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Final alternativo

— Jungkook, estoy aquí contigo, ¿vale? sólo voy a tardar diez segundos en anotar tu dirección —Mintió. Esos diez segundos los gastaría en llamar a la policía.

Momo sentía muchas cosas al mismo tiempo, angustia, nervios, ganas de vomitar, ganas de llorar pero sobre todo ganas por salvar al chico.

— Está bien —Respondió él del otro lado.

Inmediatamente Momo mutó el auricular para que Jungkook no escuchara, marcó el número de la policía en el teléfono de Sunghi y les explicó la situación pero antes de poder darles por completo la dirección algo falló en la central de llamadas y la mitad de Seúl cuando un rayo impactó contra la torre de comunicaciones hacia las afueras de la ciudad.

Las líneas de teléfono y el internet cayeron y por lo tanto la llamada con Jungkook se había terminado.

— ¡No! —Dijo Momo mirando con horror el celular y apretando frenéticamente el auricular —¿¡Jungkook!? ¿Jungkook estás ahí? —No había respuesta.

El edificio se había quedado sin luz y las computadoras no se activarían hasta dentro de 10 minutos gracias a la planta de emergencia.

— ¡No, no! ¡Maldita sea! —Lanzó el auricular contra el monitor y se levantó de la silla.

— ¿A dónde vas Momo? —Preguntó Sunghi aterrada alumbrando con la linterna de su celular.

— Voy... —Momo no pensaba con claridad.

En 10 minutos Jungkook podría haber saltado, ella le había dicho que en diez segundos estaría de nuevo con él pero ahora no podía comunicarse. La policía no sabía con exactitud la dirección, sólo quedaba una cosa por hacer.

— Voy a buscarlo —Tomó su celular para alumbrar el pasillo —Tengo que buscar a Jungkook.

***

Momo salió tan rápido como pudo y notó la calle desolada, no había a esa hora algún autobús o taxi que la llevara más rápido que sus pies al hotel donde estaba el chico pero eso no la detendría.

En medio del aguacero que había empezado, se quitó los tacones y corrió calle arriba atravesando la ciudad para llegar hasta el hotel. El tiempo corría, Jungkook no estaba en la línea para escucharla, estaba entre la línea de la vida y la muerte y sólo ella podría lograr detenerlo si llegaba a tiempo.

Sentía que sus pulmones se enfriaban y que su garganta ardía. Sus pies encharcados más de una vez le fallaron y por poco se cae en la calle pero Momo resistía y combatía con sus ganas de llorar y el miedo de encontrar a Jungkook en el pavimento. Corrió y corrió hasta que por fin vislumbró la facha del hotel. No había nadie alrededor, ni un carro, ni una persona.

Sintió que una chispa de esperanza se encendía dentro de ella porque había llegado a tiempo, Jungkook no había saltado. No se tomó ni un minuto para descansar y recobrar el aliento, sacó su celular y empezó a marcar el número del chico, se lo había memorizado antes de correr de la central de llamadas.

Estaba a tan sólo una calle del hotel y el corazón le latía con fuerzas, sólo deseaba que Kookie atendiera el celular y le dijera que aún la estaba esperando.

Cruzó la calle que la separaba de la entrada del hotel aun y cuando el semáforo estaba en luz roja, no le importaba; hubiese carros o caballos, trenes o barcos que la atropellaran ella sólo sabía que cada segundo contaba.

Repicaba y repicaba, Jungkook empezaba a asustarla. ¿Por qué no respondía?

— Vamos, maldición. ¡Contesta! —Pidió con todo su corazón.

Si Jungkook había saltado Momo nunca le perdonaría al mundo que justo durante aquella llamada la conexión de la central se hubiese caído. Jamás podría volver a sentarse en aquella silla y atender emergencias si Kook se quitaba la vida.

Simplemente no podría, así que tenía que salvarlo.

Ojeó hacia los alrededores de la fachada del hotel con urgencia, el miedo se le notaba en el rostro y la angustia de encontrar el cuerpo del chico estallado contra el pavimento le estaba dando ganas de vomitar.

Para su alivio no había rastros de Kook en ninguna acera así que lo más probable es que todavía estuviese sujeto a la baranda del último piso mediando con una decisión tan dura como suicidarse.

Momo afinó la vista hacia la cúspide del colosal edificio pero le era imposible ver la figura de Kook asomado. No le quedó más remedio que entrar al lobby del hotel, descalza y totalmente empapada por la lluvia.

— ¡Señorita! —Gritó el chico que estaba tras el mostrador cuando la vio correr despavorida hacia el ascensor.

Ella lo miró con terror pero presionó con fuerza el botón del ascensor. No podía perder tiempo con nadie, los minutos pasaban y Jungkook estaba cada vez más cerca de la muerte.

— ¡No puede entrar así! —Se acercó el chico con el rostro hecho furia.

— Hay un chico en la azotea —Empezó ella urgida —¡Está a punto de suicidarse! ¡Va a saltar! —Miraba impaciente la luz del ascensor que le indicaba que aún le faltaban doce pisos por bajar.

— Venga conmigo, necesito que me dé su identificación y... —Dijo tomándola del brazo.

Ella se zafó bruscamente y su teléfono fue a parar al suelo.

— Si no me acompaña tendré que llamar a seguridad.

Pero ni hizo falta que el chico lo hiciera, tres miembros del personal de seguridad ya se estaban acercando hacia donde estaba ella.

Los nervios le comieron las piernas y pensó que nunca llegaría hasta Kook.

— Usted no entiende —Dijo casi llorando —¡Un huésped de este hotel está a punto de saltar de la azotea!

El chico la miró incrédula.

— ¿Cómo sabe usted eso?

— Acompáñenos a la salida —Pidió uno de los guardias.

— ¡Jeon Jungkook! Se llama Jeon Jungkook —Gritó ella cuando el guardia la tomó por un brazo.

— ¿El ídolo? –Bufó el recepcionista —Ya entiendo de qué va esto, usted es una fan.

— ¡No! Trabajo en la central de llamadas —Lloró ella debatiéndose con el guardia —¡Por favor! ¡Alguien escúcheme!

— Sáquenla de aquí –Ordenó el chico. El guardia tiró aún más de su brazo.

Momo pataleaba y suplicaba que la soltaran. Murmuraba entre el llanto el nombre de Jungkook una y otra vez como si fuera lo único que le importara en la vida.

— ¡Por favor suban a la azotea!

Pero nadie le hacía caso, así que como un animal salvaje mordió con todas sus fuerzas la mano del guardia y se liberó a golpes y tropezones de los tres gorilas, cruzó el lobby como una flecha y se coló en las escaleras.

— ¡Párenla allí! Llamaré a la policía —Escuchó decir al recepcionista.

No le importaba que la metieran presa después de salvar a Jungkook. Primero su vida, después todo lo demás.

Los guardias corrían tras ella en las escaleras pero su urgencia, sus nervios y su desespero le estaban ayudando a subir de prisa escalón tras escalón, piso tras piso.

Estaba dejando todas sus energías en cada peldaño, sentía que los pulmones le iban a explotar y que en cualquier momento podría vomitar o desmayarse. Pero si se detenía se la llevarían lejos de allí y el cuerpo de Kook chocaría contra el pavimento.

Nadie más podría salvarlo excepto ella. Nadie más en el mundo sabía que él estaba a punto de quitarse la vida.

— ¡Detente ahí! —Gritó uno de los guardias —¡Pequeña perra loca!

Ella ni siquiera se inmutó en mirar sobre su hombro, estaba dispuesta a desgastarse allí mismo si con eso alcanzaba el último piso.

Había perdido la cuenta de los pisos que había subido pero lo que sí sabía es que tenía que llegar al último, abrir la puerta, correr tras Kook y alejarlo de una vez por todas de la baranda.

— Ya voy, ya voy —Murmuraba para sí misma con el poco aliento que le quedaba.

Los guardias le pisaban los talones pero ella no se detenía.

Alcanzó a vislumbrar la puerta que daba hacia la azotea y aunque sus piernas casi no respondieran sacó las últimas fuerzas que le quedaban y tiró de la manilla como quien arranca una hierba mala de la tierra.

— ¡Jeon Jungkook! —Gritó en medio de la nada elevando su voz en la solitaria madrugada.

Una mano la golpeó con fuerzas por la espalda haciéndola caer sobre sus rodillas, aun así siguió buscando con la mirada a chico.

— Te tenemos, maldita psicópata —Chistó con furia uno de los gorilas que la pateó en el suelo.

— ¡Ahí! —Gritó ella ignorando el dolor y el maltrato viendo a Kook sujetarse de la baranda —¡Jungkook!

— No te vas a escapar —Una mano la tomó por el cabello tirando hacia atrás.

Ella lloraba desesperadamente y tiró fuerte hacia delante causando que aquel mechón por donde la sujetaban se desprendiera de su cuero cabelludo.

Jungkook estaba absorto de todo aquello porque la distancia en la que se encontraba y la penumbra en la que estaba inmerso no lo dejaban escuchar.

Momo corrió hacia el chico con las pocas fuerzas que pudo sacar.

— ¡Jeon Jungkook! —Gritó desgarrándose la garganta.

— ¡Alto ahí o disparamos! —El más alto de los guardias había desenfundado su arma y amenazaba con disparar.

Jungkook escuchó el grito de Momo y abrió los ojos como platos cuando la vio correr hacia él llorando y gritando su nombre.

No le dio tiempo de reaccionar pues las manos de la chica lo sujetaron con tanta fuerza que creyó que lo iba a partir, tiró de su camisa hacia atrás y ambos cayeron pesadamente en el suelo de cemento.

— ¡Último aviso, aléjese del chico! —Gritó el guardia.

Y aunque le habían avisado varias veces a Momo le importó poco que su vida estuviera corriendo peligro.

— ¿M-m-momo?

Se abrazó a Kook como si no quisiera soltarlo nunca mientras decía su nombre una y otra vez asegurándose que lo tenía allí entre sus brazos sano y salvo. Él todavía estaba en shock y no podía decir ni una sola palabra con claridad, en lugar de ello unas lágrimas se corrieron por sus mejillas y devolvió el abrazo

No podía creer que ella viniera por él. Lo había salvado de estar a pocos segundos de morir.

— ¡Aléjese! —Gritó de nuevo el guardia empuñando el arma.

Momo cayó en cuenta por fin de lo que estaba pasando pero cuando quiso levantar las manos para rendirse presa del pánico de estar siendo apuntada, el sonido sordo del disparo se elevó en el cielo y despareció a los pocos segundos.

***

La luz de la mañana entraba por la ventana devorando todo a su paso y encandilando el rostro de Momo.

Había sido trasladada al hospital tras desmayarse la noche anterior a causa del shock. Le dolían las piernas, la cabeza le daba vueltas, no podía hablar a causa de la ronquera y su cuerpo estaba sumamente débil.

Se frotó los ojos con brusquedad y cuando se dio cuenta que estaba en la camilla de un hospital se removió incómoda intentando quitarse la vía de la mano.

— ¿Dónde está? ¿Dónde? —A pesar de que la paciente era ella no podía dejar de preguntarse por Jungkook.

— Has despertado —Hasta ahora no se había dado cuenta que un hombre corpulento y de gafas estaba sentado en la silla de la habitación —Por fin.

— ¿Dónde está Jungkook?

— Anoche le has salvado. Muchas gracias —Dijo el hombre ignorando su pregunta —Luego te has desmayado. Me han dicho que tuvieron que disparar al aire para darte aviso de que te alejaras de él pero aún así lo salvaste, la industria está muy agradecida con usted.

— ¿La industria? ¿Quién es usted? ¿Dónde está Jungkook?

— Lo siento señorita Momo, eso no podré decírselo. Yo soy uno de los managers de Jungkook. Por si no lo sabía él es una persona muy famosa por lo que este incidente es algo grave para su reputación.

Momo lo miró impaciente y se mordió el labio inferior. No le importaba nada de eso, sólo quería saber si él estaba bien.

— Así que seré claro. Nos hemos hecho cargo de sus gastos médicos y como le dije le agradecemos lo que hizo. Sin embargo, estoy obligado a decirle que usted no puede decir absolutamente nada de lo que pasó anoche. Si usted se atreve a revelar el hecho de que intentó suicidarse nos encargaremos de terminar con su vida, su carrera, su... —Amenazó el hombre clavando la mirada en ella.

— ¿Dónde está... —Dijo Momo con los ojos llorosos y un hilo de voz ignorando la amenaza. 

— Ya le dije que no puede saber. Olvídese de esto, de gracias que no le dispararon y siga con su vida. Si quiere conservar su trabajo y vivir tranquila borre esto de su memoria, ¿entendido?

Ella asintió con mucha dificultad y sintió un dolor inexplicable en el pecho. Había visto el rostro de Jungkook por escasos segundos y ahora sólo deseaba hacerlo de nuevo para saber que estaba bien.

— Me despido entonces —Dijo aquel hombre a punto de salir de la habitación.

— Él... -—Dijo ella con la voz quebrada —¿Él está bien? Por lo menos dígame eso.

— Lo estará —Respondió sin mirarla a la cara —Y recuerde, ni una palabra. Adiós.

En medio de aquella habitación Momo se sintió extraña, pequeña e indefensa. Cuánto hubiese dado por ver a Jungkook sano y constatar que aquel chico había sido salvado por ella.

Nunca en su vida se había sentido de aquella forma y sobre todo le dolía que acababan de amenazarla literalmente tras haber evitado que el chico se suicidara.

Se levantó con dificultad de la cama y se llevó las manos a la cara para cubrir su llanto que no tardó en hacerse oír en la habitación. Luego de unos minutos de drenar la rabia y la impotencia se quedó con la mirada perdida en algún punto de la puerta.

— Buenos días Momo —Dijo una enfermera entrando por la puerta con algunos medicamentos —¿Has despertado? En breve avisaré al médico.

Momo ni siquiera respondió y en lugar de eso giró el rostro hacia la mesa que estaba junto a su cama.

Allí había un ramo de flores blancas con una carta aferrada a ellas.

— Te lo ha dejado el chico de antes —Intervino la enfermera corroborando la vía.

— ¿Qué chico? —Preguntó ella con el corazón en la boca.

— El que has salvado anoche. Vino hasta acá cuando te ingresaron, estaba muy afligido y no dejaba de darte las gracias por haberlo salvado. Gritó tu nombre varias veces cuando unos tipos altos de negro se lo llevaron del hospital casi arrastrado.

Momo tomó las flores con cuidado y despegó la carta de ella.

— Te ha dejado esto hace un rato... Como una hora antes vino y lo dejó aquí.

Así que Jungkook estaba vivo, estaba bien e incluso la había venido a visitar.

— Gracias —Le dijo a la enfermera volviendo a llorar mientras abría la carta con las manos temblorosas.

— No hay de qué cariño —La enfermera la dejó a solas para que pudiera leer lo que Jungkook había escrito para ella.

Su vida nunca tuvo más sentido que en aquella mañana cuando saboreó el puño y letra del chico que casi se había quitado la vida. Sus manos se llevaron la carta al pecho y lloró en silencio de felicidad.

Eres mi salvadora.

Voy a vivir, por mí. Por ti.

Gracias.

Jeon Jungkook

Momo nunca se había enfrentado antes a la línea suicida pero Jungkook había sobrevivido a una llamada de auxilio y eso significaba que ella había triunfado.

Lo había salvado.





los personajes no tienen nada que ver con twice o red velvet. 

sólo me gustan los nombres y los usé, pero son libres de imaginarse a quiénes deseen ^^~ nos vemos.

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