Remus se encontraba con su cabeza pegada a sus rodillas. Eran las 3 de la mañana y todavía no podía conciliar el sueño. Su cama parecía cada vez menos cómoda y ni hablar del calor que hacía en esa habitación.

Las lágrimas caían sin parar. No sabía bien lo que pasaba, pero había explotado. Los últimos meses estaba intentando ocultarle a sus amigos y familia los problemas que tenía. No iba a negar el hecho que había gente con problemas más importantes y mortales, pero eso era lo que a él le afectaba y tenía mal en ese momento. No sólo Jacob y su amorío con Sirius. Su licantropía estaba jugando una mala pasada sumándole el hecho de que podrían entrar en una guerra mágica y que el Profesor Dumbledore estaba armando su ejército.

¿Necesitaba ayuda? por supuesto, ¿iba a dejar que lo ayuden? nunca. Él se había encargado de aconsejar y apoyar a sus amigos en todo momento. No se queja, claramente no. Sólo que a él le gustaría ser escuchado alguna vez, aunque a él no le gustara comunicar sus problemas, lo necesitaba.

No sabía con quién hablar, cada uno tenía sus propios problemas. No los culpaba, siempre estuvieron ahí desde el primer día apoyándolo en, principalmente, sus transformaciones. Sólo que en este momento se había perdido a sí mismo. Ya nada era lo mismo. Sus calificaciones seguían altas como siempre, después de todo lo único que podía hacer era estudiar y complacer a sus allegados.

Cuando Remus por fin podía conciliar el sueño, las pesadillas se volvieron recurrentes. No sabían que significaba. Sólo entendía que había un peligro inminente.

Peter y Sirius se encontraban peleando el uno con el otro. No era una lucha a muerte, parecía más un entrenamiento, aunque no estaba muy seguro de ello. De su varita salían hechizos que Remus no llegaba a escuchar. Los estudiantes y maestros se encontraban a los costados de ambos chicos, dejando un espacio lo suficientemente grande para que nadie salga herido. Remus quería gritar, pero no le salía. Sentía un dolor espantoso en la garganta.

Se despertó de un golpe, lo que hizo que se sentara contra el respaldo de la cama. Estaba sudando. Intentó sacárselo con la mano, pero no era posible. Estaba bañado en su propio sudor. Divisó la hora. 6 a.m. Se quedó mirando el techo.

Escuchó un ruido en la cama continua. Un James frotándose los ojos estando sentado en el borde de la cama se hizo notar.

— ¿Pasa algo, Rem? —preguntó James, todavía medio dormido.

— Sólo una pesadilla, nada importante. Vuelve a dormir.

Sin embargo, aunque su intención era que James no se preocupe, logró lo contrario a lo que planeaba. El chico de anteojos se levantó e hizo lo mismo con Remus. Lo arrastró hacia el baño más cercano.

Al llegar al baño se encontraron con el profesor Jacob, quién estaba lavándose las manos. Al verlos llegar tomó su toalla se secó las manos rápidamente para luego acercarse hacía Remus.

— Potter, trae papel, por favor —dijo Jacob para poder estar un minuto a solas con Rem. Por lo que al segundo que se fue James, comenzó a hablar—. ¿Qué pasó? ¿estás bien? ¿en qué puedo ayudar?

Todas las preguntas agobiaron aún más a Remus. Su cabeza giraba sin parar, dolía a más sin parar. Sentía que estaba a punto de desmayarse. James entró en el momento justo con un papel mojado para dejar sobre la cabeza del licántropo.

Cuando estuvo estable, lo levantaron de a poco para ser llevado hacia la enfermería. Estaba vacía a excepción de Madame Poppy Pomfrey, quién se acercó preocupada al ver a los jóvenes.

— Por las barbas de Merlín, ¿qué le sucedió al joven Lupin?

Luego de que, entre los tres, intentaran explicarle a la enfermera que era lo que pasaba. Ella decidió de manera determinante que Remus debía quedarse en observación todo el día. James de ofreció a ser voluntario para cuidar de su amigo y hacerle pasar un buen rato, sin embargo, fue rechazado por los adultos, decidiendo que Jacob iba a suspender las pocas clases del día. 

— Te dejo en buenas manos Lupin, cualquier cosa manden una lechuza y vendré enseguida. —dijo Madame Pomfrey para luego retirarse cerrando las cortinas con la excusa de que debía atender algunas responsabilidades. 

Un silencio incómodo se formó entre ambos. Nunca habían experimentado uno entre ellos dos. Incluso luego de la fiesta de Navidad donde se habían reencontrado en las clases. Remus se encontraba mucho mejor a como llegó, los medicamentos mágicos que la mejor enfermera del mundo mágico le había proporcionado, habían servido a la perfección.

— Sirius y yo ya no andamos juntos —mencionó Rem de repente. Jacob se sorprendió a tal confesión.

— ¿Es prudente preguntar qué sucedió?

— Simplemente no era lo que buscábamos. Verás, Sirius conoció a una chica el año pasado, pero rompió su corazón y ahora ella no quiere saber nada de él. Y yo bueno... —hizo una pausa, y mirando sus manos continuó— nosotros no tuvimos la mejor...

Remus se negaba a denominarla relación, porque no lo era, nunca lo fue y nunca lo iba a ser.

— Sobre eso...  —intentó hablar Jacob, pero fue interrumpido por el joven.

— No, espera. En resumen, Sirius y yo estábamos con el corazón roto. Esa es la verdad, Jacob. Por eso estuve con él, no porque no te quiera. Te quiero demasiado que no entra en mi corazón, pero no podemos estar juntos. 

Jacob agarró las manos del chico: — Podemos intentar, juntos.

— Los siento Jake, pero cuanto más intentemos algo que nos va a lastimar, más vamos a salir lastimados.

El profesor ignoró lo que acababa de decir el amor de su vida. Se acercó hacia sus labios para susurrar una única palabra que hizo derretir a Remus.

— Bésame.

Y así hizo. El beso comenzó con intensidad. Estaban esperando demasiado tiempo para volver a sentir esto. Al cabo de unos minutos se separaron por la falta de aire. Jacob se levantó de la camilla de donde se encontraba sentado para abrir las cortinas y revisar para ver si hay gente en la enfermería. No había nadie, pero igual realizó un hechizo para que nadie los escuchara.

— ¿Alguna vez lo hiciste en la camilla de una enfermería?

25 votos & 50 comentarios para el próximo capítulo, mentira igual no voy a actualizar ahre.

por cierto, hola. Si hay algún error me dicen. Adiós.