03 [part 2]
—¿Dedal?
Sana suspira a la vez que palmea la espalda de Tzuyu. Al parecer ni siquiera yo entiendo qué sucede. ¡Oh! Bueno, si entiendo a qué se refiere, pero, ¿por qué demonios utilizó la palabra dedal? No tenían absolutamente nada que ver. Nayeon se queda callada un momento, observando a algún punto del lugar sin rechistar. Yo, mientras, estoy seria con algunos de mis cabellos cayendo por la frente; pensando en realidad qué demonios estaba sucediendo.
¿Ven? Es un maldito problema que alguien te guste. Todo te parece mágico y todo una decepción. Por eso, siempre tuve el plan de alejarme. ¡Claro! Lo hice con Nayeon. Pero la castaña siempre iba a donde yo, o siempre nos encontrábamos. Por eso intenté, y al final, terminé cediendo.
Tzuyu gira la cabeza y abre la boca después; supongo que quiere decir algo. Sin embargo, Nayeon sus belfos se han adelantado.
—Ah, ¡Tzuyu! Tú siempre tan rara. Ni siquiera sé por qué me he puesto a hablar con ustedes si ambas son un dolor en mi pobre cabeza —me he quedado anonadada al escuchar su voz cambiar a un tono enojado—. ¡No! No, y tú Mina. Siempre tan agresiva, mejor me voy. Mi presencia les molesta.
Dicho esto, se pone de pie y empieza a caminar hasta donde estaba. Tzuyu tiene su boca abierta, y sus cejas se hacen hacia abajo. Sana está inexpresiva mirando todo desde su lugar y yo solamente me pregunto, de nuevo, ¿qué demonios está pasando?
Espero no haber sido la única que notó ese cambio de actitud tan errático. Literalmente, fue como un golpe en la cara y en mis expresiones.
—¿Le diste un dedal?
La pregunta me hace rodar los ojos y le niego. Tzuyu era inteligente, a veces. En cosas simples realmente buscaba lógica, pero si no la encontraba, se confundía un poco. Tal vez a ese grado ya tenía una ligera sospecha, pero no del todo. Por otro lado, Minatosaki Sana mira a la taiwanesa y le sonríe, para después verme y hacer lo mismo.
Estoy absorta. Es decir, Nayeon actuó más raro que cualquier vez. Primero siendo una tierna oruga y de repente, ¡BAM! ¡ORUGA ASESINA! Me tomó por sorpresa, a todas igual.
—No, Tzuyu. Le di una aguja —respondo. Ella se me ve raro y le doy un golpe en el hombro—. Ella habla del beso.
—¿Ah?... —Procesando información—. ¡Ah! —Ejecutando órdenes—. ¡Ya entendí!
No era tan difícil de entender. Observo a Sana y ella está pensativa.
—¡Vamos! —Sana gruñe para sí misma—. Sé que he escuchado eso en otro lado.
A mi mente se ha venido la película de Peter Pan. Aunque de todas maneras, eso era cierto, no tenía sentido. ¿Qué relación había entre esa película y lo que teníamos? Bueno... En realidad no teníamos absolutamente nada. Tan solo un beso de por medio. De alguna manera eso logró bajarme mis ánimos, aunque no lo demostré. Tan solo asentía para alguien o algo que nunca llegó.
Entendía a Nayeon.
—¿Entonces le gustó el beso o no? —cuestiona Tzuyu con las manos en la cintura.
Intentaba entender a Nayeon.
— ¡Peter Pan! —exclama Sana con las manos arriba. Su mueca cambia y observa a Tzuyu—. Creo que sí le gustó... Pero, ¿qué tiene que ver Peter Pan con esto?
Lo intentaba.
Pero nunca lo lograría. Desearía que, por una vez, mantuviera su boca cerrada. Y que ese dedal no me diera alas.
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