Capítulo 28
Ya teníamos a nuestra disposición a nuestro equipo. Entre todos decidimos que dos hombres y dos mujeres vinieran y se hagan pasar por unos huéspedes más del hotel. Nos tendrían que informar de todo lo que pasaba afuera de la cabaña. Con más tiempo lo hubiéramos hecho con más calma pero nuestro periodo era limitado.
Aquí en la "guarida" no iban las cosas realmente como quisiéramos, los niños estaban más revoltosos de lo habitual. A cada rato que se les ocurría, intervenían en nuestras charlas importantes y no nos dejaban avanzar como es debido. Las tablets no duraron mucho, se aburren pronto de estas tecnologías.
En estos momentos los cuatros se estaban paseando y correteando por la sala de reuniones donde permanecíamos la mayor parte del tiempo. ¿Lo peor de todo? Que se suben a las sillas y desordenan todos los papeles que teníamos con notaciones escritas. Mis primos se estaban irritando demasiado ya que no nos dejaban trabajar adecuadamente.
— ¡Basta niños, basta! Estáis colmando mi paciencia —habla duramente mi primo mayor a los renacuajos. Levanta su mirada y la fija directamente en los cuatro monstruitos.
— Relájate —advierte su hermano —hablándoles así no conseguirás nada —efectivamente no obtendrá nada con esa actitud.
— Calix tú que eres más calmado, explícales —asegura Denes.
— Vosotros seguid trabajando, ahora vengo —les digo a Uranus, Odell y Denes —, renacuajos —ahora me dirijo a los más pequeños —venid un momento —me levanto de mi respectivo asiento dejando todo abierto en el ordenador —miro por encima de mi hombro para verificar que los cuatro vienen conmigo.
Los llevo por el pasillo que conduce a nuestras habitaciones y entro en la de Cadie y Aglaia. Les indico que tomen asiento y ellos me obedecen sin rechistar.
— Entended una cosa chicos —los miro a los cuatro seriamente —. Lo que esta pasando fuera de la "guarida" como lo llamáis vosotros no es un juego. Intentamos que todo se resuelva lo antes posible pero si nos interrumpís a cada rato y no nos dejáis avanzar no vamos a salir de aquí jamas.
— ¿Y papá y mamá? —mi hermano pregunta con los ojos llorosos. Mierda me he pasado.
Me siento en la cama de alguna de las dos hermanas y hago un gesto para que mi hermano venga y se siente en mis piernas.
— Mamá y papá estarán bien y los podremos ver pronto, al igual que los vuestros —ahora me dirijo a mis primos —, pero debéis dejarnos, por favor. ¿De acuerdo? —ellos asienten.
— ¿Os quedáis aquí? —si era así podía irme a seguir con lo mío.
— Sí, pero solo lo haremos con una sola condición —habla mi hermano por todos.
— ¿Cual es?
— Que repartáis las horas. También queremos un poco de vuestra atención, estáis todas las horas metidos entre papeles. Queremos a nuestros primos y yo especialmente a mi hermano mayor —acaba de hablar Eryx con una sonrisa algo tristona. Lo abrazo y miro a mis primos.
— ¡Acercaos! Hay abrazos para vosotros también —los tres hermanos saltaron de la otra cama y corrieron hasta donde yo les estaba esperando con Eryx enganchado como una lapa a mi —. Bueno...es hora de que vaya. Nos vemos más tarde —les revuelvo el pelo cuando ya están en el suelo y me dejan enderezarme.
En cuanto cierro la puerta suspiro fuertemente. Los renacuajos tienen toda la razón. Estos cinco días anteriores, hemos estado absortos en lo nuestro que no les hemos dedicado al menos una hora a los monstruitos. Paso las palmas de mis manos por toda mi cara mientras entro a la sala de reuniones donde lo único que veo es a mis primos concentrados cada uno a lo suyo hasta que me ven y dejan de hacer lo que anteriormente hacían.
— ¿Y bien? —cuestiona Odell en un tono monótono.
— Simple y claro, quieren nuestra atención por lo menos unas horas —resoplo pasándome una mano por mi pelo.
— Es que no...
— Alto ahí Odell —lo corto —son unos críos. Ahórrate las palabras. Cualquiera que salga de tu boca.
— Pero...
— Ni peros ni peras. Son niños, se encuentran aburridos y sus primos mayores se encierran casi las veinticuatro horas aquí. Es normal que tengan esos arranques.
— Calix lleva razón. Estoy totalmente de acuerdo con él. Habrá que hacer algo.
— ¿Y si nos distribuimos?
— ¿Cómo? —digo sin entender bien a lo que se refiere.
— Somos cuatro ¿no?
— Sí. ¿Y que con eso?
— Los renacuajos también lo son y si estamos un tiempo con ellos, no se sentirán tan solos. Hay que entenderlo, no ven a sus padres hace semana.
— Yo tampoco los veo —refunfuña Odell. ¿Volvió a los 5 años?
— Odell por dios —me mira mal pero sé que sabe que ha hecho mal.
Todos nos quedamos en silencio por un par de minutos hasta que como no mi móvil suena indicando que tengo una llamada. Parpadeo un par de veces para cerciorarme que es quién yo estoy leyendo en la pantalla.
— Esto no puede ser —susurro leyendo el mensaje. Hago un gesto para que mis primos estén atentos.
— ¿Quién es? —llevo mi dedo indice a los labios para indicarle que se calle. En cuanto cojo la llamada, lo pongo en altavoz para que todos escuchemos.
¿Calix? —escucho la voz de mi madre entrecortada. Esto no debe ser bueno —no puedo alargarme demasiado. Estaros tranquilos y no os mováis de donde estéis. Os encontráis a salvo allí dentro. Por lo que más queráis, no salgáis.
— Precioso discurso mami —escucho a asquerosa voz del que hasta hace unas semanas consideraba un amigo.
— ¡Hijo de puta! —suelta molesto Odell —¿te encanta dañar a la gente, enfermo? —oímos una carcajada de parte de Xanthus.
— Solo quiero lo que es mío.
— No hay nada tuyo en esta isla, metetelo en la cabeza. El hotel es nuestro legalmente. Hemos leído y releído cientos de veces los papeles de dicho contrato. Si no paras con esta mierda, la policía tendrá que intervenir —Todo lo que sabe hacer Xanthus es reírse.
— Y no creo que te convenga que las fuerzas policiales Alemanas te encarcelen —la línea al otro se mantiene callada, pero no han cortado.
— ¿Te comió la lengua el gato? —ahora fue el turno de Uranus de hablar. Xanthus se aclara la garganta y habla por la otra línea.
— No os encontráis en condiciones para hacer bromitas, me temo.
— Tú tampoco, me temo —juego con sus últimas palabras.
— ¿Como es que te llamaban en clase? ¿mudito? —cierro los ojos fuertemente —sí mudito. Al final te decidiste a hablar mudito —se burla.
Denes saca su teléfono de su bolsillo dispuesto a llamar.
— Creo que el que va a salir perdiendo si haces algo , mueves algún solo dedo contra alguien de nuestro entorno, vas a ser tú. ¿Quieres que les llamemos? Esta Denes marcando —le indico a mi primo que vaya marcando los números indicados en la pantalla.
— ¡Ya! —sonrío, hemos ganado...por ahora —Si salís de donde estáis...
— ¡Ni se os ocurra! —escucho a mi tía Euphosyne.
— Esa no es una negociación buena, no nos vamos a mover de aquí —sentencia Uranus.
— Ateneos a las consecuencias —sin darnos tiempo a contestar, corta la llamada.
— Este tipo esta majara. Le falta un par de tornillos en su cabeza.
— Necesita urgente un psiquiatra.
Mis primos siguen con sus boberias, yo al contrario me mantengo callado, no obstante no quito ojo a lo que dicen.
— ¿Airlia se ha comunicado contigo? —le susurra Uranus a su hermano. Airlia es una de las personas que hemos contratado. Aunque todos decidamos en torno a todo, es Odell el que mantiene y el que les dicta las ordenes a ellos.
— No —mira su reloj de mano —aún falta media hora, tranquilo. No hay de que preocuparse, son especialistas.
— Tengo mis dudas —añado.
— ¿Con forme a que?
— De eso que son especialistas no te lo discuto en absoluto Odell...¿tu no piensas en que pueden están involucrados con el loco mental?
— Calix, no se si te gustara lo que te voy a decir. Te lo diré directamente; no seas tan obsesivo. No todas las personas del mundo trabajan para Xanthus. Relájate.
En esto le debo dar la razón, me estoy volviendo un obsesivo y cada vez más. Necesito unas vacaciones pero normales no como las que estoy teniendo este verano.
— ¿Te encuentras bien? —examina mi cara Denes.
— ¡No! —lo digo demasiado fuerte y mi primo se sorprende —lo siento, me siento asfixiado. Necesito respirar aire fresco.
Me siento como si estuviera dentro de una burbuja gigante que poco a poco se le va yendo el aire y me quedo sin oxigeno.
— ¿Calix? —oigo a mi primo Uranus hablar, aunque lo escuche a la lejanía.
— Esta pálido. Hay que llevarlo a la cama, ahora.
Sentí que me llevaban a otro lado y me tumbaban en algún lugar. Hacia días que llevaba diciendo que no me encontraba del todo bien.
Cuando mi cabeza siente la almohada, me quedo adormecido pero sin llegarme a dormir del todo.
— En verdad si sentía malestares —Odell hablaba bajito para que pudiera dormirme.
— Hace cinco días comentó algo como que le flaqueaban las piernas. Fue el día que nos pusimos a elegir a todos los candidatos —Denes les explica a los dos hermanos.
— ¿Por que esta así de mal? —pregunta Uranus —nadie excepto él se enfermó.
Abro los ojos e intento incorporarme con la poca fuerza que tengo en mi cuerpo.
— No te esfuerces melón.
— Estoy cansado, pero aún tengo energía para decir alguna palabra, poca pero la contengo —no puedo tener demasiado tiempo los ojos abiertos ya que a los segundos se me cierran. Necesito vitaminas para regenerar mis fuerzas. Me siento muy débil.
— Descansa, no te esfuerces. Te vas a poner peor.
Odell abre la puerta de la habitación sin decir nada y yo les miro a mis dos primos confundido. ¿A donde habrá ido?
Minutos después se me resuelve sola esa pregunta, lo veo aparecer delante de los renacuajos. Me encuentro con la mirada de Eryx, no aparta la mirada hasta que llega a mi.
— Despacio Eryx, no esta en sus mejores días.
— Gracias —articulo con los labios a Odell. Él le resta a importancia pero se lo agradezco igualmente.
Mi hermano se cuesta al lado mío, a mi costado izquierdo, se abraza a mi como hace la mayoría de las veces. Apoya su cabeza en mi hombro y se queda tranquilamente.
Veo a Denes coger en brazos a Aglaia y a Cadie y a cada una las sienta en una de sus piernas.
Juliun por otra parte intenta llegar a la cama y subirse pero no puede y todos nos reímos a la vez que el hace pucheros. Busca con la mirada a Uranus pero esta concentrado con su móvil y solo le falta un primo; Odell, el ogro como le llama él.
Odell lo mira fijamente, sin poder estar serio, ya que se le escapa una media sonrisa.
— ¿A donde quieres subir terremoto? —Odell da tres pasos y se agacha quedando en cuclillas para poder estar a la altura. Juliun ríe malvadamente y se tira encima de este y todos soltamos una carcajada porque le ha tirado a Odell al suelo de la fuerza que ha ejercido el renacuajo.
— ¿Cómodo? —pregunta divertido Denes.
— Sí —se tira encima de Odell y el susodicho suelta un jadeo.
— Juliun, pesas.
— ¡No! Estoy flaco —observa su cuerpo para después escrutar con la mirada al que se encuentra debajo de él.
— ¡Basta niños! —implora Uranus dejando el móvil aparte. Todos soltamos una carcajada.
— Odell es el primo más pequeño —se burla Juliun del recién nombrado —ahora seré yo el mayor.
Juliun se levanta y pone una cara de mala hostia que le identifica al que todavía sigue echado en el suelo.
— ¡Perfecta imitación, te pongo un diez Liun! —aplaude Uranus.
— Todos en mi contra.
— Eso siempre. Nunca cambiará.
— Dañáis mi precioso corazón.
— ¿Acaso tienes uno?
Pasan las horas y nosotros seguimos entre risas, carcajadas y charlas amistosas, no todos los días podías apreciar estos instantes, ya que con Odell entre nosotros no podrías saberlo nunca, ya que no sabes por donde te podía salir.
Los terremotos hace casi media hora e habían ido a descansar, parecían unos zombies andantes de lo agotados que se hallaban.
¿Hoy es el día de llamar a Calix? Sin ver quién lo hacia, cogí la llamada y lo puse en altavoz.
— Os haré una pregunta...¿sabéis en que día vivís? ¿si es de noche o de día? Lo digo porque estáis bajo tierra —suelta una carcajada que no solo a mi me deja helado.
— Te haré una pregunta yo a ti, chiflado de pacotilla. ¿Tienes alguna obsesión con mi primo Calix? —no sé como se atreve a hablarle así, si tien retenidos a nuestros padres y a su hermano y a Hester a su lado. Este Denes es tremendo.
— ¿Yo? ¿Obsesionado? ¿Estas loco?
— Él pirado aquí eres tú —interviene ahora Uranus.
— Sí salió a defenderlo el sistema planetario —se mofa.
— Mi nombre es Uranus no Urano —mi primo hace una pausa —ahg no se para que pierdo mi tiempo discutiendo contigo.
Denes alarga su mano y cuelga la llamada.
— Calix, aprende a ver quién te llama, así contestas a quién tiene que contesta.
— Denes lleva toda la razón.
— Esta bien, esta bien, me siento como un niño de cinco años recientemente regañado.
¿Como iba a mirar la pantalla con lo cansado que me sentía? Veía hasta borrosa la pantalla. A parte que si hubiera leído el nombre de Xanthus no hubiese cogido.
Denes, Uranus y yo nos encontrábamos en los sillones de la sala de cine sentados hasta que llega Odell deprisa y con una cara no muy buena. Esta demasiado serio.
— ¿Podéis salir un momento afuera? Tenemos que hablar seriamente —mira de reojo a los niños. Me temo que esto va a ser una charla demasiado seria, me temo.
— Hay que salir de aquí —no entiendo ese repentino cambio de planes —Airlia me mando un email, todo se descontrola, nosotros estamos atrasando lo inevitable. No quiero decir que nos dejemos atrapar pero si hay que luchar y dejar que cojan a Xanthus y sus secuaces —lo último lo dice con algo de dolor n su voz ya que una de aquellas personas es su hermana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro