
V E I N T I C U A T R O.
(Hoist the Colours—MALINDA)
Agnes se movía a toda velocidad por la cubierta, Vicky sujetaba los cabos de las velas con toda la fuerza que podía acumular en ese momento y Frank intentaba sacar el agua fuera de la cubierta con cubos.
El mar estaba agitado y justo en el centro de la zona por la que íbamos navegando, las aguas se abrían, dando paso a un gran remolino que amenazaba con sumergirnos hasta las profundidades del océano.
—¡¿Qué coño es eso?! —exclamó Garret apuntando hacia el interior del remolino.
Del interior del remolino sobresalía la figura de un ser grande y aterrador. Estaba rodeado por sirenas las cuales cantaban una canción a coro a medida que el ser iba emergiendo del agua.
Todos nos quedamos en shock observando la escena. La criatura en cuestión tenía cabeza y cuerpo de caimán. Todo su abdomen y su espalda estaba cubierto con escamas de un tono verde oscuro y alrededor de su cuello sus escamas se alzaban formando una especie de collar. El final de su cuerpo consistía en una cola de escorpión, con un gran aguijón en la punta que tenía pinta de ser altamente mortal.
Sus grandes patas se extendían a los lados de su cuerpo.
—Es una canción pirata —aclaró Garret de repente—. Sé cual es, antiguamente se decía que esa canción se cantaba para invocar a una criatura de las profundidades del mar que se alimentaba de almas condenadas, personas cuyo destino era morir. Algunas veces decían que se usaba como excusa para sacrificios humanos. Todos creían que era un mito.
—¡Claramente no era un mito! —refunfuñó Frank haciendo que Garret le dedicase una mala mirada.
—Kropigyík.
Esa extraña palabra hizo que todos nos diéramos la vuelta para mirar a Agnes, quién la había pronunciado.
—Es su nombre.
—No sé si es el mejor momento para ponernos a soltar datos sobre el bicho —anuncié.
En ese momento el largo y mortífero aguijón de la criatura, estampó con fuerza contra el barco, casi partiéndolo de la mitad de un solo golpe.
Por suerte ninguno salió herido, pero todos caímos al agua casi al instante.
Empujé con mis brazos hacia arriba, cogiendo una bocanada de aire al salir a la superficie por fin. Miré a mi alrededor casi desesperada buscando a los demás.
Todos flotaban en el agua.
Suspiré más aliviada, pero el alivio duró poco cuando noté que la criatura marina no parecía darse por vencida y las sirenas no dejaban de cantar.
—¿Por casualidad no sabrás cómo hacer que ese bicho se vaya o cómo matarlo? —le grité a Garret.
—¡Su punto débil es su cuello!
Miré hacia el kropigyík, era grande, alto y seguro que más fuerte que yo...Pero yo era más inteligente y ya tenía un plan.
—¡Connor, dame la espada! —le exigí.
Connor me dedicó una mala mirada, sabía lo que quería hacer.
—¡¿Estás loca?!
—¡Si quieres salir de esta con vida, dame la espada y ayúdame!
Connor dudó unos segundos para finalmente asentir. Sacó la espada de su funda que llevaba atada a la cintura y nadó un poco más cerca para poder lanzármela y que yo pudiera atraparla.
Asentí con la cabeza y entonces él se quitó la pulsera dejando al descubierto sus alas. Se elevó un poco por encima del agua y esquivó con velocidad otro golpe del kropigyík con velocidad mientras la criatura rugía.
Voló hasta mí y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura para elevarme por los aires.
Mientras Agnes, Vicky, Frank y Garret se encargaban de deshacerse de las sirenas o, al menos, silenciarlas; yo me iba a encargar del kropigyík.
Observé como Agnes murmuraba varios hechizos y alzaba las manos para lanzar algunos encantamientos de las cuáles se formaban burbujas de poder de un tono morado oscuro, el color de los hechiceros. Garret se manejaba bastante bien únicamente usando sus puños al igual que Frank, con el que se intercambiaba algunas dagas de vez en cuando. Y, mientras, Vicky manipulaba el agua y la transformaba en hielo para protegerse y ayudar al resto.
