Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

T R E I N T A Y U N O.

(Eleanor Rigby—Cody Fry)


Al despertarnos al día siguiente, recogimos nuestras cosas para dejarlas preparadas para después y nos fuimos al salón principal donde la mesa estaba ya puesta y el desayuno servido.

Esa noche sería mi cumpleaños y no sabía si estaba preparaba.

No sabía lo que me esperaba.

Desayunamos en apenas unos minutos mientras charlábamos de cualquier cosa, lo que fuera para distraernos de todo lo que había pasado y lo que estaba por pasar.

Cada uno se echó su respectiva mochila de viaje al hombro donde habíamos guardado comida, agua y algunas armas en caso de que fuera necesario usarlas en algún momento.

Nos despedimos de Callie y Bryony antes de irnos.

—Gracias por todo —dije con honestidad.

—No hay de qué. Sentimos que el hechizo no funcionase.

—Está bien, no es vuestra culpa. Hicisteis lo que pudisteis.

Les regalé una pequeña sonrisa antes de encaminarme hacia la puerta de salida.

—¡Dess! —me llamó Callie.

Me giré.

—No nos olvidamos del trato que hicimos —me aseguró.

El trato que hicimos vuelve a mi mente de golpe.

"Si el hechizo no funciona pero consigues lo que buscamos, en caso de que las cosas se tuerzan, nos tendrás como tus aliadas y podrás contar con nosotras cuando lo necesites. Digamos que estaremos un poco a tú servicio y si necesitas algún futuro favor lo haremos gratis"

Esas fueron sus palabras exactas.

Y yo les llevé lo que querían: el libro y el collar. E incluso les había ayudado a poder usarlo.

Sabía que recordarme el trato era su forma de decir que ahora eran mis aliadas, que ahora me debían una.

Asentí con la cabeza antes de finalmente salir por la puerta principal de palacio para reunirme con mis amigos que ya estaban esperando fuera.

Juntos nos fuimos de palacio hacia el lindero que conducía a las afueras del reino de las hechiceras.

Tan solo teníamos que seguirlo, pasar por algún pueblo y llegar al portal que Callie y Bryony habían abierto para nosotros.

—¿Estás bien?

Escuché la voz de Vicky mientras caminaba hasta posicionarse a mi lado.

Me encogí de hombros.

—Sí, aunque siento que todo lo que hemos hecho hasta ahora no ha servido para nada. Todo el viaje, todo lo que hemos tenido que hacer, el robo, los hechizos, los sacrificios...Todo ha sido en vano.

Vicky negó con la cabeza.

—No digas eso. Si no hubiéramos hecho este viaje yo no habría conocido a Frank o a Garret. Agnes y yo hemos estado más juntas que nunca. Y tu y yo no seríamos mejores amigas si no hubiéramos venido juntas a este viaje porque no habríamos compartido todos los momentos que hemos compartido.

Esbocé una sonrisa por sus palabras.

Tenía razón.

Sin este viaje no habría estado tan unida a mis amigos, sin este viaje no habría sabido que Garret siempre quiso venir a verme, sin este viaje llevaría años sin ver a Frank y no conocería a Agnes ni a Vicky.

Eso era de las pocas cosas buenas que me llevaba de este absurdo viaje, la compañía de todos y cada uno de ellos, de todas las personas que he conocido y que me han apoyado.

Vicky pasó su brazo sobre mis hombros para darme un pequeño abrazo de costado antes de seguir caminando hasta llegar junto a Agnes.

Observé con una sonrisita como Frank corría hacia ellas y saltaba sobre la espalda de Agnes para después correr haciendo que esta le persiguiera enfadada para intentar pegarle.

Me reí por la escena hasta que sentí unos brazos rodeando mi cintura mientras caminábamos.

—Hola, preciosa.

Me giré para darle un beso a Connor, haciéndole sonreír.

—¿Sabes? Pues a mí sí me ha gustado el viaje —dijo alegremente.

—¿Por algo en especial? —pregunté con interés.

—Sí, porque he podido pasar cada minuto y cada segundo de él con mi chica.

Me reí por sus palabras.

—Eres tan idiota.

—Sí, pero soy idiota, Desstiny.

Sonreí y cogí su mano para entrelazar nuestros dedos mientras caminábamos.

—¿Qué cara crees que pondrá Jeff cuando nos vea entrar por la puerta del internado como si nada? —se burló.

Yo hice una pequeña mueca.

—Pues creo que Harrison III no tendrá que preocuparse de matarme porque será él quien lo haga antes —dije divertida.

Connor se rió negando con la cabeza.

—Seguro que no te deja volver a poner un pie fuera del internado durante el resto de tu vida.

—Bueno, tampoco sería la primera vez que me escapo.

Frank se giró al escuchar mis palabras.

—Y yo tengo más porritos de esos que te di la última vez.

Le sonreí divertida mientras Connor le miraba frunciendo el ceño.

—Deja de drogar a Desstiny —refunfuñó.

—Lo haré si ella quiere —se quejó Frank.

Rodé los ojos por la absurda pelea que estaban teniendo.

—Gracias por la oferta, Frank, pero de momento estoy bien así, puedes guardarte tus cigarritos de la risa para tí.

Connor me miró alzando una ceja.

—¿De momento?

—Nunca se sabe si algún día los necesitaremos para algo —dije divertida.

—Eres una mala influencia para mi novia —le dijo Connor a Frank.

Todos nos giramos de golpe a la vez para mirarle.

—¿Cómo me has llamado? —murmuré con un hilo de voz.

—Te he llamado por lo que eres. Mi novia.

—¡Ya era hora! Madre mía lo que os ha costado —se burló Agnes.

Vicky le dio un disimulado codazo, —a pesar de que todos lo habíamos visto—, por haberse cargado el momento romántico.

—Me habría gustado hacerlo oficial de otra manera, quizá una cena romántica en la noche de tu cumpleaños. Pero sentía que este era el momento adecuado, por si Jeff te encierra en una habitación hasta que cumplas doscientos años para aprender a controlar tus poderes —dijo divertido.

Sonreí por sus palabras sin poder evitar mirarle con emoción, intentando retener las lágrimas.

A mí también me habría gustado tener una cena romántica con él, los dos solos, y que ahí me hubiera pedido ser su novia.

Pero con todos los problemas que acarrea mi cumpleaños es comprensible que haya decidido hacerlo de esta manera.

No me estaba haciendo la pregunta directamente, pero asentí, y él lo entendió a la perfección.

Envolvió un brazo alrededor de mi cintura para atraerme hacia él de un empujón y me plantó un beso delante de todos.

Agnes y Vicky se miraban entre ellas con una sonrisita, claramente conmovidas por el momento y pérdidas en los recuerdos de su propia relación.

Frank hizo una mueca.

—Puaj, el amor, que asco.

No pude evitar reírme por el comentario de Frank porque hasta no hace mucho yo también pensaba como él.

Pero alguien me hizo cambiar de opinión.

Me incliné para darle un último beso a Connor antes de seguir caminando todos juntos.

No tardamos en encontrar el portal.

Estaba escondido entre unos arbustos y con un hechizo de revelación, Agnes fue capaz de revelar el agujero situado en el suelo en tiempo récord.

Los portales pueden ser usados por todos pero solo pueden ser revelados por las hechiceras y hechiceros pues son creación suya.

Todos juntos atravesamos el agujero de forma apresurada al ver como el atardecer empezaba a ponerse.

Frank revisó la hora.

Faltaban todavía dos horas para mi cumpleaños.

Teníamos tiempo.

Avanzamos por el lindero del otro lado del portal, ya en el reino de los vampiros, hasta llegar al bosque, que estaba a una media hora andando del internado.

Nuestros pasos empezaron a ralentizarse de golpe cuando atisbamos algo en la distancia que no éramos capaces de reconocer.

Era como una enorme mancha marrón que poco a poco se acercaba a nosotros.

—¿Qué es eso? —preguntó Vicky confusa.

A medida que la mancha marrón fue acercándose a nosotros empezamos a distinguir de qué se trataba.

Eran personas.

Muchas, muchas personas.

—¿Qué narices...? —preguntó Frank confuso.

Se pararon a pocos metros frente a nosotros.

Al fijarme bien en sus rasgos me di cuenta de que no eran solo personas.

No.

Eran vampiros.

¿Qué estaban haciendo aquí?

Por un momento pensé que era cosa de Harrison III pero nadie iba a la cabeza del grupo, nadie lo lideraba.

—¿Qué queréis? —me animé a preguntar.

Mis amigos y yo nos acercamos los unos a los otros mientras yo frotaba mi collar haciendo que mi hermano apareciera frente a mí.

—Avisa a Callie y Bryony, a Jeff y a Adler. Dile que traigan a toda la gente que puedan reunir, que necesitamos un ejército.

Él, al ver el panorama, no dudó en asentir con la cabeza y desvanecerse de nuevo con rapidez.

Teníamos que hacer tiempo hasta que llegaran los refuerzos.

—Venimos buscando a la híbrida de tres especies —anunció uno de ellos.

Frank gruñó.

—Tiene nombre, imbécil.

Los ojos del hombre se pasearon por cada uno de nosotros hasta aterrizar sobre mí.

—¿Y cómo te llamas?

Esa vez me preguntó directamente, mirándome.

—Desstiny —respondí sin miedo alguno.

—Eres un peligro para todos, Harrison III ha estado buscándote y persiguiéndote durante mucho tiempo para cumplir la simple misión de acabar con tu vida.

—Pues ya ves que no lo ha conseguido —contraataqué.

Entonces si que estaban aquí porque Harrison III los había enviado.

Pero, ¿dónde estaba él?

Observé a todos los presentes, hombres y mujeres. Pero, aunque no había llegado a ver a Harrison en mis visiones, sabía que no era ninguno de ellos.

No estaba allí.

Giré mi rostro cuando noté que alguien atravesaba el portal y se posicionaba junto a nosotros.

Eran Nat, Adler, Callie, Bryonny y un montón de personas tras ellas.

Distintas especies, distintos géneros y edades. Pero todos estaban ahí por voluntad propia, para ayudarme, porque habían escuchado la historia y el supuesto destino de la híbrida de tres especies y no lo consideraban justo.

—No he podido hacerme con Jeff pero he traído a todos los demás —dijo Nat.

—Está bien, no pasa nada. Gracias por la ayuda, puedes irte ya si quieres.

—¿Irnos? ¿Y dejarte aquí sola con toda la diversión? —escuché otra voz conocida detrás de mí.

Al girarme ahí estaban todos.

Luke, Ronie, mi madre, mi padre e incluso mi abuela.

—¿Cómo los has traído?

Miré a Nat sorprendida.

—Porque no hemos venido gracias al collar, boba. Lo has frotado como una idiota para nada —se burló—. Estamos aquí, de verdad. Hemos venido todos juntos desde el mundo de los humanos porque sabíamos que ibas a necesitar nuestra ayuda tarde o temprano.

Les dí un abrazo sin importar si todos nos estaban mirando, si mi vida corría un grave peligro en ese momento.

Mi familia había venido desde bastante lejos solo para apoyarme y no era capaz de agradecer ese gesto con simples palabras.

Frank me hizo una seña mientras enseñaba su reloj.

Faltaba una hora para mi cumpleaños.

Sólo necesitaba entretenerlos un poco más y quizás, aunque su ejército fuera un poco más grande que el mío, podríamos vencerlos.

—¿Qué queréis? —pregunté.

—¿Nosotros? Nada, de momento. Sólo estamos siguiendo órdenes.

—¿De Harrison III? ¿El mismo cobarde que no ha tenido la valentía de venir él mismo en persona?

El ejército de vampiros empezó a reírse en mi cara.

Fruncí el ceño sin entender cuál era la razón de sus carcajadas pero ninguno de ellos parecía estar dispuesto a responder a mis dudas en aquel momento.

—Vendrá, no te preocupes por eso. Está deseando conocerte, niña.

Nat y Luke parecían estar preparados para saltar sobre toda la multitud de vampiros en cualquier momento mientras Ronie observaba la escena con seriedad y en silencio junto a mi abuela, lo cuál anunciaba incluso más peligro que verlas enfadadas.

Me giré a mirar a Adler que llevaba detrás a una gran manada de licántropos.

Y a Bryony y Callie, que iban acompañadas de varios hechiceros y hechiceras.

Adler asintió con seguridad a pesar de que en su mirada se reflejaba la preocupación.

Mi corazón martilleaba con fuerza mi pecho, nerviosa y asustada. Pero sin estar dispuesta a echarme atrás.

Estaba preparada para pelear.

Solo faltaban cuarenta y cinco minutos para mi cumpleaños y el ejército contrario nos observaba en silencio.

Hasta que el que había estado hablando hasta ahora volvió a hablar.

—¿Querías conocer a Harrison III, verdad? Pues lo vas a hacer porque ya está aquí —anunció.

Miré a mi alrededor pero no veía a nadie.

—¿Aquí? ¿Dónde?

—Justo aquí —escuché una voz conocida a mi espalda.

Avanzó hasta posicionarse al frente del ejército contrario y me miró con una seriedad que nunca antes le había visto.

—Siento la brusquedad, pero no se me ocurría una forma más delicada de hacer esto.

Le miré completamente perdida, en shock.

Me sentía traicionada.

Engañada.

Usada.

Furiosa.

Y, sobre todo, dolida. Muy dolida.

Si se pudiera escuchar, estoy segura de que todos los presentes habrían escuchado mi corazón haciéndose añicos en mil pedazos.

—Me alegra que por fin podamos presentarnos formalmente, Desstiny.

Sonrió de forma ladeada.

Era una sonrisa que provocaba escalofríos.

—Mi nombre es Rowland Connor Harrison III. Es un placer.

La expresión en el rostro de Connor ya no era parecida en nada a la que solía tener cuando hablaba conmigo o me miraba.

Estaba mortalmente serio, callado, y su mirada era la definición de crueldad y muerte.

Y estaba posicionado al frente del ejército de los vampiros que querían matarme.

Al principio me costó procesar lo que estaba pasando, entender la traición que acababa de apuñalarme por la espalda.

Pero tras unos minutos lo supe.

Connor estaba frente al ejército de Harrison III por la sencilla razón de que él era Harrison III.

Llevaba conviviendo con el enemigo más de un mes.

Y me había tragado todas y cada una de sus mentiras.

Estoy jodida.


















¡Hola, hola! Jiji. Bueno, ya se ha desvelado el plot twist, ya sabemos quien es Harrison III. Mira que había gente con teorías distintas pero absolutamente nadie supo acertar lo que se os venía encima. 

En fin, ¡sorpresa! 

Pero no os preocupéis porque aún queda el último capítulo en el que os explicaré todo detalladamente (porque yo no soy de tirar el plot twist como si nada y no dar explicaciones) y descubriréis más cosas tanto buenas como malas. Y sabremos como acaba este primer libro de la historia de Desstiny.

¡Qué ganas de que lo leáis!

Probablemente lo subiré la semana que viene porque antes de que acabe septiembre quiero dejar CMD terminado.

Bueno, disfrutad de estos pequeños momentos que os quedan de felicidad porque pronto no os quedará ninguno. 💋

¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate!

Atte:

—Cristina C. Ramos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro