Capítulo 20
Maratón (2/3)
— Alguien me esta llamando —llega Uranus a la cocina sosteniendo su móvil. Nos lo muestra y vemos un numero desconocido.
— Que no se te pase por tu cabecita esa loca, cogerlo —como nunca escucha ni hace caso, cojo la llamada y veo que la pone en altavoz.
La has cagado.
Le digo sin emitir ningún sonido, pero se que el me ha lee los labios perfectamente bien.
Desconocido.
— Que fácil es engañar a la familia de ineptos Doskas. No sois nada parecidos a vuestros padres ni abuelos.
Si digo la verdad no se de que estaba hablando este tipo, ni nos conocía ni nada.
— ¿De que hablas?
— Pero bueno, si se atreve a hablar el perdedor de la familia.
¿Perdedor? ¿Odell? Estaba demasiado confundido.
— ¿Quién coño eres? —grita en vano. La voz se le escuchaba distorsionada.
— Soy alguien que conoce bien a Calix y que tiene a tu hermana y al hermano de Denes a nuestra merced. Si le decimos algo, lo harán, ya no confían en vosotros.
— ¿Quieres un trofeo? —hablo por primera vez.
— El chico a madurado desde que lo vi hace meses. Estoy impresionado.
— No me vas a comprar por decir esas cosas. Cuelga Uranus.
Mi primo no hace caso a lo que le digo y la otra persona al otro lado de la linea que creo que es Xanthus se ríe a carcajadas.
Esto va de mal en peor.
— Solo tengo una pregunta que hacerte Xanthus.
Hablo demasiado serio.
— Si puedo te la responderé.
Esta persona no puede ser Xanthus por dios, el era amable conmigo, no se comportaba como un completo hijo de puta.
— ¿Que cojones quieres de nuestra familia?
— ¿Yo? Nada.
¿Y encima tiene la cara de negarlo? Inaudito.
Uranus cuelga esta vez sin que nadie le haga caso.
— ¡Al fin has hecho algo bien! —exclamo.
— Te has levantado chistoso hoy, quizás quieras trabajar en el circo.
Sin querer seguirle el juego me giro para salir de la cocina, directo a mi habitación, pero para llegar a ella necesito pasar por la sala que es donde están mi hermano y mis primos pequeños, paso de largo y me encierro en mi habitación en cuanto llego a esta.
¿Por que nos querría tener así de indefensos?
¿Para que vinieran nuestros padres a rescatarnos? Yo creo que no se expondrían una segunda vez. Seria algo peligroso para ellos.
Y no puedo creer que Xanthus este envuelto en todo esto, si cuando lo conocí me pareció buena persona, le costó bastante para que me abriera a él y hablarle como una persona normal ya que solo hablo con mi familia, la gente más cercana a mi y la que se a ciencia cierta que no me van a dañar jamás. No pensé que una persona pudiera cambiar de manera de ser de la noche a la mañana. Y no hablar del cuarteto, se veían siempre tan atentos, amables, tranquilos, sin levantar sospechas. Lo tenían todo calculado y pensado. ¡Vaya fraude de personas!
Me paso las manos por mi cara unas cuantas veces y me echo hacia atrás cayendo a mi cama.
Alguien abre la puerta sin llamar y sin mirar se perfectamente quien es. El melón de turno. ¿Quién va a ser si no? Denes.
— No te comas la cabeza con el tema Calix. ¿Tú que ibas a sospechar de él? No hizo nada en todo el tiempo que os conocéis ¿no? —niego con la cabeza en respuesta. Aunque una vez le pille hurgando en mi cazadora cuando volvía del baño —. Vamos a llegar al fondo de todo esto y esos maniáticos se pudieran en una cárcel parecida a la que nos mantuvieron secuestrados.
— Han tenido una careta que ellos no pensaban que se les cayese tan pronto o al menos eso pienso yo.
— Deja de pensar ya en eso. Te vas a volver loco.
— Igual ya lo estoy Denes.
— No digas idioteces Calix, tan solo no has sabido ver lo que ellos eran en realidad, aunque solo te has podido abrir a Xanthus para poder hablarle. ¿Por que?
— Pues como vivo solo en mi piso y a veces no quería hacerme la comida pues iba al restaurante donde trabajaba el, pero lo más curioso es que cuando fui las primeras veces él no trabajaba en el establecimiento, hasta que después de nos pocos meses llegó a la ciudad para quedarse.
— ¿Y el cuarteto?
— Eso es otra historia. A ellos los conozco desde que era pequeño. Fin de la conversación.
Sigo acostado en mi cama boca arriba, Denes se acerco a mi y se sentó a mi lado. Se formo un silencio bastante prolongado ya que ninguno de los dos abrió la boca para a hablar.
Tocan la puerta y antes que diga "un paso o un adelante" esta se abre y veo a mi hermano correr hasta mi y tumbarse encima, no me aplastaba ya que pesaba mucho menos que yo. Era una pulga.
— ¿Que haces aquí pulguita? —le hago cosquillas como puedo, el se retuerce y yo solo me rio mirando a Denes.
— ¿No puedo venir a ver a mi hermano mayor? —habla haciendo pucheros —casi no estas conmigo.
Lo que decía era bastante cierto, con todo este tema de nuestra familia, habíamos dejado aparte a los más pequeños para que no se involucraran más de la cuenta. Sí, vinieron con nosotros a Madagascar pero no los podíamos dejar solos allí y sin protección. Esto no era un juego de niños de acertijos.
— Claro que puedes, tantas veces desees. Esta habitación es como si fuera la tuya.
— Pasas más tiempo con Denes que conmigo.
— Es que yo soy su preferido —se burla mi primo.
Eryx cayó a un lado de mi y rodó hasta llegar a Denes. Este lo cogió y a mi hermano, paso uno de sus brazos por debajo de sus piernas y el otro por el cuello para que no se hiciera daño y lo tiro hacia su lado derecho.
— Renacuajo.
Denes mira la hora en el reloj de su muñeca izquierda y se levanta de la cama. ¿Por que se levanta tan deprisa? No tengo ni la menor idea.
— ¿Que pasa?
— Nada malo —mira disimuladamente a mi hermano. No se que ha pasado ya que delante de mi hermano sabe que no puede decir nada referente a todo lo que pasa.
— De acuerdo —después de asentir, sale de la habitación.
— Bueno...¿me vas a contar ahora que te ha hecho ponerte tan serio antes?¿Tiene que ver algo con el reloj?
— No, tiene que ver más con la hora.
— Explícate mejor.
— Unos días antes de que se fueran de crucero se me estropeo este reloj, lo lleve a una joyería para que me lo arreglasen, lo hicieron, aunque de nuevo dio problemas, se paró a la misma hora que se marcharon, cuando nos rescataron de la prisión abandonada.
— ¿Y con eso que quieres decir?
— No se lo que quiere decir —hace una pausa —. Todavía. Por cierto Odell y Uranus nos están esperando abajo junto con Cadie, Aglaia, Eryx y Juliun.
— Seguramente los enanos estén medio dormidos.
— Que no te sorprenda —rio.
Cuando nos cercioramos que todo esta en orden y cerrábamos la puerta para que ningún intruso pudiera como un ladrón , bajamos a la "guarida", en cuanto entramos nos dirigimos directamente a la habitación que había descubierto yo con carpetas repletas de papeles. Vimos de lejos a Uranus y Odell sacando todo, ya que lo revisaríamos todo a la sala con la mesa de cristal que me recordaba mucho a las mesas que hay en las empresas cuando hacen alguna junta.
— ¿Necesitáis ayuda, chicos? —hablo con tono burlón.
— ¡Ya era hora que llegarais! —exclama —. ¡Ayudadnos con esto!
Nos colocan montones de papeles encima de nuestras manos y cuando se dan cuanta que llevamos bastante ya, vamos hacia "la sala de reuniones". Los dejamos con cuidado encima de la mesa y volvemos por donde hemos venido. Así nos pasamos un buen rato de acá para allá, hasta que por fin terminamos y me desplomo en una de las sillas que hay por ahí.
— Estoy reventado —cierro los ojos relajándome.
— Si solo has llevado papeles de un lado a otro.
— Pero marea ir de un lado a otro.
— Bobadas.
— Vamos a revisar los papeles o nos quedaremos de brazos cruzados toda la noche —Odell va hasta la puerta y la cierra —, manos a la obra.
— ¿No podemos hacerlo mañana? —hablo como un niño pequeño quejándome.
— No seas bebé, Calix, si avanzamos un poco ahora, mañana quedara menos.
En eso tenía que darle toda la razón a Odell pero enserio que estaba agotado y se me cerraban los ojos cada dos segundos. Me iba a quedar dormido en cualquier momento.
— Calix, despierta.
Abro los ojos algo desorientado. Me había dormido, estupendo.
— Lo siento, lo siento, Os lo he advertido.
Esta con los brazos apoyados en la mesa y la cara entre ellos y los ojos a medio abrir observando a mi primo Uranus que es el que habló esta vez.
— Anda, ve a dormir. No vas hacer nada si te vas a dormir cada dos segundos.
Me levanto de la silla con lentitud y avanzo hasta la puerta y solo me paro para girarme a contestar algo que me dice Denes.
— Duerme aquí abajo, no vamos a andar subiendo a las tantas de la madrugada a los pequeños. Los despertaríamos.
— Perfecto. Me voy a dormir.
Pasan los días y siento como si todos fueran iguales, como si los grabaran en una cinta de video y la reprodujesen un día tras otro.
Esto es una mierda. Quiero salir de esta isla de mierda que no hay nada, solo selva, monos, acantilados, cascadas y poca cosa más. Estoy realmente cansado de estar aquí, de fingir que estoy bien, pero no lo estoy, cada vez me siento más cansado.
— Te noto muy apagado Calix. ¿Pasa algo?
— No me pasa nada Denes, estoy como una rosa.
— Por eso llevas en cama una semana...¿te sientes bien? Tienes mala cara.
— Puedes dejar de hablar —hablo débilmente y casi sin fuerzas.
— Estas enfermo —afirma.
— Que novedad —se acerca a mi lentamente y me toca la frente.
— Estas ardiendo Calix, hay que llamar a un medico ahora mismo. ¡Uranus, Odell! —les llama cuando se asoma por la puerta de mi habitación.
En menos de un minuto los dos portadores de esos nombres aparecen. Primeramente, miran a Denes preguntando con la mirada que pasa, este señala con su cabeza hacia mi. En cuanto me ven se dan cuenta que algo anda mal.
— Hay que llamar a un medico, inmediatamente —habla Odell.
— Lo que nos faltaba. Que se enfermara uno de nosotros.
Odell sale de la habitación, supongo que a hablar por teléfono con algún médico local. Me encontraba demasiado débil. Estos días estaba indispuesto pero no llegaba a este limite que parecía que estaba muerto en vida.
— Quiero agua —hablo pausadamente y casi sin fuerzas.
— Uranus ve a por un vaso de agua —este asiente y sale también de la habitación.
— ¿Has bebido algo o comido en mal estado? —me pregunta serio.
— No me acuerdo. He comido lo mismo que vosotros.
— Entonces no me cabe en la cabeza que tu estés enfermo y nosotros de maravilla. Haz memoria Calix. Se que no estas en tus cinco sentidos ya que tienes la fiebre altísimo, pero nos podría ayudar a saber que es lo que te pasa.
— Ya esta en camino el médico —aparece Odell —he hablado con el recepcionista del hotel y resulta que hay un médico trabajando en este hotel por si pasan estas cosas.
Odell y Denes se sentaron en el sofá que estaba enfrente de la cama donde me encontraba yo tumbado.
Creo yo que será una de estas enfermedades comunes que cogemos todo el mundo, por indigestión, aunque a veces también te puedes provocar psicologicamente tú. Y creo que eso es lo que me ha pasado a mi. Al estar en tensión, con un grave dolor de cabeza, el estomago también dele, aunque eso puede ser por no ingerir casi comida en toda la semana.
— ¿Cuanto puede tardar en traer un vaso de agua? —digo pausadamente sin moverme. Como si lo hubiera invocado, Uranus entra con el agua seguido del doctor.
— ¿Donde te escondías Uranus?
— Estaba viendo a los enanos y en en eso escuche la puerta y me encontré con el doctor.
Antes de darme el vaso, Odell y Denes me ayudaron a ponerme medianamente sentado para que pudiera beber agua adecuadamente. Mientras el médico esperaba un poco apartado.
Cuando mis primos se apartaron y le dejaron sitio, se acerco a mi y me empezó a preguntar que síntomas tenía. La fiebre era muy obvia pero los demás, no. Mis primos les contaba también que llevaba días en cama pero que hoy era el peor día que me veían y que decidieron llamarle.
El hombre no aparentaba tener más de 45 años de edad. Por su aspecto nos podíamos dar cuenta que no era de Madagascar y en efecto, cuando le preguntamos de que país era nos comunicó que era de Alemania pero que años atrás cuando fue de vacaciones se quedó como médico en el hotel.
Mis primos en cuanto el médico nos notificó que no era ninguna enfermedad que se podía contagiar aquí en Madagascar. Fue un alivio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro