Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo siete.


El ventilador en el techo solamente lanzaba aire caliente mientras desorganizaba algunos de mis apuntes colocados como abanico sobre el escritorio. Me quité el sweater mientras continuaba leyendo y remarcando las partes más importantes del texto. Estaba totalmente sumida en el estudio cuando alguien toca a mi puerta. 

Me coloco las pantuflas mientras bajo a abrir. No estaba en un estado tan deplorable, todavía tenía la ropa con la que había ido a la universidad, no había tenido tiempo de darme una ducha por ahora. Mi cabello estaba amarrado en una coleta alta y mi rostro ya se sentía pesado por el maquillaje que todavía no me había quitado.

Al abrir la puerta, suelto un chillido al ver la figura de mi mejor amiga, Tamara, esperándome con una sonrisa del otro lado del marco. Ella suelta otro chillido al unísono y nos fundimos en un abrazo eterno. No la veía desde que me mudé aquí y me hacía muchísima falta. 

—¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?—Cuestiono una vez que nos separamos del abrazo. Me tomo un momento para mirarla, llevaba sus clásicos tejanos con unas zapatillas converse y una sudadera de su universidad.

—Quería darte una sorpresa, y estos días los tengo libres en la universidad así que pensé ¿por qué no?—Ella sonríe y me da otro abrazo—Te extrañé tanto, hermana."

—¿Te ha traído tu madre?

Ella rebusca en su mochila y saca una licencia de conducir con su foto a un costado de ésta —Charán.—Dice mientras la sacude entre sus dos dedos.

—¡Estás bromeando! ¿Cómo lograste al fin pasar las pruebas?—Me burlé.

—Vaya, tenías mucha confianza puesta en mí amiga, cuidado.—Tamara rueda los ojos y sonríe —Sé que costó trabajo pero al fin lo logré. Así que tú y yo iremos de fiesta esta noche.

—Me encantaría pero mañana tengo clases.

—¡Oh, vamos! Es una noche espectacular y no volveremos tarde.—Me suplica juntando ambas palmas de sus manos. 

Ruedo los ojos—Vale. Solo porque de alguna forma hay que festejar tu visita.

(...)

Habían pasado dos horas desde que me había colocado ese atuendo color borgoña que acentuaba lo suficiente mis delimitadas curvas. Detrás de mí, mirándome a través del espejo, se encontraba Tamara halagando en voz alta lo bien que me hacía lucir, lo grande que me hacía ver el trasero. Sin embargo, aún pasaba las palmas de mis manos a través de la tela áspera por encima de mis caderas, con duda, inclinando levemente la cabeza hacia la derecha y enumerando en mi mente las mil y una razones por las cuales no optar por ese vestido.

Tamara ya vestía una preciosa blusa color rosado con una falda del mismo color. Su cabello rojizo estaba estático, perfectamente alisado y acomodado detrás de sus hombros. Su sonrisa más blanca que nunca (usaba una mezcla extraña color carbón que más de una vez me había recomendado), muy brillante al igual que sus ojos enmarcados en máscara de pestañas.

Ya había olvidado la última vez que había ido a un club. Hace tiempo no lo hacía. Cuando era adolescente solía salir la mayoría de los fines de semana, sin embargo con el paso del tiempo aquello se volvió una rutina y terminó aburriéndome. Pero el día de hoy me entusiasmaba la idea de hacerlo, supongo que el haberme olvidado como se sentía hacía que la idea me agradara.

—Estás bellísima así, ya deja de analizar cada detalle. —Bufó Tamara a mi lado, colocando un impermeable negro sobre mis hombros.

Hoy había amanecido con tantas nubes que no se sabía con exactitud si ya había amanecido. Había prendido la televisión y el pronóstico había anunciado probabilidad de lluvias torrenciales. Detesto mojarme. Pero desde la aparición de Tamara parecía no haber alternativa más que salir hoy. Y me recordaba a mi adolescencia otra vez, cuando salía lloviera o tronara. 

Me dí media vuelta cuando Tamara tomó uno de los tantos labiales que reposaban sobre la cómoda totalmente desordenados y fuera de su respectivo necesser. El color rosa pálido hizo posesión de sus carnosos labios, dejando a su paso un leve brillo que pronto se matificaría.

Metí ambos brazos en las mangas del sobretodo. Tomé mi cabello con una mano y lo dejé caer sobre mi espalda. Algunos mechones, sin embargo, se escapaban por delante de mis hombros al tener el cabello tan corto.

Tami dio unos leves aplausos conformes y descolgó el tapado del perchero. Apagamos todas las luces de la casa y nos dirigimos su coche. Que recién había salido del mecánico, ya que cierta persona que no nombraremos para ahorrarle una verguenza, había chocado el auto contra la puerta del garage. Según ella, los frenos no funcionaban. Yo diría que fue porque estaba contestando algún mensaje de Paul, un chico de Contabilidad por el que ella siempre había suspirado y hace algunos días le había hablado para saber los horarios de las clases de apoyo. 

Me encogí dentro del tapado cuando la estela de frío que dejaba el viento me tomó por sorpresa. A lo lejos podía ver el coche  y sin esperar demasiado crucé la calle, oyendo como el repiqueteo de mis tacones negros resonaban a lo largo de la avenida.

Solté un suspiro largo al entrar al auto, sintiendo el calor que se conservaba dentro de éste y reposé la cabeza sobre la parte superior del asiento de copiloto. Me coloqué el cinturón de seguridad ya que a pesar de que Tamara sea mi mejor amiga, no confiaba mucho en ella al volante.

—Quita esa cara de terror—Reclamó ella moviendo la palanca de cambio mientras arrancaba el coche— Lo de la otra vez fue un desliz. Todos tenemos un desliz ¿no? Sé hacer esto. ¿Cómo crees que conseguí mi licencia?

Me erguí en el asiento y arqueé una ceja hacia ella — Me pregunto lo mismo.

Tamara sin embargo se tomó aquel comentario en broma y mientras soltaba una risotada, me golpeó el antebrazo. Extendí el brazo para prender la radio, y ambas chillamos cuando comenzó a sonar una canción de Drake. Sinceramente, necesitaba estos momentos para olvidarme de todo.

Antes de que terminara la canción, nos encontrábamos en la puerta del club. Donde una gran fila nos esperaba. Eso sí que me ponía de mal humor. Bajamos del coche y nos sumamos a la fila que parecía ir tan lento como una película francesa muda. 

Tamara hablaba por teléfono cuando a lo lejos, al comienzo de la fila veo la figura de mi vecino acompañado de la misma chica decirle unas palabras al guardia y éste le abrió la puerta. Abrí completamente los ojos y sin pensarlo demasiado tomé a mi amiga del brazo, ella bastante confundida, y me acerqué a la puerta mientras algunos de la fila me miraban con un poco de recelo. 

—¡Timothée!

Él volteó a mirarme y me inspeccionó de pies a cabeza antes de dejar ver una sonrisa torcida en su rostro— Cada día me sorprendes más, pequeña Sellers.

—¿Crees que nos puedas hacer entrar?— Ignoré su comentario.

—¿Y por qué haría algo como eso?— Él se cruzó de brazos juguetón. 

—¡Vamos! No te cuesta nada.

—¿Y quién es ella?— Habló la morena a su lado mirándome de arriba a abajo.

—¿Quién eres tú?

—Bueno, tranquilas, gatitas. No saquen las garras. —Él devolvió su atención hacia mí— Deberás llevarnos a mí y a Polly a la universidad por tiempo indeterminado.

—¡Ni loca!

—Bueno... Entonces espero que no te dejen entrar cuando cierren el club y debas quedarte a limpiar.—Él se dio media vuelta para entrar al club.

—¡De acuerdo, maldita sea! Trato hecho.

—Déjalas entrar, Bruce.— Le dijo al guardia con una sonrisa de satisfacción en el rostro y el gran hombre muchísimo más alto que yo nos dejó pasar con privilegio.

Dentro el ambiente era pesado, estaba cargado de humo y las luces me hacían marear un poco. Mientras Tamara bailaba una canción movida, creo que era 80's de prettyboyshav, yo decidí que necesitaba un trago para poder hacer esto. No quería embriagarme, solamente estar lo suficientemente contenta como para poder dejarme llevar. Desde mi asiento en la barra podía ver a Tamara bailando con un chico alto de grandes ojos claros.

Pronto llegó mi trago y me concentré en mirar a mi amiga mientras me reía cuando hacía algunos de sus pasos de baile que eran para morirse. 

—¿Por qué una chica tan bonita como tú está tan sola?— Un chico se sentó a mi lado. Bastante guapo a decir verdad. Lucía una camisa blanca desabrochada hasta el pecho y dejaba ver una cadena de color oro. Era rubio, con el pelo largo y unos bonitos ojos color celeste. 

—¿Eso suele funcionar?— Reí, dándole un sorbo a mi trago.

—No lo sé, nunca lo había probado con una chica como tú.

—¿Como yo?

—Como dije, tan bonita.

Solté una risita—Vale, suele funcionar entonces.

—¿Funcionó en ti?

—Invítame un trago y lo pensaré.

No sé cuantos tragos había tomado, pero me encontraba en el medio de la pista bailando con el muchacho que descubrí que se llamaba Connor. Las luces eran todavía más nítidas y mi cabeza retumbaba al ritmo de la música. Prometí no embriagarme, y aquí estaba, totalmente ebria y con un chico que no conocía en lo más mínimo. 

De repente me sentí cansada,  y mi cuerpo pesado cayó sobre Connor. Él me sostuvo y rió— ¿Quieres que te lleve a tu casa?

—No lo creo, amigo.—Una voz se sumó a la discusión, y me parecía tan conocida.

—Oye, tranquilo viejo, solo quiero llevarla a su casa. Nada más.

—Yo la llevaré. Ahora desaparece.

Cuando volteé, las imágenes eran borrosas. Pero lograba distinguir a un muchacho más alto que yo, agarrándome entre sus brazos y avisándole a alguien que me llevaría a casa. Esa persona nos siguió hasta la salida. 

Sentí que me apoyaron en el asiento trasero del auto y el muchacho se sentó a mi lado.

Antes de que todo se volviera negro, oí— Eres una niña irresponsable, pequeña Sellers.

//otro capítulooooo. Diganme si quieren otro capítulo más a la noche de hoy, estoy leyéndolas! Comenten y votennnn.

-cía//



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro