" 37 "
"Negro"
—
—Dónde está esa lagartija... —la furia y desesperación rebasaban de los cuencos de sus ojos, esperando impaciente a una rápida respuesta que no parecía querer llegar de tal manera.
Dahyun le miraba impertérrita siendo acorralada por el rubio.
—Ya te dije que no le digas así.
—¿Al camaleón? —se mofó.
—Así tampo- —el golpe que Jae le dio a la pared le interrumpió. La paciencia del chico comenzaba a abandonar su cuerpo finalmente—. Ya te dije que no lo sé, que fueras a buscarlo tú mismo. Además, cualquiera puede pasar por aquí y encontrarse con el escándalo que estás haciendo.
—Tú... —mordió su labio y dejó libre a la chica, llevando sus manos a sus cabellos para revolverlos frenéticamente.
—De todos modos, no sé para qué desatas tu cólera en él si no tiene la culpa de nada.
—Claro que sí, él inició todo este problema ¿¡No entiendes!?
—¡Que no! Deja de culpar a Jungkook. Fue Mark el que impuso su decisión y ahora no puedes hacer nada al respecto —se quejó empujando con descaro el pecho del chico para hacerle trastabillar—. Acéptalo de una maldita vez, Jae —éste le miró sobrecogido ante sus palabras tan verídicas y se quedó quieto, fulminando intensamente sus oscuros ojos—. Mi hermanastro es una persona sensata. Ya lo ves; si hizo todo esto es porque estaba seguro de su parecer —se alejó del chico suspirando con pesadez—. Por favor, no lo empeores.
Jae estaba a punto de contradecir cuando sintió la llegada de otra presencia aproximarse. Al mover la cabeza a su derecha lo vio a él, impasible frente a su mirar.
—Jeon... —escondió sus manos vueltas en puños dentro de sus bolsillos y lanzó balazos desde sus ojos a los contrarios. Cuando plantó su cuerpo delante del castaño, las palabras parecían atragantarse en su garganta antes de pronunciar alguna con dificultad—. Fuiste tú...
—¿Yo...?
—¡No te hagas él...! —la voz de Dahyun hace unos segundos le bloqueó la mente, y los nudillos blancos dentro de sus bolsillos se dignaron a relajarse— Provocaste algo que no tiene reparo. ¿Estás feliz?
—¿Qué? —preguntó inaudible.
—¿Le contaste sobre mí? ¿Acaso le has dicho que sigo siendo la peor persona del mundo, eh? Pues, si es así, has logrado que se alejara de mí.
—Él lo sabía todo. Además, él te quería de cualquier forma. Creo que nunca sería capaz de discriminarte por tu forma de ser cuando él te conocía tan bien. O al menos eso pienso.
—¿Entonces por qué no está aquí conmigo?
Jungkook calló.
—Jae, ya basta —se quejó la pelinegra.
—Tú eras consciente de lo que ocurriría, ¿verdad? —ignoró a la chica y se mantuvo dirigiéndose al castaño— Tanto Mark como yo somos de familias adineradas. Un pequeño e insignificante rumor puede arruinar la reputación de nuestras familias, creando un desliz socialmente.
—J-Jae...
—Porque, ¡claro! A nadie le agradaría hacer contacto o negocios con una familia con hijos mentalmente confundidos —aclaró simbolizando comillas con sus dedos—. ¿¡Lo entiendes!?
Dahyun –quién veía pasmada la escena entre los dos hombres– se quedó muda al no saber cómo reaccionar. Estaba congelada a unos metros de ellos y, aunque lo desease, no le salían palabras de la boca para tratar de detener la disputa que se formaría frente a sus ojos. Sin mencionar sus pies, los cuales aparentaban estar pegados al suelo.
Encaminando sus pasos lo más rápido que podían ese día martes, Park y Kim se acercaban a dónde los bramidos y quejas se oían. El menor de los dos intento apresurarse a pesar de la molestia con sus muletas, porque estaba seguro que en esa controversia se hallaba Jungkook. Y eso le inquietaba en demasía.
—¡Yo nunca tuve la intención de hacerles algo malo!
—¡¡Mientes!!
—¡Es en serio! ¡¡Comprende!! —imploró el castaño chico, amedrentado con el aura que manifestaba el rubio frente a él.
—Maldición, cállate... —musitó— ¡Cállate! ¡¡Cállate!!
Antes de que Jungkook pudiera pronunciar otra palabra por sus labios, un puño frustrado en sentimientos le llegó al pómulo izquierdo, provocando su desequilibrio. Un empujón le llevó de nuevo a la realidad y abrió sus ojos de par en par para visualizar la rabia intimidante de Jae, quien ya se le había agotado la paciencia. Palpó con la yema de sus dedos el lugar donde el golpe remató en su rostro.
El presentimiento de Taehyung estaba en lo correcto al verlo tambalearse.
Se alarmó cuando estudió vertiginosamente los movimientos de Jae, las intenciones que desprendía. Y ni el toque de Jimin en su hombro, ni su complejo asunto con sus piernas le impidió el precipitarse a los adversarios e interponerse entre los dos, protegiendo con su cuerpo y alma al chico tras su espalda. Su mirada se volvió retadora y su quijada se alzó alta, enseñando el enojo palpitante de su corazón sobre esa situación.
—Deja de entrometer a Jungkook en tus estúpidos rollos. Ya es suficiente —proclamó con su grave voz teñida en antipatía.
—¿Y tú qué? ¿Acaso no estás entrometiéndote en asuntos en los que no perteneces? —se acercó a la faz del chico con la respiración irregular— Piérdete ya, y ríndete con este idiota. No vale la pena estar con él si intenta distorsionar tus esquemas, terminando por romper todo a su camino. Y de paso a ti —rió inmoral.
No se esperó más y el combo surgió del puño de Taehyung, terminando mortalmente en la cara del rubio. Con sus piernas temblando y su furia al cien, dejó caer sus muletas y agarrar la camiseta de Jae para fulminarle.
—Dije que pararas de una vez, ¡mierda! —le escupió las palabras en la cara y le enseñó su puño de nuevo, en su estómago.
—¡¡Taehyung, no...!! —gritó el castaño, pero al salpicarle gotas de sangre en el rostro supo que el enfrentamiento era más serio de lo que se expectaba.
Dahyun se atrevió a ir y llamar por ayuda, aclamar por alguien corriendo hacia la universidad. Algún guardia, alumnos o docentes. Sea quien fuera una salvación.
La pelea al tornarse inquietante y perturbadora llamó la atención de varias personas que se aventuraron a mirar lo que acontecía y espantarse, creando una gran algarabía.
Y el golpe que resultó más bajo, se dirigió a Taehyung, dando así por finalizado la contienda.
—¡TAEHYUNG! —gritó Jeon terriblemente turbado, atrapando entre sus brazos el cuerpo inmóvil del chico que le protegió de todo. Se culpaba de lo ocurrido y del estado actual de su mejor amigo, siendo su tristeza encarnada en lágrimas.
Jimin aprovechó y sujetó los brazos del rubio colérico con mucha fuerza, viendo llegar a la chica corriendo junto a dos guardias urgidos.
Sabía con angustia que todo acababa en ese lugar de una buena vez.
Lo único que trágicamente recordaba Taehyung, fue negro. Ver cómo tortuosa y lentamente todo a su alrededor se entintaba en negro. Hundiéndose en un mar de infortunio.
Todo se ahogó en negro al cerrar sus párpados por última vez ese día martes.
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