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14. Cascada del desierto

Cuando volví a escuchar pasos por el pasillo un rato después casi sentí que me iba a morir ahí mismo, pero en cuánto vi que se trataba de Camilo entonces seguí sintiendo que podría morir pero ahora de alivio.

- De acuerdo, por suerte la tía Julieta no estaba pero unas galletas recién hechas vaya que sí estaban... Aunque espero que sí las haya hecho la tía. Da igual, ¿Terminaste?

Asentí débilmente, evitando la mirada del chico.
Estaba aliviado de que ya hubiera regresado, pero aún así...

- Oye, ¿Todo bien?

- ¿P-puedo...? Tú... T-tú mano...

- ¿Eh...? Ah, por supuesto. ¿Qué sucede?

Me sentía avergonzado de tener que pedirle eso cuando ni siquiera habíamos entrado a la torre aún, pero es que hemos avanzado tan poco y yo ya estoy arruinado esto.
Camilo acercó su mano hacia mí, y yo apoyé la mía en su palma con un poco de duda. De inmediato él me sujetó con gentileza, poniendo un poco de fuerza justa como para poder sentir bien su mano.
Es tan cálida...

- ... N-no es nada, ya está bien

Pensaba decirle lo de Isabela, pero debemos darnos prisa con esto así que le diré cuando ya estemos seguros.

- ¿Estás seguro de seguir con esto?

Asentí. Camilo respiró profundamente, y guardó una pequeña bolsita en la bolsa de tela que yo llevaba colgando. Supongo que ahí trae las galletas que mencionó.

- De acuerdo, entonces vamos

Tomé a mi Camilo, abrazándolo con mi brazo libre, mientras aún mantenía mi mano sujeta a la del chico.
Nos pusimos de pie, y él se adelantó para abrir la vieja puerta con un poco de dificultad. No sé si fuera parte de la magia o si la casita nos ayudó con eso, pero aún con lo vieja y gastada que parecía estar la puerta está no hizo nada de ruido mientras Camilo la habría lo suficiente.

Lo que sí qué hacía ruido era lo que había inmediatamente detrás de la puerta.

- Vaya... Eso es raro

Apenas medio metro después del umbral de la puerta, había una constante y amplia cascada de arena que caía con un suave y fluido susurro, ocultando totalmente de la vista el resto de la habitación detrás de esta.

- Supongo que no puedes intervenir aunque su puerta esté apagada, ¿Verdad casita?

Como respuesta a Camilo, un par de placas del gastado suelo se movieron contra el borde del marco de la puerta.
Supongo que eso es un no.

- De acuerdo. Entonces comenzaremos a ciegas, ¿Vamos?

- Ah... Vamos

Respiré profundamente y miré a Camilo con un poco de duda.
El chico me sonrió y me apretó un poquito la mano, supongo que para mostrarme apoyo.
Ambos entramos cuidadosamente en el pequeño espacio entre la cascada de arena y la puerta para que Camilo pudiera cerrar detrás de nosotros.

Había luz detrás de la cascada de arena, pero aún así esta caía con tanta frecuencia y abundancia que cuando la puerta quedó cerrada el sitio en donde estábamos se había oscurecido bastante.

- Entonces es así. Iré primero, sujeta bien a mí tocayito

Camilo soltó mi mano un momento, y me quedé mirando como él se acercaba con cuidado a la cascada de arena.
Primero la tocó brevemente con la mano,  después fue atravesando el brazo a través de ella hasta que finalmente se animó a intentar con el resto de su cuerpo, dando el primero paso y...

- ¡¿C-camilo?!

Se escuchó un grito ahogado suyo que rápidamente se desvaneció pocos segundos después de que él literalmente desapareciera de golpe tras la cascada de arena.
Mierda, ¿Qué hago? Tranquilo, tranquilo, solo piénsalo un momento... La manera en que se escuchó, sonaba como si se hubiera caído muy rápido.
Es probable que haya alguna clase de caída libre detrás, pero en ese caso... ¿Camilo estará bien?

- ¡Camilo!

Supongo que ya que estamos dentro de la habitación de Bruno y qué tal parece que sigue conservando algunas propiedades mágicas (como el que la casita no pueda intervenir para ayudarnos) significa que puedo gritar sin preocuparme porque Dolores nos escuche.

- ¡Camilo! ¿Estás bien...?

¿Por qué no responde? Estoy comenzando a preocuparme, ¿Y si se lastimó o le pasó algo malo?
Esto fue una mala idea, quizá debería volver y buscar ayuda... Pero si Camilo está bien entonces solo nos meteré en problemas a ambos después de haber pasado estos problemas ya... ¡Mierda, deja de pensar tanto idiota!

- ¡_______...!

¿Uh? ¿Es Camilo...? Se escucha muy bajito, ¿No estaré imaginando cosas?

Me acerqué un poco más a la cascada de arena, intentando escuchar algo que no fuera el susurro de la arena resbalandose contra la piedra.

- ¡______...! ¡...bien...! ¡Está.... bien...!

Creo que lo escucho, es bastante bajito y la arena no me ayuda a escuchar mejor.
¿De verdad estará bien Camilo? Tal vez pueda...

Intenté meter mi mano en la cascada de arena para abrirme un espacio y mirar detrás de ella, pero la arena caía demasiado fuerte y no aguanté el tiempo suficiente antes de tener que apartarme por el peso de la arena acumulada y porque me estaba lastimado un poco. No entiendo cómo Camilo pudo tomarse algo de tiempo al cruzar.

De acuerdo, supongo que tengo que confiar en lo que me pareció que era la voz de Camilo (que bien podrían ser delirios míos), ¿Pero cómo se supone que cruce por aquí?

Supongo que va hacia abajo, y en ese caso probablemente la arena se acumula desde el fondo hacia arriba así que... A la mierda, simplemente voy a cruzar esperando no morir.

Aseguré a mi Camilo en la bolsa del otro Camilo, asegurándome de que estuviera bien sujeto. También usé una cinta que Camilo había usado para atar las bolsitas de las galletas y me recogí el cabello en una coleta para que no me estorbara tanto. Me dejé el medio fleco suelto para cubrir por mi ojo, aunque solo por ahora me aparté esos mechones detrás de la oreja.

De acuerdo... Aquí vamos. Tan solo desearía haber elegido unos zapatos más cerrados en la mañana... Aunque creo que Camilo llevaba sus sandalias, así que debe estarla pasando peor.

- De acuerdo... Aquí vamos

Tomé vuelo lo más que el reducido espacio me lo permitió. Observé atentamente la cascada de arena por unos segundos mientras me armaba de valor, antes de finalmente correr hacia ella... Y detenerme justo en el borde.

¡Da mucho más miedo si ya sé que me voy a caer! Maldita sea, debí haber sido yo quién cruzara primero.

Respiré profundamente un par de veces mientras intentaba calmar los nervios que me subían por el estómago.
A este punto Camilo debe pensar que ya lo abandoné. Maldita sea, necesito saltar, solo... Ah, ya sé. En lugar de correr hacia la cascada, saltaré hacia ella.
No se puede detener un salto a la mitad (eso creo) así que definitivamente lo haré esta vez.

- ¡S-sí! Voy a hacer es-... ¡Aahhh!

Claro que se me olvidó que soy idiota, así que cuando me estaba dando media vuelta para tomar impulso de nuevo me resbalé con la arena que había en el suelo y terminé cruzando la cascada sin quererlo.
Caí directo al vacío, y no siquiera había podido orientarme bien en la caída o en mis alrededores cuando choqué de lleno contra una montaña de arena. Y ni siquiera entonces tuve descanso, el impulso y la inclinación de esa cosa me hizo bajar rodando por varios segundos mientras la arena se me metía hasta por la ropa interior.

Lo único bueno de eso fue que la arena amortiguó mi caída prácticamente por completo, haciendo que mi dignidad fuera lo único roto en mí para cuando finalmente dejé de rodar.
Los últimos metros que me faltaban para llegar al fondo los hice deslizándome sobre la arena, con la vista hacia el techo  mientras la fricción de la arena hacia que se me levantara un poco la ropa conforme por fin me iba deteniendo de a poquito.

- ... O-odio la arena

- De acuerdo, creo que tú bajaste con más estilo que yo

Escuché la voz de Camilo, y en ese momento solo desee que la arena me tragara y nunca me volviera a escupir.
Desafortunadamente no pasó, y terminé siendo ayudado por él para ponerme de pie y sacudirme la arena de la ropa, aunque aún con eso podía sentir granitos de arena en sitios en donde definitivamente no debería haber.

- ¿Te lastimaste algo? Diste bastantes vueltas

- S-solo el orgullo. Está bien, t-tampoco soy de cristal... Ah, ¡Tú estás...!

Me permití voltear a verlo después de que me ayudara a quitarme la arena del cabello, y entonces me di cuenta de que tenía un visible raspón sangrante en la mejilla.

- ¿N-no te... Te duele m- mucho? E-estas... Estás...

Sangrando, está sangrando.
Camilo de inmediato me tomó por ambas manos, revolviendo por completo las prioridades de mi cerebro en ese instante.

- Oye, tranquilo. Está bien, es solo un rasguño. No duele pero es un poquito molesto, así que no te preocupes por mí. Además, supongo que de esta forma podremos comprobar si las galletas que traje funcionan

Miré a Camilo, el chico me regresó la mirada con una sonrisa tranquila.
Parece que de verdad está bien... Igual ahora que lo veo mejor ni siquiera está sangrando tanto, supongo que exageré un poco.

- B-bueno... ¿Cómo se supone que s-saldremos después?

Levanté la vista hacia atrás, mirando el sitio por donde entramos.
No lo podía distinguir con claridad gracias a la cascada de arena, pero asumiendo que la entrada esté cerca del tope desde donde surge la arena... No hay una manera visible de que podamos subir. Aunque este sitio parece una cueva, así que tal vez podríamos intentar trepar usando lo irregular de las paredes, pero dudo de la seguridad en eso.

- Lo pensaremos cuando tengamos que salir, lo importante era entrar, ¿No es así?

Camilo balanceó un poco muestras manos, lo voltee a ver y asentí. Igual es un alivio ver que no se lastimó mucho más en la caída.

Decidimos tomar una pequeña pausa para que Camilo pudiera comer una galleta, así que terminamos sentandonos como pudimos en la arena.
Yo me sentía un poco magullado por la caída, así que Camilo me insistió en que yo también comiera por lo menos un pedazo de galleta.
Fue un alivio confirmar que el contenido de la bolsa de Camilo estaba en orden aún con la tremenda caída que tuve, desafortunadamente el chico se negó a cargar la bola así que tendré que ser más cuidadoso para no terminar dañando el regalo de su mamá.

- Ahh, definitivamente la tía Julieta hizo estas galletas. Están deliciosas, y mi raspón ya no duele, ¿Tú que tal te sientes?

- B-bien, creo

Al menos ya no me duelen los brazos, ni la espalda. No sé cuántas veces caí sobre él mientras rodaba por la arena, creo que incluso di un par de vueltas hacia atrás en algún punto.

Miré a mi alrededor mientras terminaba de masticar mi parte de galleta.
En verdad parece que estamos en una cueva medio cilíndrica, ni siquiera hay gran cosa además de esa cascada desde la que entramos y toda la iluminación parece venir desde algún punto en lo más alto de este sitio. Aunque realmente no alcanzo a ver mucho más allá arriba... Supongo que solo nos queda un camino.

Hay unas eternas escaleras en espiral que van subiendo por este sitio tan rato, así que supongo que tendremos que seguir por ahí y esperar que en algún punto se acaben.

- ¡Mira esto! Acabo de encontrarlo

Voltee a ver a Camilo, le había dejado de prestar atención un momento y ya había encontrado una especie de viejo aviso medio enterrado entre la arena.
Parece una mano de madera que señala hacia arriba, tiene un mensaje algo gastada y difícil de leer...

- ¿"Tú fortuna te espera arriba"? Supongo que el tío Bruno recibía visitas frecuentes en su habitación. Debía de cansarle bastante si terminó poniendo unas escaleras tan largas para subir

- N-no hay otro camino, ¿Verdad?

- No parece, supongo que tendremos que subir por un buen rato...

Me encargué de guardar la bolsita de galletas de nuevo en la bolsa de tela, y después de revisar que tanto las visiones como mi Camilito estuvieran en orden me puse de pie.
Fui junto a Camilo para decirle que deberíamos comenzar a subir, pero él parecía un poco distraído, ya que su cabello estaba cambiando un poco de color y tamaño.

- Uhm, ¿Camilo...?

Señalé mi propio cabello, el chico tardó un momento en darse cuenta pero de inmediato se apresuró a controlarlo, tocándose el cabello torpemente con las manos.

- ¡Lo siento, lo siento! Tu... Eh, t-tu cabello se ve bastante bien atado, ¡También se ve bien como normalmente lo llevas! Y probablemente también se vea bien de la manera que sea, pero por si tenías la duda o algo... Pareces alguna clase de príncipe del desierto...

De acuerdo, un cumplido (y más si viene de un chico bonito como Camilo) ya es más que suficiente para hacerme sentir nervioso y con pena.
Tal vez hubiera sido menor el efecto por el hecho de que me estaba halagando por llevar el cabello recogido, pero al escucharlo decir eso último estoy bastante seguro de que mi rostro seguramente se puso a hervir de la vergüenza.

Y puedo ver qué Camilo está en un estado bastante similar. Por supuesto que sí, ¿Quién dice algo tan vergonzoso?

- ¡L-lo siento! Es solo que suelo leerle muchos cuentos a los niños y bu-bueno... la tela de tu poncho es muy... Y los colores... ¡M-mejor nos damos prisa para subir!

El chico se alejó torpemente en dirección al comienzo de la escalera. Yo lo seguí después de un momento de aturdimiento, mientras tocaba torpemente un mechón de mi fleco.
"Un príncipe..."
Peor qué tonto... Y aún así, me hace sentir bastante feliz por un cumplido así.

- Dios, se ven aún más escalones de cerca. La abuela alcanzará a declararnos desaparecidos o muertos antes de que siquiera podamos...

- Gra... Gracias, Camilo

- ¿Eh? ¿Por qué?

El chico me volteó a ver con confusión mientras yo lo alcanzaba en los primeros escalones.

- Bu-bueno, realmente no me gusta recogerme el cabello. S-solo lo hago cuando me... Me estorba, así que gracias por pensar eso

- S-sí, bueno... Supongo que aunque seas un chico no tiene nada de malo decírtelo.  Pensé que sería bueno que lo supieras

"Aunque sea un chico"
Por supuesto, aunque sea un chico.
Por lo menos es bueno saber que no me vio muy afeminado con el cabello de esta forma, o eso espero.

Sonreí levemente, y miré a Camilo.

- S-sí, precisamente. Bueno, ¿Comenzamos a subir?







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