Capítulo 18
Otro día más esta isla, otro día monótono. Ayer Lysander no vino a dormir, habrá ido con Rastus y los gemelos. En estos momentos Odell y Uranus hará una hora que se fueron a que los asignaran una cabaña más grande. Esta se nos quedaba pequeña tantas personas deambulando dentro de ella.
A lo largo del día en mi cabeza ser formulaban más de un centenar de preguntas y casi ninguna se respondía.
Me encontraba sentado en el porche. El día amaneció con sol aunque estaba haciendo bastante viento.
— ¿Piensas que Odell se reserva información que no nos la comunica? —me sobresalto al escuchar la voz de mi primo. No escuché sus pasos venir hacia mi.
— Me has asustado Denes...y volviendo a la pregunta que has hecho, no tengo ni idea, si sabe más cosas de las que dice, pero no podemos desconfiar de todas las personas que al final eso no nos va a solucionar nada.
— Esta bien, te haré caso.
— Como si lo hubieras hecho alguna vez.
— Cierto, nunca lo hago —suelta una carcajada —. Tardan mucho, ¿no?
— Lo normal creo yo. Hay gente que llega y gente que parte hacia otro lugar Denes, paciencia. ¿Por que estas tan impaciente? ¿Os han hecho algo ahí dentro?
— No que yo recuerde, después de la llamada nos sedaron y hasta que despertamos no se que haya podido pasar.
— ¿Y cuando despertasteis?
— Llegaron ellos. En realidad no lo entendí muy bien ya que en cuanto estuvimos libres y a salvo de peligro volvieron a desaparecer sin dejar rastro alguno.
— ¿Acaso piensan volver con nosotros o van a seguir como desde que salieron esa mañana de casa? —se encoje de hombros mientras se sienta a mi lado.
— Si te soy sincero, no lo se pero habrá que ir pensando si van a estar escapando cada vez que hay peligro y nos dejan a nosotros expuestos al peligro.
— ¿Estas insinuando que a partir de ahora vamos a vivir solos?
— Si no vuelven probablemente. Nos han dejado desamparados con todo el peligro que tenemos detrás de nosotros. Sin contar tus compañeritos que están en esta isla con nosotros.
— Igual cuando todo acabe y se solucione todo vuelvan —hablo esperanzado.
— Cuando nosotros lo hagamos, ¿no?
— Contigo no se puede.
— Pero no me puedes decir que es falso lo que digo.
— No quiero pensar así, aunque en realidad tienes razón.
Nos quedamos callados un buen rato, los más pequeños han salido también afuera a jugar un rato ya que se aburren dentro haciendo el sol que hace, aunque haga algo de viento, se esta perfectamente.
— Ya hemos vuelto. Tenemos que recoger todas nuestras cosas, nos han dado otra cabaña más grande, esta un poco más alejada de todo pero estaremos más cómodos ahí.
— ¡Chicos! —llamo a mi hermano y a mis primos —ir a recoger vuestras cosas, nos cambiamos de cabaña.
Los cuatro vienen corriendo a donde estamos nosotros. Cadie y Aglaia se nos quedan mirando.
— ¿Que pasa princesitas?
— Nuestras ropa están en la cabaña de Hester —cierto, no pensé en eso hasta que lo dijo Cadie.
— Vamos buscarlas entonces —les tiende las manos Denes para que cojan cada una una mano. Se van hacia la cabaña de nuestra prima que la comparte con Halia y yo voy adentro de la mía para recoger todo lo que tenga por en medio.
Diez minutos después ya tenía la maleta en la puerta de la entrada; estábamos Uranus Denes y yo esperando a mi hermano y Juliun a que salieran de su habitación; cundo fuimos a ayudarles para meter las cosas en sus maletas no nos dejaron, hasta nos echaron del cuarto.
— Chicos, ¿ya estáis? —pregunto mirando la hora en mi móvil.
En cuanto termino la pregunta los dos monstruitos salen de la habitación con caritas de ángeles que no les pega nada con como son.
— Listos —hablan a la vez.
— Pues vamos —Uranus abre la puerta y todos salimos afuera —. ¿En que parte queda?
— Ni idea, pero nos ha dado un mapa para que lleguemos sin extraviarnos.
Mientras íbamos caminando arrastrando las maletas, este lugar parecía más un laberinto que otra cosa.
— Denes viene en camino.
— ¿Solo?
— No, con Aglaia y Uranus.
Al final nos quedamos esperándoles ya que ellos no tenían el mapa del lugar para poder llegar hasta nuestra nueva estancia por no se cuanto tiempo.
¿A partir de ahora tendríamos una vida normal? No lo creo.
— Estas demasiado pensativo, un día de estos te explotara la cabeza —llama mi atención Uranus ya que estaba en otro planeta.
— ¿Me estas diciendo que que deje de pensar? Lo veo demasiado complicado primo.
— No seas idiota. Solo te digo que dejes tus pensamientos para cuando nos vayamos pero disfruta del lugar que tienes ante tus ojos.
— Estas tenso —agrega Odell.
— ¿Todos contra mi? —asienten los dos en broma.
Al menos ahora Odell parecía uno más de nosotros, hablaba, participaba, hacia bromas y no se aislaba pareciendo un perro gruñón todo el santo día.
Ha cambiado, yo creo que antes tenía los cables cruzados y estaba las veinticuatro horas del día de mala leche.
— Exactamente es eso lo que pasa Cal.
— Estáis de un chistoso, anda vamos.
— Ya estamos aquí —aparece Denes detrás de nosotros junto con las hermanas.
— ¿Y tu maleta? —le pregunto a Denes.
— No traemos maletas, venimos con lo puesto, nuestras pertenencias llegaban hoy, quizás estén ya en la cabaña.
Era verdad, ninguno de los tres llevaba maleta alguna y ayer les tuve dejar ropa mía. Como estoy absorto en mis pensamientos no me doy cuenta de que hago y dejo de a hacer.
— Vivís como reyes eh.
— Claro por eso estuvimos secuestrados en una cárcel.
— Digo que os llevas las cosas hasta la cabaña melón —niego con la cabeza.
— ¡Wow! —exclaman los más pequeños —. Es enorme —gesticulan con las manos.
— ¿Esto no es demasiado? Parece que estamos en alguna casa de millonarios.
— Nosotros no nos quedamos cortos. Somos poseedores de una gran fortuna.
— Perdone su majestad —hago una reverencia delante de Denes.
— Bueno no se vosotros pero yo quiero elegir habitación y me quiero escoger la más grande —habla alto Odell.
— Esa la quería yo —lloriquea su hermano. Odell en respuesta le saca la lengua infantilmente.
— ¿Y tu eres el mayor? Creo que se confundieron al ponerte la fecha de nacimiento —todos soltamos una carcajada al escuchar mi comentario menos el susodicho que me mira poniendo mala cara pero se que se esta aguantando la risa.
Aquí en entre estas paredes piques entre nosotros no van a faltar.
— Venga chicos, id a elegir habitación —les indicó Uranus. Ellos tan obedientes como siempre salieron corriendo para elegir sus habitaciones —estos niños de yo en día —niega con la cabeza mientras ríe.
— Vamos a la sala de estar que estaremos mejor que aquí en la entrada parados como chorizos.
Caminamos dejando todas nuestras pertenencias ahí. Me siento en un sillón individual, que se encuentra a uno de los lados de una mesa bajita de cristal.
— ¿Ocurre algo? —me pongo alerta.
— No. Tranquilízate.
— Lo estoy —gruño.
— No veo lo que tu dices —lo cierto que estaba en tensión y eso que ni Ezio ni Halia estaban rondando por aquí, aunque creo que ya se han enterado que ya no estábamos cerca de ellos —. Calix enserio ellos no te van a hacer nada mientras no le llevemos al yate o lo que sea eso. Que hay posibilidades de que no sea un barco.
— ¿Y que podría ser?
— ¿Una isla?
—Uranus y yo hemos preguntado en recepción, si hay algún lugar que se llame yate o con algún nombre similar o algún establecimiento por aquí y resulta que nos dijo algo sumamente extraño. Vais estar en el sitio indicado en unos minutos.
— ¿Sera esto "yate"? —alargo los brazos indicando todo a mi alrededor.
— Podría ser.
— Calix, Calix —viene corriendo mi hermano con los demás tras de él. Algún día me van a gastar el nombre de tanto llamarme. Mi hermano llega a mi lado.
— Dime.
— Se ha abierto una puerta —todos los miramos sin entender que han dicho.
— Las puertas se abren Eryx —le dice obviamente Uranus.
— Esas puertas no decimos, venid.
Más que confundidos nos levantamos de nuestros asientos y los seguimos hacia donde sea que vayan. Cuando entramos a una especie de sala de juegos ellos empiezan a decir que la puerta se ha cerrado, me giro a mirar la puerta por donde hemos entrado y esa sigue abierta y los demás hacen lo mismo que acabo de a hacer yo.
— ¿Que puerta se ha cerrado?
— Aquella —señala una de las paredes que hay dos estanterías casi juntos. Sigo sin entender nada.
— Ahí había una puerta.
Cadie avanza hasta uno de los juguetes que a primera vista esta pegado en el suelo y lo mueve hacia delante. Las estanterías se hacen a un lado y la pared hace paso a un hueco bastante oscuro si nos es por las luces que tiene a los lados, se ve también desde donde estoy que hay unas escaleras.
¿A donde nos han mandado nuestros padres?
— Cerrad la puerta —Denes va a la puerta de la habitación y la cierra.
— ¿Esto es una broma? Es un puto pasadizo.
— ¿Adonde conducirá?
— No tengo la menor idea.
— ¿Podemos bajar a mirar que hay? —hablan Cadie y Aglaia.
Nos miramos entre los cuatro para saber que vamos a hacer, ya que no sabemos que podemos encontrar ahí abajo.
— ¿Que hacemos? —habla después de un gran silencio Denes.
— Vamos pero con sumo cuidado. Chicos —llama la atención de los primos y mi hermano —, no corráis, manteneos cerca nuestro.
Ellos asienten pero los conocemos demasiado bien, salen corriendo a la primera vez que ven que te has despistado un segundo.
Mientras bajamos las escaleras me fijo que las paredes son rocosas y están iluminadas por farolas pequeñas que están fijas en las paredes.
¿Me parece a mi o estas escaleras son infinitas? No se acababan nunca y encima eran una especie de caracol.
Al final de la escalera terminaba y nos encontramos con una puerta metálica.
— ¿Como se abre la puerta? No tiene cerradura —en cuanto habló Uranus una voz robótica habló.
¿Que mierdas pasa aquí?
Las puertas se abrieron dándonos pasó a unas instalaciones bastante avanzadas. Había un centenar de habitaciones que no nos detenemos a examinar que hay en cada una de ellas.
— Mierda esto es enorme —exclama Denes.
— ¿Esto es de nuestra familia?
— Si no lo fuese, no se hubiera abierto la puerta cuando habló Uranus.
— Cada vez me asombro más con nuestra familia, es una caja de sorpresas, no sabes con que te va a salir. ¿Una cabaña de ellos en un hotel para ricachones? ¿Por que no me digáis que esto no es comprado?
— No te lo discuto.
— ¿Y todo esto para que nos sirve?
Cada minuto que pasaba en este lugar me sorprendía más. Este lugar esta modernizado hace no muchos años pero nosotros nunca hemos sabido de esto, al menos yo.
— Este lugar se me hace conocido —suelta pensativo Odell. Le miramos raro y sigue hablando —sí, creo que he estado aquí tanto, pero los recuerdos son algo borrosos.
— ¿A ti te parece conocido? —le pregunta Denes a Uranus.
— En mi vida había visto este lugar.
— No entiendo nada —miro hacia todas partes.
— Esto es enorme —vienen corriendo los terremotos. Sí, se nos habían escapado.
— ¿Donde estabais renacuajos?
— Hemos visto unos sobres con vuestros nombres y los de Hester y Lysander —habla rápidamente Aglaia. Esto de correr les cansaba algo por lo menos. Nos enseñan los sobres y nosotros los cogemos.
— ¿Donde estaban?
— En una de las salas doblando esa esquina —señala mi hermano.
Sin decir nada más nos ponemos a andar hacia donde dice mi hermano y nos encontramos con una sala enorme con una mesa central donde hay colocada una caja de madera.
— ¿Y esa caja? ¿Que contendrá dentro?
— Averigüesmoslo entonces.
Odell toma la caja entre sus manos y la abre y lo primero que se ve es una imagen de dos hombres dándose la mano en la entrada de un hotel. Este mismo en el que nos encontramos ahora mismo
— Me suena esa entrada.
— Por que justamente estamos en el.
— Hey, hay algo más.
— ¿Que cosa?
— Otra fotografía más amplia que se ve el antiguo nombre de este hotel.
¿Cuantos secretos más hay y cuantos se habrán guardado a lo largo de los años?
¿Miles? Creo que esa cifra se queda corta parra ellos.
Esta familia esta compuesta de secretos.
— Yate.
— Lo que yo no entiendo por que es tan significativo esa palabra para ellos, yo la veo muy común.
— A investigar se ha dicho. Aquí en estas instalaciones hay recursos de sobra.
— Si tuviera hasta habitaciones seria un lujo. No saldría de aquí —comenta Uranus. Dios parece un crío.
— Deja de decir tonterías y salgamos de aquí, mañana bajaremos de nuevo.
Caminamos de vuelta por donde hemos venido antes pero nos damos cuenta que los renacuajos no están de nuevo juntos a nosotros.
— Eryx —lo llamo. Nada ni una palabra de parte de él.
— Aglaia —la llama Denes. Tampoco.
— Vamos a buscarlos, en alguna parte tendrán que estar.
Pasamos de largo la sala donde encontramos la caja con las imágenes y empezamos a escuchar sonidos procedentes de alguna parte. Contra más avanzábamos más se escuchaba.
Cuando entramos a la sala donde se escuchaban las voces, vimos a los chicos tumbados en unos puffs viendo la televisión.
— Esto parece más una casa subterránea.
— Tienes razón.
— Chicos, nos vamos —intentamos llamar su atención.
— ¿Estarán dormidos? —pregunta Odell.
Me acerco a ellos y efectivamente lo están, no se como pueden dormirse en menos de diez minutos pero lo hacen.
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