Le hablaré. Eso haré. Claro. Claro que sí; concéntrate. Soy veloz.

¡No, no lo soy! ¡Soy una idiota, lenta, que no puede decirle a alguien algo antes de salir corriendo!

Por favor Mina, tranquila. Tranquila, mentalizado, claro que puedo. Ella es solo una chica, común y corriente, tiene casa, y come, y respira, igual que tú.

¡Estás loca! ¿LO ESTÁS? Ella es Im Nayeon, ¿entiendes? ¡Im Nayeon! Es la chica que te ha gustado durante meses, esa chica que la observas y te encanta. Dices que te vas a casar con ella, invitaste a todos a su boda. ¡Vaya que eres exagerada, chica! Pero, caes en cuenta que no es sólo una chica. Ella es «la chica».

— Mina, ¿en qué piensas?

Volteo a ver a Sana y niego.

— En nada.

Bueno, no era del todo mentira. Pensaba en ese nada que era todo, pero si la nada era todo, quizá no estaba pensando con relevancia. Claro, solo estaba muriendo lentamente mientras me cuestionaba si hablarle o no sería una buena idea. Estaba nervioso, y algo en mí se mantenía inerte a todo lo que sucedía. Veía a Sana, a Tzuyu y a Nayeon, alternando la vista, pero sólo eso.

Quería concentrarme en algo, pero por más que las viera, ni siquiera en Nayeon podía. Creo que estaba demasiado consternada por todo, muy temerosa. Comenzaba a sentirme hundida y tímida, y eso era tan, pero tan malo que simplemente me quedaba quieta e inmóvil a lo que los demás dijeran.

— ¿Estará bien? —escucho de nuevo a Sana preguntarle a Tzuyu.

Sí, los oigo, y sí, les prestó atención. Sin embargo, también estoy en otras cosas.

¿Le gusto o no? Porque, ¡joder! Esa chica me hacía dudar tanto que me ponía a bailar en un estado de monotonía, pensando en todo y sintiéndome como una tonta. ¡LAS CHICAS SON TAN COMPLICADAS!

— Seh —me resta importancia—. Cuando algo le preocupa, o piensa mucho, se queda viendo a la nada, pensando en todo.

No sabía que ella ya había nombrado mi estado de cálculo mental.

Un momento. Sí le gusto... Y ya sabe que me gusta... Y ya la besé, ¿por qué no me ha dicho nada? ¿A caso, en realidad no le gusto?

— ¿Y cuánto dura ese estado? ¡Parece que va a llorar!

Oh, bueno, no voy a llorar, aunque internamente mi alma sea un mar.

— Hasta que resuelva lo que piense.

— ¡Ya veo! ¡Hasta que hable con ella!

Un momento... Denle vuelta a esto, y deténganse. ¿Ustedes creen que yo, sabiendo que estoy hundida, rechazada, expulsada, deshonrando hasta con mis vacas, humillada y casi en la friend-odio-zone, voy a dirigirle la palabra?

Ya las observo, "vamos, no pierdes nada". Sé que no tengo dignidad, pero, pero, pero, ¡no puedo humillarme más! Hablar con ella recita, única y especialmente a... Vergüenza.

— No voy a hablar con ella —menciono firme.

Sana me mira, y después mira a Tzuyu quien también me observa.

No sé si es porque hablé, o por lo que respondí. Cualquiera de ambas, su mirada aparece ser aterrada y preocupada.

— ¿Terminó el trance, tan pronto? ¿Terminó de pensar?

— No, volverá así en un... Olvídalo, ya regresó.

Por otro lado, si yo no le hablo y sí le gusto... Puedo perder al amor de mi vida, por eso, ah, ¿ven?

oDiO aqUí.

Por eso las relaciones nunca han sido lo mío y me resigno a ser yo, porque en cuanto alguien me gusta empiezo a actuar como la niña que muy en el fondo soy. Luego me pondré a decir estupideces, y luego inteligencias, y todo será una revoltura.

Hablar con ella, no era buena opción.

No hablar con ella, tampoco era buena opción.

— ¿Tú en qué crees que esté pensando?

Si supieran que también me pregunto si mi mente se fija en algo, o solo vaga sin rumbo por las cosas.

— No sé, piensa en todo y en nada. Aunque estoy segura de que intenta resolver el enigma de su novia.

Me exalto y miro a Tzuyu algo distraída.

— No es mi novia —digo, lamentablemente.

Y bueno...

¿La conclusión? Mejor me quedo encerrada y aprendo en casa. Supero al amor de mi vida, y me resigno a vivir con mi madre por siempre y para siempre.

— Sí, está pensando en eso. Aunque, bueno, supongo que justo ahora piensa en su futuro.

¿Son adivinas, o qué?

Dio igual, mi mente vagaba principalmente en esa duda:

¿Hablarle o no hablarle?