Capítulo 8
Bajamos todos al piso inferior donde se se encontraba el despacho de nuestro abuelo donde siempre se había empezado este juego.
Años atrás mi abuelo nos explicó que el juego siempre comenzaría en su despacho y terminaría en el mismo lugar.
Esperamos a que Lysander entrara para que que nos diera la señal.
- ¡Ya!
Mire a Denes y sonreímos a la vez. Nosotros sabíamos perfectamente donde se encontraba la primera pista ya que siempre la ponían casi en los mismos lugares y el y yo nos lo memorizamos.
Corremos hasta llegar al escritorio de mi abuelo y nos ponemos boca arriba para mirar la madera vieja gastada.
Al lado de la pata derecha hay un hueco estrecho, que mi mano no cabe por ahí.
- ¡Juliun! - lo llamo mientras, salgo con cuidado de debajo de la mesa - ven.
Mi primo se acerca a mí con algo de miedo, lo podía ver en sus ojos.
- Tranquilo Liun, no te va a ocurrir nada. -Lo miro a los ojos y lo veo moverse en el sitio, está nervioso -solo tienes que coger el papel que está en el hueco entre la pata de la mesa.
Asiente, pero todavia no esta muy convencido. Le hago un sitio para que pase y le indico exactamente donde está la pista que nos llevará a la siguiente.
Mientras mi primo intentaba coger la pista, el "equipo" de Denes también lo estaban haciendo y con mejor resultado. Ya se estaban levantando para leer el papelito y descifrar dónde es el siguiente lugar donde tienen que buscar.
- Calix, creo que te estas quedando un poco atrás -se burla Denes con algo de humor.
-Tu ponlo más nervioso de lo que está Denes, -subo la mirada para mirarle a los ojos - además sabes que nunca ha sido una competencia esto, siempre lo hemos hecho para divertirnos.
- Tranquilo Calix, estoy bromeando.
- Tus bromitas en estos momentos no me gustan un pelo.
Hay a veces que Denes no mide sus límites a la hora de hacer bromas, no me enfado con él, ya que siempre es así, a veces no lo tomamos en cuenta pero en esta ocasión no le voy a dejar pasar eso Liun es muy nervioso y si le añades que le metes prisa para que haga las cosas más rápido más todavía.
- Tranquilo -no le presto más atención y me concentro en mi primo, que creo que ya ha conseguido coger el papelito.
- Que mal perdedor eres gallina.
- No más que tú.
- ¡Listo! -mi primo pequeño se arrastra por ell suelo hasta salir de debajo del enorme escritorio, enseñando la pista.
- ¡Muy bien campeón! -le remuevo el pelo. - ¿Ves que podías? -asiente.
Hester leyó lo que ponía atentamente para luego mirarme.
- La piscina.
- ¿Como sabes?
- Piscis -se me forma una sonrisa en la cara.
- ¿Que es piscis? -preguntan Juliun y Eryx.
- ¿Donde os bañais cuando venís en verano aquí?
- ¿En la ducha?
- No -intento no reírme por lo que acaba de decir mi hermano, pero parece que Hester no se resiste y suelta una carcajada, la miro.
- ¿Que? ha sido gracioso, no te atrevas a decir lo contrario.
- Suele haber mucha agua y puedes nadar, en la ducha no se puede nadar.
- La piscina -dicen a la vez los dos pequeños y se miran con complicidad.
- Vamos entonces.
Salimos al terreno de nuestros abuelos y a lo lejos diviso a mis otros primos buscando entre los árboles.
Odell mira hacia mi dirección y me sonríe pero no una sonrisa de buena gente, él nunca hace nada a buenas.
- Si no espabilais, ganaremos nosotros -grita para que lo escuchemos.
- Siempre tan competitivo hermanito, -suspira mi prima al lado -así lo que vas a conseguir es darte de hostias cuando pierdas, que te recuerdo que es casi siempre.
En cuanto le suelta eso, me coge del brazo y avanza conmigo y los niños van corriendo por delante sin prestar atención a nada.
Llegan al borde de la piscina y se giran a vernos.
- Ten cuidado Eryx, no quiero sustos a estas horas.
Me desperté en la que era mi habitación en la casa que nuestro abuelo mandó a hacer. Nuestra familia era una de las más ricas de Alemania pero nos manteníamos en perfil bajo, no queríamos llamar demasiado la atención de los demás. Nosotros la mayor parte de nuestra infancia la pasamos en esta casa ya que el cuarto de juegos la hicieron exclusivamente en esta casa, aunque hace pocos años hicieron otra en la mansión.
- ¡Buenos días primo! -Pego un bote en la cama y le señalo a la persona que ha hablado alto que no hable.
- No hables tan alto, que mi hermano sigue durmiendo. -Denes posa su mirada en la persona que se encuentra dormida en mi cama, Eryx.
- Lo siento, todos los demás están despiertos. -Me comunica.
- ¿Los más pequeños también? -Asiente.
- Se encuentran en estos momentos desayunando.
- Que temprano os levantáis vosotros eh, ayer estuvimos jugando hasta tarde, estoy muerto.
- Calix son las doce.
- ¿Como? -Abro los ojos como platos . -¿Tan tarde? -Asiente sonriendo. Me arrastro por la cama hasta llegar donde se encuentra mi hermano plácidamente dormido
- Eryx, levanta. -Muevo a mi hermano con cuidado para que no se asuste.-
Mi hermano se remueve en la cama y se va despertando, cuando abre los ojos completamente, se sienta en la cama y me mira con cara de dormido.
- ¿Pasa algo?
- Para nada, solo ha venido el primo para incordiar un rato -intercalo miradas entre los dos chicos que están ahora mismo en la habitación y suelto una carcajada.
- Quiero dormir -se queja mi hermano dándonos la espalda para intentar dormir de nuevo.
Veo a Denes rodear la cama hasta llegar a mi hermano, se sienta al lado de él y empieza a hacerle cosquillas para que no durmiera más.
- ¡No! -habla entre risas mi hermano, mientras intenta escabullirse de Denes pero sin lograrlo - ¡para!
- Pero si solo te estoy dando tu premio por haber ganado anoche el juego del tesoro -se rie mi primo haciéndole cosquillas todavía.
- ¡Mentira! mi premio era dormir hasta tarde, ¿a que si Calix? -mi hermano me mira para que le ayudará.
Ayer cuando acabamos de jugar y supimos quien era el ganador, le dije a mi hermano que podría dormir hasta la hora que quisiese, ya que estaba demasiado cansado.
- Si, le dije que podía dormir hasta la hora que quisiera, -le comunico a mi primo -estaba demasiado cansado.
- Solo te libras porque te ha salvado tu hermano -bromea Denes.
- ¡Sal de aquí! -me rio por la cara que a puesto cuando le señalo la puerta para que vaya con los demás -ahora bajamos, ¿que hay para comer?
- ¿Para ti? -Asiento -nada.
- Qué gracioso estás hoy, primito.
- Todos los días. -me guiña un ojo y sale por la puerta.
Me giro para ver a mi hermano que se ha vuelto a dormir en menos de cinco minutos.
- ¡Hey, enano! -Le llamo, pero duerme tan profundamente que ni se inmuta.- ¡Eryx! -intento de nuevo.
Este niño duerme más que la cama.
- Dormilón, venga, levántate.
- ¿No puedo seguir durmiendo?
- Por la tarde si quieres, duermes.
Se sentó de nuevo en la cama y me miro con cara de dormido.
- ¿Vamos? -Asiento poniéndome de pie.
En cuanto pisamos el piso inferior, le digo a mi hermano que vaya al sofá pero que no se duerma y yo voy a la cocina para poder hacerle el desayuno.
- Quiero galletas, Calix.
- Solo beberas lo que te prepare, ya es muy tarde para que comas, ya que luego cuando sea la hora de la comida, no querrás comer.
- Solo una galleta -hace un puchero. Cuando mi hermano hace pucheros para conseguir lo que quiere, no me puedo resistir a darle lo que quiere.
- Pero solo una -le advierto mirándolo sonriendo.
- Esta bien, acepto.
Entro en la cocina para preparar el desayuno a mi hermano y para mi, allí me encuentro con Hester tomando un vaso de zumo de naranja.
- Pero bueno...si se ha despertado al que se le pega las sábanas y no quiere dejar la cama por nada del mundo.
- Que chistosa eres Hester, me parto de risa -le digo mientras cojo dos tazas del armario.
- A buenas horas desayunais ¿no?
Hoy parece que os habéis levantado todos, chistosos.
- El que más tu primo preferido -carcajea.
- ¿A amanecido con buen humor? -hablo con sarcasmo mirándola.
Odell no se levantaría con buen humor ni aunque fuera millonario.
- Sería un milagro si pasara eso.
- ¿No teneis vida y tenéis que hablar de mi perdedo...
- Ni una palabra más Odell, -le advierte Hester -serás mi hermano y te querré mucho, pero detesto que seas asi con tu propia familia -Hester mira a su hermano fijamente con cara de cabreo y Odell igual a ella.
Mi primo sin decir ni una palabra más sale de la cocina y yo termino de preparar el desayuno casi comida para mi hermano y para mi.
Me acerco al marco de la puerta y llamo a mi hermano.
- ¡Eryx, ven!
Estaba dentro de un supermercado comprando comida ya que dentro de algunas horas, se vaciará todo, somos unos glotones de primera, no se donde metemos toda la comida que comemos.
No había venido yo solo, conmigo se encontraban Hester y Uranus, aunque ellos estaban helado, chocolate, palomitas. Y yo mientras tanto estaba buscando lo demás.
De un momento a otro, oigo un grito que hace que me alerte, las personas que hay a mi alrededor se miran entre sí, extrañados sin entender absolutamente nada. Todos se mueven hacia donde la persona que ha gritado y yo como todo un "niño obediente" sigo a la gente, además también tenía algo de curiosidad por saber quien era la persona que gritaba tanto, ya que no solo gritó una vez, fueron varias veces.
Las personas estaban alrededor de aquella persona y no me dejaban ver quien era dicha persona, así que, me hice un hueco para poder llegar a primer fila.
- ¿Hester? -miro a mi prima tirada en el suelo sujetándose el brazo izquierdo -¿que ha pasado? -me pongo de cuclillas para poder estar a su altura.
- Me duele -logra decir sin mirarme, ya que tienes los ojos cerrados y con una mueca de dolor.
- Tranquila, ya nos vamos, ¿que ha pasado?
Respira hondo, todavía sujetándose el brazo con el otro y entonces habla.
- Un hombre demasiado raro nos ha estado observando mientras estábamos buscando las cosas y no ha sido hasta que Uranus le ha gritado que que nos miraba tanto, el ha salido "corriendo", me ha dado en el brazo y me he caído por el tremendo empujón que me dió y pues aquí estoy -acaba de relatar lo que ha pasado y con una mueca me intenta sonreir.
- Que desgraciado -comenta una señora mayor.
Yo haciendo oídos sordos a lo que dicen las señoras mayores ya que son demasiado cotillas, me giro de nuevo para hablar con mi prima.
- ¿Uranus?
- Detrás del hombre, te tengo que decir algo -mira hacia las personas y luego me mira a mi -entiendo lo que me quiere decir sin palabras y se lo hago saber a toda la gente que sigue pendiente a nuestra conversación ahora mismo.
¡Cotillas!
- Con toda la amabilidad del mundo, -empiezo con dificultad, ya que yo no suelo hablar en público ni con gente desconocida -os podéis retirar, mi prima esta bien, dentro de lo que cabe, gracias. -La gente que nos estaba rodeando se va poco a poco y pongo atención a lo que me va a contar mi prima.
- Creo que el señor era el mismo que me comentaste el otro día y que buscará la matrícula de su coche -me susurra.
- ¿Como sabias que era él?
- Por que estaba atento a todos los movimientos que hacíamos, muy disimulado no ha sido.
¡Maldito canalla! ¿Nos está siguiendo o que?
- Tienes que averiguar quien es Hester.
- Ahora si, ese hombre me va a hacer ir al hospital -gruñe.
Con lo que acaba de decir solo me queda reírme.
- ¿Te duele mucho?
- Algo.
- ¿Entonces vamos al médico?
-No hace falta, creo que con que tome algo para el dolor, se me pasará.
- Y a todo esto, -hago una pausa -¿Tu hermano cuándo piensa volver? -antes de que Hester pudiera contestar, el recién nombrado aparece.
- Ya estoy aquí, sé que me extrañabas.
- Más quisieras hermanito del alma.
- Bueno, ¿nos vamos? -Pregunta Uranus, asiento con la cabeza y me pongo de pie, y Hester hace lo propio también pero con algo de dificultad por solo tener una mano para levantarse.
- Vamos a por las cosas que he dejado en el otro pasillo, pagamos y ya podemos irnos.
En cuanto pasamos el umbral de la puerta llamamos que bajen enseguida para que nos ayuden con todo lo que hemos comprado.
Bajan todos a la velocidad del rayo, de inmediato se dan cuenta que Hester no está muy bien.
- ¿Que coño te ha pasado en el brazo? -que delicado es al hablar -¿que le has hecho?
Como siempre, yo soy el culpable de todo.
Sin decir nada me enfoco en los demás.
- ¿Alguien nos ayuda a ordenador todo esto?
- ¡Claro!
Uranus, Lysander y yo vamos directos a la cocina a ordenador todo lo que hemos comprado mientras, el cascarrabias de mi primo mayor ayuda a Hester.
Antes de alejarme mucho, escucho a mi prima hablar.
- No debes ser un ogro con el, no te ha hecho nada para que te comportes así con el.
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