Capítulo 7
— Desembucha todo Calix, te espero.
— Pues hace dos...—No terminé la frase cuando la puerta se abrió y por ella entró Denes.
— ¿Qué haces aquí Calix?
— Hester me va a ayudar a buscar algo. —Miro con nerviosismo a mi prima.
— ¿Y qué es lo que te va a buscar?
— Algo. —Mi prima se ríe.
— Muy chistoso.
— Gracias.
— Bueno, ¿alguno de los dos me va a contar algo? —Nos interrumpe Hester.
— ¿Que iba a ayudarte a buscar? —Pregunta de nuevo Denes, me acerco a mi primo y le digo bajito.
— Antes de irnos de la cafetería vi al sujeto ese que nos estaba observando.
— ¿En serio?
— Sí.
— ¿Y qué es lo que tiene que buscar nuestra prima? —Pregunta por tercera vez.
— La matrícula del coche en el cual se montó ese hombre.
— ¿Que? —Abre los ojos como platos Denes. —¿Cogiste la matrícula? —Asentí sin articular ninguna palabra. —¿Estas loco?, no, no me respondas que ya se la respuesta. —Se contesta el mismo. —Sí que estás mal, te vas a meter en un lío Calix.
— Solo quiero saber quien es ese hombre y porque tanto misterio de seguir a Halia, Rastus, Tadd y Ezio.
— ¿Te puedo dar un consejo?
— Sí.
— Mejor que no te involucres en este tema.
— Creo que Denes tiene razón. —Interrumpe nuestra conversación Hester.
— Pero... — Me interrumpen.
— Calix entiendelo , te puedes meter en problemas.
— Pero es que quiero saber quien ese hombre misterioso que nos vigila cada vez que estamos cerca de ellos, solo eso Denes.
— Es bastante sospechoso, ¿y si solo es un hombre que por casualidad lo hemos encontrado a donde hemos ido?, te recuerdo que la calle es para todo el mundo, nadie prohíbe a nadie a ir a cualquier sitio.
— ¿A las dos cafeterías que hemos ido?
— Igual frecuenta esas cafeterías, no lo se. —Se encoge de hombros.
— Vale. —Salgo de la habitación de prima para dirigirme a la mía para coger las llaves de casa para poder salir un rato a despejarme.
Salí del recinto donde vivían mis abuelos y empecé andar, llevaba diez minutos andando, baje una cuesta bastante larga para poder llegar a la parte donde se encontraban los parques, bares, tiendas, ya que en la parte más alta de la ciudad sólo habían hoteles de lujo y las casas más lujosas. Como siempre iba distraído mirando todo a mi alrededor que casi me choco con varias personas. Llevaba un rato largo andando sin rumbo, cuando a lo lejos, al final de la calle veo unos bancos para sentarse, voy hacia allí y me siento a descansar un rato.
— ¿Hola?
— ¿Nunca miras la pantalla antes de coger la llamada?
— No, la verdad que nunca se me ha ocurrido hacer eso.
— Eres un caso aparte Calix. —Se ríe mi primo al otro lado de la línea.
— Bueno.—Murmuro. —¿Que querías?
— Saber donde estabas.
— Estoy en la calle.
— Calix. —Me dice.
— Enserio que estoy en la calle.
— Muy chistoso primito, ¿exactamente donde estas?
— Pues he seguido todo recto bajando la cuesta de donde viven los abuelos.
— ¿Te has perdido? —Pregunta Denes.
— Probablemente. —Lo escucho reírse.
— No cambias, ¿como se te ocurre ir solo por ahí?
— Denes, llevamos viniendo desde pequeños por aquí, no creo que me haya perdido, aunque estoy mirando por los alrededores y no recuerdo este sitio.
— Que buena orientación tienes.
— Mejor que la tuya ya es, tu te pierdes hasta dentro de tu propia casa.
— Basta, ¿te voy a buscar?
— Seria lo mejor.
— Mandame una foto de donde te encuentras.
— ¿Para que?
— ¿Como que para que?, para poder irte a buscar, melón.
— Ahora te la mando y no me llames melón.
— Ahora nos vemos, meloncito. —Se burla Denes.
Corto la llamada y saco una foto al lugar, se me hace conocido pero creo que no sabría cómo volver a casa, le envio la foto a Denes y espero a que venga a buscarme. Mientras esperaba a que me recogieran, me puse de pie, empecé a andar hasta la esquina de la calle donde se encontraba aparcado el mismo coche de la persona desconocida, me fije a ver si encontraba a ese sujeto por algún rincón de esta calle pero no lo veía, hasta que me vi, que este estaba dentro del coche mirando hacia una dirección en concreto. Mire directamente hacia donde miraba él y ahí se encontraban ellos, paseando por la calle, ajenos a lo que estaba pasando o eso creo yo. Sigo contemplando hasta que el pitido de un coche me hace girarme.
— Eh primo,llegamos.
— Ya era hora.
— No seas tan gruñón, no hemos tardado casi, además no es nuestra culpa de que te hayas ido a andar tú solo. —Bufé.
— Has venido muy gracioso este verano.
— Y tu muy chistoso.
— Bueno, basta ya los dos, parecéis unos críos. —Me giro para ver los asientos de atrás y me encuentro con la cara de Hester.
—No te había visto. —Mi prima me mira con mala cara antes de contestarme.
— Normal. —Le miro con cara rara y me vuelvo a girar para mirar hacia delante.
— ¿Y si pedimos que nos traigan la cena a casa? —Pregunta Denes.
— Sería lo más conveniente, ya que ninguno seguro tiene ganas de cocinar algo.
— En eso te doy toda la razón.
— ¿Y si llamamos a "Food Brother"?
— Buena idea.
— Hester llama al restaurante. —Le indica Denes mientras está conduciendo.
— ¿Porque yo?, Calix no está haciendo nada. —Se queja.
— Él está de copiloto. —Le dice Denes.
— ¿Y eso que tiene que ver? —Responde ella, Denes se encoge de hombros y no responde.
— Tú. —Le digo a mi primo. —Conduce y no hables. —Y tú. —Me giro de nuevo para mirar atrás. —No lo distraigas que al final tenemos un accidente si se sigue distrayendo.
— El se distrae solo. —Me habla centrada mirando su móvil. Pega un chillido y me la miro interrogante.
— ¿Que pasa ahora?
— Mi amigo viene unos días a quedarse aquí y lo podre ver.
— ¡Que emoción! —Digo sin ganas.
— Aburrido.—La ignoro completamente y me pongo los auriculares para escuchar música.
— ¡Por fin en casa! —Comento. —Ya era hora de llegar. —Les digo.
— No haber salido de casa.
— Sin comentarios. —¡A cenar! —Grite en cuanto estuve a los pies de la escalera.
— ¡Aleluya! —Baja corriendo Lysander, con los demás detrás de él pisándole los talones. Espere a que bajaran todos ya que estaba esperando a que bajara mi hermano, pero no bajó.
— Calix, ¿no vas a cenar? —Se asomó por el hueco de la puerta Hester.
— Sí claro que voy a cenar pero Eryx, no ha bajado.
— ¿Alguno sabe donde esta Eryx? —Se gira Hester a preguntar a los demás.
— En el patio trasero , en la casita que hizo el abuelo para nosotros. —Habló alto Lysander.
— Igual quiere cenar allí, me voy a llevar la cena. —Hester entra a la cocina y en menos de un minuto vuelve a salir con una bolsa con la cena dentro. —Gracias. —Me sonríe.
Salgo al patio trasero y veo a lo lejos la luz de la casa que nos hizo nuestro abuelo, está un poco apartada de la mansión, nunca me he preguntado por qué era y tampoco me interesaba mucho saberlo. Rodeo la piscina para poder avanzar y seguir mi camino , como ya estaba oscureciendo, no me fijo muy bien que hay juguetes de mis primos por el suelo y me tropiezo, antes de caerme al suelo me estabilizo y sigo adelante. Llego a la puerta de la casa y toco antes de entrar.
— ¿Eryx?, ¿estás ahí? —Avanzo dentro de la casa y miro en todo el piso de abajo pero no hay señales de que mi hermano se encuentre aquí, aunque la luz esté encendida, subí al piso de arriba y voy a la habitación donde están los juguetes.
— ¿Eryx? —No respondió nadie.
Vi a mi hermano tumbado en el sofá con un libro encima dormido, me acerque a él y lo moví con cuidado para que despertara. Poco a poco abrió los ojos y me miro con algo de miedo si yo le venía a echar la bronca por quedarse dormido aquí.
— No me voy a enfadar contigo. —Asiente. —Pero quiero saber porqué estas aquí y no en la mansión de los abuelos.
Mi hermano se remueve incómodo en el sofá donde se encuentra ahora semisentado.
— La encuentro demasiado grande para estar en ese lugar. —Habla bajito pero aun así logro escucharlo.
— Demasiado grande para tan pocas personas ¿cierto? —Asiente.
— ¿Que hay en esa bolsa? —Pregunta con curiosidad.
— Nuestra cena, ¿tienes hambre?
— ¡Sí!
— Que raro tu con hambre eh. —Se encoge de hombros y empieza a comer lo que le he traído sin rechistar.
Cuando terminamos de cenar todo lo que había traído me levanto para encender la única televisión que se encontraba en este cuarto de juegos. Me fije en el estante que hay al lao de esta para elegir alguna película que le gustara a mi hermano y escogí la que más le iba a gustar ver; Tom y Jerry. Me siento en el sofá al lado de mi hermano y espero a que empiece la película.
— ¿Cual es? —Pregunta impaciente.
— Solo mira la pantalla. —Le sonrió.
Mientras mirábamos a Tom y Jerry me sonó bastantes veces el móvil de los mensajes que me llegaban. En el momento en que iba a contestar los mensajes, ya que los estaba leyendo, llaman al teléfono fijo de esta casa. Sin darles muchas explicaciones a mi hermano, bajo a la planta de abajo que es donde se encuentra dicho teléfono. Como siempre, cojo la llamada sin saber quien es el que está del otro lado.
— ¿Quien es?
— Soy tu prima preferida. — Me rio. — ¿Seguís en la casa?
— Afirmativo, estamos aquí viendo Tom y Jerry los dos.
— ¿Podemos ir con vosotros allí?, no sabemos qué hacer y nos aburrimos.
— ¿Que preguntas son esas Hester?, esta casa es de todos nosotros, ¡claro que podéis venir!
— En nada estamos ahí con vosotros.
— Os esperamos en la sala de los juegos.
— De acuerdo, ahora nos vemos.
Cuelgo la llamada y dejo el teléfono en su sitio. Subo las escaleras y voy con mi hermano y me siento de nuevo al lado suyo, le veo muy concentrado en mirar la sus dibujos preferidos que pensé que se había olvidado que me había ido a contestar la llamada.
— ¿Quien llamaba a estas horas?, ¿mamá? —Negué con la cabeza. —¿Entonces?
— La prima Hester.—El me estaba hablando sin despegar los ojos de la pantalla.
— ¿Y que quería?
— Saber si estábamos aquí. —Asiente afirmativamente.
— ¿Van a venir?
— En nada estarán aquí. —En cuanto acabe de decirlo, se abrió la puerta de la estancia dando paso a todos mis primos.
— ¿Viendo dibujos sin nosotros? —Habla Uranus divertido. —Eso no se hace.
Se sienta en uno de los puffs que hay en el cuarto y se pone a mirar la pantalla y lo miro cuando bufa indignado.
— ¿Acaba cuando llego? —Me rio de la tontería que acaba de decir y le tiro un cojín que se encontraba a mi lado.
— Ya que estamos todos aquí¿hacemos algo? —Propone Lysander.
— ¿Como que? —Preguntan entusiasmados los más pequeños.
— Jugar a un juego.
— No. —Suelta una carcajada Denes. Tenía mis sospechas de que juego iba a ser.
— ¿A cual? —Vuelven a contestar a coro los niños.
— A encontrar el tesoro. —Ahora es mi turno de soltar una carcajada.
A ese juego jugábamos de pequeños, nuestros padres y los abuelos nos escondían las pistas por todo el terreno y nosotros teníamos que ir adivinando las pistas hasta poder llegar al final y encontrar el tesoro, nuestro abuelo siempre nos decía que algún día descubriremos el gran tesoro, nunca supe de qué hablaba.
— No digas bobadas Lysander. —Habló Odell para la impresión de todos. —No voy a jugar a ese estúpido juego de niños. —Escupió con enfado.
—¡Odell controlate! —Le advirtió su hermana. —Hay niños pequeños aquí. —Le recuerda. —Intenta no hablar con malas palabras delante de ellos.
— Vale. —Gruñe.
—Pero que gruñón hermanito. —Le pica.
— No te pases hermanita.
— Bueno, vamos a jugar ¿o no?
— Claro que jugamos, ¿hacemos dos equipos?
— Yo quiero estar en el equipo con Calix. —Me abraza mi hermano por la cintura.
— Yo también quiero estar con Calix en el equipo. —Habla rápidamente.
— Calix, es popular entre los primos pequeños. —Añade Lysander.
— Nosotras queremos ir en el equipo de Denes. —Habla por las dos Cadie.
— ¿Cuando hemos hecho los equipos? —Ríe el recién nombrado. —Nos han separado melón. —Me dice.
— ¿Los demás a que equipos vaís? —Pregunta Lysander.
Cuando ya estuvimos todos en un equipo, el organizador del juego se fue un rato a preparar todo,los más mayores sabíamos de sobra cómo se jugaba pero los cuatro pequeños no, así que les tuvimos que explicar a ellos para que cuando viniera Lysander poder empezar a jugar.
— ¿Listos? — Habla Lysander en cuanto cierra la puerta.
— ¡Sí! —Gritan los más pequeños.
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