Mientras, yo sobrevolaba por encima del kropigyík.
—¡Ahora! —exclamé al encontrarme cerca del lomo del animal.
Connor me soltó en ese instante, dejándome caer en su lomo. Apoyé una de mis manos en su piel y una de mis rodillas al caer. Alcé la cabeza y empecé a trepar por su lomo con la espada bien sujeta en mi cintura mientras la criatura se revolvía incómoda por mi presencia.
Me senté sobre su cuello y en ese instante alzó las escamas de alrededor de la zona para protegerse, haciendo que perdiera el equilibrio y me deslizara hacia un lado. Rápido me agarré a su lomo mientras mis piernas colgaban en el vacío amenazándome con dejarme caer al remolino.
Me impulsé como pude y volví a sentarme en su cuello.
Esta vez las escamas no me tomaron por sorpresa y clavé con fuerza la espada en su cuello. El kropigyík soltó un rugido desgarrador de dolor mientras se deslizaba hacia el interior del remolino de nuevo, llevándome con él.
Connor estaba ayudando a los demás con las sirenas que parecían resistirse un poco a sus intentos de silenciarlas, así que no podía venir a por mí. Tenía que salvarme el culo yo misma.
Miré a mi alrededor un poco con impaciencia y sólo vi una única salida posible. Corrí con velocidad sobre su espalda hasta su cabeza y de ahí salté hacia el agua de cabeza con mis manos delante para suavizar el impacto.
Buceé hacía donde estaba el resto y desde el agua logré clavar la espalda en algunas sirenas que, al verse indefensas porque el kropigyík se había vuelto a sumergir, dejaron de cantar y se sumergieron de nuevo con velocidad.
Salí del agua cogiendo una gran bocanada de aire. Todos estábamos jadeando, cansados y encima el barco estaba destrozado. ¿Cómo íbamos a llegar al reino de las hechiceras ahora?
—Los barcos suelen tener pequeñas barcas atadas a un lado para casos desesperados, pero tenemos que desatarla rápido antes de que se hunda del todo —apuró Agnes.
El barco estaba medio hundido ya.
Nos apresuramos a cortar los cabos de la pequeña barca y a rescatar la comida y suministros que pudimos. Después nos sentamos en el interior de la barca y Garret comenzó a remar. Decidimos que nos iríamos turnando para ello.
Con suerte, no nos retrasaría mucho y llegaríamos al reino de las hechiceras el día que teníamos planeado desde un principio.
Estábamos un poco incómodos y apretados en el interior de la barca pero era mejor que nada.
En un par de días tocamos tierra.
Teníamos hambre y estábamos muy cansados pero al menos habíamos llegado por fin.
Bajamos de la barca y la dejamos en el muelle atada.
El reino de las hechiceras era enorme, varias casas poblaban el lugar rodeado de una extraña aura morada. Un alto e imponente castillo se alzaba en el centro, en él vivían las reinas de este reino.
Tres hermanas cuya magia era fuerte y poderosa y cuyos poderes llegaban al punto de poder ver el futuro. La principal diferencia entre sus visiones y las de Adler es que Adler solo ve el futuro a trozos y va cambiando según tus decisiones cambian. Ellas lo ven todo.
Ellas ya saben qué decisiones vas a tomar incluso antes de que se te ocurran y cómo va a ir cambiando tu futuro. Ellas ven hasta el final.
Hay una leyenda que cuenta que las tres hermanas al tener un aspecto tan peculiar fueron abandonadas recién nacidas por su madre. Tuvieron que sobrevivir solas teniendo apenas cinco años de edad, tuvieron que buscarse su comida y construirse un pequeño refugio para sobrevivir.
Un día un poderoso hechicero pasó por su cabaña y las encontró. Les ofreció poder, refugio y una vida inmortal y plena a cambio de que le sirvieran. Aceptaron y el hechicero les otorgó todo lo que prometió, pero hubo un precio que no sabía que estaban pagando.
El hechicero tenía el poder de controlarlas a su antojo y en caso de que desobedecieran sus órdenes, morirían. Por suerte para ellas, el hechicero falleció asesinado varios años después y al convertirse en las más poderosas del reino, fueron nombradas reinas por el temor del pueblo, pues ya no hay nadie que actualmente las controle. Su poder es libre, y se dice que en su interior ellas siguen siendo las niñas que eran antes de adquirir su magia.
Por eso hay rumores de que son bastante pillas y les gusta engañar, burlar y hacer tratos con la gente que pide su ayuda.
Mazauberiv.
Así era como se llamaba realmente el reino, en honor a las primeras hechiceras que existieron. Significa de forma literal ''poder nacido'' en su idioma, ya que de ellas nació la primera forma de magia y las demás fueron desarrollándose gracias a ellas.
Mientras pensaba en cómo íbamos a entrar, Garret se adelantó para pasar hacia el interior del reino.
—¡Garret, no! —intenté advertirle.
Tarde.
Se dio de morros contra la barrera mágica protectora y salió disparado algunos metros hacia atrás.
¿Y este es familiar mío?
No pude evitar soltar una risita.
—¿De verdad has pensado por un segundo que iba a ser tan fácil entrar? Es el reino de Mazauberiv, el reino de los hechiceros y hechiceras. Que tienen magia. Y la usan...No van a dejar entrar a cualquiera —dijo Agnes como si fuera algo obvio.
En partes lo era, para ser sincera.
—La barrera es mágica, solo deja entrar a gente con magia en su sangre o a sus habitantes. No es un reino que muchas personas que no sean de su condición mágica suelan atravesar, normalmente si alguien que no es un hechicero o hechicera lo atraviesa es simplemente para cruzar al otro lado. Para eso se debe pedir permiso a las reinas —expliqué.
—Pero nosotros no vamos a cruzarlo —puntualizó Frank.
—Peor...—respondí frunciendo un poco el ceño—. Nosotros venimos directamente a pedirle un favor a las reinas. Y ya sabéis que en nuestro mundo ningún favor es gratis, siempre hay que dar algo a cambio.
Garret gruñó enfadado mientras se levantaba del suelo, se sacudía la ropa y miraba la barrera.
—¿Y cómo vamos a pasar? Las únicas con sangre mágica aquí sois tú y Agnes.
—Bueno, en realidad no creo que yo pudiera pasar. Mi magia todavía no está desarrollada, aún no corre por mi sangre. Por tanto, no atravesaría la barrera —expliqué—. La única opción que tenemos en estos casos es hablar con la guardia real y su capitán para que les cuenten nuestra situación a sus majestades y ellas decidan si podemos o no pasar.
—Genial, nos toca esperar más. Estoy muerto de hambre.
Frank resopló, sentándose en el suelo. Lo cierto era que si me fijaba bien, Frank estaba más pálido de lo normal, sus ojeras eran bastante pronunciadas y parecía tan agotado como la mayoría.
Me sentí un poco culpable.
Saqué la última bolsa de sangre que llevaba en mi mochila y se la di con una pequeña sonrisa. La aceptó encantado y se la bebió apurado.
Mientras, Agnes se dirigía hacia el guardia real que vigilaba la barrera desde el interior y le habló con seriedad. No escuchamos lo que le dijo pero el guardia real se fue y una hora más tarde más o menos, volvió.
Le acompañaban dos de las reinas en persona.
—Desstiny Moore, es un placer conocerte por fin —pronunciaron las dos a coro con una risita.
Eran aparentemente bastante jóvenes, no aparentaban más de veintipocos. Pero lo más seguro es que tuvieran miles de años.
La hermana pequeña tenía el pelo rojo, pero no un pelirrojo natural, más bien era un rojo un poco chillón y oscuro. Sus ojos eran morados, pues era el color que pertenecía a las hechiceras más poderosas y antiguas.
La hermana mediana era pelinegra y tenía el mismo color de ojos.
Y aunque faltaba la hermana mayor ya podía distinguir varias similitudes entre ellas.
Las tres tenían los ojos morados, el pelo ondulado, eran altas, con un bonito cuerpo bien esculpido, vestían ropa oscura pero muy elegante y las tres tenían un aura de peligro rodeándolas. Además, las tres llevaban los labios y las uñas pintados de un rojo vino, aportándoles un mayor toque de elegancia.
Según lo que había escuchado la hermana mayor era rubia, tan rubia que su pelo era blanco, y era la que controlaba un poco a sus hermanas pequeñas.
Su verdadera edad se veía reflejada en su ropa. Era algo típico que más bien solía llevarse hace miles de años. En aquel momento, las hechiceras y hechiceros solían vestirse bastante más normal y con ropa de colores más allá del negro. De hecho, varios como mi abuela que viven entre humanos visten con ropas típicas de ellos. O como Agnes, que también viste normal y concorde a la época actual.
No me molesté en preguntarles cómo sabían mi nombre, veían el futuro, por supuesto que sabían que iba a ir a visitarlas.
—¡Dejad de mirarnos ahí parados como pasmarotes! Pasad, nuestras cocineras han preparado todo un banquete para vosotros —anunciaron alegremente mirando a todos mis acompañantes—. Y en cuanto a tí —se giró la hermana mediana hacia mí —, creo que tenemos algunas cosas interesantes que discutir, ¿verdad?
Asentí con la cabeza y ambas esbozaron una pequeña sonrisa que aunque no parecía mal intencionada, consiguió provocarme escalofríos.
Con un simple movimiento de mano, la hermana mediana abrió la barrera permitiéndonos el paso.
Garret y Frank iban a la cabeza del grupo con clara ilusión desde que habían oído la palabra ''banquete''.
Yo intercambié una desconfiada mirada con Connor, Agnes y Vicky pero ellos me asintieron con la cabeza. Al menos sabía que, pasara lo que pasara, ellos estarían cubriéndome las espaldas.
—Oh por cierto, yo soy Bryony —anunció la pequeña—. Y esta es mi hermana Callie. Nuestra hermana mayor no puede unirse a nosotros en estos momentos, está de viaje por ciertos asuntos personales de urgencia pero quería que os comunicáramos que es un honor tenerte aquí —dijo mirándome específicamente a mí—. En fin, ¡bienvenidos al reino de Mazauberiv!
La hermana pequeña extendió sus brazos para presentar el grandioso reino y después dio unos alegres y pequeños aplausos. Se agarró al brazo de su hermana y echaron a andar hacia el palacio mientras nosotros les seguíamos.
Madre mía.
¿Dónde me había metido?
Pero ahora ya había llegado hasta el final.
Ya no había marcha atrás.
Iba a salvar mi propia vida.
Todo iba a terminar aquí.
¡Hola, hola! Madre mía, sé que estoy subiéndolo súper tarde pero dije que lo subiría hoy y eso he hecho. Tened en cuenta que está sin corregir, mañana lo corregiré entero. Me ha encantado escribir este capítulo, creo que es uno de mis favoritos ahora mismo, ¡espero que os guste leerlo tanto como a mí escribirlo!
¿Alguna teoría para el siguiente capítulo o para el final? ¿Qué pensais sobre las hermanas? ¿Os está gustando la historia?
Ya sabéis que podéis dejar vuestras opiniones en comentarios y que me encanta leeros. Y no os olvidéis de votar (o incluso promocionar la historia si tenéis rrss dedicadas a ese tipo de contenido) para ayudarme a crecer.
PD: adelantad un poco el vídeo de la canción porque el principio es un agradecimiento de la chica por sus seguidores, la canción empieza un poco más adelante. Es una canción de piratas del Caribe, btw.
¡Espero que os guste! ¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate!
Atte:
—Cristina C. Ramos.
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