Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

Maratón (1/3) 



Llevábamos más de una semana en Madagascar y esta cabaña era increíblemente grande si contabas con el gran secreto que conllevaba en una de las habitaciones. Mientras nosotros nos metíamos en la sala donde encontramos la mesa grande, que creo yo que la utilizaban para las reuniones, los renacuajos veían la televisión en el salón de cines.

Haciendo tan bueno nos quedábamos encerados ahí dentro y no es nada bueno, además que seguro que estaban empezando a sospechar donde nos metíamos todos los días.

No veíamos a nuestros primos y por parte de Denes, Uranus y Odell a sus hermanos también una semana. Ahora, nos estábamos preparando para salir e ir a dar una vuelta e ir a la piscina, aunque descubrimos que donde ahora nos alojábamos teníamos piscina propia, esto en vez de una cabaña normal parecía más una vivienda para vivir personalizada.

Algo que comentó Odell me hizo tener más dudas de las que ya tenía anteriormente. Cuando fuero a pedir un alojamiento más amplio y le dieron una nota donde podía leer perfectamente que la cabaña donde nos estábamos alojando en estos momento había sido comprada.

Lo que no llego a entender es que si ya sabían que la familia Doskas poseían una cabaña, aunque si la contemplas por afuera parece más una casa de madera. Al llegar nosotros no nos comunicaron nada y tuvimos que ir a las normales.

— ¿Vienes o te vas a quedar pasmado mirando a la nada?

— Ya voy.

Mientras caminábamos pudimos observar que había mucha mas gente que la semana pasada. Algunas venían en nuestra dirección y otros al contrario.

Cuando llegamos a la piscina los más pequeños corrieron en la dirección donde se encontraban Hester y Sander junto con las cuatro personas que quiero ver ni en pintura.

Hago el amago de ir detrás de mi hermano pero una mano en mi hombro me lo impide, haciendo que pare en seco.

— Déjame ir. No quiero que mi hermano este cerca de esas cucarachas.

— No va a pasar nada Calix, recuerda que nuestra hermana y el hermano de Denes también están con ellos y no le puedes prohibir que no vaya a saludarlos —dice Uranus con conocimiento.

— Tienes razón, ya me calmo.

— ¿Y si vamos a bañarnos? —señala Denes la piscina —. Tengo mucho calor y no me voy a quedar esperando aquí de hablando temas que no quiero hablar ahora. Disfrutemos algo. Llevamos un semana encerrados.

— ¡Cierto, a disfrutar! Que creo que muchos días así a partir de ahora.

— No me lo recuerdes —bufa Odell.

— Basta de dramatismos, hemos venido a la piscina a disfrutar no a deprimirnos y pensar más de la cuenta.

Dejamos las camisetas, las chancletas y los móviles en una tumbona a la vista para poder vigilar las cosas por si las moscas.

En todos los días que llevaba en este hotel de Madagascar no había entrado ni siquiera una vez a la piscina.

La primera sensación que me da cuando mi cuerpo entra en contacto con el agua es buena. Me sumerjo hasta llegar hasta abajo y tocar el suelo, abro los ojos y veo los pies de la gente moverse para que no se hundan, ya que en la parte donde estamos es honda.

Aguanto la respiración varios minutos y subo de nuevo a la superficie asustando a mis primos.

— ¿Practicando tus dotes de buceador? Perdón perdón, surfista.

— Pero que gracioso estas —le salpico a Uranus. Me la devuelve y acabos los cuatro en una guerra de agua amistosa, parecíamos niños de la edad de nuestros primos pero al menos disfrutábamos.

—Vuestros hermanos se acercan con los terremotos —los veo acercarse a donde estamos.

— ¿Donde os habéis metido esta semana? —nos preguntan en cuanto llegan a nosotros.

— Por ahí —responde con simpleza Uranus a la pregunta de su hermana.

— Pero no habéis bajado al comedor, ¿donde habéis sacado la comida? —me sale una medio sonrisa. Si ella supiera.

— Creo que eso no os compete a ninguno de los dos —los señala a los dos Denes.

— Si preguntamos sera por algo hermano.

— Pues nosotros no daremos ninguna respuesta que nos competa a nosotros cuatro y a ellos —se refieres al trío de hermanos y a Eryx.

Esta mañana cuando desperté no pensaba que en estos momentos en los que estoy, nuestra propia familia nos haría un interrogatorio, como si fueran nuestros padres por dios.

— Mirad; no estoy para sermones y si los quisiese acudiría a mis padres no a mis primos —nade hasta una de las escaleras de la piscina para poder salir.

Mientras andaba hasta la tumbona dejaba rastros de agua allá por donde pisaba. Cuando estaba en frente de la tumbona, cogí con cuidado una de las toallas con cuidado de no tirar nuestros móviles y carteras en ella. Pase la toalla por la cara para quitar todo rastro de agua que tenia, para luego pasarla por todo mi pelo.

— ¿Que te pasó allí? —aparece Denes delante de mi.

— ¿Que me pasó de qué? Creo que ya era hora de salirse de la piscina —me encojo de hombros.

— Ya vale, pero son tu familia.

— Lo serán si, pero no son mis padres para que vengan a reclamar que he hecho estos días y por que no nos han visto. ¿No has llamado para saber de nosotros? No. Solo han estado con los caza fortunas que se hacen llamar Halia, Rastus, Ezio y Tadd y quizás esos nombres hasta sean más falsos que ellos.

— ¿Y si dejamos el tema? —asiento.

Me siento en la tumbona que esta justo al lado de la que tiene nuestras cosas y Denes se sienta a los pies de la mía.

— ¿Tienes miles de hamacas y tienes que estar en la que estoy yo? No somos siameses para que estés todo el día pegado a mi culo.

— Estas muy gracioso últimamente.

— Gracias, gracias.

Nos quedamos un rato en silencio, tanto que estaba apunto de dormirme pero alguien tuvo la magnifica idea de mojar todo mi cuerpo con agua. Abro los ojos en un santiamén y veo a mi hermano al lado mío riéndose a carcajadas.

— Pequeño demonio, ven aquí —alargo mi mano izquierda pero Eryx retrocede aun riendo.

— No —niega.

— Tengo hambre —suelta de la nada Denes.

— Ve a por algo de comer. Tenemos todo pagado —me encojo de hombros —. ¿Que hora es?

Denes se levanta de donde esta sentado y coge su móvil de la otra hamaca y mira la pantalla de su móvil cuando la enciende.

— Son las dos menos cuarto.

— Pues tendremos que ir yendo a la cabaña a comer, luego podemos venir por la tarde otro rato.

— ¿Aviso a los demás?

— Sería oportuno —lo veo irse a la piscina para avisarles a Uranus y a Odell.

Me toco la cara y me fijo que no tengo las gafas puestas y me giro para vera mi hermano.

— Eryx, me podrías pasar mis gafas, deben están por ahí —el me mira a los ojos y asiente haciendo lo que le pido.

— No están —lo miro desconcertado, ya que juraría que las había dejado junto a todas las coas.

— ¿Cómo que no están? —me levanto rápido y eso hace que me de un leve mareo que me hace sentarme en la hamaca, relajarme y respirar.

— Miralo por ti mismo si quieres.

—¿Que pasa Calix? —llegan todos a donde estamos.

— No encuentra las gafas —habla mi hermano por mi.

— ¿Siempre las llevas contigo?

— No a todos lados, en el agua no las levo genio —hablo mientras desesperado las busco sabiendo que ahí no están.

Suena un móvil que indica que ha llegado un mensaje.

Todos miramos nuestros teléfonos, todos niegan tener un mensaje y a diferencia de ellos yo si tengo uno, uno de los gemelos me lo ha mandado.

Ezio

¿Que has perdido esta vez pequeño Calix?

¿Donde se encontraran tus gafas?

¿Se te han perdido?

Quizás hayamos cogido algo más, quién sabe.

No intentes buscar nada ya que no te darás cuenta de que ha sido.

Nos vemos a la próxima, quizás sea más entretenido.

Leo todos los mensajes atentamente y no me gusta nada. ¿Se han levado algo mientras nosotros estábamos en la piscina? No puede ser, yo estaba atento. ¿O quizás no?

¡Mierda! Cuando vinieron Hester y Sander con los terremotos.

Abro bien los ojos.

— ¿Que pone en el mensaje Calix? ¿Que pasa?

— Los imbéciles de Ezio, Tadd, Halia y Rastus tienen mis gafas y algo más. Mientras hemos estado hablando con vuestros hermanos, nos hemos despistado unos minutos y ahí lo han cogido mientras nosotros estábamos sin mirar.

— La pregunta adecuada seria...¿por que coger unas simples gafas?

Todos se encogen de hombros a la pregunta que hace Uranus.

— También se ha llevado algo de nuestros móviles y dice el mensaje que aunque lo revisemos no vamos a saber que cosa ha sido.

— Entonces la llevamos clara.

— Vamonos. Buscaremos una solución.

Mientras íbamos caminando yo le estaba dando vueltas al tema. ¿Y si no era algo de os móviles y era la llave de la cabaña?

— ¿Y si lo que buscaban era la llave de la cabaña? —pregunto pensativo.

—Imposible —enseña la llave Odell —la guardo perfectamente bien —donde la guardaba era en el collar que tenia hace años que se lo regalaron los abuelos cuando tenia 10 años.

— Perfecto entonces. Vamos.

Llegamos a la cabaña hablando con los terremotos ya que nos estaban contando lo bien que se lo habían pasado en la piscina.

— Tenemos hambre —hablan a la vez los cuatro renacuajos.

— Habrá que esperar chicos y chicas.

— Queremos comer —hacen pucheros. Denes saca el móvil y les hace una foto y luego nos la muestra.

— Vaya cuatro. Bueno vamos a ponernos manos a la obra para hacer la comida —digo.

— ¿Y si llamamos a la cocina para pedir lo que queramos?

— Buena idea primo —le digo a mi primo Uranus —llama.

Mientras Uranus va a pedir la comida yo voy directo a la habitación que he escogido y me doy una ducha relajante ademas de quitarme todo el cloro que contiene el agua de la piscina.

Me pongo las lentillas para poder ver algo más de lo que hago ahora. Salgo de mi habitación ya vestido y me encuentro e pleno con Odell.

— Te venia a avisar que han traído la comida.

— Pues vamos, me muero de hambre.

Nos sentamos todos al rededor de la mesa mientras Uranus con ayuda de Denes pusieron toda la comida en el centro de esta. Cadie, Aglaia, Juliun y Eryx en canto vieron la comida se les iluminaron los ojos al ver todo lo que había frente a sus ojos. Alargaron las manos para intentar coger algo para comer.

— Quietos parados —les digo.

— Eryx pasame tu plato —habla Uranus desde la otra punta de la mesa —. ¿Que quieres que te ponga? —le habla directamente a mi hermano.

— Ponle un poco de todo —hablo yo por el, Uranus asiente de acuerdo con lo que digo.

Uno por uno fuimos pasando nuestros platos hasta que todos tuvimos nuestros platillos a rebosar de comida.

Antes de bajarnos a la "guarida secreta" como lo han bautizado Aglaia, Cadie, Eryx y Juliun, tapamos todos los ventanales con estores para que no pasara tanto la luz solar y no hiciera tanto calor, además que también pusimos el aire acondicionado para que estuviera templada en todos los rincones de la cabaña.

Pasamos la tarde todos juntos viendo películas de dibujos, esta vez no vimos Tom & Jerry sin embargo nos tuvimos que tragar todas las de Scooby Doo.

Todos se habían dormido menos yo, apague la televisión y me levante de la butaca en donde estaba sentado, salí de la sala de cine y avance por el pasillo, al final de este; tuerzo a la derecha, por este sector, estaba poco iluminado por la luz artificial de las lamparas de techo.

En este pasillo bastante estrecho, solo se encontraban dos puertas, una enfrente de la otra. Avanzo cautelosamente por que no se que me voy a encontrar dentro de las dos habitaciones.

Me coloco en frente de una de ellas y pongo mi mano en la manilla de la puerta, no se por que empiezo a sudar, aunque quizás si, nerviosismo se llama esa sensación. Mientras abro la puerta, esta misma hace un ruido ensordecedor, se nota que esta puerta es demasiado vieja, me parece a mi o esta es una de las primeras habitaciones que construyeron aquí abajo y la otra debe ser también igual de antigua.

Cuando entre al cuarto estaba oscuro, palpe la pared para poder encontrar el interruptor, en cuanto lo encontré, encendí la luz tuve que cerrar y abrir los ojos un par de veces para acostumbrarme a la luz.

Solo veía carpetas, archivadores, estanterías y armarios llenos de papeles, cada día me impresionaba más con todo lo que había aquí abajo.

¿Nunca vamos a acabar de descubrir cosas nuevas? La verdad que esa pregunta que me hago jamás se va a responder.

— ¿Que haces aquí Calix? —me sobresalto al escuchar la voz de Denes detrás mía.

— Pues como todos estabais dormidos —hablo con voz burlona —, pues decidí pasear por aquí.

— ¿Y todos esos papeles?

— Eso es lo que no se.

— Habrá que echarles una ojeada, ¿no? Que para eso están.

— A la noche, después de cenar, cuando estemos todos.

— Me parece perfecto, así los enanos se quedan viendo una la televisión o en la saga de juegos.

— Exacto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro