hogwarts
Pov _
Recibí respuesta de Dumbledore, quién dijo que Dippet estaba dispuesto a aceptar su ingreso, ya que era una recomendación mía, aun así se les aplicaría un examen para analizar cuánto conocimiento poseen, si tienen un nivel bajo, entrarían con los de tercer curso, pero si tenían los suficientes conocimientos, se les permitiría estar en cuarto curso con un compañero talentoso como asesor, aunque era de importancia saber a qué casa pertenecería cada uno, ya que de eso dependería la persona que los ayudaría, aun así, Dippet dijo que si los tomaba como pupilos por voluntad no tendría problema alguno, cosa que me sorprendió, pero agradecí.

Al día siguiente llegaron nuestras cartas con nuestras respectivas listas de lo que necesitaríamos, ya vendría siendo momento de ir a comprar, los chicos al parecer no tenían varita, por lo que eso sería tomado como prioridad.

El día de mañana sería perfecto para comprar lo necesario en el callejón Diagon, el resto del día estuve con los demás, los niños nuevos comenzaban a adaptarse bien al orfanato y disfrutaban conviviendo con los demás, otras ocasiones me hablaban con admiración, ese fue un aspecto que no disimularon ni un poco; no me molestaba, pero si me hacía sentir un poco más rara, después de todo, con los demás niños con los que trate ya me trataban como familia, y me costó un poco el hacer que se acostumbraran.

Sunny estaba conmigo todo el tiempo, justo como antes, pero también se tomaba parte de su tiempo para molestar a Tom y a Gerald, cosa que disfrutaba mucho Leonard como espectador. Parece ser que entraría en la etapa rebelde mucho antes de lo pensado, tendría que prepararme para sobrellevar su futura actitud.

(...)

Ya era de mañana, Mustafa estaba más que contento con el nuevo espacio que teníamos, Sunny también estaba satisfecha con los resultados que dejamos en el ático, aunque lo pintaríamos de otro color más adelante.

Bajé con los demás a desayunar y todo transcurrió tranquilamente y sin problemas. Tom estaba de mal humor porque no deseaba que los chicos vinieran con nosotros, pero lo toleró muy bien.

Ahora mismo me preparaba para salir con los chicos, me puse una ropa sencilla, es raro ver a las mujeres en pantalones, por lo que me puse en vestido que me regaló Martha junto con la directora.

(...)

Cuando llegamos al callejón Diagon fuimos por las varitas, Ollivander les dio a probar varias, al final, Gerald tuvo una varita de vid con núcleo de pluma de fénix, Leonard tuvo una varita de abeto con núcleo de nervio de dragón.

Fuimos por los libros, también pasamos a comprar el uniforme, los calderos y cosas de más, fue entonces cuando pasamos por una tienda que vendía mascotas, había muchas lechuzas, unos gatos, ratas y sapos, por lo menos eran las principales, una lechuza llamó mi atención por completo. Era igual a la lechuza de ojos dorados, como oro líquido brillante, pero aun así me di vuelta decidida a marcharme de ahí junto con los chicos.

Leonard me tomó la mano al instante, llevándonos de regreso y haciéndonos entrar a la tienda, siendo seguidos por Tom y Gerald.

_- ¿Quieres una mascota Leonard? - pregunté con intriga, porque no decía nada y nos acercaba al mostrador.

Leonard - disculpe, quiero saber el precio de esa lechuza... - dijo señalando a la que no me quitaba la vista de encima. Después volteo a mirarme - yo no necesito una, pero parece que tú sí, no tienes que limitar tus compras por nosotros.

_- yo ya tengo un gato - dije intentando razonar con él.

Leonard - un gato no es una lechuza. Además, la lechuza también está interesada en ti y es inusual que siendo de ese tipo de lechuza, sus ojos tengan ese color. Se supone que sus ojos deben ser negros.

_- pienso lo mismo acerca de sus ojos, pero no pienso comprar una lechuza. Es innecesario.

Leonard - si hubieras tenido la lechuza, no tendrías que estar esperando a que otra persona mande una carta para ti y le pidas que mande tus cartas.

Gerald - si te hace sentir mejor, yo creo que podemos tenerla como mascota para todos nosotros, será útil, solo confía.

Ante eso miré a Tom y asintió, por lo que al final compramos la lechuza, pero la metí a mi bolsa con hechizo de expansión indetectable y volvimos al orfanato, nunca pensé que me volvería tan feliz en este lugar, pero así era, todo el recorrido pude sentir que éramos observados por Charlotte, gracias a eso podía estar tranquila con respeto a nuestra seguridad, pues aún si era de interés para Gellert Grindelwald mi existencia por la atención que Dumbledore ponía en mí, él no se imaginaría que estaba bajo la protección de una vampira, sin contar que también eso haría que fuera más fácil esconder mi naturaleza sobre humana.

(...)

Llegamos al orfanato, nunca pensé que nos recibirían así, hicieron una pequeña cena, un pastel y fue entonces que comprendí, como ya era nuestro último día en el orfanato, nos hicieron todo esto, después de todo, no volveríamos hasta las siguientes vacaciones.

Convivimos un rato más para después ir a dormir, como siempre, Sunny venía conmigo, ya sería momento de cambiarla de lugar. Me levanté temprano ese día, antes que cualquiera, salí a ver todo lo que se juntó de las cosas que querían tirar o que estorbaban, sería hora de cambiarlas y hacer regalos, y así lo hice, las fui poco a poco cambiando, unos a ropa, otros a juguetes, pelotas, carritos, peluches, Jenga y otras cosas. A Tom le preparé una colección de plumas con su nombre grabado, a Gerald y Leonard les cree dos libretas con un grabado de sus nombres. Aparté dos regalos para la señora Cole y Martha, eran dos brazaletes, tres con el mío que eran a juego, idénticos pero únicos, con un una llave de diferente diseño.

Este fue el de Martha.

Este el de la señora Cole.

Este el mío (o el que ustedes quieran, solo les doy ejemplos para que se den una idea)

Cuando llegó la hora, comenzaron a levantarse y a bajar, todos los regalos los metí al orfanato y los repartí una vez que estuvieron todos presentes, estaban felices, Martha y la señora Cole también, eso era satisfactorio para mí. Lo bueno es que puede contar como magia accidental ya que no use la varita.

Desayunamos y llegó la hora de la despedida, cuando me despedí de Sunny y los demás, solo esperaba que todos estuvieran bien, ahora podía ver qué se habían vuelto una gran familia a la que yo pertenezco ahora...

Pero al despedirme de ellos, sentí que no quería irme, como si no debiera hacerlo, pero aun así, tenía que ir, Sunny me abrazó con fuerza, eso solo hacía que cierta inquietud me embargara, mi pecho se sentía acongojado, y al dejarlos atrás, sentía que no los vería tan pronto como deseaba, aún si yo quería asegurarme a mí misma que los vería en las vacaciones más próximas, algo me decía que no sería así.

Aún con esa sensación, saqué toda mi fuerza de voluntad como una valiente Gryffindor que era y me encaminé a mi próximo año de Hogwarts.

(...)

Ya tenía decidido lo que haría ese año, no pensaba esperar más, debía crear un suplemento para sangre, y precisamente necesitaría la ayuda de Charlotte, mi magia cada vez la sentía más intensa, mientras que de una u otra forma mi velocidad, fuerza y sentidos aumentaban, el más notable era el olfato, podía distinguir diferentes olores a una gran distancia, la sed de sangre seguía sin presentarse, pero tenía que tomar precauciones de una vez antes de que las cosas avanzaran y no tenga una solución a tiempo.

Los chicos y yo nos subimos al tren y compartimos compartimento, dejé a Hagrid y a Myrtle con las chicas, Fleamont nos acompañó a Gerald, Leonard y a mí, mientras que Tom se fue en compañía de sus seguidores, donde curiosamente, todavía no se le unía Malfoy, quién no tardó en alardear del evento que se presentaría en Hogwarts y que él sabía antes que cualquiera gracias a su padre, quien gozaba de un gran puesto en el ministerio, por lo que tenía las noticias de primera mano.

Simplemente lo ignoré, después de todo, me recordó a los libros, donde Draco hizo precisamente eso; les conté a Fleamont y los demás que ese año se retomaría el torneo de los tres magos, explicando lo que me dijo Dumbledore y siendo cuidadosa con respecto a que mencionaba. Posterior a eso, el camino a Hogwarts fue tranquilo, los chicos platicaban mientras yo leía todo lo que podía acerca de los libros de pociones que me dio Dumbledore, pues al parecer había escuchado que Slughorn me prestaba sus libros, por lo que decidió obsequiarme unos.

Por ese tipo de acciones se dan los malentendidos, pero aun así lo agradezco, ya que son de gran utilidad, y si me sirven, me da igual que hablen una y mil calumnias de mí. Además, los rumores no son tan malos actualmente, ya que ahora dicen que soy una alumna de un orfanato que es preferida por los profesores porque es un ratón de biblioteca que da lástima. Lo cual es mediamente cierto, lo que hace que no me moleste tanto como los anteriores. 

(...)

Ahora nos encontrábamos en el gran comedor, ya me había separado de los chicos y estaba con Fleamont y los demás, sería la selección de los chicos, estaba emocionada, aunque a mi parecer, Leonard terminaría en Gryffindor o bien en Hufflepuff, eso a mi humilde criterio, mientras que Gerald parecía ser un Slytherin, aunque todo puede pasar.

Justamente comenzaron a entrar y dio inicio la selección, comenzamos con un Hufflepuff, seguido de un Slytherin, así hasta terminar con todos los demás estudiantes. Dando paso a la selección de mis “recomendados”, Leonard se puso nervioso cuando mencionaron su nombre, pero pasó al frente con todo el coraje y se sentó, Dumbledore le colocó el sombrero y no pasó mucho para que el grito del mismo resonara en todo el GC, retumbando un claro “¡Gryffindor!” haciendo que la mesa de los leones se levantara con efusión mientras aplaudían. El suspiró y caminó hacia mi dirección, sentándose a mi lado sin dudar.

Fue entonces que llegó el momento de Gerald, el cual pasó al frente con paso tranquilo y seguro, aunque Dumbledore lo veía dudoso y lo analizaba, Gerald no se perturbada, ante tantas miradas centradas en su persona, él solo mostraba un semblante imperturbable. Al momento de sentarse dirigió su mirada en mi dirección, haciendo contacto visual al instante, era como si de forma casi inconciente buscara algo o alguien que le diera tranquilidad, en ese momento el sombrero seleccionador parecía dudar, mientras que el chico que me miraba concentrado y sin inmutarse parecía sereno, pero mis sentidos oían a su corazón latir de forma acelerada, por su mirada podía decir qud parecía que llevaba a cabo una lucha sin tregua contra él sombrero seleccionador.

Comenzaron a pasar los minutos, los susurros se hacían presentes y la tensión subía al máximo, hasta que vi a Gerald sonreír y sin quitar su mirada de mí, el sombrero grito “¡Gryffindor!” nuevamente, él se levantó satisfecho, su respiración que hace instantes parecía haberse alterado, por fin se regulaba poco a poco mientras caminaba hacia mi dirección, justo como lo hizo Leonard hace unos instantes, sentándose a mi otro lado provocando que un Fleamont se arrimara algo incómodo y molesto mientras lo mataba una y otra vez con la mirada, pero el seguía tan sereno como siempre.  

Los felicité por entrar a Gryffindor y les dimos la bienvenida, posterior a la cena, siguieron al prefecto encargado de los alumnos de nuevo ingreso, Dumbledore se había comportado un poco raro, algo me decía que tenía que ver con uno de los chicos, pero no dijo nada al respecto así que lo tomaría con calma, estaba consciente de que hablaríamos de eso mañana, cuando tocara la hora de ir a su oficina.

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¡Feliz navidad!

Espero que les guste, es seguro que no será el único capítulo de hoy, disfrútenlo 🥰

Nos leemos pronto 😉