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Capítulo 2: Unidos

Residencia Hyoudou

Hora: 7:30am

-“Hm-mmmm…”.

Raynare se movía de aquí a allá, quejándose levemente mientras dormía, hasta que en un momento abre lentamente los ojos, encontrándose con un techo ni bien puso su vista por sobre ella. Se sorprendió enormemente a la vez que quedaba muy confundida, más aun cuando rodó su vista para mirar a su alrededor.

-“¿P-Pero qu…?” —Susurró la pelinegra, queriendo moverse pero en eso siente un agudo dolor en todo su cuerpo, lo que la obliga a acostarse nuevamente –“¡A-Auch!” —exclamó luego.

Ella había despertado en una cama bastante acolchonada y suave, y el lugar en donde estaba ahora era una habitación amplia y bien amueblada, una vista que hacía que Raynare se sintiera extrañamente cómoda, aunque… en ese momento no estaba tan a gusto. Sentía bastante dolor en todo su cuerpo, y no era para menos. Al destaparse, la pelinegra descubrió su pecho, su estómago y brazos completamente vendados, aunque dichas vendas cubrían también su espalda, en la cual tenía más molestia que en cualquier otra parte de su cuerpo.

-(¿Q-Qué me sucedió…? M-Maldición, q-que… dolor… siento…) —Raynare se estaba lamentando interiormente, no podía moverse mucho, lo cual le frustraba bastante.

De repente, escuchó un sonido cerca de ella, como una puerta abriéndose. Volteando rápidamente la vista, lo vio… vio a Issei. Allí parado, mirándola con leve sorpresa para luego mostrar esa sonrisa que, nuevamente, la cautivó. Raynare entonces sintió una felicidad tan grande crecer dentro de ella, se le notaba por su cara sonriente que se iluminaba más y más conforme pasaron los segundos de silencio entre los dos.

-“¡I-Issei…! —exclamó ella, tratando de levantarse de golpe, pero sintió de nuevo las punzadas de dolor en todo su cuerpo. Lamentablemente no pudo sostenerse ya que la cama terminó donde quería apoyarse, lo que la precipitó al suelo –“¡A-Aaayyyyyy!” —la pelinegra gimió y empezó a llorar por el impacto de su caída, lo que le produjo un terrible dolor.

-“¡Ray!” —exclamó el azabache, yendo rápidamente a socorrerla. La pobre de Raynare estaba llorando por el gran malestar que sentía en todo su cuerpo, pero antes de que la pobre chica sufra más, Issei llegó hasta ella, levantándola y cargándola entre sus fuertes y cálidos brazos. Sorprendentemente, todo el dolor en el cuerpo de la pelinegra desaparecieron al instante ni bien Issei tuvo contacto con ella. Pero eso fue lo que menos le importó.

-“¡I-Issei… Issei…!” —exclamó ella de nuevo, clamando por él. Estaba sonrojada, con los ojos llorosos… pero más que nada feliz, feliz de ver nuevamente al chico que la enamoró.

-“Aquí estoy, Raynare, ya te tengo, no te pasará nada malo” —dijo el chico, con aquella suave pero ronca voz que apaciguaba el alma de la muchacha. La aludida lo miró con un rostro que mezclaba muchas emociones: confusión, sorpresa, alegría, tristeza y demás. La mano derecha de la muchacha viajó lentamente hasta encontrarse con la mejilla del pelinegro, la cual fue acariciada suavemente mientras ella lloraba de nuevo. Issei cerró por un momento sus ojos, concentrándose en sentir el roce de la mano de su chica.

-“E-Esto… ¿es acaso… un sueño? ¿Es… real? ¿O-O acaso… estoy… muerta?” —preguntó la pelinegra, su voz y su cuerpo temblaban a pesar de que ya no sintiera dolor de ningún tipo. Ella temblaba de miedo al pensar que todo eso no era más que una vil ilusión para hacerla sufrir más.

Issei posa su tranquilizante mirada sobre los ojos de la pelinegra al momento que le sonreía.

-“Todo es real, Raynare. Estás aquí conmigo, estás a salvo. Ya no te pasará nada malo, lo juro” —responde él.

Entonces allí fue cuando la pelinegra sintió una gran felicidad desbordar nuevamente, su sonrisa era ancha y su corazón se le saldría del pecho por tal sentimiento… pero también sus lágrimas derramaron descontroladamente de nuevo. Eran lágrimas de felicidad, y sumadas a ellas vino un beso lleno de amor, un beso que Raynare propinó a su chico, el cual quedó sorprendido pero solo por un segundo para después ceder totalmente a ella.

-“Isse… estás aquí conmigo, Issei… y n-no es un sueño, estás aquí conmigo, de verdad…” —decía la pelinegra de manera soñadora, emocionada y sin creérselo. Sus lágrimas aún seguían saliendo pero esta vez con menor intensidad y sus pómulos mantenían su rubor –“Y-Yo pensé… que esto no era real, que sólo era una cruel fantasía… que tú no estabas aquí conmigo realmente… e-entonces me puse mal, y…”.

Raynare estaba por quebrarse nuevamente, pero Issei acerca su rostro y con él frotó su nariz con la de la azabache, sorprendiéndola primero pero haciéndola reír luego, de manera leve.

-“No pienses más eso, Raynare. Aquí estoy contigo, estás a salvo y eso es lo único que importa” —le dice el muchacho, calmándola para luego caminar con ella entre sus brazos y acostarla suavemente en su cama de nuevo –“Ahora debes descansar, necesitas recuperar fuerzas”.

-“E-Esper… ¡A-Aaaaayyyy!” —Raynare exclamó de dolor, ya que no quería soltarse del agarre de Issei, pero cuando intentó utilizar su brazo derecho sintió un fuerte dolor al moverlo nomas un poco.

-“Calma, calma, no lo muevas. Tú quédate tranquila, yo me ocuparé de tu brazo” —dijo el joven de cabello negro, acercando sus manos al hombro afectado de Raynare, empezando a masajearlo de manera suave y lenta. La pelinegra se sonrojó en extremo por tal acción del joven, tocándola de esa manera que parecía ser algo estimulante pero por sobre todo aliviante. La chica se empezó a sentir mucho mejor para cuando Issei terminó su trabajo.

-“Ya no sentirás dolor, pero te pediré que por favor no te muevas mucho. Tienes que descansar, Raynare, has recibido mucho daño. Hice lo posible para tratar de sanarte de inmediato, pero tu cuerpo debe acostumbrarse y sanar también por sí solo” —dijo el muchacho, dirigiéndose a la puerta con intenciones de salir –“Vendré en un momento, te traeré algo de comer”.

-“¿D-De… c-comer?” —Raynare se puso roja como tomate nuevamente. ¡Issei le preparó comida! Sin dudas ese fue un golpe bajo para ella, no se lo esperaba para nada. Pero aparte de eso, había algo dentro de la cabeza de la pelinegra que no la dejaba en paz… un recuerdo de cuando se produjo todo el alboroto la noche anterior… algo que implicaba a su amoroso chico de cabello azabache.

Después de unos diez minutos Issei volvió a la habitación, Raynare lo había esperado pacientemente a que llegara. El pelinegro entró con una bandeja, en ella había un plato de sopa, un vaso con jugo, unos cubiertos y unas rebanadas de pan.

-“Aquí tienes, la preparé especialmente para ti. Esta sopa te levantará todos los ánimos” —dijo él, mostrando su sonrisa a la chica, la cual se sonrojo.

-“I-Issei…” —susurró ella, mostrando una cara enamorada –“Gracias” —agradeció luego, mientras el pelinegro le ponía la bandeja con un soporte en la cama, bien cerca de ella.

-“No hay porqué agradecérmelo” —contestó Issei –“Vamos, prueba un poco, estoy seguro que te encantará”.

Pero Raynare bajó su cabeza, evitando que él la mirara. ¿La razón? Estaba sonrojada y muy avergonzada porque no podía comer con su mano izquierda, la que estaba bien.

-“E-Eeehmmm… I-Isse, yo… n-no soy zurda, no podré…”.

-“No te preocupes, yo te daré de comer” —dice Issei, mostrando esa sonrisa que le gustaba Raynare.

¡Double Kill! ¡Fueron dos golpes bajísimos para la pelinegra!

-“¿Q-Q-Q-Queeee…?” —preguntó ella, temblando como gelatina y sonrojada a más no poder.

-“Vamos, abre la boca bien grande, di ‘aaaahhhh’ —dijo Issei, mientras tomaba una cucharada de esa cremosa sopa y la acercaba con cuidado y sin derramarla a la boca de su chica. Raynare no podía dejar de temblar por ello, por ver al azabache esperándola para que pueda darle de comer y encima lo hacía con esa sonrisa que todavía seguía impactándola. No tuvo opción que aceptarlo, tragó saliva con fuerza, y tratando de no temblar mucho abre su boca.

-“A-Aaaaahhh…” —dijo ella, cerrando sus ojos y mostrando un leve sonrojo.

-“Ahí va el avioncito, prepárate” —dijo el pelinegro, soltando una leve risa.

-“N-No juegues, Isse…” —dijo Raynare, un poco molesta y más apenada.

-“¿Por qué no? Es divertido, siempre quise hacerlo… y ahora que tengo la oportunidad…” —responde él, sonriendo –“De acuerdo, de acuerdo, no lo haré más…”.

-“…” —la pelinegra ahora se sintió mal por lo que le dijo, por lo que lo pensó mejor –“B-Bueno, p-puedes hacerlo, creo… c-creo que sí me gustaría que lo hagas, Issei…” —Raynare nuevamente se sonroja en extremo cuando dice esas palabras, poniendo feliz al muchacho.

-“Muy bien, entonces… abre bien grande la boca para que este avioncito aterrice en tu boca. Vamos, di ‘aaaaahhh’”.

-“A-Aaaaahmmm…”.

Ahora sí, por fin Issei pudo alimentar a su chica, la cual ni bien puso el brebaje en su boca y ella lo saboreó, puso una cara sorprendida y fascinada.

-“¡Q-Que… que deliciosoooo!” —exclamó la pelinegra, con un leve sonrojo en sus pómulos, sus ojos tenían dos grandes corazones en ellos, además de que alrededor suyo volaban también pequeños corazoncitos.

-“¿Verdad que sí? Lo preparé especialmente para ti. Es rico y nutritivo, así que debes comerlo todo para recuperar tus fuerzas” —dice Issei con su sonrisa, pero luego su rostro cambia a uno de sorpresa cuando ve que Raynare empezó a llorar de nuevo.

-“G-Gracias…” —agradece la chica, sin dejar de lagrimear.

-“No llores, Raynare. Ya todo está bien, estás segura aquí” —dijo el muchacho, acuclillándose y limpiándole las lágrimas a su chica.

-“L-Lo siento, c-creo que… n-no me merezco todo esto…” —responde ella, cabizbaja. Issei la mira por unos momentos, hasta que su sonrisa vuelve a su rostro.

-“No seas tan dura contigo misma, Ray. Estás aquí, estás bien y fuera de peligro, y te recuperarás. Concéntrate en ello, piensa que esto sucedió porque… te han dado otra oportunidad, así que aprovéchala con una sonrisa, ¿de acuerdo?” —pregunta Issei. La pelinegra lo mira, sin decir nada. Él realmente le daba confianza, con esa mirada, con esa sonrisa. El leve rubor en su rostro no desapareció, y menos cuando le respondió enérgicamente a su chico.

-“S-Sí, tienes toda la razón, Issei” —responde ella, secándose las lágrimas –“Gracias, gracias de nuevo, por todo esto”.

La sonrisa en el rostro de Issei se hace más amplia.

-“No hay de qué” —dice él –“Ahora termina tu sopa, no queremos que se enfríe y pierda ese delicioso sabor, ¿verdad?” —comenta luego. La pelinegra asiente feliz y se dispone a terminar toda la comida que estaba delante suyo.

Al finalizar, Issei retira el soporte que estaba por encima de Raynare y la bandeja de la comida, se dirigía hacia la puerta cuando la pelinegra lo detiene.

-“E-Espera, Issei, por favor” —pidió ella. Él asiente y deja las cosas en una mesita a su lado, para luego dirigirse hacia la pelinegra para saber qué era lo que necesitaba –“Y-Yo, emmm… b-bueno… q-quería preguntarte algo…”.

Raynare estaba nerviosa, su mano izquierda, la única utilizable de momento, estaba apretando las sábanas con fuerza, su cuerpo empezó a temblar. Pero a pesar de sufrir todo eso, la chica tenía una pequeña sonrisa en su rostro, expresando su felicidad aunque sea un poco.

-“S-Sé que n-no puedo agradecerte por todas estas cosas lindas que hiciste por mí, p-pero… a mí me gustaría hacerlo. Q-Quiero… quiero estar a tu lado, Isse, a-ahora… y-y-y siempre, s-si es que no te molesta, claro… ¡N-No lo veas como una forma tan simple de agradecerte todo esto! E-Es porque yo de verdad quiero estar contigo, y-yo… yo te amo, Isse, ¡Te amo!” —exclamó ella.

Su cuerpo no había dejado de temblar ni un solo segundo mientras hablaba, pero ahora se había relajado un poquito después de haber dicho esa verdad, tampoco el sonrojo desapareció de su lindo rostro, el cual mantenía esa sonrisa sincera. Issei la miró sorprendida por unos pocos segundos, y luego sonríe cálidamente para después tomar sorpresivamente a la chica de su cama y cargarla en sus brazos.

-“¡E-Eh, ¿q-qu…?!” —la pobre de Raynare se sonrojó en extremo otra vez, no pudiendo hacer nada al respecto por el agarre de su chico.

-“Me alegra que hayas dicho eso. Yo también te amo, y por supuesto que puedes quedarte a mi lado. Yo te prometí que te protegería, y eso pienso hacer. Seré tu ángel guardián, Raynare” —le dice el azabache a su chica, sin dejar de mirarla a los ojos, para luego besarla tiernamente, dando por aprobada totalmente su unión.

Fin…?

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