Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V E I N T I S I E T E.

Lying on the floor when I break through

I pull you in to feel your heartbeat

Can you hear me screaming? Please don't leave me

Hold on, I still want you

Come back, I still need you

Let me take your hand, I'll make it right

(Hold on—Chord Overstreet)


Los días en el barco pasaron rápidos, silenciosos y sin muchos inconvenientes. Todos estábamos muy cansados como para montar una fiesta en el barco —ni siquiera había algo que celebrar—, así que cada uno iba pensando en sus cosas y solo hablábamos de vez en cuando.

El último día de viaje, cuando ya nos estábamos acercando a nuestro destino, el móvil de Agnes sonó de repente.

Nos miramos entre nosotros algo confusos.

—¿Te has traído el móvil al viaje?

Ella negó con la cabeza.

—No es mío.

Frank frunció ligeramente el ceño con curiosidad y cogió el móvil con una de sus manos.

—Cógelo —asintió Agnes.

Frank presionó con el dedo la tecla para descolgar y se acercó el móvil a la oreja.

—¿Diga?

Por suerte y por mis sentidos desarrollados, yo podía escuchar la conversación aunque no estuviera a su lado.

Solté un pequeño suspiro de alivio al escuchar la voz de las hermanas Decksheimer. Frank también pareció más tranquilo al escucharlas.

—¡Chicos!

Frank separó el móvil de su oreja ante el chillido.

—No hace falta que chilléis, os escucho bien si habláis como personas normales —dijo divertido.

—Ah, es que no sabemos usar estos cacharros, la única que sabía era nuestra hermana mayor y aún sigue fuera. En fin, os habíamos metido el móvil en la mochila por si acaso teníamos que contactar con vosotros de forma urgente. Tenemos nueva información importante.

La hermana mediana hizo una pausa antes de compartir la información, esperando recibir alguna respuesta por nuestra parte desde el otro lado de la línea.

—Espera, pondré el manos libres —anunció Frank antes de darle a la tecla del altavoz—. Os escuchamos todos, ya podéis hablar.

Esperamos con impaciencia a que retomaran la conversación.

—El reino de los guardianes está protegido por un hechizo muy peligroso y antiguo para alejar a intrusos y ladrones. Es un hechizo que altera las emociones.

—¿Y qué tiene eso de peligroso? —preguntó Vicky extrañada.

—Tú más que nadie debería saberlo, puedes meterte en la cabeza de la gente. Bueno, como decía, es peligroso porque puede hacer que os enfadéis entre vosotros, puede manipularos para que os peleéis entre vosotros o que incluso os matéis entre vosotros, os hará ver ilusiones, ver cosas que no existen. No tenéis que creeros absolutamente nada de lo que veáis u oigáis.

—¿Y cómo lo evitamos? —les apuré.

—Los guardianes tienen muchos años, no son inmortales pero suelen vivir mucho tiempo, han visto y vivido muchas cosas. Para ellos, las únicas personas que merecen entrar en su reino son personas inteligentes y estratégicas. Y, en su opinión, ese tipo de personas son las que pueden controlar sus propias emociones. Las que utilizan la cabeza y no se dejan llevar por los impulsos del corazón.

—¿Puedes resumirlo para tontos? —habló Garret a mi lado.

Casi podía sentir como ambas hermanas rodaban los ojos.

—Para que el hechizo no os afecte, tenéis que luchar contra él, tenéis que controlar vuestras propias emociones y ser tan duros como la piedra —habló esta vez la hermana pequeña.

—¿Por qué todos los reinos tienen hechizos de mierda para entrar? —lloriqueó Garret.

—Porque si todo el mundo pudiera entrar a todos los reinos se liaría una buena y seguramente estarían todos en guerra —aclaró Agnes.

—Era una pregunta retórica, lista.

Agnes rodó los ojos ante las infantiles palabras de Garret y no se molestó ni en devolverle el gesto cuando este le saco la lengua.

Me reí, negando con la cabeza, mientras observaba la lejanía y navegábamos a la deriva. Estábamos a menos de un día de llegar, debíamos prepararnos para lo que las hermanas nos habían advertido.

—¿Cómo se supone que vamos a hacer lo que las hermanas dijeron sobre controlar nuestras emociones y todo ese rollo? —habló Frank.

Connor se encogió de hombros.

—Va a ser bastante complicado —aseguró Connor, mirándome de soslayo.

Entendí a la perfección lo que intentaba decirme tan solo con esa mirada, si ya de por sí era complicado intentar no dejarse llevar por las emociones; estando enamorado era el doble de complicado.

Así que Connor y yo y Vicky y Agnes íbamos a ser los que más tuviéramos que trabajar eso a lo largo del día.

—¿Crees que hay alguna poción o encantamiento que pueda ayudarnos? —le sugerí a Agnes.

—Bryoni me dió un libro de hechizos que quizá tenga algo que pueda ayudarnos, déjame buscar.

Agnes se apresuró a coger la mochila donde había guardado el libro en cuestión. Lo sacó y empezó a ojear las páginas con rapidez, no teníamos tiempo que perder.

Tras apenas unos minutos Agnes frunció los labios y levantó la vista del libro.

—Si que hay una poción que puede ayudar...Pero tengo los ingredientes necesarios para que solo uno de nosotros se lo tome.

Casi de forma automática todas las cabezas se giraron hacia mí.

—¿Por qué yo? —pregunté casi indignada.

Siempre tenía que ser yo la que se salvaba, ¿por qué no podía salvar a otro?

—Porque eres la que más probabilidades tiene de poder robar el libro y el collar como si nada si la cosa se complica —explicó Vicky.

—Eso no es verdad, tú y Agnes podríais...

—¿Cómo que tú y Agnes? —preguntó un muy indignado Garret.

Le sonreí de forma burlona.

—Garret a ti te pillarían a la primera, eres demasiado torpe y descuidado.

Todos nos reímos mientras él refunfuñaba por lo bajo, cruzado de brazos.

—Bueno, no se hable más. La poción te la tomarás tú, Desstiny —zanjó Connor.

Todos parecieron estar de acuerdo con Connor así que Agnes fue directa a ponerse manos a la obra con el complejo hechizo mientras los demás nos dedicábamos a recoger las cosas del barco, a comer algo y a planear un poco como entraríamos al reino de Valvurirousdg.

(...)

En apenas tres horas Agnes había terminado el hechizo y estábamos a tan solo una hora de llegar al reino. No iba a mentir, estaba nerviosa, quería que todo saliera bien y que consiguiéramos atravesar el reino, pero no había ninguna garantía de ello, y eso solo me asustaba más.

—Es el momento, según las dos hermanas estamos a punto de pasar por el hechizo de protección del reino. Tienes que tomarte la poción ya para que te haga efecto a tiempo —anunció Agnes.

Asentí con la cabeza y cuando me entregó la poción, me la bebí de un trago. No tenía un regusto agradable, más bien algo amargo, pero las pociones no solían tener un buen sabor en general.

—Lo harás bien, preocupate de llegar al reino de Valvurirousdg y de cumplir la misión —me apoyó Frank dándome un apretón en el hombro.

—Nosotros estaremos bien, Dess. No pares de luchar por lo que te pertenece —aseguró Garret.

Connor y Vicky solo asintieron y sonrieron, no necesitaba que dijeran nada más para saber que estaban conmigo, pasara lo que pasara.

Agnes me deseó suerte y yo me quedé a un lado en la cubierta esperando a atravesar el hechizo protector, esperando a ver qué ocurría con el resto de mis amigos.

Las cosas no tardaron mucho en complicarse.

Unos diez minutos después de seguir navegando y de haberme tomado yo el hechizo, Garret fue el primero en empezar a delirar.

—¿Puedes dejar de reírte? Tu risa es insoportablemente molesta —le soltó de pronto a Frank.

Este frunció el ceño.

—Tío...No he abierto la boca —aseguró.

—Ya, claro —refunfuñó Garret con sarcasmo.

—¿Podrías dejar de comportarte como un gilipollas al menos un par de minutos?

Y así, Frank y Garret empezaron a discutir.

Vicky se metió entre ellos para poner algo de paz pero lo único que consiguió fue meterse de lleno en la discusión cuando Garret empezó a burlarse de ella.

Agnes y Connor fueron los siguientes en ponerse a discutir. Al final la cubierta era una maraña de gritos, peleas e insultos.

Pero la cosa empeoró todavía más.

Garret rebuscó en la mochila que las hermanas Decksheimer nos habían dado y sacó un pequeño arco con algunas flechas, apuntando directamente a Frank que no dudó en sacar sus colmillos de forma amenazante y ponerse en posición de ataque.

Ni siquiera sabía que Garret sabía usar un arco. Miré a lo lejos, dándome cuenta de que estábamos muy muy cerca del reino de los guardianes.

Me apresuré a acercarme a Garret e intenté tranquilizarlo y quitarle el arco con la flecha preparada que aún sostenía entre sus manos con fuerza.

Pero se alejó unos pasos de todos nosotros mientras seguía gritando incoherencias.

A Garret era al que más le estaba afectando el hechizo.

Y creo que fue justo en ese momento cuando lo supe.

Supe que no iba a acabar bien para él.

Varios guardias controlaban la entrada del reino al que nos dirigíamos, formando una fila. Nos vieron llegar casi al instante, los gritos de Garret captaron su atención de lleno y se quedaron observándonos fijamente.

Intentaban averiguar si éramos una amenaza para su reino o no.

Y en cuanto Garret les apuntó con su arco, decidieron que lo éramos.

Nos apuntaron con arcos y pistolas y nos apresuramos a escondernos en cubierta para quedar fuera de su campo de visión.

Pero Garret no se escondió.

Disparó una flecha, furioso. Estaba fuera de sí, parecía un loco.

Ese no era Garret, no era mi primo.

Intenté agarrar su mano y tirar de él para que se escondiera con nosotros, pero se apartó de mí.

—¡Garret! —chillé completamente en shock cuando una flecha atravesó su pecho.

Todo pasó como a cámara lenta.

Sangre empezó a brotar de su pecho y de su boca y lentamente su cuerpo fue balanceándose hasta caer de espaldas sobre la cubierta.

Todos estábamos en shock, pero yo me apresuré a acercarme a Garret, apoyando su cabeza sobre mi regazo mientras acariciaba su pelo e intentaba calmarlo, la sangre no paraba de brotar.

Me miró esbozando una pequeña sonrisa y alargó su mano para limpiar una lágrima que ni siquiera me había dado cuenta de que rodaba por mi mejilla.

—S-siento haber sido un cobarde toda mi vida, s-siento que hayan pasado t-tantos años sin hacerte una sola visita...Es d-de lo único d-de lo que me s-siento culpable —balbuceó como pudo, temblando. La sangre saliendo por su boca.

—Shhh —murmuré acariciando su pelo mientras más lágrimas corrían por mis mejillas —. No tienes que pedir perdón, ya sé la razón por la que no lo hiciste. No fue culpa tuya. Y no eres un cobarde, nunca lo has sido, eres la persona más valiente que he conocido en mi vida.

Desesperada busqué con la mirada a Agnes que, muy a su pesar, también estaba llorando. Ella negó con la cabeza y no me hizo falta ninguna explicación.

No existía magia capaz de curarle.

Era demasiado tarde para eso.

—Consigue ese collar y e-ese libro, y acaba con t-todo esto, Dess. Consigue tu libertad. Hazlo por mí —Y ese fue su último aliento.

Vicky abrazó a su novia llorando en su hombro mientras Agnes intentaba consolarla aún con alguna lágrima en sus mejillas. Frank estaba quieto, callado, observando el cadáver de Garret en shock y tristeza. Connor estaba mirándome a mí, y yo me sentía total y completamente devastada.

Yo no sabía qué hacer, estaba completamente paralizada, y nos estábamos acercando a la entrada del reino Valvurirousdg.

Connor se apresuró a coger un pañuelo blanco y agitarlo, evitando que volvieran a disparar.

Al llegar a la entrada Connor y Agnes se apresuraron a amarrar el barco al puerto y los detuve con el brazo antes de que avanzaran.

—Llamad a vuestros superiores ya mismo o iré yo misma a buscarles, y no será agradable —aseguré.

No sabía ni cómo sentirme.

Estaba triste, enfadada, me sentía culpable, quería venganza, y al mismo tiempo solo quería acabar con esto cuanto antes para cumplir la última voluntad de Garret.

