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7. Colores de camaleón

Rayito

De acuerdo... ¡Los ojos de mi Camilo se ven muy bonitos con estos botones!
No sé confunden tanto como el verde, y dan una combinación bastante bonita.

Tenía mis dudas con el botón anaranjado por el tipo de color que es, pero queda lindo.

- E-eres muy bonito Camilo, sobretodo con tus ojos así...

Me quedé mirando a mi Camilo un poco más, antes de abrazarlo.
Se ve tan lindo... Debería agradecerle al otro Camilo hoy, en verdad quedan de maravilla estos botones.
Ah, me gustaría llevarle algo para agradecerle a cambio de los botones, pero realmente no tengo mucho...

- ¡_______! ¡M'ijo baja a desayunar!

- S-sí... ¡Sí, ya... Ya v-voy!

Ah, no puedo creer que anoche pude dormir tan bien incluso cuando me eché esa vergonzosa siesta sin querer en casa de los Madrigal.
Ni siquiera beber algo caliente me suele funcionar a ese nivel... Y bueno, Mariano y la abuela me dejaron dormir una buena parte de la mañana.
Se me hace un poco raro tomando en cuenta que hoy es la celebración del pequeño Madrigal y que tenemos que ir a ayudar, pero no me quejo. Lo necesitaba, sobretodo si hoy tendré que estar lidiando con una fiesta en la que todo el pueblo va a estar.

Me pregunto si ese Camilo me dejará quedarme cerca de él, no quiero molestarlo pero realmente es la única manera segura que tengo de alejar a la gente que se me pudiera acercar si me ven solo.
Y bueno... Creo que se siente bien hablar con alguien... Incluso cuando es un chico como él, tan raro y... bonito.

Me di un par de palmaditas en ambas mejillas, intentando controlarme.
Basta, si quiero ser amigo de Camilo debo de...

- ¿Uh? Ser... ¿Ser su amigo?

Lo pensé sin... ¿Sin pensarlo?
Yo... Creo que quiero ser amigo de Camilo. No tuve amigos cuando vivía con mamá y su esposo, y cuando vivía con papá... Bueno, tampoco.
¿Será por eso que me siento tan emocionado con la idea...?

- ¡_____!

- ¡V-voy! ¡Voy!

Pensaré en eso después, si la señora se molesta se va a poner pesada y no sería buena idea si ya me dejó dormir de más hoy.
Tomé a mi Camilo y me apresuré a salir de la habitación, con una pequeña sonrisa en los labios.

.......

Camilo

- ¡¿Q-qué dijo qué?!

- Camilo, no grites en la mesa... Y acomoda esa cara

- ¡L-lo siento pa'!

Maldije internamente mientras me intentaba concentrar en reacomodar los rasgos que se me habían movido de lugar en la cara.
Podía sentir a la abuela mirándome desde el otro extremo de la mesa, así que intenté disimular tomando mi plato vacío a medias para ir por un poco más de comida (aprovechando que hoy si podía repetir).

Tranquilo, tranquilo... Bueno, es amable de parte de _____ pensar que me veo bonito... Con las sombras en los ojos...
Dios ayuda, creo que voy a vomitar, siento cosquillas en el estómago.

Es un poco inusual escuchar eso de un chico hacia otro chico, pero está bien, ¿No?
Él parece ser bastante amable una vez que se tranquiliza un poco, y ciertamente es algo bonito también... ¡Está bien para mí pensar eso! ¡¿No?! Digo, él lo pensó de mi primero así que está muy bien, ¡Él es bonito! ¡Así como mi prima Isabela es guapa, él es bonito!
No de la misma forma, pero lo es, ¡Y reconocerlo no está mal!

- Ey, Camilo

Casi se me cae el plato al sentir un leve codazo de parte de Dolores cuando llegó a mi lado para servirse más porción.
¿Ahora que me va a decir? Casi me ahogo con el bocado cuando me soltó eso a medio desayuno, debería avisar antes de decir algo así.

Mi hermana me habló bastante rápido y en voz baja mientras se servía comida, menos mal que estoy acostumbrado o no le habría entendido nada.

