EDITADO

KEILA

Tras esperar las tres horas más largas de mi vida asomándome por la ventana cada quince minutos, Martha apareció en mi rango de visión, ya sabía cual sería el resultado, pero eso no evitaba que la sensación de desesperanza me embargue en cuerpo y alma, Martha me miró con pena y entendí al instante lo que pasaba por su cabeza... Creía que mis padres me habían abandonado a voluntad o bien habían muerto, aunque las probabilidades de que fuera la segunda opción eran más bajas que cualquier otra.

Agaché la cabeza, tenía que lograr aparentar que realmente esperaba lo peor en ese momento, aunque siendo sincera, quedar varada en un mundo que es hasta cierto punto conocido pero un una época peligrosa no se veía como el mejor momento, mucho menos si mi fin llega antes de tiempo, pero mis largas prácticas con "él" me ayudaban mucho en este caso, dado que canalizaba mis emociones y las dejaba fluir de la manera que quisiera... 

Las lágrimas no se hicieron esperar, Martha se acercó agachándose a mi altura con algo de duda para terminar por abrazarme de forma en que pudiera consolarme... Le devolví el abrazo hipando un poco para que fuera más real... tenía que mantener la cabeza fría en esta situación, aunque seamos sinceros, en una situación difícil, por si fuera poco, podría experimentar un mundo en todo su esplendor, pero a un alto precio. 

La señora Cole solo se aproximó con cansancio en nuestra dirección, este mujer sería muchas cosas, pero es una insensible implacable, mira que estar acostumbrada al llanto de un niño abandonado, porque sí sus ojos dicen claramente que ya tenía una idea de lo que pasaba.

— entonces te quedarás aquí... — me miró fijamente de arriba a abajo — Una huérfana más, ¿Quién lo diría? — masculló y yo hipé mientras me secaba las lágrimas con la manga de mi suéter — bien, sígueme. Te mostraré donde vas a dormir... No tenemos más cuartos ya que todos están llenos, el cuarto en el que te quedarás en el segundo piso en la habitación del fondo... También compartirás habitación con otro niño que tiene tu misma edad.

Subimos las escaleras mientras iba pensando en lo que decía, pero si no estaba mal, que es imposible que lo esté, y ese niño está solo en un cuarto cuando los demás están en su máxima capacidad solo puede significar algo, no puede ser nadie más, ese niño debía ser Tom Riddle, estaba en la época en la que estaba un Tom Riddle de diez años. Salí de mis pensamientos cuando vi a los niños al final del pasillo por donde había subido, estos veían la escena que yo estaba protagonizando con indiferencia.

— tienes que ser puntual a la hora de la cena. Si no llegas a la hora, no comes. — solo pude asentir ante eso.

Cuando llegamos la señora Cole abrió la puerta así como así. Me empujó dentro del cuarto junto a mis pertenencias, esta miró al niño que se levantaba de la silla y nos veía con cautela, incluso cierto odio, aunque claramente no nos conocíamos.

— compartirás la habitación con ella... — Sentenció de forma autoritaria, él solo asintió con la cabeza, era claro que no estaba de acuerdo, pero no dijo nada, aunque claro, la solución para deshacerse de mi era simple para él, solo tendría que ahuyentarme de la forma en la que lo hizo con los otros niños.

Después de eso la señora Cole azotó la puerta detrás de mí, un silencio se hizo presente y me sentí muy incómoda, por lo que solo me senté en el suelo estilo indio sopesando mis opciones, era momento de analizar esto; si fuera otra situación definitivamente yo ya hubiese sacado mi celular para googlear soluciones para este problema, pero en este tiempo ni existían los celulares, era obvio que el niño frente a mi exigiría respuestas si lo llegaba a ver, es un mago, es curioso por naturaleza.

Pensé en varias teorías de libros, pero ninguna encajaba en mi situación actual, cosa que solo hacía que me pusiera más nerviosa. ¿Qué pudo ocasionar que yo terminara en este mundo y en esta época? por otro lado ¿Por qué estoy en una versión de mi cuerpo infantil? ¿Dónde puedo encontrar respuestas? si estoy aquí ¿puedo hacer magia? digo, en mi mundo me creía bruja y estudié un poco de la magia básica, aunque era muy diferente, podría aplicar teorías de otros mundos si pudiese tener esa oportunidad ¿no? 

Esto es ridículo, si bien estoy en un mundo que siempre he admirado, tengo derecho a entrar el pánico, el problema aquí es que no estoy sola. Me sumergí en mis pensamientos que no me percaté de que me encontraba susurrando un montón de cosas que eran inentendibles por la velocidad y forma de decirlas de mi parte... Solo reaccioné al escuchar la voz del otro ocupante de la habitación.

— ¡¿Puedes guardar silencio?! — se escuchaba enojado, y apenas había subido un poco el tono de voz, no al grado de ser un grito estridente como los que yo acostumbro a dar, ni siquiera llegaba a ser un grito. Pero al final ese gesto lo habían provocado mis actos, y no quiero problemas desde el inicio, sobre todo si esa mente esta maquinando algo en mi contra.

— lo siento... Estoy acostumbrada a hablar sola — comenté siendo sincera cuidando no sonar arrogante o grosera. 

— eso no es de mi interés, solo guarda silencio — advirtió arrastrando las palabras y volteando a la ventana. Ya me hizo enojar, ¡¿Que no puede ser un poco cortés?! 

— enano gruñón — susurré un poco alto y de mala gana.

El se volteó al instante y me miró con furia, su mirada tenía ese brillo rojizo de advertencia que reconocería en cualquier lugar. Digo ¡Era justo como lo describían los libros! y eso solo provocó que sintiera un vuelco en el corazón ¡quería abrazarlo! ¡Y es que es la imagen más tierna que he visto de Voldy ante mis ojos! ¡un mini Voldy intentando ser amenazador contra una chica adulta que sabe casi todo de él!

— no tienes derecho a decir eso cuando tú también careces de altura — habló al ver mi falta de reacción, como si fuera un ser claramente ignorante al que tenía que adiestrar — te lo diré solo una vez "no te conviene meterte conmigo" - hablé al mismo tiempo la amenaza y eso lo hizo enojar más. — t-tú...

— yo solo pienso que no quiero meterme en problemas, no eres el primero ni el último brabucón con el que me voy a encontrar, además, a partir de hoy yo también dormiré aquí, por lo que es conveniente que te hagas, y me haga a la idea de que tendremos que soportarnos el uno al otro, porque no hay más espacio en los otros cuartos, este es el único disponible — dije de forma mandona.

Después Tom solo suspiró. Tuve que morder mi mejilla por dentro antes de que soltara el grito de Fangirl que tenía atorado en mi garganta ¡¿este mini Voldy acababa de ceder?! ¡¿así de fácil?! bueno, supongo que no es tan malo estar aquí, tengo que ver lo positivo de mi situación. Está bien, no hay mucho a decir verdad, estoy en un orfanato deplorable con un futuro asesino, no hay internet, celulares, computadoras, películas, por el aspecto del lugar carecen de juegos de mesa, y por si fuera poco, volvía a ser una infante. La directora parece ser amargada y es posible que recurra a los castigos físicos, todos parecen apagados y falta vida en este lugar.

Fácilmente diré que la comida es un asco, carecen de conocimientos adecuados de agricultura, y claro las instalaciones te dan a entender que se pueden enfermar con facilidad si bajas la guardia. Lo positivo, Voldy aún es un niño, por lo que podré tratar con él, aunque sea un poco, no está de más intentar evitar las banderas rojas ¿no? el caerle bien y apelar a su lado bueno no suena tan mal.

— entonces solo guarda silencio... — masculló.

Parecía un poco aturdido, y creo que era por no poder intimidarme aún estando a solas conmigo. Yo solo encogí los hombros restándole importancia y me metí debajo de la cama donde él se encontraba sentado. Sentí como se tensó, pero no me importó, puse el suéter que traía conmigo como cortina atorándolo en los tubos de la cama, si quería estar en paz, por ahora llevaría la fiesta en paz, saqué mi celular y me puse a jugar Candy Crush para distraerme, conecté mis audífonos y me puse uno, pero antes de poder relajarme lo escuché de nuevo.

— ¿Por qué te metiste debajo de la cama? — Cuestionó, parecía que estaba por explotar. Bien, fracasé en mi plan. 

— porque... — ¿Qué le digo? ah, ya sé — Me siento segura estando aquí abajo... Además... Es para sentirme conectada. — inventé.

— ¡¿Qué?! ¡Ni quién te crea eso! ¡Sal de ahí! ¡Ahora! — exigió sobresaltándose. 

— No te afecta en nada, además, estoy en silencio tal como lo pediste. — respondí.

— no confío en ti ¡¿Quieres que te lo ponga más claro?! ¡Ve a jugar con los demás niños y déjame solo! — dijo perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

¿Quién se cree? Será Voldemort o quien quiera, pero nadie me da órdenes, me habla de esa forma y se sale con la suya. Este niño tiene que aprender a respetar a las personas.

— ¡Oh, si, por supuesto! — solté con sarcasmo — ¡No pienso obedecerte! ¡es evidente que no confías en mi porque me acabas de conocer! ¡pero por lo menos ten un poco de decencia y respétame como persona así como yo lo hago contigo! ¡mocoso maleducado! ¡Además, estoy bien aquí abajo! ¡Solo cállate y déjame en paz! — exclamé guardando ágilmente mi celular y mis audífonos en el acto. Y fue justo a tiempo, ya que un Tom enojado se agachó y quito de golpe mi suéter.

— ¡maldita mocosa! ¡sal de ahí! — ordenó de nuevo.

— ¡oye, eso es de mala educación! ¡Estás invadiendo mi privacidad! — él no dijo nada, solo se quedó callado mirándome con enojo — ¡¿Ahora qué?! Vienes, invades mi privacidad, me quitas mi tranquilidad ¡¿y quedas callado?! ¡Quién te entiende! ¡Habla hijo de la gran muralla! ¡Habla aunque sea en mandarín! — exclamé algo desquiciada. Él estiró su mano intentando alcanzarme, pero me alejé lo suficiente pegando mi cuerpo contra la pared.

— tú... — Siseo molesto y entonces sentí como todo empezaba a temblar y la cama comenzó a tronar sobre mi. 

Quería intimidarme, lo sabía, por lo que no me alteré, miré la cama sopesando la situación una vez más, esto era solo un berrinche del mini Voldemort, así que sin inmutarme, solo me miré las uñas mientras me las frotaba un poco con la manga de mi otro brazo, como si las estuviera puliendo y ese fuese el suceso más interesante del día.

Entonces escuché lo que pensaba el mini Voldemort. "¡¿Por que sigue aquí?!""¡¿porqué está tan tranquila?!"

— la verdad estoy aquí porque no tengo de otra, no tengo ganas de salir, este ahora también es mi cuarto y lo otro... — fingí pensarlo — Es por qué solo estás haciendo un berrinche...

— tú eres una- — masculló pero entonces pareció darse cuenta de algo — espera... ¿Cómo lo supiste? — cuestionó.

— tú cara dice mucho, aunque pareces inexpresivo, eres un niño muy intenso, y usas esa intensidad para comunicarte a través de la mirada en muchas ocasiones. — expliqué encogiéndome de hombros como si tuviera sentido y fuera algo obvio.

— pero si acabas de llegar — parecía un poco ido, no comprendía esto, y por si fuera poco, yo menos. ¿había usado legeremancia con mini Voldy?

— desde que pasé por esa puerta lo estás haciendo... No es difícil deducir que haces lo mismo todo el tiempo... — Insistí intentando darle sentido a lo que decía. Se quedó sin palabras, después de todo, parecía analizar lo que dije — bueno, pero ya que insistes, y yo no quiero problemas... Me voy - solté sin más pasando por un lado para salir de debajo de la cama y posteriormente del cuarto. Bajé corriendo para ver que los otros niños se encontraban saliendo con el miedo dibujado en sus caras de debajo de las mesas.

— ¿Qué pasa? — pregunté confundida.

— ¿no sentiste el temblor? - dijeron los niños mirándome como si de un bicho se tratara.

— ah... Si, pero yo ya estoy acostumbrada, creo que es por eso... — unas niñas me miraban con asombro y los niños de mi edad con cierto fastidio ¿acaso están celosos solo porque no me alteré como ellos? 

— ¿No tienes miedo? — me cuestionó uno de ellos, buena pregunta, lo medite antes de contestar.

— la verdad... No. Nunca lo he visto necesario, ya que si hay algo más efímero en el mundo, eso es la vida, y solo es prestada, naces, vives de la forma que quieres vivir, ya sea enojado con ella, disfrutando de ella, o incluso compartiendo de ella, pero siempre termina... Así que si yo puedo decidir ser feliz hasta el final... Con eso estoy más que satisfecha... — me encogí de hombros, aunque bueno, esa sería la forma de pensar de alguien viejo ¿no? normalmente los niños de esta edad tienen a querer vivir más. — Supongo que mis padres me dejaron por ser tan rara — reí nerviosa llevando una mano a mi cabeza.

Lo sentía por mis padres, sé que no era cierto, pero una mentira piadosa para seguir con la fachada en mi situación era lo adecuado, donde quiera que estén, los amo y no se molesten conmigo ¿si? pedí desde mis adentros.

Sentí la presencia de Tom, él estaba escuchando, eso es evidente, y seguro pensaba que era una tontería lo que estaba diciendo. Después de todo, si quería la inmortalidad era por que su mayor miedo era la muerte. Esa era otra cuestión, el miedo a la muerte es lo más natural y muchas veces es la que te hace estar alerta, pero vivir con miedo a ella me parecía un completo desperdicio.

POV Narradora
Y era así, a Tom le parecía ridículo que a una niña como aquella no le preocupara la muerte; era algo que no tenía sentido, sobre todo por el hecho de que es una niña todavía y le queda mucho por vivir. ¿Acaso no apreciaba su vida? ¿Qué clase de persona no tiene ese instinto básico de supervivencia? aunque ahora tenía sentido que no se intimidara ante su presencia, esto iba a ser más molesto para él.

Aunque sospechaba que tenía que haber algo de mayor peso en su vida, que la hiciese decir eso que a su parecer era una insensatez. Para el era inimaginable el dejar el tiempo que te queda al azar, a merced del destino. 

Pensaba que si fuera él lucharía por su vida... Morir no estaba en sus planes... Y nunca lo estaría... Pero eso Keila lo sabías mejor que nadie. Eran tan diferentes que Tom no dudaba que en cualquier momento perdería la paciencia con ella, no eran compatibles en absoluto, lo que lo llevaría a una situación crítica y ella sería el detonante tarde o temprano. 

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Ya publicaré el siguiente, espero que les haya gustado.

Nos leemos pronto 😋😘😉