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5 "Mirada distinta".

El viento hizo bailar sus cabellos dorados.

Los par de joyas imperiales se miraban con neutralidad.

-"aún cuando mi alma no es la misma este cuerpo anhela recibir tan solo una palabra de este hombre...que estupidez, además, parece que este cuerpo cuando lo ve recuerda el pasado".

-"pero también recuerda el futuro que la princesa vio...todo es tan molesto".

Cerró sus ojos con suavidad y controló un poco sus emociones. Cuando los volvió a abrir el emperador no pudo evitar sorprenderse.

Esos ojos iguales a los suyos lo miraban con frialdad.

Desde que se encontró con ella hace 3 años no pudo evitar notar que a pesar de que ella sacó sus ojos, tenían un brillo distinto.

Los ojos de esa niña eran humanos, los de él son demoníacos.

Ahora sus ojos no tienen ese brillo.

-su majestad.

Hizo una reverencia mirándolo con seriedad para luego volver a cerrar sus ojos con desinterés y pasar por al lado suyo.

-"no me importa si nuestro encuentro fue más temprano de lo esperado...no tengo interés por ti...pero...te odio por provocar esto en mi interior".

Fueron segundos en que ella pasó por su lado y lo miro de reojo con sus ojos brillantes de oscuridad dejándolo congelado en su lugar.

El viento hizo bailar su cabello ondulado llevándose consigo los pétalos de las rosas rojas.

Claude miro de reojo por donde se fue la rubia y luego miro al lugar en donde estaba. Con suavidad agarró la rosa ensangrentada y sus ojos se nublaron.

-...hn, parece que la historia se repite.

Soltó la rosa con suavidad y miro su mano manchada de sangre.

Por qué esa mirada movió su interior?. Qué pasó con ella?.

Antes siempre lo miraba con anhelo, con esperanza, felicidad, tristeza. Ahora solo lo miro com frialdad, desinterés y odio.

Ella lo odiaba.

Tal como él.

Felix miro preocupado al emperador. Desde que volvió de esa caminata estaba ido. Mirando a la nada como si estuviera pensando en algo importante.

-su majestad, está bien?.

El rubio solo cerró sus ojos pacífico y luego miro al cuadro roto en su cuarto. Estaba sentado en su gran sillón con una copa de vino en su mano.

Estrechó sus ojos con oscuridad y luego suspiro mirando hacia adelante.

-esa niña -el pelirrojo lo miro con curiosidad.

-....la princesa Athanasia?.

El silencio del otro le dio la respuesta y el oji gris apretó sus labios mirando al suelo con tristeza.

-la princesa..ella -tragó saliva nervioso y luego cerro sus ojos con pesadez -ella ha cambiado su majestad...en verdad ella...

-no me interesa.

Tomo su vino pero el pelirrojo decidió no callar.

-la princesa se está convirtiendo en el emperador.

El silencio reinó en el cuarto y el caballero miró con seriedad al rubio.

Odio con todo su ser a su propia hija sin tener la culpa de nada.
La ignoró desde que nació y la dejó al cuidado de las sirvientas.
Sabiendo la soledad y el dolor de la princesa, él la despreciaba cada día que podía solo por gusto.

Solo por gusto de verla sufrir por haberle arrebatado a Diana.

Pero ella nunca tuvo la culpa de nada.

Sin darse cuenta, Claude estaba haciendo que la historia se repita.

Él buscó la atención de su padre y nunca la obtuvo, fue sumido en la oscuridad y cuando tuvo la oportunidad acabó con aquellos que alguna vez lo hirieron. Dejó de ser humano y se convirtió en un demonio sin piedad ni sentimientos.

Athanasia estaba pasando lo mismo que él, solo estaba a centímetros de dejar su humanidad para sumirse en la oscuridad y mancharse las manos de sangre.

-su majestad, la princesa...

-Felix, vete.

Guardo silencio cuando escuchó el enojo en la voz del rubio, sin decir nada más hizo una reverencia y salió de allí.

Miro su copa vacía y por segundos recordó esa mirada llena de odio dirigida a él.

-tch!.

Lanzó la copa al suelo y se apoyó en sus piernas tapando su rostro con enojo.

-...de verdad te odio.

Sus ojos brillaron en la oscuridad para luego mirar de reojo a su gran cama. Miro hacia la ventana y al recordar el pasado volvio a chasquear la lengua.

Odiaba a la princesa por hacerlo recordar el pasado, la odiaba por haberle arrebatado a la única persona que lo amo, la odiaba por hacerle recordar todos sus pecados.

La odiaba por hacer que su corazón se estruja cuando la veía mirarlo con tristeza.

La odiaba por hacer que todo se remueva en su interior al escuchar esa voz fría y esa mirada que le demostraba el profundo odio que le tenía.

Miro serena hacia un punto fijo. El viento removió su cabello y la hizo estremecer ante el frío.

-...debes seguir odiandome estupido emperador.

-no debes sentir nada por mi...recuerda siempre tu pasado, recuerda que por este cuerpo tu amada no está a tu lado....falta poco para que desaparezca de tu vida.

Odiaba sentir todo eso en su interior.

Eso se lo esperaba, el cuerpo aún recuerda los sentimientos y memorias de su vida aún cuando tiene un alma distinta. Ella estaba sintiendo todo lo que Athanasia sentiría si se hubiese encontrado con su padre.

Pero ella odiaba sentirse así, porque el sentir tristeza, anhelo y amor por alguien, la volvía débil. Y ella odiaba ser débil.

Ella odiaba a Claude por todo lo que le hizo a la princesa. Ella lo odiaba porque la hacía acordar su pasado.

-parece que tenemos similitudes Claude.

Lo siguió mirando por un rato más y sonrió con burla al ver los ojos llenos de furia del emperador.

Ladeo su cabeza y miro la luna, sus ojos brillaron con fuerza y una sonrisa sádica se asomó por sus labios.

Era hora de hacer desaparecer a quien le jodio la vida a la antigua Athanasia.

-debes de estar satisfecho emperador...la muerte de esta noche será por tu culpa.

Una viento fuerte hizo que las copas de los árboles se movieran con fuerza.

Claude miro hacia la ventana y estrechó sus ojos al no ver nada en los techos a su alrededor. Por unos segundos sintió que alguien lo miraba.

-...la muerte se acerca.

Apoyó su mano en el vidrio de la ventana al sentir ese extraño ambiente. Era el mismo que le avisaba en el campo de batalla que alguien iba a morir.

Y su instinto no se equivocaba.

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