- Disimula, mamá y la abuela te están mirando pero no las vayas a voltear a ver. También tienes las orejas un poco rojas así que haz algo con eso... Y contrólate

Al decir eso último, me dió un pequeño tironcito en el cabello antes de marcharse.
No tenía intenciones de lastimarme, pero me lo mostró lo suficiente como para darme cuenta de que ese no era mi cabello.
Mierda, mierda, mierda, ni siquiera noté cuando me cambió el cabello por el de él.
Debo tranquilizarme, tranquilo... Todo está bien, solo me tomó por sorpresa.

A mis primas y realmente a toda mi familia le da bastante igual que me maquille, pero creo... Es la primera vez que me dicen (aunque haya sido indirectamente) que me veo... Bonito con eso.
Quiero decir, claro que lo sabía. Pero qué me lo diga alguien que no sea mamá...

¡Bueno basta! Debo estar tranquilo para cuando tenga que recibir a los primeros invitados... Y creo que necesito comer más para ver si mi estómago se calma de una vez.

Rayito

Me quejé en voz baja cuando la señora Guzmán volvió a pasar el cepillo por mi cabello de una manera un poco ruda.
Parece que piensa que entre más duro cepille mi cabello va a quedar más armoniosamente ondulado y brillante como el de Mariano, pero lo único que va a lograr es arrancarme la mitad de mi cabello.

- No hay manera, ¿Pero qué pasa con tu cabello?

Pasa que así es, señora. Desde que nací, así que déjelo ser.
Estaba bastante desesperado, así que decidí tragarme un poco mi orgullo y buscar ayuda... en Mariano.
Lo voltee a ver con la mayor cantidad de súplica que pude cargar en una mirada, y afortunadamente pareció funcionar ya que se acercó a la señora Guzmán para hacer que terminara con esta tortura.

- Ma', creo que mi hermanito ya se ve bastante presentable, ¿Por qué no nos vamos? No vamos a llegar a tiempo de ayudar si seguimos retrasando la salida

- Ay mi Marianito, si tan solo le hubieras pasado algo de tu cabello a tu sobrino... Pero tienes razón. Vámonos, y no vayas a llevar a tu...

La abuela cortó su oración a la mitad al mirarme y ver que ya llevaba bien cargado a mi Camilo en brazos.
No voy a ceder, es una fiesta pública y necesito a Camilo conmigo.

La señora intercambio una breve mirada con Mariano, él le sonrió suavemente y me acarició la cabeza.

- Vamos mamá, ya no te molestes o te vas a enfermar. Además, a Mirabel también le gusta coser, estará bien

No sé qué tiene que ver Mirabel en esto pero si así me dejan llevar a mi Camilo me da bastante igual.

Después de ese último contratiempo finalmente nos marchamos a casa de los Madrigal.
Era bastante temprano por la tarde, y aún así el movimiento por todo el pueblo era más que claro.
Había gente por las calles terminando de hacer arreglos a todo tipo de cosas que seguramente llevarían a casa de los Madrigal, quién sabe si cómo regalo o como parte de alguna decoración.

También había gente que ya iba directamente hacia allá... Y cuando llegamos, también pudimos notar que había gente que salía y entraba del lugar para continuar haciendo más preparaciones.

La señora Alma fue quien salió a recibirnos, agradeciendo por venir a ayudar y esas cosas.

- Te agradeceríamos tu gentil ayuda en cualquier parte, Mariano. Señora Guzmán, puede acompañarme como siempre. Y _____... ¡Puedes pasar un rato ayudando a Mirabel...!

A propósito o no, justo en ese momento pasó la mencionada chico al lado de la mujer, la cual de inmediato la sostuvo por el hombro para detenerla.
Aunque me parece que no fue a propósito ya que la chica va muy cargada con un gran cesto lleno de todo tipo de cosas que apenas si le dejaba ver la cara

Y me parece que este cesto no era precisamente parte de la idea de la abuela Madrigal, ya que forzó una sonrisa mientras le hablaba a su nieta entre dientes.

- Mirabel, ¿Qué es todo esto?

- ¡Estaba ayudando! Tengo clavos para las lonas, los manteles, unos arreglos de flores y...

- Te dije que no te metieras en las tareas de los demás, deja que se encarguen ellos mismo y deja toda esa basura a un lado... Ah, me disculpo por esto, mi nieta es un poco desubicada en ocasiones, pero te aseguro que es una gran compañía ______

De acuerdo, siento raro que la señora me hable directamente. Prefería cuando me ignoraba... ¿Eh?

- Y le aseguro que nuestro ______ es todo un muchachito encantador... ¡Ama los niños, así que trajo esto para jugar con ellos!

No voy a dejar que un puñado de mocosos sucios toquen a mi Camilo... Y preferiría que la señora Guzmán tampoco me tocara, ¿Qué le pasa para abrazarme por los hombros de la nada?

- Maravilloso, en ese caso se amable con el joven Guzmán, Mirabel. Ahora, si me permite señora Guzmán...

Y así fue como terminé en el patio principal con una chica con la que apenas he cruzado ninguna palabra.
¿Cómo me escapo de aquí antes de que empiece a hablarme...?

- Entonces... ¿Te gustan los niños?

Demasiado tarde.
Miré con nerviosismo a mi alrededor, pero al no encontrar ningún escape me tuve que resignar y a negar con la cabeza.

- ¡Oh, ya veo! A mí me gusta jugar con ellos, juego mucho con mi primito Antonio así que... ¡Ah sí, de hecho está celebración es por él! No sé si... Lo sepas...

Se hizo un silencio bastante incómodo que me hizo desear que la casa me tragara.
Me siento mal por la chica, claramente tiene tan pocas ganas de estar conmigo como las que yo tengo de estar conmigo mismo, y con ella por supuesto.
Y además... Esa cesta parece pesada.

Ah, de acuerdo. Supongo que los dos somos víctimas así que... ¿Puedo intentarlo? Solo... Un poco.

- Uhm, ¿Ayuda...?

- ¿Dijiste algo?

Habla más fuerte, idiota.
Tienes linda voz... O eso te dijo ese chico Camilo, por favor que sea verdad.

- T-tú... ¿Quieres... Quieres ayuda?

Ya está, lo dije. Tampoco estuvo tan mal, solo siento que me va a explotar el pecho de una manera muy desagradable. Me voy a asfixiar aquí.
Señalé la cesta en sus temblorosos brazos, la chica de inmediato afirmó su agarre mientras se apresuraba a negarse.

- ¡Oh, no! ¡Pero muchas gracias! Debería ir a deshacerme de esta... esta basura. Yo... Sí, debería hacer eso. Puedes esperar aquí si quieres

Eso no es basura, probablemente es útil.
Pero de acuerdo, si ella lo dice...

Asentí, la chica me sonrió con una evidente incomodidad antes de alejarse torpemente, tambaleándose un poco con la cesta entre sus brazos.
Espero que no se caiga o algo así...

- ¡Ey, José! ¡Lupe...!

¿Hmm? ¿Qué sucede...?
Me giré un momento al escuchar una voz familiar acercándose, y fue increíblemente fácil localizar al dueño.
Camilo parecía venir del segundo piso, bajando por unas escaleras que podría jugar que no estaban ahí el día anterior y llegando al centro del patio, pasando a saludar a todos con quiénes se topaba y transformándose un instante en ellos.

Ciertamente era algo entretenido de ver, supongo que si no te toma por sorpresa su don es bastante divertido.

- ... ¡Hola prima...! ¡Fernando! ¡Y...! ¡A-ah!

Después de casi chocar con Mirabel y saludar a un tipo más, finalmente se detuvo frente a mí... Solo que lo hizo en su apariencia normal, o algo muy parecido a su apariencia normal.

- ¡Ho-hola ____! ¡Llegaste temprano!

Sonreí un poco mientras me tocaba la parte alta de las mejillas y después, con un poco de duda, estiré mi mano para tocarle brevemente un mechón corto de cabello negro que le caía sobre la frente.
El chico se llevó las manos a su rostro y cabello, dándose cuenta de que había conservado sin quererlo las gafas de Mirabel y el cabello de ese último tipo.

Él corrigió de inmediato su apariencia, volviendo a la habitual.

- Lamento eso, me sorprendiste un poco... ¡Quiero decir! Cambiaste tú cabello, ¿No es cierto? Eso me tomó por sorpresa, y por eso también no pude imitarte de inmediato, aún no me acostumbro bien a ti como para procesar esos cambios rápido... ¿Mi cabello está normal, cierto?

Asentí, el chico pareció bastante aliviado al escuchar eso.
Me pregunto si tuvo otro incidente relacionado a su cabello.

- ¡Genial! Tú... Eh, ¡Tú cabello se ve bien, por cierto!

No sé si alegrarme o no de escuchar eso después de la tortura que me hizo pasar la señora Guzmán para tenerlo así.
Sinceramente, no noto mucho la diferencia. Me pregunto si me veía mal antes, tal vez deba intentar cepillarlo de vez en cuando... Ah, es verdad.

Busqué un momento en mi bolsillo, encontrando rápidamente lo que buscaba.
De inmediato se lo ofrecí a este Camilo, él lo aceptó sin pensarlo mucho hasta que lo tuvo entre sus manos.

- Ah, ¿Gracias? Qué lindo botón verde...

- E-es... Es e-el... Uhm, p-perdon...

- Está bien, tú con calma. ¿Vamos a otra parte? De todas formas no deberíamos estar aquí si va a estar toda esta gente arreglando cosas

Asentí con alivio, aunque rápidamente ese alivio se volvió en nervios cuando Camilo me tomó de la mano para guiarme escaleras arriba.
Y yo que me estaba controlando bien.

Subimos al segundo piso, y una vez ahí nos sentamos en el suelo, junto a uno de los pilares de la casa. No había demasiada gente aquí arriba, y supongo que era mucho más agradable ver a la gente del patio principal desde aquí.

- De acuerdo, ¿Decías?

- S-sí, es e-el... Su ojo

Levanté un poco a mi Camilo, mostrándoselo.
El chico finalmente pareció entender, mientras observaba a mi peluche.

- Oh, entiendo, ¡Ya cambiaste los nuevos ojos! Le quedan bien

- S-sí... ¡Sí! Le quedan... Muy lindos, gracias

- Sí, vaya que se ven bien los ojos "Camilo" así... Un momento

Por algún motivo la sonrisa del chico se desvaneció mientras hablaba y observaba a mi Camilo.
El repentino cambio en su expresión me puso nervioso rápidamente, ¿Dije algo malo? ¿O pasó algo malo? No noté nada, ¿Qué sucede?

- Lo... Lo siento...

- ¿Eh...? Ah, ¡No, no te disculpes! No hiciste nada, es solo qué... Ah, olvídalo. Se ven muy... bonitos

El chico me sonrió, aunque me pareció que se esforzaba de más al hacerlo, mientras me dejaba a Camilo totalmente a mi disposición.
No sabría decirlo, pero parece estar un poco raro hoy. Tal vez elegí un mal día para decidir que quiero intentar ser su amigo...

Sentí un escalofrío, pensé que sería un poco por lo desconcertado que me estaba sintiendo pero no tardé en darme cuenta de que el motivo en realidad era otro.
Un pequeño pero potente tornado había surgido en el extremo opuesto a dónde estabamos, y además habían aparecido nubes tormentosas que hicieron que descendiera increíblemente rápido la temperatura.
El fuerte viento me estaba alborotando el cabello, así que me lo tuve que sostener a un lado para intentar echar un vistazo hacia el piso de abajo, que era de dónde parecía originarse la conmoción.

- ¡No hay flores! ¡No hay flores! ¡¿Dónde están las flores?! ¡Es la noche especial de mi bebé y las flores...!

- ¡Mi vida las flores se están yendo con el tornado!

Al ver de quién se trataba pegué un pequeño respingo.
Es esa mujer Madrigal, la que controla el clima. Y no parece estar de buen humor, ¿Ese que va con ella es su esposo? Ni lo conozco pero lo admiro.

- Ay no, dame un momento ______. No tardo

Camilo se puso repentinamente de pie y se alejó, yendo a bajar las escaleras pero terminando por deslizarse por ellas cuando la casa las hizo planas para ayudarle a bajar más rápidamente.
Sostuve firmemente a mi Camilo para que el viento no me lo arrebatara, ¿A dónde cree que va?
Sé que debe estar acostumbrado a estas cosas pero...

- ¡Mami! Mami tranquila, Isabela no tardaba en venir

... ¿Pero qué...?
La mamá de... ¿Cómo que ella es la mamá de Camilo?
Quiero decir, ella es guapa, pero no me refiero a eso. El carácter del chico debe ser totalmente por parte del padre porque no hay manera...

Bien, ya estuvo. Con eso me basta para calmarme aunque el chico sea lindo.
Si tengo la amenaza de terminar con un rayo en la cabeza... Creo que me puedo controlar mejor.

Sea como sea, entre ese hombre y Camilo parecieron lograr tranquilizar a la mujer, me animé a bajar únicamente cuando el tornado se deshizo y el viento por fin dejó de intentar llevarse los adornos.
Incluso las nubes oscuras se estaban disipando, aunque aún así mantuve mi distancia.

- Tranquila mami, eso es... La prima Isabela prometió poner esas flores que tanto le gustan, ¿Recuerda?

- Sí, las flores... Es verdad, es verdad, ¿Dónde está Isabela?

- Tú calmada mi corazón, ella no tarda nada. ¿Vamos por un té a la cocina?

Me quedé mirando de lejitos, aunque ya no tenía precisamente miedo de que me fuera a caer un rayo o de que comenzara a llover.
Más bien... Simplemente estaba mirándolos a los tres.
Al esposo de la señora (y supongo que padre de Camilo), a la mujer y al propio Camilo.
La manera en que el hombre miraba a la mujer, el cómo Camilo sostenía la mano de su madre para tranquilizarla... Y las sonrisas nerviosas pero aliviadas de la mujer... Todos esos detalles y más...
Me hicieron sentirme raro, tal vez un poco... celoso, de cierta forma rara.

- ¿Qué está sucediendo aquí?

- Ay, suegrita...

- Tranquila mami... ¡Está bien, abuela! Solo hubo un retraso con las flores, pero todo está bien. Todo está bien, mami...

Y aquí viene la señora Alma, por supuesto.
Se supone que la mujer es su hija, así que espero que no piense en alterarla si es que quiere que aún quedé algo sin ser llevado por un tornado.

Incluso aunque la vieja mujer parecía molesta, parecía tener el mínimo de sentido común para no alterar a su hija así que de inmediato adoptó una actitud más tranquila, animando a todos los que se habían detenido para volver a sus tareas mientras se aproximaba a esos tres miembros de la familia.

No sé bien qué les dijo, ya que habló en voz más baja, pero debió ser por lo menos útil ya que la señora (con una nube sobre su cabeza) y su esposo terminaron alejándose hacia la cocina, supongo que por el té que el hombre acababa de mencionar.
Camilo también intentó seguir a sus padres, pero algo debía de andar mal ya que la señora lo detuvo cuando se estaba por marchar.

De nuevo no escuché nada, pero me parece que ella hizo un gesto tocándose cerca de los ojos, tras lo cual el chico agachó la vista y su expresión se volvió extrañamente sombría.
Después de eso, la abuela dejó ir al chico mientras señalaba en la dirección en la que yo estaba.
Camilo se limitó a asentir y caminó hacia acá, aunque pasó de mí.

La abuela Madrigal de inmediato se puso a continuar animando a todos como si nada, paseándose de aquí para allá revisando decoraciones.

No le presté mucha atención y en su lugar seguí a Camilo con la mirada.

Parecía... No molesto, pero tal vez si un poco...

- Ah, es verdad

El chico se regresó repentinamente hasta dónde yo estaba, tomándome totalmente por sorpresa.

- ¡Vuelvo en un minuto! ¿De acuerdo?

Asentí, abrazándome un poco a mí Camilo. Me pregunto si su abuela lo mandó a hacer algo... Y si me imaginé el haberlo visto así, parece estar sonriendo con normalidad.

Camilo me miró por un par de segundos más, antes de que su sonrisa se desvaneciera un poco y se apresurara a desaparecer tras una puerta cercana.












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