— Uranus, en eso ya no te puedo dar la razón, yo confié en Xanthus como ellos en los gemelos, Rastus y Halia.
— Pero tu no estuviste de parte de ellos en ningún momento, estuviste junto a tus primos y hermano todo el tiempo.
Tiene razón en eso. Yo ayude a investigar y no fui en contra de nadie de mi familia. Ellos eligieron un bando y no fue precisamente el nuestro.
— Son unos traidores —los miran mal.
— ¡Basta! Son vuestros hermanos. Hay cometido un error. ¿Acaso vosotros no cometéis errores? —Denes y Uranus se callan y hacen que piensan.
— Nun...
— No te atrevas a llevarme la contraria jovencito —mi madre esta muy cabreada.
Odell se mantiene callado pero observando y escuchando todo lo que hablan y dicen.
— ¿No os podéis mantener callados u os tengo que cortar la lengua para que no habléis?
— No te atreves —lo afronta Denes.
Entre Uranus y él un día me matan. Vale que ahora tengamos el respaldo de nuestros abuelos, padres y tíos pero todavía estamos atados de manos y no podemos hacer nada u menos yo que tengo el tobillo lesionado.
— Si quieres os pongo a prueba...¿quieres que empiece contigo? —Denes se pone pálido —Eudor trae las tenazas, cortaremos un par de lenguas.
Tengo ganas de vomitar...¿que atrocidades quiere hacer con nosotros? Esta más loco que Xanthus y mira que ya es decir.
— No lo vas a hacer —me sorprendo al escuchar la voz de Odell. Lo miro boquiabierto.
— ¿Y eso por qué?
— Tendrás resentimiento hacia mis tíos y seguramente hacia nuestros abuelos, tan solo estas cegado por el rencor pero somos tu maldita familia, ellos tendrán un motivo realmente bueno para lo que hicieron, pero las cosas no se solucionan vengando ni queriendo que paguen personas inocentes.
De nuevo me golpean el maldito pie y por ende me duele el tobillo. Ahora me esta doliendo más y para rematar se me esta hinchando si no es que lo tenía así ya.
— Ten más cuidado, duele —digo entre diente. Jessopo me mira con desgana pero no dice nada, pero que me da otra patada y bastante fuerte. Mi grito seguramente lo han escuchado hasta en China.
¡Joder, que dolor!
— Que conmovedor Odell pero no soy tan blando como tú —si supiera como es en realidad con la persona que esta hablando no diría semejante estupidez de eso estoy seguro.
—No conoces a Odell entonces —hablo en voz baja pero sé perfectamente que me ha oído.
— ¿Cómo? No te he escuchado bien.
— Que si has llamado a Odell blando, no lo conoces realmente —mi primo alarga su brazo y me pellizca, yo lo miro y me encojo de hombros. Todos pueden decir algo menos yo, parece ser.
— No, ciertamente no lo conozco y no tengo intenciones de hacerlo.
— Ya me estoy cansando...¿por qué nos retenéis aquí? ¿nos vais a hacer algo? No, espera, si hubieras querido hacernos algo, lo habrías hecho hace días y también horas. Que lo tuyo es jugar no matar ¿o me equivoco? —ladeo la cabeza.
— Verdad. Yo no mato.
— Pero si secuestras —niega —. ¿A no? Dime entonces que hacemos aquí con unas cuerdas alrededor de nuestras muñecas iluminado.
— No te pases de listo. Me habían comentado que habías espabilado pero no pensaba que tanto. Veo que tus padres, tíos y abuelos están impresionados por esta nueva faceta tuya, creo que no la vieron aún en acción.
— Es que creo yo que las personas maduran y evolucionan en el transcurso de la vida, no sé tú que harás, aunque no hace falta ni decirlo, ya se ve —lo miro de arriba abajo.
— ¿Qué?
— Fracasar.
— Corban ven de inmediato —este viene casi de inmediato —llevatelo —me señala. El miedo invade mi cuerpo. ¿A donde me llevan? ¿Qué me van a hacer? No se porque he tenido que abrir mi boca.
— No, no se lo lleven —Corban me coge de los hombros y me levanta fácilmente, me quiere hacer andar por mi mismo pero no puedo.
— No puedo caminar por mis propios medios ¿o no lo ves? ¿A caso estas ciego?
— ¡No me vuelvas a hablar de ese modo niño! —dice imponente. Este sujeto no me da miedo.
— ¿Y que me vas a hacer?
— Yo nada, espera a que lleguemos o no —saca algo de su bolsillo y me lo inyecta en mi brazo y empiezo a ver borroso hasta que no veo nada y me desplomo.
Me tienen atadas las manos por unas cadenas que están sujetas del techo. Acabo de despertar ya que antes de llegar aquí me inyectaron algún sedante.
Me duele todo el cuerpo, sobretodo los brazos, debo de haber pasado horas aquí colgado y yo estaba inconsciente.
Todo a mi alrededor esta oscuro y no entra ninguna luz solar ni artificial. ¿Dónde me encontrare?
— Si ya se despertó el surfista —oigo la voz de Tadd —buenas tardes.
— No estoy para tus estupideces Tadd.
— No estas en condiciones para exigir cosas, Calix, mira en que condiciones estas.
¿Él se cree con el derecho de decirme eso por yo estar en estas condiciones? Será idiota.
— Te puedes ahorrar tus palabras Vlahos, no te quiero escuchar.
— Como desearía que te pusieran otro sedante, así no te tendría que escuchar.
—Digo lo mismo, no te soporto.
— Vaya...es bueno escucharte, Calix —se pone a la par de su primo, Xanthus.
— Veo que has escapado de las garras de los inofensivos monos —me burlo.
— Y veo el que ahora esta atrapado eres tú, fíjate.
— ¿Disfrutas viéndome en este estado?
— Sí, muchísimo —se cruza de brazos mientras me mira divertido.
— Más me vas a gustar a mi verte entre rejas.
Esta situación no me gusta ni un pelo. ¿Por cuanto tiempo me van a dejar aquí colgado? ¡Quiero salir de aquí! Pero creo que por mis propios medios no va a poder ser.
— ¿Qué tenéis pensado hacerme? —la verdad es que mis brazos se me cansan y tengo el tobillo mal.
— No estas en posición de exigir nada Calix, no te bajaremos de donde estas.
— Vete a la mierda, Xanthus —le escupo en la cara cuando se acerca más y el me mira furioso. Se lo ha ganado.
— Tadd, subele más alto, que este en tensión —me sonríe.
— Cabrón, no sonreirás tanto y será mi turno.
— Dejarme salir de una vez, no os sirvo para nada aquí encerrado.
— Lo siento Calix —dice con lastima fingida —tú primo nos dio ordenes de dejarte aquí colgado y no soltarte.
— ¿Quieres sumar otro delito a tu historial? —Tadd me mira confundido para después mirar a su primo y abrir los ojos.
— ¿Has matado a alguien?
— A un estúpido mono.
Me callo ya que discutir con Xanthus es como hablar con la pared, te va a rebatir todo además de que todo lo pone a su favor y no estoy en condiciones para hacerlo, mis ánimos están por los suelos.
Corban llegó después de unos largos minutos con un maletín en sus manos que hasta que lo abre no se porque traía eso aquí.
¡Me van a volver a sedar! Estoy medio drogado y dormido y me van a poner más. ¡Están como cabras! Saliendo de aquí voy a tener que ir directo a algún hospital de urgencias.
Intento mover mis piernas pero no puedo, con algo de fuerza miro a mis pies que me los han atado también. Mi tobillo lastimado duele demasiado y hago una mueca.
En estos instantes estoy solo, inspecciono todo el lugar con mis ojos y me doy cuenta que no estoy en el mismo lugar que la última vez que me desperté. Me han llevado a otro lugar y no tengo la más mínima idea de donde me encuentro. Lo que si que sé es que me encuentro en la misma posición que antes, colgado del techo pero agregándole que también tengo los pies cautivos. Mi espalda arde y no tengo camisa.
No sé que me han podido hacer en el tiempo que he estado sedado pero algo bueno no debe ser.
En la sala donde me encuentro esta vacía a excepción de un taburete tirado en una esquina de la estancia, una toalla sucia y un cubo que no se que contiene en su interior y por último; yo colgado.
En la pared que se encuentra a mi izquierda hay una ventana, con el cristal roto y complemente sucio da entrada al sol.
La puerta se mantiene cerrada desde que me he despertado, estoy deshidratado, tengo demasiada sed, hace horas que no bebo ni una misera gota de agua. En estos instantes preferiría estar metido en el búnker a estar en esta situación.
Oigo jaleo fuera de la habitación pero las escucho algo distorsionadas, lo que si empiezo a escuchar perfectamente son las sirenas de policías. ¡Al fin!
— ¡Salid pitando de aquí! —grita a todo pulmón Xanthus o creo que es él. Escucho cada vez mejor y oigo que hay mucho movimiento. Se les agota el tiempo de salir bien parados y espero que no sea así.
Las cadenas que me sujetan de pies y manos suena por que yo estoy intentando moverme un poco. Esperemos que los encuentren pronto y así me pueden salvar. No aguanto ni un minuto más encerrado aquí.
La puerta se abre de un tirón haciendo que esta rebote en la pared.
— Hora de irnos, princesa —se mofa mi primo. Me descuelga de brazos y pies y mi cuerpo cae en peso muerto al suelo. No tengo fuerzas para caminar ni para ponerme en pie —. ¡Levántate!
— No tengo fuerzas para moverme, estúpido —hablo tosiendo.
— No te hagas el listo conmigo, Calix.
— Tú crees que con un pie lastimado, los brazos que no tienen fuerza de estar en activo y la espalda que me arde por que tiene rasguños de haberme llevado a este lugar arrastras, ¿puedo siquiera mantenerme de pie? Te equivocas, no tengo ni un poco de energía en el cuerpo.
— ¿Xanthus que haces? Nos tenemos que ir ahora mismo —llega al cuarto Ezio —Jessopo nos ha hablado y nos ha comunicado que están cerca de la cueva.
Todavía se escuchan las sirenas pero no veo mucho movimiento fuera. Parece que pasan de largo y eso es muy malo.
— Hey, no podemos estar perdiendo el tiempo, vamonos —se presenta también Tadd con un semblante serio.
— ¿Y que hacemos con él? —me señala sin mirarme Xanthus.
— Dejadlo ahí, es la menor de nuestras preocupaciones ahora mismo.
Xanthus y los gemelos me dejan ahí tirado como si fuera la toalla que esta en la esquina de la habitación y huyen.
Estoy solo y sin oportunidades de salir.
Apoyo las dos palmas de mis manos en el suelo e intento levantarme pero me caigo. Solo tengo una opción y es salir arrastrándome por el suelo; no me queda de otra.
Me arrastro por el suelo hasta llegar que debe ser la sala de una de las cabañas, no me fijo en nada y llego hasta la puerta de entrada. Esta se encuentra semi abierta y agradezco que este así. La luz solar me da en la cara una vez he salido de la cabaña e intento esconder mi rostro hasta que mis ojos se acostumbran a la luz.
Levanto la mirada para fijarme si pasa alguna persona o policía pero justo en este instante no hay nadie.
Como puedo me acerco a la pared que esta cerca de la puerta y me intento incorporar, dejo con cuidado mi espalda en esta y las piernas estiradas.
Ahora solo tenía que hacer una cosa; esperar a que vinieran a por mi.
— Calix, hijo —en la lejanía escuchaba la voz de mi madre hablarme.
— El médico nos ha dicho que esta dormido Narella, no lo despiertes —dice la voz de mi padre.
¿Estoy en el hospital?
¿Qué ha pasado con Jessopo, Xanthus, los gemelos, Halia, Rastus y sus secuaces?
Me remuevo en la cama donde creo que me encuentro y poco a poco abro mis ojos.
Mi madre me da la espalda pero mi padre cuando deja de hablar con ella mira hacia donde me encuentro yo y abre los ojos.
— ¿Evander, que sucede? —mi padre sin hablar, hace un gesto mirándome y mi madre gira todo su cuerpo y me mira.
— ¡Despertaste! —exclama viniendo hacia mi con ojos llorosos. Me hace miles de preguntas a la vez que me abraza y no me deja.
— Narella, deja de sofocarlo. Necesita respirar.
— Gracias papá.
— ¿Cómo te encuentras hijo? —pregunta mi padre a mi lado. No me había puesto a pensar en los dolores físicos y ahora era en lo último que podía pensar.
— ¿Qué ha pasado desde que me desmaye afuera de la cabaña? —mi padre da un largo suspiro y mira al techo de la habitación. Se que esta pensando que decirme —¿papá? —insisto.
— Ellos intentaron huir del hotel sin éxito, la policía primero dio con nosotros en la cueva, junto con Jessopo, Eudor y Corban. Para poder dar con el paradero de los gemelos, su primo, Halia y Rastus, les tomó algo más de tiempo pero los interceptaron intentando subirse a un avión.
— ¿Ya han dictado sentencia? —pregunto en bajo pero el me escucha perfectamente.
— El juicio será el lunes próximo. A ti te darán el alta ese mismo día.
— Quiero estar presente en ese juicio.
— No es conveniente que asistas.
— Quiero escuchar de la boca del juez cuantos años estarán pudriéndose todos ellos entre rejas, papá. No me lo quiero perder —hago una pausa —. Cambiando de tema, ¿cómo están los demás? ¿se encuentran bien?
— Sí, todos en perfectas condiciones, se encuentros todos afuera menos los abuelos que están en casa descansando.
— ¿Le pasó algo malo?
— Tan solo se encuentra cansado, tú abuelo es fuerte como un roble, no te preocupes.
La idea de perder a un ser querido es muy duro, no podría asumirlo todavía, no ahora que habíamos salido de un gran problema todos juntos.
A propósito, ¿y yate?
— ¿Os puedo hacer otra pregunta? —mi padre hace un gesto que lo doy por valido para hacerla —¿que ha pasado al final con el hotel?
— El lunes lo sabremos también, pero por lo que nuestros abogados nos han podido decir, yate será nuestro de nuevo, legalmente, igual que antes.
Mis padres al rato abandonaron la habitación, dando paso a mi hermano, que en cuanto me vio despierto vino corriendo hasta donde estaba yo. Antes de que se subiera en la cama, le decía que lo hiciera con cuidado que tenía un pie con vendado.
Así pasé toda la tarde; recibiendo visitas de mis familiares, visitas de lo enfermeros para saber como me encontraba y cambiarme el suero que se me había acabado.
Ya me encontraba bien, sano, con mi familia. ¿Que mas me faltaba? El amor de mi familia ya lo tenia.
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