Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

" 51 "

"Cordobán" 


Unas frías corrientes de viento chocaban contra su congelado e inexpresivo rostro. Había pasado la mayoría del día allí, sin saber en qué hacer exactamente. Jungkook no estaba con él, y no sabía si había alguna solución menos dolorosa que aceptar.

Jungkook estaba en un coma inducido.

La caída desde el segundo piso fue misteriosa y desgarradora. Taehyung estaba seguro que alguien le empujó, era obvio. Kim no tenía dudas sobre ello. La forma en que su cuerpo entero se estrelló contra el suelo fue intencional. Lo que rescató a Jeon Jungkook de la muerte, fue la nieve que le aprisionó cuando se desmoronó. De lo contrario, el golpe hubiera resultado fatal.

Apretó sus puños en las muletas nuevas que recibió del hospital en las urgencias y retuvo las lágrimas que tanto intentaba ignorar. 

—Taehyung.

Se giró sin ánimos aparentes, pues sabía muy claro que no se encontraría con su amado Jungkook allí. 

—Sooyoung. 

—Dios, te ves terrible. ¿Seguro que no quieres que te traiga una manta, un abrigo, un café...?

—A Jungkook no le gusta el café.

Sooyoung enmudeció un segundo.

—A Jungkook no le gustaba ver a las personas que quería mal —se le acercó para acompañarlo al barandal del balcón.

—No hables de él como si ya no estuviera con nosotros —reprochó indignado—. Jungkook es fuerte, sé que saldrá de esta. 

—Tienes... razón —asumió la hermana mayor, cabizbaja—. Lo lamento. Es solo que no sé afrontar esto. Es... muy doloroso ver a mi hermanito sufriendo otra vez... Yo...

En cuanto Taehyung descubrió sus lágrimas avecinando sus preciosas pestañas, la abrazó dejando caer sus muletas. Le acarició el cabello y la mujer le apretujó, temblando por el llanto.

—Dije que saldría de esta, ¿no?

—Sí, sí —musitó entre sollozos silenciosos. Se separaron y Sooyoung refregó sus ojos, sonriendo apenada—. Vaya... Yo solo venía a decirte que te animaras un poco y termino lloriqueando por un mocoso —ambos ríen irónicamente—. Bueno, vine a avisarte que el coma inducido de Jungkook no será tan prolongado como pensamos. No deberíamos angustiarnos tanto... Y lo otro: mamá quiere hablar contigo.

Antes de que Taehyung balbuceara confuso, Sooyoung palmea su hombro y se retira.

La madre de Jungkook quería hablar con él. Quería conocerlo. Ya tenía una idea de dónde se encontraría, así que abandonó con algo de perplejidad el balcón y se encaminó a la zona de maternidad. Seguramente, por esos lugares debería toparse con Sabi, quien tuvo a su primera hija con muchos sacrificios.  Por eso, al encontrar la sala correcta, no le sorprendió ver a Lee Sabi con su pequeña y hermosa criatura en brazos, y a su lado Youngae. 

—Oh, Taehyung —exclamó como saludo la madre primeriza—. Qué bueno que llegas. Ella es la madre de Jungkook. 

Jeon Youngae, era una mujer preciosa. Sus ojos oscuros le recordaron inevitablemente a Jungkook. Más su sonrisa. Aquella mujer parecía ser la magnificencia en persona. Su semblante serio pero sereno, imperturbable. Cuando comenzó a acercarse a Taehyung, este se tensó pero pudo regalar una cordial sonrisa, siendo abrazado por la mayor.

—Hola, Kim Taehyung —saludó acariciando su espalda.

—Hola... Señora, Jeon —correspondió.

Al separarse, ambos suspiraron.

—¿Podemos hablar?

El chico aceptó sin rechistar, se afirmó de sus muletas nuevas y se despidió de la madre Lee. Llegaron a un pasillo con grandes ventanas y se detuvieron en una, para mirar lo que afuera hubiese. 

—Quiero agradecerte Taehyung. Gracias a ti, mi hijo tiene más razones para sonreír —le dijo con la mirada directa a sus ojos, y el chico se mordió el labio, sin poder evitar el efecto de ese halago—. No sé por lo que tuvieron que pasar todos ustedes, pero si puedo compadecerme y sentirme culpable de no estar allí. Conmigo en guardia, nada de esto hubiese ocurrido. Lo siento.

—Por favor, no diga eso —pidió francamente—. Usted estaba ocupada trabajando muy duro para que todo este revuelo nacional se acabara de una vez con sus investigaciones. Gracias a usted, la nación está a salvo. Así que no se sienta culpable —le apoyó, sacándole una sonrisa—. El único culpable aquí es el desdichado que empujó a Jungkook hasta dejarlo inconsciente. 

—¿Crees que... lo empujaron? ¿A propósito? —Kim asintió cabizbajo— Oh, vaya... Dios...

—Yo lo vi todo, es imposible confirmar lo contrario. Alguien estaba al asecho, señora Jeon.

La mujer se frotó sus sienes y respiró hondo para luego girarse al hombre a su lado.

—Gracias por mencionarlo, lo tomaré muy en cuenta. Ahora... hay algunas cosas en el incendio que se salvaron, Kim. Están por fin en mi casa. Seguras y protegidas. Quizá quieras echar un ojo.

—Me encanta la idea, señora Jeon. Sin embargo, me niego a irme de aquí sin Jungkook. No daré un paso fuera de este hospital sin él. 

La mujer formó una triste y apenada curva en sus labios y recordó la imagen de su hijo, en una camilla de hospital, con intravenosas y un rostro impertérrito. Costras y moratones decoraban horriblemente sus extremidades, al igual que horrendas quemaduras. Se encontraba pálido como la nieve que lo abrazó al caer, y tan desamparado como desafortunado. ¿Por qué a él? Cuando no había hecho nada malo. ¿Por qué no a ella? Que hacía lo imposible para atrapar a aquella banda criminal que rondaba por ahí. ¿Por qué?

Taehyung estaba a punto de volver a consolarla por la emoción que le transmitían sus deplorables ojos cristalinos, pero alguien interrumpió estrepitosamente. 

—Oigan —llamó con la voz entrecortada y jadeante. Se notaba que había corrido hasta el pasillo con esos tacones que llevaba puestos—, Jungkook... recibió una visita inesperada —suavizó su respirar y el resto se congeló al oír aquello.

¿Quién era?

Pero si algo malo te llegase a pasar... No dudes en mi regreso.

Toda su familia estaba junto a él, no había otra persona que pudiese buscarle. Era sospechoso. Para Taehyung, aquello le parecía misterioso, y una alarma se prendió en su corazón. ¿Qué estaba pasando?

Jungkook, yo siempre regresaré a ti. 

Caminó lo más veloz que pudo con sus muletas, esquivando a las personas que se interponían en su camino y adelantando a las mujeres que se dirigían al mismo destino. Llevado por el presentimiento, no encontró pista de quién podía tratarse. Jimin estaba en Seúl, al igual que Dahyun y Jaehyung. No podrían venir hasta Busan sin siquiera avisar de antemano. ¿Qué estaba sucediendo?

Yo te pertenezco, 

Se estaba acercando ya, y su corazón estaba palpitando incontrolable. ¿Y si era el pirómano? ¿Alguien tomando venganza? ¿Un remate? Taehyung no iba a permitir que ni una mano ajena tocase a Jungkook en medio de un estado tan frágil como un coma. Lo protegería a como de lugar, y si debía enfrentar a alguien, lo haría sin dudar. 

y tú a mí.

Dio la vuelta a la esquina en un pasillo y vio a un chico. Rubio, delgado. Estaba con su vista fija mirando a través de la ventanilla de la puerta hacia Jungkook, de brazos cruzados. Se veía imperturbable.

¿Quién era?

De pronto, la voz del castaño retumbó en su cabeza, y ahí recordó. Un lóbrego color cordobán invadió sus ojos y la inquietud llegó de golpe. Sus labios se separaron en pasmo y el rubio le pilló la mirada. Ambos se encontraron. 

Nadie movió un dedo, nadie emitió una palabra, hasta que uno se decidió a acercarse.

—¿Quién eres tú?

Ambos estaban frente a frente.

—¿Qué puedo decir de ti? 

Unas pesadas botas se escucharon acercarse e interrumpió la inquietante escena.

—¡Yoongi-ah! ¿Tienes las llaves de la furgoneta? —preguntó y pudo darse cuenta en el rollo en el que estaba metida en cuanto se estrelló con la mirada del pelirrojo. Sus labios se sellaron en un segundo y el rubio le habló con la mirada: "vete". Buscó algo en su bolsillo trasero y le entregó un juego de llaves a la chica, ordenando su ida. La chica de cabellos anaranjados escapó y no se atrevió a mirar atrás. Sabía que nada bueno le traería.

—Yoongi... —pronunció por primera vez con certeza ese nombre— Finalmente he dado contigo.

—No sé quien carajos eres, ni cómo me conoces.

—Claro que no te conozco —frunció su entrecejo—, lo suficiente —corrigió intimidante. El rubio le miró con duda, apretando más el cruce de brazos. ¿Había oído bien?—. Jungkook me habló de ti hace mucho. Sé quien eres.  

—Entonces sabes que prometí volver a él. Me necesita.

—Jungkook no te necesita. Lo conozco.

—No tanto como yo lo hice —subió el tono.

—Eso ya es pasado, y no pretendas reclamar algo como si fuese de tu propiedad. Jungkook no es un juguete. No luchaste por él; lo dejaste ir y le dolió. Ahora yo soy la persona que le dibuja una sonrisa en su rostro todos los días, y no aceptaré que sufra otra vez —retó también con su grave voz sin pudor.

—En serio... —negó con la cabeza, escondiendo una sonrisa irónica.

—Tú pudiste haberle prometido tu regreso, pero yo le prometí protegerlo. Hacerlo feliz y amarlo. 

—¡Yo lo amaba! ¡Yo lo amaba, pedazo de imbécil! —rugió Yoongi dejando caer sus brazos y haciendo puños sus manos, dispuesto a golpearle. Las personas a sus alrededores iniciaron a distanciarse con temor.

—¡No te atrevas, maldito! —advirtió vociferando, apretujando sus dientes, haciéndolos rechinar provocador y lanzando lejos sus muletas.

Unos brazos surgieron de repente e intervino en aquel intento fallido de batalla. Unos fuertes detuvieron al rubio y otros más debiluchos atraparon los del pelirrojo. 

—¡Basta! ¡Están en un puto hospital! ¿¡No tienen algún respeto!? —espetó una voz femenina. 

Esa voz...

La cabeza ardiente en furia e ira de Taehyung se giró para encontrarse a sus espaldas a Dahyun. Su quijada cayó y lamió sus labios para tranquilizarse, pero hubo un efecto contrario al descubrir a Jimin tras Min Yoongi.

¿Podía tornarse esto peor de lo que ya estaba? 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro