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De Pingüinos y Fiestas Infantiles (Especial)

Un vistazo en el pasado

—¿JongIn, ¿cómo es que no te has levantado?

Sohyun suspiró al ver a su novio todavía en la cama aparentemente dormido.

—Es enserio —Protestó la chica, quitando las mantas que lo cubrían.

—Aahh —se quejó JongIn cuando sintió el frío en su piel, así que no tuvo de otra que sentarse y observar a Sohyun terminado de arreglar su cabello—. ¿Por qué estás tan linda? —La observó de cabeza a los pies, ganándose un sonrojó por parte de la chica.

—¡Jonginie! —Sohyun rodó los ojos, al parecer su perezoso novio no recordaba que hoy ya tenían planes—. Hoy es el cumpleaños del hijo de SungJae.

A lo que JongIn chasqueó la lengua, aunque no lo conocía ya le caía mal el tipo ese.

—¿En verdad tenemos que ir? —Renegó ante los planes de ese día—. Es una tonta fiesta infantil.

—Ya te lo dije —indicó la mujer colocándose un arete—. SungJae es un amigo de la familia, acaba de perder a su esposa y el niño KyungSoo, creo que así se llama, a su madre. Así que vamos a acompañarlos.

El moreno no seguía muy convencido, prefería quedarse en cama, así sea con la chica.

—Podríamos quedarnos aquí, tal vez ver alguna película.

—Noup —le respondió la joven. Jongin desistió y se levantó de la cama.

—¡Ya! vamos a esa dichosa fiesta, con suerte podré comer algo de pastel.

🐧

Al llegar a la fiesta infantil, notó que todos los niños estaban disfrazados con trajes de animales, al parecer era una de esas fiestas temáticas y los adultos portaban diademas de orejas de diferentes animales.
Sohyun se puso una de orejas de conejo y le insistió para que se colocara unas de ratón.

Ni loco haría ese ridículo, apenas había accedido a asistir a esa fiesta.

Llevaba una maldita hora allí, Sohyun se encontraba conversando con sus amigas y él como el asocial que era, se ubicó en la cocina, comiendo pastel de helado; ya había tenido el desagrado de conocer a Sungjae, y el odio fue mutuo así que decidió alejarse de la algarabía y de las voces chillonas de los niños correteando por ahí.

Decidió deambular un poco, así que salió al jardín de la parte trasera, el cual notó era sorprendentemente grande lleno de frondosos árboles y una serie de bancas debajo de estos para tomar sombra en días soleados.
Dispuesto a largarse aparte que esa noche se encontraría con Kris; un punto blanco y negro en medio de los árboles llamó su atención, así que se acercó hasta que el bulto se convirtió en un pequeño ¿pingüino?

Rodó los ojos al notar que era uno de esos mocosos de la fiesta, intentó irse de ahí, mierda lo intentó, pero el llanto de ese niño se le hizo demasiado enternecedor;  aunque le desagradaban los niños, no podía ignorar al chiquillo que hipaba escondido de todos.  Así que se acercó, asustando al menor quien al notar al extraño intentó secar sus lágrimas con sus manos y sorber los moquitos que salían de su nariz.

—Hey —dijo JongIn no muy seguro de cómo saludar a los niños en estos días.

—Hola —Aunque un tanto desconfiado saludó al desconocido, su papá le había dicho que siempre fuera educado con los mayores pero que no recibiera nada de ellos.

—Uhm ¿te importa si me siento aquí? —No supo que fue lo que hizo que se sentara junto al callado niño, tal vez sus ojos que eran inmensos en su pequeño rostro, aunque algo tristes.

—No tienes que hacer eso —Observó de reojo al niño que seguía intentando limpiar sus lágrimas con sus manitos.

—¿Qué cosa? —le preguntó.

—Pretender que no estás llorando.

—Mi papá me dice que ya debería dejar de llorar tanto.

Papás estúpidos habían por doquier.

—¿Cuéntame por qué llorabas? —se sentía genuinamente interesado en conocer al menor.

—Mi mami se convirtió en un ángel.

El niño bajó la mirada, JongIn comprendió a lo que se refería y le pareció triste que alguien tan joven pasara por eso.

—Lo siento.

—Ella me está cuidando —señaló el chiquillo, mirando hacia el cielo.

—Así es. Tu mamá debe ser un ángel y debe estar preocupada de verte llorando.

—Mi mamá se ponía triste cuando la visitaba en el hospital. —mencionó el menor con cierta nostalgia—. A veces quisiera poder verla otra vez.

—Pero la puedes ver —aseguró JongIn, sin saber porque estaba diciéndole eso al niño—. Cuando estás soñando ella pide permiso y baja del cielo para visitarte.

—Mi papá no me dijo eso —cuestionó el pingüino con un puchero en sus labios.

—Es que es un secreto —dijo JongIn con misterio y el menor lo miró sorprendido—. Los adultos ya no pueden ver a los ángeles, solo los niños que se portan bien pueden verlos en los sueños.

—Entonces ¿tengo que portarme bien? —preguntó tras unos segundos.

—Así es, pequeño ¿Ya te sientes mejor? —A lo que el chiquillo asintió con una sonrisa—. Algunas veces te sentirás triste y querrás lloras, así que hazlo ¿sí? Para así poder sonreír otra vez.

—Ya no me siento triste. —agregó, llevando su mirada hacia un lado, JongIn vio que allí había dejado una diadema, de las que estaban usando en la fiesta. El niño le volvió a dirigir la mirada.

—Me llamo Kyungsoo y hoy estoy cumpliendo cuatro —indicó con sus dedos. JongIn sonrió con aquel gesto.

—Soy JongInnie... y en dos días cumplo diecisiete.

Kyungsoo lo miró pensativo sosteniendo ahora en sus manos la diadema que apenas notaba era un par de orejas de un oso.

—Te la regalo —El pequeño le ofreció la diadema, como si fuera un valioso presente y tal vez lo era.

JongIn había dicho que definitivamente no usaría algo tan ridículo, y ahí estaba colocándose el par de orejas sobre su cabeza.

—¿Qué tal se me ve? —JongIn había empezado a mover su cabeza de un lado a otro, haciendo reír a KyungSoo.

—Te queda bonito. —El niño parecía que estuviera pensando en una idea, hasta que abrió grande sus ojos, con una chispa de alegría.

—Ahora Tú serás ¿Innie? Como el osito de la televisión ¿Te gusta?

JongIn hizo como el que estuviera meditando por unos segundos.

—Uhm Está bien. Solo tú me puedes llamar Innie... pero con una condición —le advirtió—. A cambio yo te llamaré... déjame pensarlo.

JongIn llevó sus manos hacía su mandíbula, intentaba no reírse y seguir serio, pues el niño se estaba desesperando.

—¡Ya! Dime como me vas a llamar, Innie —Kyungsoo había tomado su brazo intentado sacudirlo.

—Pequeño Soo. Así te llamaré.

El niño parecía más bien enfadado.

—Pero si ya estoy grande —puchereó el menor a lo que JongIn no aguantó más y empezó a reír de buena gana.

—Pequeño Soo, así te voy a llamar hasta que seas más alto que yo ¿te parece?

—Está bien —No parecía muy convencido—. Ya verás, Innie. En unos años seré alto. ¡Seré muy muy alto! —agregó con efusividad.

Jongin sonrió ante las caritas que hacía Kyungsoo, nunca en su vida había terminado hablando con un niño, siempre les huía a esas voces chillonas pero el pequeño pingüino... era diferente. Si algún día tuviera un hijo esperaba que se pareciera a él.

—¿Eso significa que somos amigos?

—Creo que si —respondió encogiéndose de hombros—. Somos amigos, pequeño Soo.

Sellaron su pacto de amistad estrechando sus manos, era extraño el contraste de sus manos, a JongIn eso le parecía curioso. Mantuvieron el contacto hasta que alguien a sus espaldas llamó al niño, haciéndolos separar de inmediato.

—¡Kyungsoo! tu papá está preocupado por ti, te ha estado buscando —Una mujer de alrededor de los cuarenta años se acercó, e hizo ademán al menor para que entrara a la casa.

—Oh —dijo el menor, no parecía que quisiera regresar al interior de su casa.

—Está bien pequeño Soo. Eres el cumpleañero debes estar con tu papá.

El niño adelgazó sus labios.

—Pero si apenas nos estábamos haciendo amigos, Innie —protestó Kyungsoo, a lo que JongIn sonrió.

—Seguiremos siendo amigos, no te preocupes. Nos volveremos a ver.

Eso pareció suficiente para que el niño tomara la mano de la mujer y se dirigiera a la casa, no sin antes despedirse de su amigo Innie con un pequeño beso en su mejilla.

—Adiós Innie ya nos vemos...


Volviendo al presente


—Despierta dormilón.

El aludido tomó las sabanas y se cubrió hasta su cabeza.

—Cariño despierta —Se atrevió a decirle a su pareja que parecía no querer salir ese día. En parte quería dejarlo dormir, KyungSoo había trabajado hasta tarde confeccionando el traje de pingüino que usaría Min en el recital de ese día.

Poco a poco se introdujo entre las sábanas y empezó a repartir pequeños besos en la espalda del menor.

—Aahh JongIn —se quejó, removiéndose hasta que sus labios hicieron contacto y se quedaron en esa posición con KungSoo rodeándolo con sus piernas en su cadera.

—Feliz cumpleaños, pequeño Soo.

Kyungsoo sonrió ante el apelativo. Hace unos meses atrás recordó ese momento cuando conoció al moreno, estaba gratamente sorprendido que ¡Innie era el mismo JongIn!, al parecer él si se había acordado desde antes.

¿Por qué no me lo dijiste?

Esperaba que lo pudieras recordar por ti mismo.

¡Innie tanto tiempo sin verte! soltó el menor aferrándose a los brazos del más alto.

¡Pequeño Soo! Supongo que no creciste mucho. agregó el mayor, burlándose de Kyungsoo.

Sigue haciendo esas bromas y ya no seremos amigos le advirtió, aunque él mismo estaba intentando no reír.

Está bien porque ahora eres mi pareja.

—Levantémonos —dijo JongIn, pero tampoco hacía el intento de querer dejar la cama—. Hoy es el día del recital de Min.

—¡Mierda! —Se había levantado como un cohete—. Aún falta coserle los botones al traje. —agregó alterado, intentado buscar su ropa entre el desorden que había quedado ayer.

—No te preocupes, JongDae se ha levantado más temprano y lo ha hecho.

Eso pareció calmar un poco a KyungSoo, quién se acercó desprevenidamente hacia donde estaba el moreno, sentándose sobre sus piernas.

—¿Así que tenemos un par de minutos? —preguntó de manera seductora, prácticamente acurrucándose sobre el cuerpo de JongIn.

—Pensaba que podríamos bañarnos juntos —agregó con sus labios sobre la mejilla del menor—. Ya sabes por eso del medio ambiente

—Claro, solo por eso, Innie —replicó con sarcasmo; sin embargo la mirada de JongIn parecía más profunda.

—¿Qué pasa? —preguntó preocupado.

—Hoy tuve un sueño... uno muy bueno

—¿Así? —indicó arqueando una ceja— ¿Yo estaba en el?

—Claro. Tú y tu traje de pingüino. ¿Acaso tienes alguna obsesión con ese animal? Primero tú y ahora Min.

—Que te puedo decir siempre me han gustado.

—Tal vez me gustaría verte ahora en un traje de pingüino

—¿Estás hablando en serio? —Manifestó algo incrédulo, el moreno asintió antes de asaltar el cuello de Kyungsoo—. Ten cuidado con lo que pides. Algo me dice que se convertirá en una clase de fetiche.

—Puede ser nuestro pequeño secreto.

—Como ordene, Innie.


🐧

Aquí traigo este especial en una fecha especial.
Desde que inicié esta historia planeaba desarrollar ese primer encuentro entre Kyungsoo y JongIn 🐧🐻... estaban destinados ♥️. Y también en agradecimiento por las lecturas  y estrellas que recibe esta historia.


¡Feliz cumpleaños Kyungsoo y JongIn!

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