Por él.

Uno de los guardias intentó acercarse al cadáver de mi primo, probablemente para ayudar a bajarlo del barco.

—Atrévete a ponerle las manos encima: te cortaré los dedos uno a uno y los peores hechizos que se me ocurran te perseguirán y torturarán toda la vida —amenacé.

El guardia apartó las manos rápidamente. Limpié mis lágrimas con fuerza con mis dedos y bajé del barco cuando vi a los guardianes superiores del reino, los custodios o jefes, acercarse a nosotros.

No me andé con rodeos.

—Tengo en mi poder un objeto muy poderoso, venía a entregarlo. Pero uno de vuestros guardias acaba de matar a uno de los míos, alguien importante para mí. Necesitaría de una muy buena razón para no vengarme ahora mismo.

Sabía a la perfección que el objeto que las hermanas me habían dado carecía de poder alguno, pero mi amenaza no era del todo cierta. No quería vengarme matándoles.

Sólo estaba ideando el plan perfecto para entrar en su reino.

Iba a vengarme robándoles.

Cosa que, además, seguro que les fastidiaba más al tratarse del reino de los guardianes donde se supone que todo está a salvo y a buen recaudo.

El que parecía el jefe superior a todos, el más mayor, me miró sin tan siquiera inmutarse.

—Hay como unos veinte guardias armados rodeándoos, yo no lo intentaría —dijo con calma.

—Le sorprendería saber que podemos con sus veinte guardias y con el doble —aclaré.

Nos examinó uno a uno con interés al tiempo que yo sacaba el anillo 'poderoso' que las hermanas nos habían facilitado para llevar a cabo la misión.

—Hagamos un trato —habló de nuevo—. Nosotros os damos un techo donde dormir esta noche y algo de comida, encarcelamos de inmediato al guardia que asesinó a tu amigo y que la justicia se encargue de su destino; y a cambio nos entregas el anillo.

—Entregarte este anillo no hará que Garret vuelva a la vida —dije con enfado.

—Quedártelo tampoco —me aseguró—. Ese anillo debe estar guardado bajo llave, puedo sentir el gran poder que emana de él.

—Te lo entregaré, sumando una condición.

Las hermanas ya nos habían advertido de que el libro estaría muy bien guardado ya que era poderoso y, por tanto, peligroso en las manos equivocadas. Y yo estaba segura de que lo tenían guardado en palacio, donde ellos residían.

El jefe supremo esperó a que diera mi condición.

—Nos alojaremos en palacio durante nuestra estancia aquí.

El hombre pareció pensárselo unos segundos pero, finalmente, asintió con la cabeza y nos dio paso a su reino.

—Garret estaría muy orgulloso de tí —escuché a Frank a mis espaldas mientras caminábamos.

Connor y Agnes cargaban con el cadáver de Garret.

Sonreí un poco por las palabras de Frank, pero mi sonrisa se evaporó con rapidez.

Todavía me costaba aceptar que Garret estaba muerto, que no iba a hacer más bromas, ni a hacernos reír, ni a decir tonterías, ni a amenazar a Connor cada vez que nos besábamos.

Pero sé que le hubiera gustado saber que él me ha dado la fuerza suficiente para no rendirme, para continuar con todo esto.

Lo iba a hacer.

A robar lo que fuera necesario, a abrirme paso entre toda la multitud que ocupara mi camino, a enfrentarme a Harrison III.

Por mí.

Y por él.


















































¡Hola, holaaa! Hoy tocaba capítulo triste, era una necesidad. No os preocupéis, veremos a Dess sufriendo por Garret todo lo que queda de libro muajajaj (insertar risa malvada). Bueno, espero que aún así os haya gustado mucho y que sigáis teniendo ganas de saber como acaba esta historia porque os prometo que el final va a ser épico. Siento que nadie se lo espera y (al menos en mi cabeza) es bastante épico.

Madre mía, quedan como unos 5 capítulos aproximadamente para terminar este libro, todavía estoy flipando un poco.

Espero que no me odiéis mucho y no sufráis mucho por Garret (sé que lo haréis) ;).

¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate!

Atte:

—Cristina C. Ramos.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro