Capítulo 6
Llego al sofá donde todos mis primos y hermano están sentados ahí excepto Odell que seguramente esté todavía en la cocina haciendo se que el qué y tampoco me importa.
— ¿Estás enfadado primito?
— No. —Hablo seco.
— Lo estas, te recuerdo que te conozco perfectamente, como la palma de mi mano. —Se señala la palma de su mano izquierda.
— Muy gracioso Denes.
— ¿Qué te pasa? Cuando te deje desayunando solo estabas la mar de bien, ¿que pasó?
— Odell pasa. —Gruño.
— ¿Que pasó esta vez con mi hermano? —Pregunta Hester.
— No pasó nada hermanita. — Uy, llegó el amargado.
— No vengas a amargarnos la mañana Odell, te lo advierto. —Le advierte su hermana. Todos nos reímos, mira a todos hasta que llega a mí.
— ¿Tú de que te ríes bicho raro? —Creo que no entendió lo que le dije en la cocina.
— Sigues igual, te dicen algo y no sabes mejorar Odell, eres un caso perdido. Para hablar con personas como tú es no hablarles, es perder el tiempo. —Me levanto del sofá que me había sentado y me dirijo a mi habitación.
No puedo entender como una persona de tú propia familia puede ser tan mala. Nunca hubiera imaginado que alguien de mi familia tratara así a alguien, sí mi primo tiene problemas internos con el mismo no es mi problema y no los tiene que pagar con la primera persona que se le cruce por el camino. Entro a mi habitación y me desplomo en mi cama, cojo el móvil de mi mesita de noche y lo desbloqueo. Me quedo por un rato viendo mis redes sociales y cuando iba a coger mi libro para leer alguien ingresó en la habitación, era mi hermano.
— ¿Pasa algo Eryx? —Miro a mi hermano. —¿Tienes sueño? —Pregunto lo obvio.
— Sí.
— ¿Has desayunado? —Niega con la cabeza. —Primero vamos a que desayunes y luego si quieres vuelves a dormir. —Me levanto de la comodidad de la cama y me acerco a la puerta que es donde se encontraba mi hermano. —¿Vamos?
— ¡Sí! —Vamos a la cocina y le pido que se siente en uno de los taburetes que hay alrededor del mesón. Le preparo lo que siempre desayuna y se lo pongo delante suyo.
— Come. —Le advierto. —Tienes que comer, el desayuno es la...—No me deja terminar.
— Comida más importante del día. —Me mira con burla, este niño me mata. —Me lo repites siempre que puedes.
— Y lo seguiré haciendo, hasta que te entre en esa cabecita que tienes. —Le toco la cabeza con un dedo, el rie.
Cuando mi hermano termino de comer todo lo que le puse se fue directo de nuevo a dormir un rato y yo me quedé sentado en uno de los taburetes.
— ¿Porque tan solo? —Escucho la voz de Uranus a mi espalda, me giro para verle y me encojo de hombros.
— Me gusta estar solo, ya lo debes de saber.
— Lysander, Denes y Hester van a salir, me han mandado a que te preguntara si quieres ir con ellos.
— ¿Vosotros os quedareis?
— Sí tranquilo, Eryx se quedará con nosotros, luego vamos a salir a comer a un restaurante de por aquí.
— De acuerdo, ¿donde están?
— En el salón todavía, tranquilo, ve a vestirte y luego baja. —Me informa. —No se vana ir sin ti.—Suelto una carcajada.
— Tampoco me esperaba que se fuera sin mi. —Salgo de la cocina directo a la habitación a vestirme y en menos de cinco minutos estoy bajando las escaleras ya preparado me asomo a la entrada de la sala y me encuentro con mis primos de nuevo. Me saludan todos con la mano.
— ¿Ya estas?
— Tampoco se tarda tanto en ponerse un pantalón y una camiseta.—Lo miro con gracia. —Tú seguro que tardas más que una mujer Uranus. —Todos los presentes sueltan una carcajada al oír mi comentario. —¿Vamos?
— Vamos desesperado. —Los tres se levantan de donde estaban sentados y se acercan a mi, me dirigen hacia la puerta y de un momento a otro me paro en seco. —¿Que pasa ahora?
— ¡Uranus! —Lo llamo, aparece en un segundo delante mio. —Cuida a Eryx. —Asiente.
— Tranquilo, estará en buenas manos.
— Si tu lo dices, cuidale. —Lo señalo.
— Vale.
— Vamos. —Me vuelve a dirigir hacia donde vamos Lysander. —Los demás ya han salido. —Luego nos vamos.
Me siento en la parte trasera del coche con Lysander mientras que conduciendo va Hester y de copiloto está Denes.
— ¿A dónde vamos? —Pregunto.
— Vamos a ir con Halia,Ezio,Tadd y Rastus. —Nombró.
— ¿De nuevo con ellos? —Los mire con la mirada a todos. —¿No podemos tener un verano igual al de los demás años?
— Lo mismo todos los años es aburrido, Calix. —Afirmó mi otro primo.
—Lo que tú digas Lysander. —El resto del camino me mantuve sin hablar y me entretenía viendo la ciudad de Dortmund por la ventanilla del coche.
Mi prima aparcó el coche en una de las calles más turísticas de esta ciudad y más visitada de nuestra familia, siempre veníamos por estas calles.Nos bajamos los cuatro del coche y mi prima habla.
— Tengo una sensación bastante rara.
— ¿Cual?
—Creo que va a pasar algo, tengo esa sensación. —Comenta.
— Espero que sea algo bueno. —Comenta con gracia Denes. Yo no aportaba ningún comentario referente a lo que había dicho Hester.
— ¿Tu que opinas Calix? —Hablando de la reina de Roma.
— ¿Yo?
— Si, tú, ¿quien más se llama Calix?
— No se, pero alguien más a parte de mi se llamará Calix seguro.
— Te desvias del tema. —Se ríe mi prima.
— Tengo la sensación de que va a pasar algo bueno. —Miento.
— Vale. —Dice dudosa mi prima, no me ha creído del todo. — ¡Vamos! Nos están esperando en esa cafetería. —Coge mi brazo y lo entrelaza con el suyo para hacerme andar al lado de ella. —Ya se que desconfías de todo aquel que no sean tus primos pero intentalo al menos, son buenos chicos. —Me habla al oído, para luego mirarme y sonreirme para darme ánimos. —Pon buena cara por mí. —Me dice. —Sonríe.—Añade, que mandona que es. Me mira cuando no le hago caso. —¡Calix! —Advierte.
— Mandona. —Sonrío.
— Así me quieres primo. —Me da un beso en la mejilla. —¿Entramos? —Asiento.
Este local es uno de los más concurridos por la gente Alemana y de los turistas, siempre está abarrotado de gente y hoy no es la excepción. Miramos por todas las mesas para ver si se encuentran sentados pero no están aquí, la cafetería tiene dos pisos , en el que estamos actualmente mi prima y yo y el piso de arriba que se encuentra la enorme terraza y desde la misma se puede apreciar las vistas de la ciudad.
— Vamos al piso de arriba, seguramente estén allí.
Subimos los escalones hasta llegar a la terraza, íbamos pasando entre las mesas buscando a mis primos y a los demás, los encontramos en una mesa bastante lejos de la salida. Andamos entre las mesas hasta llegar a donde ellos estaban con algo de dificultad al haber muchas personas pero llegamos. Antes de llegar ahí creo haber visto al señor del otro día.
— ¡Chicos! —Hablo Denes. —¿Donde estabais? —Preguntó.
— Ya veníamos tranquilo, íbamos hablando. —Le responde Hester.
— ¿Y Calix porque trae esa cara? —Pregunta viendome Halia.
— Yo me leo con la misma cara de siempre. —Se fija Lysander en mi.
— ¡Sentaros chicos! —Nos habla Tadd. —Las sillas no muerden. —Sin responder a su comentario me siento al lado de Denes y me acerco a su oído para hablarle.
— El mismo hombre del otro día, se encuentra aquí. —Me separo para ver su reacción.
— ¿Qué? —Se sorprende. —No me jodas. —Susurra.
— No lo se Denes pero con esta ya son dos veces que lo vemos a ese hombre. — Le susurro igual.
— Que estais hablando vosotros dos que no nos podemos enterar. —Pregunta Hester.
— De nada importante. —Nos miramos y asentimos.
— ¿Vais a tomar algo? —Nos pregunta a mi prima y a mi Ezio. Asiento con la cabeza.
— Claro, dos cervezas Warsteiner por favor. —Habla mi prima por los dos, pidiendo las bebidas al camarero que se encontraba a la espera. El camarero asiente y se va.
— Siempre os pedís lo mismo cada vez que venimos aquí. —Expreso Denes. —Nunca cambiáis de bebida.
— Para qué cambiar si esa cerveza esta buenisima. —Explique yo. Miro hacia los cuatro que no son familiares mios y estan con la boca abierta, por haberme visto contestarles a alguien.
— Calix tiene razón. —Afirma mi prima.
Mis primos les miran a mis compañeros de clase que todavía están anonadados por verme hablar.
— ¿Qué os pasa a vosotros? —Me doy el atrevimiento de contestar.
— Se han quedado sin habla y sorprendidos por que os haya hablado. —Les comunico a mis primos.
— ¿Ha sido por eso? —Pregunta Lysander riendo. —Con nosotros siempre habla, es más comunicativo y abierto, menos con el hermano de Hester. —Pero el otro día ya lo visteis hablarnos¿no?
— ¡Claro! Pero todavía nos sorprendemos, es raro verlo hablar con alguien, no te ofendas Calix, siempre te vemos solo entre clase y clase y en los descansos, a veces nos hemos querido acercar pero no sabíamos cómo ibas a reaccionar.
— Lo me había fijado más de una vez. —Le respondo a Tadd encogiendome de hombros. —Pero da la casualidad que me gusta estar solo, mucha gente me agobia.
— Ahora lo tendremos en cuenta. —Añade Halia.
— Bueno y ahora ya me callo que para mi gusto he hablado bastante. —Ríen todos.
Mis primos como son tan locos habían invitado al cuarteto que siempre iban juntos a todas partes. Del hombre ese que se encontraba en el cafetería observando lo había encontrado entrando a un coche.
Alrededor de las dos de la tarde nos mandaron un mensaje Uranus que fuéramos yendo al restaurante Namu bastante cerca de la casa de nuestros abuelos.
Todos los lugares a los que decidimos ir ya sea a comer o a tomar algo, habíamos ido anteriormente años atrás.
En cuanto entramos al restaurante nos fijamos a ver en qué mesa estaban sentados.
— ¡Estamos aquí! —Grita desde una mesa Uranus, miro entre la gente para encontrarme la mirada de él. —¡Venid! —Nos vamos acercando y veo a Odell con el móvil sin acercar caso a Cadie que le está mostrando algo. Hester pasa por mi lado rápidamente por al lado mío y va directamente hacia su hermano mayor y darle una colleja.
— ¡Hey! ¿Pero qué te pasa loca?
— Qué te pasa a ti, Cadie te está intentando enseñar algo y tú la estás ignorando mirando tu maldito móvil. —Señala a Cadie. —Después dices de Calix, pero tú. —Le dice a su hermano. —Eres peor que el. —Habla. —Por lo menos Calix se comunica con nosotros, nos habla abiertamente, tú te encuentras siempre sumergido en ese cacharro que tienes por móvil.
— ¡No te permito que me hables así Hester!
— Mira Odell, serás mi hermano mayor y todo lo que tú quieras pero no eres nadie superior a mí para mandarme que hacer o qué decir. —Gruñe.
— Y otra cosa. —Dice Odell. —No me compares con ese. —Me señala a mi, intento ignorarlo y no saltar a la primera, respiro para calmarme.
— Ese tiene nombre. —Le reprocha su hermana. —Pareces un niño pequeño.
— No me compares con el marginado.
— Enserio hermano pareces un niño de cinco años y solo te voy a decir una cosa, Calix es mucha más sociable que tú. —Le contesta esta vez Uranus.
Después de ese mini conflicto entre hermanos comimos amenamente, Eryx al principio no quería comer pero le recordamos que si no comía tendría que volver al médico y con eso ya comió algo.
Cuando acabamos de comer nos fuimos a casa cerca de las cinco de la tarde, estuvimos bastante a gusto disfrutando y hablando en la comida, hasta yo, que no hablaba mucho no me aburrí como las otras veces.
Una vez en casa como siempre hacíamos, que parecía más una tradición que otra cosa, nos fuimos cada uno a nuestras respectivas habitaciones, me quedé dormido enseguida y cuando me desperté vi en el reloj digital que tenía en mi mesita daban las siete de la tarde, busqué mi móvil hasta encontrarlo debajo de la almohada. Desbloqueo la pantalla y voy a mensajes y le mando un mensaje a Hester para ver si está dormida o no, en segundo me contesta y me afirma que está despierta y le aviso que estaré en su habitación en unos segundos, salgo de ella sin hacer ruido para que Denes, que se encontraba dormido no se despertará.
— ¿Que necesitas Calix? —No me había adentrado del todo a su estancia y ya me estaba interrogando.
— Con tranquilidad prima. —Le respondo. —¿Tienes tu ordenador aquí?
— Sí, ¿para qué quieres mi ordenador?
— ¿Yo? —Asiente. —Para nada.
— ¿Entonces? —Me mira confundida.
— Es para que me investigues una matrícula y modelo de coche. —Le sonrió inocentemente, ella niega riendo.
— No cambias, te ayudare pero me tienes que cambiar para que quieres que investigue eso. —Acepto lo que dice, moviendo la cabeza de arriba abajo en confirmación.
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