Único
¿Cómo no lo vio venir? Después de todo, era el Real Madrid, era obvio que intentarían obtener cualquier ventaja.
Y la culpa era suya por darselas, ¿En qué estaba pensando cuando salió del área? Mbappé no iba a tener oportunidad de meter ese balón, pero... Aún así...
Debía de quitarse esos pensamientos de la cabeza, en todos sus años de carrera, nunca, jamás algo personal afecto tanto su trabajo.
—Uff... Ese Omega esta que arde... Si gano hoy me lo fallo.
Esas palabras seguían en su cabeza, maldita tortuga, ojalá le hubiera pisado con más fuerza el tobillo.
Ahora, gracias a sus tontos impulsos veía la roja, no tuvo el valor de mirar a sus compañeros, menos a los más jóvenes, ¿Cómo podría? Después de ese error que los dejaba con un jugador menos.
Fue directamente a los vestuarios, su aroma a whisky y tabaco era pesado, casi asfixiante.
—Jesteś pieprzonym idiotą Alfa, Szczęsnym... ¡Ahhhg!—El grito salió tan mezclado con un gruñido que el vestuario vibró.
Estaba furioso, el pecho le quemaba, ¿Así se sentía Iñaki cuando pensó que estaba coqueteando con su Omega? Debía pedirle una disculpa al Alfa español entonces.
Nada se salvó, los basureros, los bancos, nada, todo lo aventó.
—¡Ahhhhg!—Gritó golpeando uno de los casilleros.
El aroma que se desplazo por el vestuario lo paralizó por unos segundos, ¿Es en serio? Esto iba a terminar mal.
—¿Qué demonios sucede contigo? ¿Si sabes que estamos jugando la final no?—La voz enojada de Gavi sonó a sus espaldas.
—Vete...
—¿Qué?
—Que regreses con los otros, no quiero a nadie aquí.
—No sabía que ahora el vestuario te pertenecía.
—Gavi.
—Alfa.
Szczesny suspiró, intento calmar sus ganas de salir y cortar la yugular de cierta tortuga.
—Chechi...—Murmuró el omega, Szczesny se dio la vuelta, sin decir nada se acercó a su omega y dejó que este le acariciara la nuca.
—¿Qué fue lo qué pasó?
—Él dijo que si ganaba... Que si ganaba iba a... Eso...—Dijo el Alfa en voz baja, ni siquiera podía mirar a su omega, se sentía como un crío.
—Alfa... Jamás nadie va tomar ni tocar lo que es tuyo por derecho... Tú, mi hermoso e impulsivo Alfa eres el único que puede tenerme.
Szczesny lo miró, y Gavi a veces pensaba que su Alfa era como un niño que pedía a gritos un poco de amor, porque esos ojos temerosos de algún castigo o reprimenda que después pasaban a ser ojitos llenos de amor eran frecuentes en él, y Gavi amaba tanto ser el único que podía ver eso.
Porque para el resto, Wojciech Szczesny era un Alfa peligroso dentro y fuera del campo, con una seguridad de piedra, un aroma y voz intimidantes, pero para Gavi, era el Alfa dulce y cariñoso que buscaba mimos cuando se sentía solo.
Era el Alfa que al principio lo miraba de lejos y le dejaba pequeños dulces de maní a escondidas.
—Lo siento...
Gavi negó, con una pequeña sonrisa, se puso de puntitas para poder besar a su Alfa, Szczesny no tardó en tomarlo en brazos, Gavi envolvió sus piernas al rededor de la cintura de su Alfa.
—Chechi... Siéntate.—Dijo Gavi con un pequeño jadeo.
Szczesny obedeció sin siquiera dudarlo, fue a uno de los bancos, uno que se había salvado de su ira.
Se sentó, y Gavi se acomodó mejor en su regazo, con sus pequeñas manos empezó a recorrer el pecho de su Alfa, Szczęsny hizo lo mismo con sus manos.
Caderas, muslos y ese firme y adorado trasero, no se salvaron de recibir las manos del Alfa, manos que probablemente quedarían marcadas en la blanca y dulce piel.
—Alfa... Me estorba tu ropa.—Gavi no necesitaba decir más, Szczesny alejó sus manos del trasero del omega para, prácticamente arrancarse la parte superior de su uniforme.
Gavi sonrió, tocó todo lo que quiso, beso todo lo que pudo y amo cada parte.
—Gavi... Baja.—Y Gavi amaba esa voz de autoridad que su Alfa solo usaba con él cuando ya estaba en su límite.
Gavi se bajo del regazo del polaco y quedo arrodillado en frente, Szczesny lo tomó de forma brusca de la barbilla, se inclinó para tomar sus labios.
—Ahh..—Un pequeño gemido salió de sus labios y eso fue invitación suficiente para que Szczesny metiera su lengua.
Se separó para bajarse un poco el elástico de sus shorts y sus bóxers, y el Omega veía con ojos encantados esa enorme y blanquecina erección.
Gavi sonrió, no importa cuántas veces la vea, siempre parecía más grande que la última vez y le encantaba.
La tomó con ambas manos, sabía a la perfección que no iba a entrar toda, por más garganta profunda que fuera.
Sus labios besaron dulcemente la cabeza, para luego empezar a bajar hasta donde pudiera, usos sus manos para ayudar a su boca en los lugares que no llegaba.
—Ahg...—Szczesny echó hacia atrás la cabeza, esa boquita pequeña y rosadita era su paraíso.
Puso una de sus manos en la cabeza de Gavi para marcar un ritmo, y mientras Gavi hundia esa erección hasta donde podía, Szczesny deslizó su otra mano hasta la parte favorita de su omega.
—¡A-Ahg!—El gemido de Gavi causó vibraciones en su pene, sus dedos se adentraron de golpe en la entrada de su omega.
—Tan húmedo y caliente... Tan listo para mí.—Dijo Szczesny moviendo sus dedos.
—A ver... Aquí.—Dijo para luego escuchar como su omega casi gritaba, pero el enorme pene en su garganta se lo impedía.
Szczesny siguió jugando con el punto dulce de su omega, amaba sentir como Gavi se derretía bajo su poder, y más si tenía a su pene en la boca, le daba un plus al momento.
—Mmmh, dulzura, es suficiente, arriba.—Gavi se apartó con un "pop" tenía hilos de saliva por su mentón y su cuerpo estaba completamente sensible.
—Alfa...
—Ven, Alfa va a darte lo que quieras.—Gavi se levantó con su piernas temblorosas, se quitó prenda por prenda.
Ese pene debía de estar embrujado, porque Gavi jura que empezó a crecer más, Szczesny palmeo sus muslos y Gavi gustoso se sentó en su segundo asiento favorito, el primero era el rostro de su Alfa.
—Toma todo lo que quieras dulzura, y si quieres que me detenga, lo haré.—Szczesny lo besó y alineó su miembro con la entrada previamente preparada.
—Haa... Ahh, A-Alfa...—Murmuró Gavi, dolía, obviamente que dolía, esa cosa era enorme, pero era un dolor que a Gavi le encantaba, sentía que estaba lleno, que su Alfa tocaba en todas partes.
—Eres hermoso... Eres el omega más hermoso de todos.—Decía Szczesny repartiendo besos en todo su rostro.
—¡Alfa!
Szczesny había entrado de golpe, y Gavi se sentía en el cielo e infierno, estaba lleno, y aunque fuera una locura, podía jurar que si miraba abajo; podría ver un bulto sobresalir de su vientre.
—Alfa... Más, más por favor.
El lugar se lleno el obsceno sonido de pieles chocando, de los gemidos, gritos y súplicas de Gavi, y los gruñidos de Szczesny.
Sus aromas se habían mezclado tan jodidamente bien, el whisky y tabaco, con el ron y menta, los tenía tan embriagados.
Gavi subía y bajaba con fuerza, ya no sentía dolor, ni incomodidad, solo sentía una necesidad enorme de sentirse lleno, destrozado y con muchos cachorritos de su Alfa en el vientre.
—¡Ngh!—Szczesny gruñó cuando los pequeños colmillos de Gavi se clavaron en su hombro.
—A-Alfa... Por favor.—Susurró lamiendo su oreja.
Szczesny tomó la erección de su pareja y empezó a bombear con rapidez, mientras con su otra mano guiaba las caderas de su omega.
Gavi no tardó en venirse, el pecho de Szczesny se pinto de blanco, entonces se levantó del banco y tomó con fuerza a su omega contra la pared.
—Dime dulzura... ¿A quién le perteneces?—Gavi amaba a su Alfa dulce y tímido, pero también moría por ese lado de su Alfa, ese lado que era posesivo y celoso.
Szczesny aumento la velocidad de sus embestidas y Gavi gritó.
—¡A-Ah! ¡T-Te per... Ahhg!
—¿A quién?—Susurró en su oído, las embestidas eran bruscas, duras; sintió los colmillos de Szczesny tan cerca de su glándula.
—¡A... A ti!—Sintió como los colmillos se adentraban a su piel, como llegaba a su clímax una vez más y como su Alfa se descargaba dentro suyo.
—Ngnh.
—Shhh... Ya va a pasar.—Dijo Szczesny, sabía que su nudo podía doler, se sentó con cuidado en el banco.
Empezó a repartir pequeños besos por el hombro, en el rostro y la punta de la nariz de Gavi para distraerlo mientras su nudo bajaba.
—Alfa...—Llamó Gavi con el rostro escondido en le cuello de Szczesny.
—Dime.
—Tú me dijiste que tomara todo lo que quisiera, ¿No?—Dijo para salir de su cálido escondite, miró por unos segundos al hombre.
Szczesny asintió.
—Puedes pedirme incluso mi vida, y yo te la daría.
—Entonces... Quiero un cachorro.—Dijo, mirando directamente a los ojos de su Alfa.
Szczesny no lo miró mal, no había una mirada confundida, o sorprendida... Solo había un brillo de posesividad.
—Te daré tantos cachorros como tú me los pidas.—Dijo poniendo una mano en el vientre de Gavi.
Era lo último que le faltaba poner en el omega para que el mundo entero supiera que Pablo Gavira era suyo.
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